Lo besaba lentamente, para después subir de tono y morder sus labios, como le encantaba besar aquellos labios, le volvían loco de solo mirarlos.
Tenía miedo ya que por nadie más había sentido algo así, por nadie más había pensado tanto, por nadie había hecho lo que por él estaba haciendo.
Se encontraban en la cama uno sobre el otro, el más alto besaba con fuerzas sus labios casi como queriéndolos arrancar, mordía y lamia todo a su paso, su lengua se fundía en su boca recorriéndola por completo, inspeccionándola casi queriendo aprendérsela de memoria, cada rincón. Sus manos se adentraban en sus ropas acariciando la suave piel que se erizaba al contacto, besaba su cuello, con ansias marcándolo dolorosamente.
Pero el más bajo, ¿él qué sentía? Lo miraba confundido siguiendo el ritmo de los apasionados besos, enredando sus dedos entre su cabello aguantándose los gemidos que el dolor sobre su cuello quería arrancar de sus hinchados labios, acariciaba su espalda desnuda tratando de complacerlo.
—Te quiero mucho— decía el más alto entre jadeos— te quiero tanto.
Trataba de responder pero no podía, las palabras se atoraban en su garganta solo pudiéndolo mirar intensamente tratando de grabarse aquellos ojos en los que se reflejaba.
El más alto lo tomo de la cintura alzando su camisa comenzándola a quitar, marcándolo aún más como suyo, él no decía nada solo se abraza a su cuello, no sentía nada, al principio como casi siempre se excitaba con sus besos pero llegados a esta parte todo iba disminuyendo se sentía mal, se sentía sucio, una basura, un fácil que le entregaba su cuerpo a alguien apenas después de un mes de empezar a ser una pareja; no quería pensar que él solo lo quería por eso.
Cerraba los ojos con fuerza, tratando de sentirlo, de gozarlo pero simplemente no podía solo se mantenía ahí debajo de ese cuerpo caliente y despierto sirviéndole de instrumento tratando de hacerlo bien.
—Te quiero Yuu no te imaginas cuanto— susurro a su oido lamiéndolo, mordiéndolo.
Ya no podía hacer nada más que entregarse a ese que le decía que le quería.
—Te amo— susurro apenas audible a su oído.
Lo miro intensamente esperando una respuesta pero el mayor no la podía dar, solo lo miro hasta que el más alto dejo caer su rostro sobre la almohada aun abrazándolo.
Viro su cabeza en busca de la mirada de su amante, se miraron, estudiándose, cada gesto, pero las palabras ya no salían. Lo beso transmitiéndole aquello que su garganta mantenía retenido impidiéndole salir, él también lo amaba, Yuu estaba loco por él, pero tenía miedo, miedo de ser lastimado, de ser usado y votado como algo que ya no sirve después de su uso. Lo beso tiernamente.
— ¿Estás seguro?— pregunto el mayor al más alto que lo miraba con ternura.
—Si— contesto serio, besándolo de nuevo—. Te amo.
Sus pieles se rozaron de nuevo y por un momento se quiso sentir seguro en manos de aquel alto chico que había llegado a su vida de la manera más inesperada.
Habían sido amigos, él mismo estaba enamorado de otro y ahora estaba en la cama con él.
Había olvidado a Reita gracias a sus palabras, a sus besos, y caricias.
—Te amo con cada una de mis neuronas, desde el fondo de mi corazón— pronuncio el más alto besando su frente.
Yuu se preguntaba por qué estaba tan confundido si las acciones del otro le decían que en verdad le amaba, que le quería como nadie más le había querido, porque no estaba seguro si nadie más le había tenido como él, pegado a su cuerpo sintiendo el acelerado latir de su corazón. No lo sabía pero estaba harto de escuchar a la razón, a aquella que le decía que no confiara o seria lastimado otra vez, y de nuevo se dejó llevar, como ya muchas veces bajo su influencia, porque solo por él había sido tocado, porque solo por él había perdido la razón en muchos momentos. Solo por él estaba así, enamorado…
—Yo también— susurro a sus labios rozándolos apenas.
— ¿Estás seguro?— pregunto mirándolo con una sonrisa.
—Si— respondió Yuu nervioso.
Temblaba como nunca lo había hecho, estaba nervioso, como nunca al estar junto a él, pero por fin lo había dicho, ¿Qué si lo amaba? Ok era obvio que sí.
Sí, lo estaba no había de otra ya lo había dicho, y si lo había hecho era porque lo sentía…
Se fundieron en un nuevo beso cargado se sentimientos encontrados, Tora miraba a Yuu con una sonrisa cada que lo besaba.
—Me encantan tus ojos, tus labios, todo tú me vuelves loco— susurro Tora a su oído.
Yuu lo miraba con una sonrisa por más que quisiera la mayoría del tiempo no sabía que contestar a las palabras del más alto. Tanta palabra cargada de amor lo mareaban, jamás se imaginó en una situación así, siempre había sido frio, serio y reservado, había sido criado de esa manera enseñándole que el amor y esas cosas no eran necesarios para vivir.
Y sus manos siguieron recorriendo su cuerpo, bailando al ritmo que sus corazones dictaban, el calor de ambos iba en aumento y aquellas partes de su cuerpo chocaban sacándoles gemidos ahogados por sus pasionales besos.
Y la ropa cayó al suelo, dejando sus cuerpos ardientes uno junto al otro rozándose, sintiéndose, deseando ser uno.
El más alto tomo de la cintura a Yuu haciendo chocar sus miembros libres de tela, un gemido escapo de sus labios, se movían empezando un vaivén.
Sus cuerpos se hicieron uno, dejándose llevar por el amor, por el deseo que en esos momentos les invadía, ya no eran dos cuerpos, ya no eran dos mentes, ya no eran dos corazones, ahora eran uno solo sincronizándose junto con su amor.
Tora acariciaba su cuerpo como si en ello se le fuera la vida, enterrando las uñas en la piel ajena, lo amaba como a nadie más había amado, estaba loco pero era un loco feliz, porque a su lado se encontraba la persona más importante de su vida, aquel que se había convertido en su todo, en los pensamientos de su mente, en los latidos de su corazón, en las respiraciones que le ayudaban a vivir a mantenerse de pie, eran sus fuerzas, sus sueños y sus deseos, en eso se había convertido Shiroyama Yuu, su Yuu…
Beso su cuello lamiendo las marcas que sobre él había dejado, besándolo y lamiéndolo lentamente, haciendo que se estremeciera, Yuu cerraba los ojos con fuerzas experimentando nuevas sensaciones, nuevos sentimientos que le hacían pedir por mas, más de ese amor que Shinji le profesaba.
Sus besos fueron subiendo de nivel, calentando más sus cuerpos ya perlados en sudor.
—Te amo— susurraba Tora sobre su pecho— te amo— seguía mientras lo besaba y lamia sus pezones.
—Y yo a ti— decía entre jadeos el mayor.
Tora lo tomo entre sus brazos acomodándose entre sus piernas las cuales acaricio y beso, deleitándose con su textura, con su suavidad, todo Yuu era perfecto para él.
Y así continuaron entre besos hasta que el más alto lo penetro, Yuu suspiraba y jadeaba tratando de acostumbrarse a la nueva invasión, sabía que le dolería por lo cual se esforzaba por disfrutar, por sentir al amor de su vida de aquella forma a la que solo él podía darle.
Las embestidas empezaron, lentas, profundas, certeras mandando descargas de placer a ambos cuerpos, fundiéndolos.
Los besos ya no eran nada, las caricias tampoco, ya no sabían cómo demostrarse todo lo que sentían.
Un TE AMO paso a ser nada en cuestión de segundos, no había palabras para describir lo que sentían el uno por el otro, se querían, se amaban, se deseaban, se pensaban, se extrañaban, se vivían, se enamoraban, todo eso y más pasaba con sus vidas. Dos vidas que cambiaron en tan poco tiempo, dos vidas que ya eran una, y querían que siempre fuera así…
Ahora puedo oírte,
Puedo sentir tu silencio,
Puedo recorrer tus besos
Y soñar tus labios,
Puedo hasta escuchar tu melodía,
Aun cuando estés lejos
Y seas todo nostalgia.
Te necesito para respirar,
Necesito tus ojos para ver
Necesito tus labios para sentir,
Necesito tu alma para vivir
Necesito tu existencia para sonreír
Te necesito para saber amar.
—TE AMO Porque contigo mi vida cambio de color, por fin puede sentir que esta vida me daba algo por lo cual seguir… porque contigo he aprendido a amar, a sentir, a desear, soñar, extrañar, llorar por algo diferente al sufrimiento que me llenaba, a respirar con el corazón a amar con el alma—. Dijo Yuu mirándolo, amándolo.
—No sigas que me enamoras más... a quien engaño sigue…
—TE AMO por ser como eres por tener tantos defectos y virtudes te amo porque día a día te necesito más, porque sin ti mi vida seguiría siendo igual de monótona, inservible, ahora tengo un objetivo, AMARTE Y VIVIRTE POR SIEMPRE…
—Soy la persona más feliz del mundo cuando me saludas o me hablas por que sé que aunque solo sea por un segundo has pensado en mí. Si sumas todas las estrellas en el cielo todos los granitos de arena en los océanos y todas las risas que haya habido en la historia del mundo empezaras a tener una idea de cuánto te AMO — susurro el más alto….
Me interesa amarte, quiero amarte
Déjame amarte, porque quiero amarte
Amarte es mi presente, es mi futuro
Quiero amarte, sueño amarte
Amarte es mi alma, amarte es ser
Amarte es sentir, amarte es vivir
Déjame amarte, amarte... amarte.
Fin