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Soñé por AddictiveHeroine

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, pero si le pertenecen a la PS Company.  -llora-

 

Este oneshot, está basado en la canción Soñé, de Zoé. Si no han tenido la oportunidad de escucharla, la recomiendo ampliamente, es buenísima. Sé que tengo muchos más pendientes, pero esto estaba en mi mente y bueno, ya me conocen.

Esa sensación de tener algo tan cerca y tan lejos. Esa sensación tan desesperada de comenzar a enamorarse de pronto, de la nada, de quien menos esperas.

Esa sensación de darte cuenta, que, la persona de quien estás enamorado…Está enamorado de alguien más.

¿Cómo empieza esta historia?

Justo así.

Le veía desde lejos, pero a la vez, tan de cerca.

Eran amigos, desde hacía un largo tiempo, y ciertamente no creía que pudieran pasar de eso, amigos. Realmente buenos amigos.

Pero desgraciadamente, un día sus ojos, comenzaron a verle diferente. Inevitablemente, esa sonrisa se convirtió en su regalo de todos los días, sus ojos se convirtieron en su única preocupación, y el, se convirtió en su mundo.

Suspiró.

Nuevamente, otro día iba a comenzar.

Otro día más de escucharle hablar de alguien más, otro día de tener que sonreírle cuando le contara sobre su “maravillosa cita”, otro día en donde tuviera que fingir que estaba feliz. Bueno, no era que no el que él fuera feliz no le hiciera feliz.

Es algo…Complicado.

Se puso su uniforme de la escuela, sus zapatos, se peinó un poco y partió.

Recorrió el mismo camino que todos los días, le esperó en la misma esquina de todos los días, y cuando le vio de lejos, acercarse, sonrió, como todos los días.

 

-Buenos días Shima – le saludó con una gran sonrisa pintada en sus labios.

-Buenos días Akira – devolvió el saludo, y sin decir nada más, comenzó a caminar.

 

Definitivamente, no estaba de buen humor.

No intentó decirle nada, sabía que tenía un carácter bastante difícil, y cuando estaba molesto, era mejor dejar que se le pasara lo que sea que tuviera.

El camino al instituto fue largo, fue silencioso, fue una tortura.

Le miraba el cabello largo desde atrás, caminaba bastante rápido, pareciera que todo lo que quería era llegar, tomar la clase y largarse a su casa de nuevo.

 

Tan pronto cruzaron el portón de entrada, desapareció.

Bufó, seguramente había peleado con el idiota de su novio. El muy pendejo se la vivía engañándole, mintiéndole y haciéndole sentir mal.

¿Cómo era que Shima no se daba cuenta? Lo hacía en sus narices, con gente de la misma escuela. Por dios, que había chismes, rumores, evidencia…Aún y con todo eso, ciegamente, Shima prefería creer en su novio que en los demás.

Se suponía que eso era bueno…Hasta cierto punto.

¿Pero qué podía hacer él?

Primero que nada, escuchar. Apoyarle, y aconsejarle sin meterse, por muy amigo que fuera…Por mucho que le quisiera.

Su mente volaba, estaba fuera del aula, estaba fuera del mundo, estaba fuera.

Estaba fuera buscándole, estaba fuera intentando encontrarle, estaba fuera…Intentando encontrar la respuesta del por qué sus sentimientos no eran correspondidos.

Bueno, nunca jamás le había confesado nada. Ni siquiera una pequeña pista…Pero sabía muy bien que “no era su tipo”.

No quería incomodarlo, ni arruinar su amistad, ni mucho menos alejarse de él. De él que era lo único bueno, interesante, lo único que hacía su vida entretenida.

Era divertido explorar esos sentimientos que el castaño despertaba en él. Recordar sus gruesos labios esbozando esas sonrisas que tanto le gustaban. Recordar esos ojitos oscuros y dulces, tan parecidos al café que tanto le gustaba tomar en las mañanas de invierno.

Se sorprendía a si mismo teniendo los pensamientos más cursis que jamás pensó tener nunca. Se sorprendía como cada día, lograba quererle un poco más.

Era lo único que quería.

El ruido de la campana, le hizo salir de sus pensamientos, le hizo aterrizar de nuevo en el planeta.

Pesadamente, y más por compromiso que por otra cosa, salió del salón en dirección al patio.

No quería estar en la escuela, más sin embargo, aún tenía que buscar a Shima, y ver que sucedía con él.

Eso hizo. Pasó su receso entero buscándole, preguntó por él, pero nadie le decía donde estaba. Resignado, volvió al aula a terminar las demás clases que tenía pendientes. Estuvo allí, en ese pupitre, y su mente volando por la vía láctea. Su mente dando vueltas por el universo, buscando explicaciones, buscando respuestas.

No encontró nada, de hecho, nunca encontraba nada. Simplemente más y más ganas de quererle.

Otro timbre, le indicó que tenía que partir a su casa.

Pesadamente, recogió sus cosas, las guardó y se dispuso a irse, sin tener ni una sola seña de Shima. No le había visto más que por la mañana, estaba preocupado.

 

Sin más, salió del aula, recorrió los pasillos, y finalmente el patio.

Tomó el camino de siempre, avanzando con lentitud. Intentando ver si conseguía toparse a Shima por ahí.

Tomó el mismo camino…Pensando.

 

-Akira – le llamaron por la espalda.

Reconoció la voz, e inmediatamente, se giró para encontrarse con el único culpable de sus pensamientos, de su preocupación.

Ahí estaba, parado frente a él, mirando el suelo.

-¿Sucedió algo Shima? – preguntó tomándole por el mentón para levantarle el rostro.

-Yuu me engañó, lleva meses engañándome con la misma perra, Akira, me engañó y me dijo que me amaba – su voz se quebraba con cada palabra.

Rápidamente, selló sus labios con su dedo índice.

Sabía que le hacía mal contarle sobre eso, y no le preguntaría nada, y tampoco le diría “te lo dije”, porque esos ojos delicados, no estaban hechos para llorar.

Le abrazó fuertemente, y el castaño tan sólo escondió su cabeza en el pecho de Akira, sollozando.

-Todo estará bien  - Era lo único que Akira le podía decir para mejorar la situación.

Acarició suavemente su melena y le plantó un delicado beso en la cabeza, mientras daba suaves palmaditas en su espalda.

Shima levantó la cabeza.

-¿Me amas? – preguntó.

Akira se atragantó con su saliva, y abrió sus ojos de par en par.

Aquello le había tomado por completo desprevenido. Ni sabía que responder, y tan sólo temblaba levemente ante el posible rechazo, mientras balbuceaba cosas sin sentido intentando armar una oración coherente.

Sin darle tiempo a nada más, el castaño se acerco y beso sus labios suavemente.

 

 

Luego el tiempo, aquel momento,
en que mi mundo se paraba entre tus labios.

 

 

Cerró los ojos lentamente, era todo lo que había estado esperando siempre.

Fue un tímido roce, un beso totalmente torpe y fugaz. Pero palparon sus labios deliciosamente, conocieron la textura de la boca ajena, y suspiraron.

 

-Shima… ¿Qué ha sido eso? – preguntó en un susurro Akira, aún con su frente pegada a la del otro.

-Tenía curiosidad de probar, esos labios que nunca me han hecho sentir mal, y que siempre me animan… - contestó de igual manera, con ojos cerrados.

-Shima… ¿Estás jugando conmigo? – su voz temblaba, estaba nervioso ante la posible respuesta.

-No Akira…No estoy jugando… - respondió abriendo sus ojos, mirándole directamente.

 

 

Sólo para revivir, 
derretirme una vez más mirando tus ojos negros.

 

Suspiró.

¿Podía ser acaso algo mejor?

Tenía miedo de preguntar, y que todo fuera mentira, preguntar y enterarse que tan sólo quería que le hiciera olvidar a Yuu por una noche.

 

-Aleja cualquier pensamiento de tu mente que no sea yo… - pidió entrelazando sus dedos con los de Akira.

-¿Por cuánto tiempo? – se atrevió a preguntar, para poder calmar su desesperación.

Así fuera por una noche que tuviera que fingirle amor, así fuera una noche. Le demostraría que podía ser alguien para él, alguien que le hiciera feliz. Si tan sólo le diera una sola oportunidad,  no la desperdiciaría.

-De aquí en delante – respondió el castaño cerrando sus ojos de nuevo, y acercando nuevamente sus labios a los de Akira.

 

Una vez más unieron sus bocas. Esta vez, recorriéndolas profundamente. Se perdían en el delicioso sabor de los besos del otro, se perdían en el delicioso vaivén de lenguas, se perdían en el delicioso aroma que despedía el cuerpo contrario.

Esta sensación, era de otro mundo. De otra galaxia.

 

 

Tengo ganas de ser aire,
y me respires para siempre; 
pues no tengo nada que perder…

 

 

Le tomó la mano delicadamente, y le llevó hasta su casa, hasta su habitación.

Sus besos, eran repartidos por el cuerpo ajeno, inundándole de sensaciones. Ya no eran dos cuerpos, eran sólo uno. Era como una gran estrella fusionada.

Sus manos le recorrían la piel, le acariciaban cada centímetro.

Sus respiraciones acompasadas, eran música, sincronizadas.

Sus latidos, resonaban fuertemente. Más de una vez se detuvieron a escuchar el palpitar del otro. A tocar el pecho del lado donde se encontraba. A decir “esto es por ti”.

 

 

 

Todo el tiempo estoy pensando en ti,
en el brillo del sol, en un rincón del cielo.

 

 

Shima era su sistema solar. Era su estrella.

Le gustaba mirar las estrellas y pensar que estaba viendo el mismo cielo que él, pensar que quizá, también habitaba su mente, aunque fuera de vez en cuando.

Estas cosas que sentía, eran tan profundas y de colores tan estridentes y fuertes, que a veces le dolía la cabeza de pensar en ello.

Se cansaba de pensar todas las maneras en las que podría amarle.

Y en ese momento, las ponía en práctica.

Le besaba la frente como su niño, la mejilla como su amigo, los labios como su enamorado y el cuello como su amante.

Le acariciaba tiernamente la espalda y le recorría las piernas con la yema de sus dedos.

 

 

Todo el tiempo estoy pensando en ti,
en el eco del mar que retumba en tus ojos, soñé…

 

 

Besaba su pecho, y de vez en cuando, escuchaba sus latidos.

No se le ocurría otra música más perfecta que aquella.

Suspiró y le abrazo fuertemente mientras Shima le besaba el cuello. El podía sentir, como le amaba, como le correspondía.

Se alejó y le miró a los ojos.

-Había estado soñando esto por tanto tiempo… - dijo tímidamente mientras sonreía.

Shima no contestó, pero sonrió.

Le pidió con la mirada que se acercara a él y cuando lo hizo, le acurrucó cuidadosamente sobre su pecho. Le hizo escuchar sus latidos, toda la noche.

Cerró sus ojos.

 

 

Un fuerte sonido le hizo sobresaltarse.

Parpadeó y miró al frente.

El pizarrón.

Miró a su alrededor y vio a sus compañeros guardar sus cosas en sus correspondientes mochilas.

Miró su pupitre.

Se levantó pesadamente y guardó también sus cosas.

¿Otra vez había pasado mucho tiempo viajando?

Sin más, salió del aula, recorrió los pasillos, y finalmente el patio.

Tomó el camino de siempre, avanzando con lentitud. Intentando ver si conseguía toparse a Shima por ahí.

Tomó el mismo camino…Pensando.

 

-Akira – le llamaron por la espalda.

Reconoció la voz, e inmediatamente, se giró para encontrarse con el único culpable de sus pensamientos, de su preocupación.

Ahí estaba, parado frente a él.

-¿Qué sucede Shima? – preguntó Akira con el pulso acelerado.

Todo era exactamente igual.

-Nada, peleé con Yuu, pero nos hemos escapado de la escuela a su casa y pues…Lo arreglamos – contestó el castaño pícaramente.

Avanzó unos pasos dándole la espalda a su amigo.

 

-¿Nos vamos Akira? – preguntó sacándole de sus pensamientos.

-Si Shima, vámonos –

 

 

Si te soñé, y te soñé y te soñé una vez más...

 

 

Notas finales:

Reviews? ~

Es cortito, pero me gusta.

 

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