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De Corderos y Lobos por Evil Fingers

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Notas del fanfic:

 

Escrita por Juli Strehl y Khay Wasabi.

Revisada, corregida y publicada de nuevo.

Notas del capitulo:

 

Agradecemos el trabajo de nuestra beta, que lucho arduamente contra nuestros derrames cerebrales, para conseguir que este fic estuviera decentemente escrito.

 Si Mahoma no va a la montaña…

 

Dany miró una vez más el reloj preguntándose cuándo pensaba llegar su amiga. Ya llevaba un cuarto de hora de retraso, lo que no era normal en ella, una loca de la puntualidad y del orden. La cafetería en donde habían quedado estaba llena a rebosar, y Dany alzaba la cabeza de vez en cuando, sobre todo cuando oía abrirse la puerta haber si llegaba ya o no. Quizás se había equivocado de mesa, pero eso era completamente imposible, tenía instrucciones precisas de no mover el culo de aquella mesa en particular.

 

En fin... iba siendo hora de que empezase a hacerse la idea de que no vendría. Seguramente le habría surgido algo, y esperaba que fuera algo imprevisto e importante o se enfadaría por no avisarle... durante unos cinco minutos aproximadamente. Las caritas de perrito de Sarah eran un arma mortal, conseguían ablandar a cualquiera.

 

Kyle se sacudió la chupa de cuero con las manos mientras meneaba la cabeza para secarse un poco el cabello. Afuera diluviaba que no llovía y él no traía paraguas. Llevaba el casco de la moto debajo del brazo y el pitillo sin encender entre los labios. El cabello mojado se le había pegado a la cara. Intentaba encontrar a Poppy entre tantísimas personas, creía recordar que le había dicho que iba a estar sentada en la última mesa del fondo junto a la ventana. Los sillones de esas mesas eran realmente cómodos y, solo por eso, Kyle accedía a venir allí en vez de encontrarse en algún pub más de su agrado, o en la sala de billares donde se sentía como en casa. Se hizo paso entre la gente hasta la mesa en cuestión encontrándosela ocupada, y no por cualquiera, si no por un chaval al que Kyle solo había visto por fotos y de refilón una vez en una fiesta. El amigo de Sarah. Ese con el que llevaban intentando «arrejuntarle» más de un año. Bufó fastidiado sabiendo de inmediato que todo aquello era una nueva encerrona por parte de Poppy para encontrarle novio. No había quién le explicase a la arpía de su prima que él estaba muy a gusto solo y sin compromiso. Se quedó mirando al chico desde la distancia, Dany creía recordar, y luego se acercó hasta la mesa para ver si le reconocía, si no, se presentaría y le diría que habían sido víctimas de un taimado complot femenino. El peor de todos: una cita a ciegas sin conocimiento por parte de los implicados en el suceso.

 

Mientras se iba acercando los escrutadores ojos de Dany terminaron por fijarse en él; el tipo sexy de la chupa de cuero que se acercaba a su mesa. Le sonaba su cara de algo, pero no recordaba muy bien de qué. Trató de hacer memoria y recordó unas fotos y el parloteo continuo de Sarah. Vaya... al parecer su amiga se la había jugado. Cuando la pillase más la valía tener listo su mejor repertorio de caritas de pena y arrepentimiento.

 

—Dany ¿verdad? —preguntó Kyle por encima del ruido de la cafetería, teniendo que sentarse a la mesa porque acababan de meterle otro codazo—. Soy Kyle, no sé si me recuerdas...

 

—Sería difícil no hacerlo después de que me sometieran a dos horas de lavado de cerebro con tus fotos —bromeóDany sonriendo. Había que mirarlo por el lado bueno, al menos ya no estaba solo, las camareras podían dejar de mirarle con pena y tenía una compañía más que grata en la mesa. Se preguntaba, no sin razones, si alguna vez alguien le había dicho a Kyle que tenía todo el aspecto de un modelo de portada de revista que acabara de llegar de unas islas paradisíacas. Le observó reírse mientras dejaba el casco y la chupa de cuero a un lado en el asiento y se acomodaba.

 

—A ti también ¿eh? —Era obvio a lo que Kyle se refería. Volvió a sacudirse el cabello y levantó la mano para llamar a una camarera—. Mira hablemos cinco minutos si eso. Nos damos el gusto de decirles que al menos hemos intercambiado un par de frases y palabras y unos cuantos gruñidos, monosílabos y asentimientos. —Se encendió el pitillo sonriendo—, puedes decirle a Sarah que intenté meterte mano, que fui un grosero, un borde... lo que tú quieras, a lo mejor así nos dejan en paz de una vez por todas.

 

Y es que era ya más de un año oyendo hablar el uno del otro. Ni Poppy ni Sarah se cansaban de cantar las virtudes y alabanzas de ambos con la esperanza de que les dijeran de una vez por todas que sí, que saldrían el uno con el otro para probar.

 

Dany se rió meneando la cabeza.

 

—¿No las conoces o qué? Da igual, incluso si decimos que tratamos de matarnos el uno al otro, no perderán tiempo en buscar a otros con los que tratar de emparejarnos, aún a riesgo de nuestras vidas —bromeócon un gesto dramático—. Las mujeres son imposibles, doy gracias de no ser hetero.

 

Kyle se rió abandonando su cigarrillo en el cenicero cuando llegó la camarera, una chica que se lo comió con los ojos sonrojándose hasta las orejas.

 

—Un batido de chocolate caliente —pidió—. ¿Quieres algo? No te cortes, yo pago.

 

—Vale, entonces le echo morro, lo mismo que él y un bollo de crema extra —ordenó Dany sonriendo encantadoramente a la camarera. Sabía por experiencia que así solían darse más prisa en traer el pedido, según Sarah porque era endiabladamente mono, como el gato de Shrek. Y sus oscuras artes de persuasión eran igual de efectivas. Cosa que Kyle notó enseguida por la cara de ensueño que había puesto la chica, como si hubiera visto un cachorrillo (daba igual la raza) súper mono y adorable.

 

—¿Lo haces a menudo? ¿Lo de camelarte a todos poniendo caritas de cachorro? —le preguntó sumamente divertido.

 

—Sí, es muy práctico, he conseguido un montón de descuentos y cosas gratis gracias a ello —aseguró Dany sonriendo con un poco de malicia—, y por la misma razón Sarah se ha llevado malas caras y desplantes de dependientas cuando viene conmigo...

 

Kyle estalló en carcajadas.

 

—No si ya me habían contado algo «Dany Dinamita» o algo así ¿verdad? Bueno, así me han dicho que te apodan tus amigos. Bonito mote —se burló Kyle volviendo a darle otra calada al cigarrillo. Le gustaba fumar despacio y con caladas profundas, así le duraba más el cigarrillo y le entraban menos ganas de fumarse otro después. Una nueva táctica desarrollada por Poppy para ayudarle a quitarse el vicio de encima.

 

—Bueno, podría tener uno peor —admitióDany encogiéndose de hombros, mirando disimuladamente los labios que atrapaban el cigarrillo—. ¿Y tú tienes algún mote? No recuerdo demasiado de lo que Sarah me contó, ya sabes, solo escuchaba blah, blah, blah. —Movió una mano junto a su boca abriéndola y cerrándola para darle énfasis a lo dicho.

 

Durante esos instantes Kyle se rió risueño, delineando durante unos minutos las finas facciones de Dany antes de echar el humo hacia un lado y responder.

 

—No, soy afortunado. Querían colgarme el san Benito de Nova, por Casanova, pero no cuajó. No iba con mi estilo según Poppy. Ya sabes, para Poppy todo el mundo tiene su propio estilo. A mí al parecer no me va el de ligón —le explicó con una media sonrisa que parecía contradecir sus palabras levemente... solo levemente... Le sonrió con algo de coquetería y lo miró directamente a los ojos. Y qué ojos…

 

Dany se rió recostándose contra el respaldo del asiento.

 

—Pues sí, tuviste suerte, aunque yo no podría decir si te pega o no... tendré que fiarme de Poppy ya que no te conozco lo suficiente...

 

—¿Y se puede saber qué te ha contado Poppy de mí? —Los ojos de Kyle sonrieron y él también se apoyó en el respaldo del sofá, frente a Dany, justo cuando les traían sus pedidos. Le puso su pajita al batido y comenzó a removerlo lentamente—.Porque de ti también me han contado algunas cosas —contraatacó recordando algunos datos:donde estudiaba, cuantos años tenía, de donde era. Su mote por ejemplo, que le iba que ni pintado.

 

Danny obsequió a la camarera con una sonrisa de agradecimiento para que se marchara contenta y metió un dedo en su batido, removiendo un poco y llevándoselo a la boca en un gesto más irreflexivo que meditado, sin que éste le pasara desapercibido a Kyle que sonrió ante la inconsciente coquetería de aquel chico, apoyando ambos brazos sobre la mesa y el rostro en la cara interna de su mano derecha. Así tenía una mejor «perspectiva» de su interlocutor.

 

—Hmmm... no sé si debería contártelo... a lo mejor luego decides despellejar a la pobre Poppy — murmuró Dany con aire de misterio mientras removía la bebida, esta vez usando su pajita como Kyle, que abrió y cerró fuertemente sus blanquísimos dientes, cortesía de un buen dentista, un genial ortodoncista y la pasta blanqueadora. Con aquel gesto le pareció a Dany todo un depredador listo para el ataque, por ejemplo… un tiburón.

 

—Muerdo poco —respondió Kyle—. No la despellejaré si eso te preocupa. Venga, has picado mi curiosidad. —Bebió de su batido mirando a Dany a los ojos directamente, juntando las cejas y poniendo él también cara de cachorro apaleado, incluso emitiendo un gemido lastimero que provocó que el chico comenzara a reírse a carcajadas, saltándosele algunas lágrimas, antes de claudicar.

 

—Está bien, está bien, pues... precisamente lo que dijo... —murmuró inspirando profundamente para calmarse—fue que aunque tienes aspecto de tipo duro y peligroso, de los que muerden a la mínima... pero en realidad eres un cachorrete grande y con unas palmaditas te dejas llevar de la correa. —Sonrió divertido, dando un mordisco al bollo de crema.

 

—Será cerda. —Se rió Kyle—, eso no es verdad. Soy un tipo súper duro, ya sabes de esos que abren botellas con los dientes, se tiran eructos y hablan cromañón. Todo un cavernícola supermacho —le dijo justo antes de robarle su bollo de crema y pegarle un mordisco devolviéndoselo con una sonrisa maldita. Dany agarró de vuelta su bollo ahuecando las manos sobre él como si quisiera protegerlo de futuros ataques.

 

—¡Hey! Ya veo, bien duro y abusón, robarle el bollo a un pobre chico indefenso... —murmuró con un puchero manteniendo el bollo entre sus manos, acariciándolo con un dedo, mientras esta vez era él quien ponía carita de cachorro apaleado, esa que Sarah decía que era más mortífera que el mordisco de una pitón.

 

—¿Chico indefenso? —Se rió Kyle mirándole con una ceja alzada—. No es lo que tengo entendido «señor te pego a la mínima una patada en los huevos» —repitió punto por punto las palabras exactas de Sarah—. Según Sarah eres, y cito textualmente, «una pequeña fiera que espanta a todo el mundo», muerdes, pegas patadas en los carnets de padre y rechazas cualquier tipo de clase de cita. Nunca nadie está a la altura de su señoría —repitió las palabras de Sarah, mientras se chupaba el pulgar donde habían quedado restos de crema del bollo afanado.

 

Dany puso cara de horror, aunque tan exagerada que no cabía duda de que era falsa, mientras se llevaba una mano al pecho.

 

—¿Quien? ¿Yo? Si soy un inocente corderito —aseguró con gesto teatral—, algo tenía que hacer para protegerme de los lobos, no iba a dejar que me devorasen ¿no crees? —preguntó dibujando de inmediato una sonrisa maliciosa—. No al menos por un lobo cualquiera…

 

—Ah... ¿y cómo tiene que ser su lobo, señor cordero? —bromeó Kyle mucho más interesado en la respuesta de lo que quería hacerle ver. Ahora mismo ni siquiera recordaba ya las razones por las que se había estado negando, en repetidas ocasiones, a aceptar una cita con aquel «corderito perdido y descarriado».

 

—Guapo, no voy a mentir con eso de que el aspecto no importa, coincido en que no es lo más importante, porque si no ya me habrían comido... —comentó Dany guiñando traviesamente un ojo—, también tiene que ser interesante y que sepa hacerme reír, cosa que han fallado todos, al menos hasta ahora.

 

—¿Eso qué significa? ¿Que acabo de entrar en la lista de posibles candidatos? Si es así, que honor su Majestad de los Corderos. Avísame cuando vengan Heidi, Pedro y el Abuelo, entonces me los zamparé, y después a ti, te «comeré». —Le siguió el juego Kyle—, pero te advierto que soy un lobo muy feroz y malvado —gruñó, o al menos hizo un intento, enseñando los dientes, llevándose una mirada de «este tipo es raro» por parte de un chaval que pasó al lado de ellos poniendo cara de susto—. Pobre, le he traumatizado —bromeó Kyle siguiéndole con la mirada—, y eso que tenía un buen culo. Lástima. —Chistó con la lengua terminándose su cigarrillo, soltando la colilla dentro del cenicero mientras lo apartaba, no fuera que tuviese la tentación de fumarse en seguida otro. Dany también miró al chico y a su culo, con ojo de experto en la materia.

 

—Sí, pero es un culo hetero, se ve a la legua —bromeó riéndose por lo bajo— ¿Así que eres un lobo muy, muy malo? —preguntó volviendo al juego—. ¿Y no te da miedo que pueda tener un leñador como guardaespaldas o algo así?

 

—Nah... no me asustan. Todos los leñadores de los cuentos son maricas. Llevan esos leotardos negros, tienen la espalda trabajada de tanto ir al gimnasio y los culos prietos. Las piernas firmes embutidas en botas y llevan esos ridículos sombreros con pluma. Y el hacha claro. Apuesto lo que sea a que cuanto más grande es el hacha, más pequeña es la polla. No falla.

 

Dany se rió con ganas, decidiendo que en realidad se lo estaba pasando muy bien, aunque por principios no pensaba perdonar a su amiga fácilmente.

 

—¿Y de qué tamaño sería tu hacha? ¿Grande? ¿Medianilla? ¿Pequeña? —preguntó con malicia, a cada tamaño le seguía su consiguiente gesto con las manos, juntándolas o separándolas según los estándares.

 

—Grande —aseguró Kyle sin cortarse—, bastante grande. Del tamaño justo para un cordero descarriado. Y hablando de hachas, leñadores, corderos y lobos... ¿no te interesa saber qué tipo de corderos me meriendo cada vez que salgo de casa?

 

—¿Blanquitos y con mucha lana? —bromeó Dany pellizcando lo que quedaba del bollo para metérselo a trocitos en la boca—. ¿De qué tipo?

 

—Veamos, mejor te cuento con qué corderos han intentado que salga y juzgas tu mismo... hmmm ¿conoces a Peter Young? Era amigo de Sarah hasta hace un año.

 

—Me habría encantado poder decir que no le conozco de nada —murmuró Dany frunciendo la nariz en un gesto de desagrado—. Me alegré muchísimo cuando Sarah le mandó a la mierda, hasta baile y todo... ¿de verdad intentaron juntarte con él?

 

—Aja, creo que lo que más me echó para atrás fue esa manía suya con decir que él era bisex, cuando sabía por boca de unos cuantos que le llamaban La Perra. Querían probarme haber si me iba como todos a por un buen polvo y ya. Yo no le calificaría ni de buen polvo. Me resultaba odiosa esa manía suya por preguntarme hasta la marca de calzoncillos y el champú. «Kyle, ¿qué champú usas? Yo uso uno con olor a melocotón» y blah, blah, blah, nunca he conocido a un tío más aburrido. Ahí tienes parte de tu respuesta, me gustan los corderitos con sentido del humor y que no me aburran cotorreando como marujas.

 

—Pues conmigo estás a salvo, ninguna de las plumas que tengo es de loro —bromeó Dany sonriendo coquetamente antes de dar un fuerte sorbo a su batido por la pajita—. En realidad esas niñas no tienen mucha habilidad para juntar a la gente ¿verdad? Creo que si aciertan... lo hacen de chiripa.

 

—Sí. Déjame pensar, después de Peter fue Bret, a ese no le conoces. Poppy lo trajo un día a casa. No estaba mal, me lo pasé bastante bien con él en los billares, pero... le daba más a la botella de cerveza que a otra cosa. No sabía divertirse si no era bebiendo. Además no le gustaban las motos por lo que no quería subirse en la mía ni borracho.

 

—Ah, qué mal... con lo guays que son, sobre todo si puedes montar con un tipo sexy... —murmuró Dany con una media sonrisa traviesa—. Los alcohólicos son de lo peor, sobre todo porque se creen muy divertidos y tú solo pasas vergüenza ajena viendo las tonterías que hacen cuando están como una cuba.

 

—Veo que tenemos la misma opinión. Por cierto, soy abstemio. Solo bebo cerveza sin alcohol —confesó Kyle con una sonrisa—. Supongo que a la larga resulto aburrido. No bebo, odio las discotecas, me paso las noches libres en la sala de los billares o en el cine. Ni siquiera voy por ahí buscando polvos. —Se rió—, en realidad me buscan ellos a mí. Si quiero sexo acudo a lo seguro y jamás lo he hecho sin condón. Como ves, aparte del vicio con el tabaco, soy un chico sano y sosete.

 

—¿Dónde estuviste toda mi vida, media naranja sana y sosa? —Dany extendió las manos hasta agarrar una de las de Kyle, poniendo cara de echarse a llorar, después le soltó y se echó a reír—. En serio... ¿por qué hay tanta gente que le gusta machacarse los oídos en la discoteca? Me parecen mucho más divertidas tus opciones de ocio, me quedo con ellas sin dudar.

 

—¿No te gusta bailar o es que tienes dos piernas izquierdas como yo? —Sin darse cuenta Kyle se frotó el anverso de la mano que había sujetado Dany, sintiendo un hormigueo.

 

—Si me gusta bailar, pero con más tranquilidad, ya sabes... en la intimidad. —Bajó la voz con una sonrisa coqueta—. Tengo un gran repertorio de movimientos que aún no ha visto nadie...

 

—Sabes, si sigues coqueteándome de este modo puede que acabe por pedirte una cita, aunque teniendo en cuenta la mala fama que tienes, igual debería pensármelo. —Kyle se rió bajando la cabeza y la mirada dudando entre si encenderse otro cigarrillo o no. Sentía unos ligeros nervios, no sabía si Dany iba a tomarse aquello como una broma o en serio.

 

—¿No eras un malvado lobo que no tenía miedo de los leñadores? ¿Me vas a decir que sí lo tienes de este corderito? —bromeó Dany sin dejar de sonreír coquetamente—. Quizás deberías probar... ¿quién te dice que no triunfarás donde otros han fracasado? —preguntó con un tono de voz insinuante, sorbiendo por la pajita con aire distraído aunque en realidad estaba pendiente de la reacción de Kyle y su respuesta. Si le pedía salir no se iba a negar, es más, estaba deseando que lo hiciera…

 

—Entonces... ¿Saldría su Majestad de los Corderos con el Malvado Lobo, digamos, mañana sábado por la noche?

 

—Veamos... déjame un momento que revise mi agenda mental... —murmuró Dany mirando hacia arriba en silencio durante unos segundos—.Hmm tengo un compromiso previo para ver una película con Sarah, pero teniendo en cuenta que tengo que estar muy, muy enfadado por intentar manipular mi vida, creo que lo cancelaré, así que ¡vaya! Estoy libre —anunció sonriendo—. ¿Dónde y cuándo tengo que perderme para caer en sus garras, malvado señor lobo?

 

—Aquí mismo, mañana a las seis. A los lobos les gusta quedar antes para no sé, ¿ir al cine? Y si el Señor Cordero lo permite quizás le lleve a los billares a ver como el Señor Lobo se comporta como todo un tipo duro... ¿Qué le parece? El pienso para corderos va incluido en el menú de la cena... ¿mexicana? No sé si a los corderos les gustan los tacos y los nachos.

 

—Me encanta, tanto el plan como el menú —aseguró antes de acercarse más a él para susurrar—, pero no se lo digas a nadie, que se supone que los corderos solo comen hierba y esas cosas —bromeó poniéndose el dedo índice sobre los labios como si de verdad le pidiera guardar el secreto.

 

Kyle hizo como si se cerrara una cremallera en la boca.

 

—Su secreto está a salvo conmigo, Majestad —le prometió ufano viendo que por fin había dejado de llover—. ¿Te llevo a alguna parte? ¿A casa? ¿A un prado? ¿A esquilar?

 

—A casa, que a esta hora los corderitos buenos deberían estar de vuelta... —comentó Dany jocoso mirando la hora en el reloj. El tiempo se le había pasado volando…

 

¿Fin?

 

Kyle aparcó la moto delante de la casa de Dany, bajando de la misma, quitándose el casco. Sacudiéndose más por inercia que por otra cosa el cabello.

 

—Bueno, ya estás en casa sano y salvo.

 

—Sí, ya puedo entrar y decirle a mi madre que no tiene que llamar a la policía, ni a los hospitales y tampoco a los federales —bromeó Dany quitándose también el casco y devolviéndoselo a Kyle—. Me ha encantado el paseo, tu moto es una maravilla.

 

—Gracias, a mí me ha encantado la compañía. —Le devolvió la pelota sonriendo, para después inclinarse y darle un pico ligero en la boca, poniendo cara de travieso—. Aún tenías restos del batido —se defendió arqueando las cejas—, tenía que quitártelo, me encanta el batido de chocolate y no podía desperdiciarlo.

 

Dany bromeando formó un ligero puchero, poniendo una cara que quedaba entre triste y ofendida.

 

—¿Solo por eso? Me siento vencido ante una bebida... dime ¿qué tiene el batido de chocolate que no tenga yo?

 

Kyle se rió apoyándose en la moto y poniendo descaradamente las manos en la cintura de Dany.

 

—Deja que me lo piense... —Se rió— En realidad lo que no quería desaprovechar era el momento. El batido se puede ir a la porra, aunque reconozco que me encanta tomarlo, pero no sé por qué preveo con mis dotes de adivinación, por medio de los grumos del chocolate, que tú eres más adictivo que él. Y si me equivoco que me parta un rayo ahora mismo.

 

Dany miró hacia el cielo con los ojos entrecerrados.

 

—Hmmm... no cae ninguno... así que tiene que ser verdad, espero que no terminen colocándome dentro de las adicciones ilegales...

 

—Espero que no, porque si me vuelvo adicto lo voy a pasar fatal para poder encontrar mi dosis diaria. Anda, será mejor que entres en casa antes de que me convierta en el lobo malo malísimo y no te deje entrar en toda la noche. Dile a Sarah de mi parte que espero que esté feliz...

 

Dany rodó los ojos.

 

—Oh sí... seguro que lo estará, y a ti espero que Poppy no te incordie con demasiados «te lo dije». Adiós lobo malo... —murmuró besándose la punta de los dedos antes de ponerlos sobre la boca de Kyle, entrando inmediatamente después en la casa.

 

Kyle le estuvo observando hasta que entró en casa, después se dio la vuelta, pero antes de poder siquiera ponerse el casco, notó la vibración del móvil. Lo sacó mirando la pantalla, sonriendo mientras ponía los ojos en blanco.

 

—¿Y bien? —preguntó Poppy esperanzada y ansiosa al otro lado de la línea

 

Kyle sonrió.

 

—Meeeeeee... —le dijo antes de colgar.

 

Al otro lado Poppy se quedó mirando el móvil, preguntándose si eso había sido un sí o un no.

Notas finales:

 

El combustible de nuestra imaginación, son los reviews.


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