Los caminos
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El sonido de los flashes retumba en el salón, una voz ordena, no una, ni dos, muchas veces, “mírame”, “baja más la mirada”, “quiero ver más tu espalda”, “no de esa forma”, pero yo no estoy allí, de pronto estoy muy lejos, muchos años atrás…
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Éramos unos niños, nuestros padres acababan de morir en un trágico accidente, mi hermano y yo apenas logramos salir con vida, después de salir del hospital fuimos a vivir con nuestros tíos en una ciudad muy lejana de nuestro hogar, pensamos en medio de nuestro dolor que conseguiríamos recuperarnos con la ayuda de nuestros familiares, pero nada era lo que parecía, fuimos enclaustrados en una pequeña casa, mi pequeño hermano se aferraba a mi cada noche con temor, su hermosa voz no había vuelto a escucharse, simplemente no pudo decir nada mas, los médicos habían dicho que todo estaba bien con su voz, pero el trauma del accidente aun vivía en su mente, yo quería salir de aquel espantoso lugar, pero que podía hacer un joven de apenas quince años, como podía cuidar de mi pequeño hermano que no superaba los diez años.
Los días trascurrieron y finalmente nos sacaron del encierro, cuando entramos a la casa principal conocimos a nuestro primo, muy pronto nos dimos cuenta de que él como nosotros, era otro prisionero, hicimos una gran amistad, pero el era temeroso y muy tímido, a veces me parecía tan frágil, algunos meses después, un día, el día que decidí sacarlos de allí, me llevaron a un supuesto paseo, entonces lo descubrí, éramos mercancía.
Me llevaron a un lugar que parecía un club, muchos hombres y mujeres gritaban ofreciendo grandes sumas por jóvenes de todas clases que eran exhibidos como meros objetos, tuve suerte ese día, quizás la vida me quiso dar una oportunidad, mi tío vociferaba molesto en el auto cuando regresábamos a casa, que si estaba muy delgado, que si mi apariencia frágil no ayudaba, llamarían a alguien para entrenarme, pero yo ya había tomado una decisión, sacaría a mi hermano y a mi primo de ese lugar a costa de lo que fuera.
Me tomo una semana establecer la rutina del aquel lugar, vigile minuciosamente los movimientos de todos los que allí habitaban, concluí que el día idóneo para escapar seria el sábado, pues la casa se quedaba con poca guardia ya que mi tío se iba a jugar a un casino y su esposa jugaba cartas con sus amigas en una mansión cercana, espere que todos se fueran y desperté a mi hermano, lo ayude a vestirse con ropa abrigada rápidamente, luego busque a mi primo y repetí el mismo procedimiento, los chicos me veían con confusión, pero no había tiempo de explicaciones, me había costado mucho planear todo aquello y tenia que hacerlo bien para poder salir con ellos de ese lugar.
Camine con ellos tras de mi por un oscuro pasillo que daba a una salida trasera, había descubierto ese lugar en mis incursiones nocturnas - una en la que casi logre que me descubrieran - estábamos casi afuera cuando un guardia nos vio mi hermano estaba ya arriba del enorme muro y yo ayudaba a mi primo a subir, en el momento que escuchamos la voz del hombre, iba a ir a detenerlo , mi pequeño hermano lloraba de miedo extendiendo su mano para que no los abandonara, mi primo entonces me empujo hacia el muro, nunca olvidare su rostro cuando me dijo “ vete… esta siempre será mi cruz…”, el chico le dijo adiós a mi hermano y corrió directo hacia el guardia, quise detenerlo, me dolió verlo luchar con el hombre con sus escasas fuerzas, me dolió escuchar sus gritos pidiéndome que me marchara, con dolor subí al muro y con las lagrimas de mi hermano y sus ojitos mirando a mi primo lleno de pena, huimos.
No se por cuanto tiempo caminamos, cuantos días pasamos ocultos entre matorrales y lugares abandonados, de vez en cuando alguien nos daba la cola y nos acercaba mas, pero lo que era cierto es que no sabia a donde iba, no había hecho planes mas halla de huir de aquel lugar, teníamos hambre, estábamos sucios y agotados, pero sobretodo teníamos una gran tristeza en el corazón por haber dejado a uno de nosotros atrás.
Una noche del quinto día de nuestra huida, dormíamos en un descampado, las provisiones que había sacado para nuestra huida se agotaron el tercer día, ahora solo quedaban pocos trozos de pan endurecido, agua y unas pocas galletas, le di a mi hermano la mayor porción, el estaba debilitado, apenas abría sus ojitos para medio comer, tenia miedo, estaba realmente aterrado de que algo malo le sucediera.
Fue mi llanto lo que atrajo al que por alguna casualidad de la vida seria nuestro salvador, de no se donde salio un enorme hombre, su barba tapaba casi la mitad de su rostro, un objeto grande y negro brillaba en su pecho, coloque a mi hermano tras de mi, y me dispuse a luchar, quizás estaba muerto de hambre y agotado pero aun me quedaba fuerzas para defender a lo único que me importaba en este mundo.
El hombre me miro con curiosidad y luego movió su cabeza para mirar a lo que protegía con tanto ahínco, me pregunto con una voz que sonaba ronca y pausada, el porque estábamos allí en ese solitario paraje, no le respondí, de la nada salio un joven quizás unos años mayor que yo, tuve miedo y les grite que nos dejaran en paz, entonces el hombre me hablo con una increíble calma, me dijo que mi hermano no se veía bien, y que el podía ayudarlo, voltee por un segundo para ver a mi pequeño hermano, me aterro verlo tan pálido y su frente perlada de sudor, el hombre se acerco a mi y me sostuvo viendo mi indecisión, le dijo al joven que revisara a mi hermano, mientras el luchaba conmigo, con mis pocas fuerza pelee como fiera para evitar que lo tocaran, pero el era demasiado fuerte y yo , yo no pude hacer nada, el chico que revisaba a mi hermano le dijo con preocupación al que entonces descubrí era su padre, que mi hermano ardía en fiebre, sentí como las lagrimas quemaban mis mejillas, fue cuando el me dio la vuelta y quedando frente a el me dijo que me ayudaría, ¿qué podía hacer?, solo me deje llevar esperando que la vida no me llevara de nuevo a un callejón sin salida.
No se cuando me dormí, solo se que cuando me desperté, estaba en una mullida cama, con ropa limpia y descansado, me levante rápidamente, salí de la habitación y me encontré con el muchacho en el pasillo, con terror pregunte por mi hermano, el joven me llevo a la habitación donde mi pequeño dormía tranquilamente, fue entonces que descubrí los nombres de mis salvadores, Miyagi era el nombre del joven y su padre se llamaba Katsuo Yoh, nervioso le pregunte por el estado de mi hermano, Katsuo me respondió sonreído que Misaki estaba bien, que llevaba dos días dormido al igual que yo, Misaki tenia puesto un suero, yo me recosté a su lado y bese su mejilla, de repente tenia frente a mi una jugosa bandeja llena de comida, comí con avidez, Katsuo se reía viéndome comer, desapareció unos segundos y volvió con una cámara grande, la reconocí pues la llevaba el día que nos salvaron, me pidió permiso para tomarme unas fotos, a mi me pareció extraño, pero solo asentí y lo deje hacer mientras yo comía, luego de unos minutos Katsuo me pregunto de que huíamos, no se porque pero le conté todo los que nos había ocurrido, su mirada se ensombreció, lo vi acercarse a mi hermano y acariciar con cariño su rostro, le pregunte porque nos ayudaba, solo sonrió y acaricio mi cabello, era un gesto paternal, y eso fue lo que siempre fue Katsuo para nosotros, un padre, el padre que nos regalo la vida, era fotógrafo y su hijo siguió sus pasos a la perfección, contra todo pronostico yo me convertí en su musa, y el me hizo lo que soy ahora…
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Regreso de mis recuerdos cuando la voz de Miyagi me hace voltear para mirarle, no entiendo lo que me dice, hoy no quiero escuchar nada, hoy no quiero firmar autógrafos, ni grabar ningún comercial, hoy, hoy se cumplen cinco años, hoy se cumple un aniversario mas en que la vida nos dio un nuevo escenario, y un año mas para lamentar el haber dejado un ser querido atrás.
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Miyagui llamo por quinta vez la atención de Hiroki, el joven parecía no estar en este mundo, se acerco al modelo y mirándolo con molestia le dijo:
- Hiroki puedes volver a la tierra… necesito las fotos… las están esperando…-
El castaño le dijo con un dejo de tristeza:
- quiero ir a casa Miyagui… déjame salir de aquí…-
Podría ser una celebridad, uno de los modelos más cotizados del mundo y una naciente estrella del cine y la televisión, pero también era solo un muchacho de veinte años, uno al que le había tocado vivir terribles experiencias en su corta existencia, el fotógrafo lo dejo marchar sin mas, sabiendo que el único lugar donde Hiroki conseguía consuelo era en los brazos de su pequeño hermano.
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Miyagui me dejo marchar, se que me comprende, somos como hermanos, cuando Katsuo murió hace ya tres años solo quedamos nosotros tres, el siguió el legado de su padre y ambos hemos crecido llevando a cabo el sueño que el dejo, el quería que Miyagui fuera un gran fotógrafo y que yo fuera una estrella y lo hemos conseguido, pero no todo en el camino ha sido color de rosa, y me lo recuerda el oscuro hombre que me espera a la salida del lugar donde trabajo.
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Un hombre alto y fornido le abrió la puerta del edificio al castaño, con una leve inclinación de su cabeza le saludo, guiándolo a una lujosa limosina negra que estaba estacionada frente al lugar, Hiroki camino despacio y entro al vehículo, con un dejo de molestia le dijo al hombre que le esperaba:
- Zaquiel…no se supone que regresabas en dos semanas?...-
Zaquiel lo miro con una sonrisa lasciva en su rostro, se arrodillo entre las piernas del castaño diciéndole, mientras le desabrochaba la pretina del pantalón y sacaba su miembro para acariciarlo suavemente con su lengua:
- Termine todo lo que tenía que hacer en Nueva York, y me vine de inmediato… no aguantaba las ganas de verte…-
El castaño dejo escapar pequeños gemidos cuando su demonio personal comenzó a torturarlo con su experimentada lengua, Zaquiel solo sonreía mientras seguía en su tarea de torturar a su joven amor.
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De nuevo el, tomando todo de mi sin preguntar, es como si le perteneciera, como si mi voluntad fuera diluida frente a él, no es amor, no es lujuria, es simple posesión, ¿cómo fue que termine aquí con este demonio?… ¡ah! si ya recuerdo… le debo mi libertad y la de Misaki, si no fuera por el mis tíos habrían puesto sus sucias manos sobre nosotros una vez más, con Katsuo muerto ya no había nadie que nos protegiera, Miyagui era aún muy joven y yo solo tenía diecisiete años, la ambición de mis tíos llego a los cielos pues ya para ese momento yo era un cotizado modelo, fue así que conocí a este ángel negro, en una fiesta, ¡si! era todo tan fantástico y alucinante más aun a mis jóvenes ojos, uno de los diseñadores para los que trabajaba me llevo.
Yo era un inocente cervatillo entre aquél nido de fieras hambrientas, cuando la batalla se libró por mí, sin yo siquiera sospecharlo, el más poderoso se alzó con el trofeo y ese trofeo era yo, y el más poderoso era el, hijo único de una larga casta de políticos y empresarios, rudo, cruel y extremadamente inteligente; opacó en seguida las pretensiones de todos los que quisieron acercarse a mí, cuando lo vi quede impresionado, alto y fornido con un cabello negro largo y lacio que llevaba recogido en una cola, sus ojos negros como el ébano, profundos y misteriosos, cargados de miles de secretos, su porte seductor, sus aires de hombre de mundo, para alguien como yo que apenas comenzaba a ver el mundo, él era alguien irreal, me cortejo, me persiguió, me envolvió en su sutil telaraña ¿y porque no decirlo?, me salvo a mí y a mi hermano de caer de nuevo en las garras de aquella cruel gente, cuando ya estaba más que metido en su telaraña me atreví a pedirle por mi primo, pero ya era tarde, mis tíos asustados por el enorme poder que ostentaba Zaquiel desaparecieron con Shinobu sin dejar rastros.
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- ¿No te gusto mi saludo de bienvenida?-
Pregunto Zaquiel a su chico que descansaba entre sus brazos pensativo y aun agitado tras el orgasmo, Hiroki se separó de los grandes brazos contestándole con fastidio:
- Quiero ir a casa Zaquiel… hoy no es un buen dia…-
Zaquiel beso su frente diciéndole con malicia:
- te llevare a casa, pero mañana te quiero todo para mi…-
Hiroki quiso protestar pero los labios de Zaquiel lo silenciaron justo cuando ya llegaban a la entrada de su casa.
Suspiro con pesadez cuando vio la limosina alejarse y la sonrisa cínica de Zaquiel en la ventana del vehículo dibujándole con sus labios un hasta mañana, no podía negarse él le pertenecía, le debía su libertad, Hiroki se sentía abrumadoramente vacío, solo deseaba poder entrar a su hogar y refugiarse en los brazos de su hermano, el único lugar donde se sentía alguien, donde su vida cobraba sentido.
La señora que les servía como una especie de ama de llaves lo saludo al verlo entrar, Hiroki la saludo con respeto, preguntando por su pequeño hermano, de pronto vio como Misaki venia corriendo hacia el con una enorme sonrisa en sus labios, un compendio de señas fue lo único que pudo ver de las manos de Misaki, este se comunicaba con él en el lenguaje de los sordos el cual había aprendido con su tutor privado pues a Misaki no le gustaba asistir a la escuela y salía muy poco de casa, Hiroki lo tomo de las manos diciéndole dulcemente:
- ¡No!… si haces las señas tan rápido no te entiendo Misaki… hazlo despacio…-
Misaki suspiro con fastidio, lo miro con una dulce mueca de disgusto y poco a poco comenzó a decirle con sus manos lo que lo tenía tan feliz, Hiroki abrió sus ojos con sorpresa cuando entendió lo que su hermano le dijo, tomo las manos del chico y casi a gritos le pregunto:
- Misaki… ¿Dónde?…¿Dónde está?...-
El chico sonrió con amor, lo tomo de la mano y ambos corrieron escaleras arriba a la habitación de huéspedes, Misaki le hizo señas a su hermano para que no hiciera ruido y despacio entraron a la habitación, Hiroki rio sonoramente cuando vio que sentado en la cama un pequeño rubio frotaba sus ojos despertando de su reparador sueño, Shinobu le sonrió y extendió sus brazos, Hiroki se abalanzo a ellos con desesperación, Misaki toco el hombro de su hermano para decirle algo , Hiroki miro la señas de su hermano, con asombro volteo a mirar al rubio preguntándole:
- ¿cuidado con el be… bebe?...-
Shinobu se descubrió por completo dejando ver su pequeño vientre de cinco meses, le sonrió a Misaki, luego miro al castaño diciéndole con cariño:
- tengo cinco meses…-
Hiroki lloro entonces en las piernas de su primo, disculpándose una y otra y otra vez, Shinobu tomo sus manos con amor diciéndole suavemente:
- No hay nada que perdonar… hiciste lo que tenías que hacer… así lo quería yo…-
Hiroki le pregunto ya más calmado como había escapado y Shinobu le relato:
- Después que ustedes lograron librarse de la persecución de mis padres… ellos me llevaron lejos, le tenían terror a ese hombre que los protege, fuimos a Atlanta… quisieron seguir negociándome… pero alguien me salvo… el… él era tan especial… me trataba con tanto amor… nos enamoramos y nos casamos… pero mis padres nos encontraron… lo… lo ma…mataron… el logro hacerme salir por una ventana… yo vi cómo le dispararon a sangre fría…-
El chico lloraba desconsolado en los brazos del castaño, poco a poco logro continuar:
- sabíamos que algo así podía pasar así que teníamos preparado un plan de emergencia, llegue a Japón hace tres días, y me dedique a buscarlos y aquí estoy… lo único que deseaba era poner a salvo a mi bebe… perdónenme si los he puesto en riesgo… pero no sabía a quién más recurrir… y no quiero que algo malo le pase a mi bebe… es… es lo único que me queda de él… mi bebe es lo que más amo… yo… perdón…-
Hiroki lo abrazo con amor diciéndole dulcemente:
- Shinobu mi pequeño, hiciste bien… hiciste bien en venir… nosotros somos tu familia, no sabes todo lo que hicimos para tenerte con nosotros, pero ellos te alejaron y no pudimos hacer nada para recuperarte… aquí estarán seguros pequeño te lo prometo… cuidaremos de los dos… ya verás… todo estará bien…-
Misaki se abrazó a ellos y Hiroki los envolvió a ambos entre sus brazos con un profundo sentimiento de ternura en su corazón.
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Los siento llorar entre mis brazos y aun no puedo creer que estemos de nuevo juntos, todos hemos sufrido, pero el, él se llevó la peor parte, por fin está con nosotros, es mi deber protegerlo como no lo hice antes… no dejare que nada los dañe… una criatura tan frágil con un bebe creciendo en su vientre… ¿cómo puede ser la vida tan cruel algunas veces?… como debe haber sido de terrible ver a quien amas morir ante tus ojos… ¡si!... ahora entiendo el trauma de Misaki, el vio como nuestros padres morían, debe haber sido espantoso… pero no es momento de recordar cosas malas… ahora estamos juntos de nuevo y si tengo que entregarme mil veces a mi demonio para protegerlos… mil veces lo hare… ese será el único sentido que tenga mi vida de ahora en adelante.
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