Juunana sai
Me pides que te olvide, pero te pregunto ¿Cómo? ¿Cómo olvidarme de tus besos, de tus caricias, de esos ojos en los que me perdía, de ese olor en el que dormía, de ese pecho en el que me refugiaba, de esos brazos en los que me sostenía?
Dime ¿Cómo puedo olvidarme de ti? ¿Cómo puedo sacarte de este corazón roto que llora tu adiós, que grita por el sufrimiento que tu partida causo? Solo dime ¿Cómo olvidarte? ¿Cómo es que tú hiciste para olvidarte tan fácil de mí?
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Estaba en la estación, en aquella en la que nos conocimos, te esperaba con una sonrisa en el rostro, porque por fin estaríamos juntos, por fin habías aceptado vivir conmigo después de que te enteraras de mi embarazo. Algo imposible cabe decir, llore como nunca lo recuerdas, llore todo lo que alguna vez pude haber llorado pero ahora estabas tú.
Pensaba que la feliz vida cotidiana
Continuaría para siempre
Dentro de mi cuerpo hay un niño
Que me recuerda mucho a ti
Te espere en la banca de siempre…
Las personas pasaban, de un lado a otro así como las horas. Así como mi sonrisa paso a ser una línea.
La última persona salió y detrás de ella iba yo, con lágrimas en los ojos, tratando de acallar mis sollozos.
Te espere pero jamás llegaste…
Era feliz Era feliz
Pero aun así, las lágrimas no se detenían
¿Eras infeliz?
¿Era una molestia para ti?
Eso es por lo que me dejaste y
Desapareciste sin decir una palabra, ¿verdad?
El vestido de novia colgado en la pared
Y esa persona que odiaba a mi decimoséptima primavera
La última silueta que vi de ti todavía me quema los ojos
No puedo escapar de eso
"Estoy cansado de amar" dijiste
No es que huyeras sin intercambiar palabras
Pero qué pensaba y sentía yo
Cuando seguía esperando... ¿entiendes...?
“Te quiero con este corazón que te pertenece, con este cuerpo que te desea, con estos labios que extrañan el sabor de los tuyos, te quiero con la locura que me invade, te quiero con el amor que nunca imagine sentir.”
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—Debes comer Shima, si no lo haces te enfermaras— le dijo su amigo acercándose con una bandeja de comida.
—No quiero nada— respondió cortante, cerrando los ojos, dejando caer por fin sus lágrimas.
—Shima— grito su amigo— estoy harto de tu actitud, maldición debes salir adelante, debes dejar de pensar en él, no vale la pena que llores por él, si sigues así ese bebe morirá— le grito.
—Es que— gimió de dolor— no puedo— decía entre sollozos— no puedo, todo me recuerda… a él…— dijo llorando aún más.
El dolor llena mi corazón de nuevo
Incluso si intento gritar no cambiará nada
A medida que tu sombra se alarga
No quiero dar recuerdos desgarradores a
¿Este niño que pronto nacerá?
Lo siento. No puedo sostenerte dulcemente como una madre
En los recuerdos de mi decimoséptima primavera lloré
No puedo volver a ese día
Algún profundo lugar en mi corazón
Estoy alargando mi mano
¿Se puede escuchar la música de cuenta del dolor, bebé?
Los oscuros días a partir de ahora, no van más
Te extraño, te fuiste de mí, la soledad
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Los días pasaron y no te imaginas cuanto sufría…
Por las noches odiaba dormir, pues soñaba, en mis sueños te vivía como si jamás te hubieras ido…
~ —Ahhhh— mis gemidos inundaban la habitación, amaba como me tomabas, aquella dulzura con la que entrabas en mí, mi corazón latía desembocado queriéndose hacer uno con el tuyo.
—Ahh Shima te amo— susurraste sobre mis labios, amaba que lo hicieras, te amaba, amaba todo de ti.
—Yo también te amo Yuu— te respondí besándote, apasionadamente como siempre lo hacía, quería fundirme en ti, ser uno.
Sentía tus manos recorrer mi cuerpo, tus embestidas golpeando ese punto que me hacía gemir pidiendo por más. “Tan hermoso” pensaba cada que miraba tus ojos y podía reflejarme en ellos.
Te amaba con todo mí ser.
—Ammm— gemía y gemía cada vez más alto, tomaste mis piernas para poder penetrarme con más fuerza y profundidad, como gozaba que lo hicieras— te amo— susurraba— te amo— te recordaba cada segundo.
—Yo también te amo— me respondías con una gran sonrisa, de esa de la que me enamore desde el primer momento.
Tu lengua recorría mi pecho, marcándolo, haciéndolo tuyo como ya todo mi cuerpo y alma lo eran, el sudor hacia brillar nuestros cuerpos bajo la tenue luz de luna que se filtraba por la ventana, la briza era cálida y aunque hubiera sido helada no la hubiéramos sentido, nuestros cuerpos ardían en deseo, en desespero de sentir aquel placer de nuestros cuerpos entregándose.
—Te amo— aquella palabra salía de nuestras bocas una y otra vez, era hermoso todo lo que podían sentir nuestros cuerpos, nuestros corazones, nuestras almas uniéndose en una sola.
Embestidas rápidas, certeras y llenas de placer inundaron mi ser hasta terminar al igual que tú, ahh como amaba sentirte.
—Nunca me dejes— te susurre besando tu frente, tomándote entre mis brazos.
—Jamás— me dijiste con una suave y cálida sonrisa.
¿Quién diría que semanas después todo cambiaria?
—Esta embarazado— había dicho aquel doctor tomándonos por sorpresa.
— ¿Qué? Ja ja ja ja ja usted está loco no es así— le dijiste al doctor, este solo te miro serio.
— ¿Cree que jugaría con algo como esto?— te dijo cortante— es sorprendente y todo un caso pero es la verdad— prosiguió no pudiéndome sacar de mi sorpresa— Takashima-sama usted tiene un mes de embarazo si las cuentas no se equivocan.
No cabía de la sorpresa, simplemente era imposible que yo estuviera embarazado, biológicamente era imposible pero el doctor solo dijo: “Es un verdadero milagro”.
Milagro seria que pudiera salir de ello pensé en aquel entonces…
Te mostraste serio, casi molesto desde la noticia.
—No puedo— fueron tus palabras, me habían dolido como nunca, llore y grite que no era mi culpa— no lo tengas Shima— me dijiste, no lo podía creer por qué me pedias eso sabias que no lo podía hacer, era imposible siquiera pensarlo, era hombre y jamás pensé tener un hijo nacido de mis entrañas pero sobre todo era alguien con corazón jamás podría terminar con una vida que no me pertenecía.
—No— te conteste molesto, como me pedias aquello, en donde estaba el Yuu del que me había enamorado.
—Shima lo siento pero tengo 19 años no puedo hacerme cargo de un bebe— me dijiste serio.
Y después de aquello no te volví a ver, pasaron 4 meses y mi embarazo iba mal…
No comía, no iba al hospital a que me revisaran, lo mío era solo llorar, hasta que me llamaste.
Dijiste que habías conseguido un buen trabajo, que me extrañabas y que me querías de vuelta, por primera vez en esos cuatro meses pude sonreír. Pero todo era mentira no es así…
Te amo eso no lo dudes nunca en ti
Pero esos sentimientos ya no están
Tu mirada se vuelve totalmente gris
Y yo contigo siempre soñare…
Todo era un sueño uno cruel, uno que ya no quería soñar, uno que recordaba mi sufrimiento. ~
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Despertó exaltado, llorando, cansado de llorarlo tanto, de recordarlo de perder su felicidad por él, por alguien que no valía, por alguien que lo había engañado, por alguien que había olvidado su amor y lo había sacado de su corazón…
Pero que podía hacer nada, solo seguir llorando…
Y la vida pasaba entre segundos, minutos, horas, días, semanas y otro mes paso.
—Shima por favor debes de comer, esto le afectara al bebe, Shima por favor piensa en él— le pedía con lágrimas en los ojos, la primera vez que le había visto llorar y lo acompaño, lo abrazo lo sintió y lo beso.
—Prométeme que tu jamás me dejaras— le pidió el castaño— promételo.
—Te lo prometo Shima, solo por favor come— le pidió besando su mano.
“Trate como no te lo imaginas, pero no pude el dolor me consumía, no puedo hacer nada más que llorar, llorar ahora por él”
—Ahhhh— gimió de dolor, retorciéndose cayendo de rodillas al suelo— me duele Aki me duele— gritaba adolorido con lágrimas en los ojos.
—Shima aguanta— pedía su amigo tomándolo entre brazos.
Corrieron entre los pasillos, aquel blanco lo inundaba todo pero no sirvió…
—Perdóname— repetía una y otra y otra vez desde que se había despertado con ese vacío inundándolo desde dentro— perdóname— repetía— perdóname.
Y sus lágrimas siguieron cayendo, derramándose sobre la almohada, sufriendo desde lo más profundo de su corazón…
Lo siento... después de un tiempo, déjame dormir con tu nombre.
No te desvanezcas, querido
Déjame oír, incluso un suspiro
Un pequeño latido, que no está ahí
Quiero que vengas aquí.
Quiero oír, incluso un suspiro
Pequeño ritmo al sonido del latido
De las sentidas oraciones entregadas
Hermoso nació en brotes de tristeza
Los ojos están cerrados y el pulso se convierte en una ofensa
Te extraño, que me dejó, la soledad…
¿Se puede escuchar la música de cuenta del dolor, bebé?
La respuesta se refleja en algunos ojos.
¿Se puede escuchar la música de cuenta del dolor, bebé?
Los oscuros días de grabación en el fondo de mi corazón.
“¿Por qué duele?
¿Qué tanto permanecerá el sonido en mis oídos
que resuena en mi corazón?
Nada ha cambiado desde entonces...
Miro hacia adelante más que antes,
es extraño...”
Siento como el tiempo se lleva todo aquello, pero en el interior lo llevare por siempre…
Te extraño, a ti pequeño ser al que le arrebate la vida, “un perdón” no sirve de nada lo sé, ¿podrás hacerlo, podrás perdonarme y dejarme seguir?
“Y tu vida y la mía ya no son nada…
Antes de que lo comprenda,
Tú has volado a alguna parte,
Comprendo mi impotencia y doy la vuelta,
y entonces me había secado.”
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—Ya no quiero sufrir— le susurro mientras se acurrucaba en su pecho.
—Yo no quiero que lo sigas haciendo— le dijo con una tierna sonrisa.
“Solo tú estuviste ahí cuando lo necesite, solo tú me acompañaste en mi dolor, solo tú entendiste mi agonía, solo tú me diste una mano y me alentaste a seguir”
—Gracias Akira— le dijo llorando, mojando sus ropas.
—De nada Shima, de nada— pronuncio acariciando su espalda.
—Te quiero…
—Y yo a ti…
Lo juré entonces.
Viviré la vida que cada vez brilla más.
No hay nada que temer.
Lo supero a pesar que hoy fue un día doloroso también.
Ahora, vamos.
Las alas se abren y van hacia la libertad y la gloria.
El mundo que se extiende en
Ese lugar seguramente espera por ti.