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Y después de la Boda por Zoe Wayne

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Atención: Torchwood (y todo su mundo) pertenece a Russell T. Davies y a la BBC (Por desgracia) esta historia es para entretener, no se gana ningún dinero con ella

 

 

Y después de la Boda

 

 

Ianto Jones alzó los ojos con paciencia al entrar en el Hub y encontrarse todo de papelitos de colores pintando el suelo.

 

–¡Jack! –Exclamó enfadado sintiendo que la ira que había estado reteniendo en su interior estaba por salir y explotar.  

 

Había estado controlando sus sentimientos, su dolor, su rabia, el resentimiento… Después de la boda de Gwen cuando los había visto bailar muy juntos mirándose con cariño manteniendo una conversación silenciosa que el chico del té no deseaba interpretar o saber el resultado…

 

Pero al final sus celos decidieron por él y fue a separarlos. Jack nada le había dicho después y Ianto una vez más no sabía que pensar, donde situarse en la vida de su Capitán

 

“¿Eran amantes?”

 

“¿Amigos con derecho?”

 

“¿Pareja?”

 

“¿Por qué le había pedido una cita si después…?”

 

Ianto fue pensando en ello, notando ese mal en su interior, carcomiéndolo poco a poco como un millón de ratas en su estómago, mordiéndolo, haciéndole sangrar, llevándole al abismo de sus propias fuerzas. 

 

Sintiéndose tonto al mismo tiempo, estúpido por amar a un hombre que nunca le correspondería del mismo modo. 

 

–¡Se puede saber que es eso! – Le soltó tal vez demasiado fuerte una vez entró en su despacho sin llamar, señalando hacía afuera con una de sus manos mientras que con la otra se tocaba nerviosamente la cintura.

 

–¿Cómo dices Ianto? – Le preguntó Jack apartando la mirada de unos papeles que se encontraban entre sus manos-¿Qué has dicho?- Volvió a decir visiblemente sorprendido por la entrada de su amante.

 

Parecía molesto, dolido… “¿Pero? ¿Por qué?”Pensó Jack comprendiendo que algo tenía ver con ello porque su chico del té se negaba a mantener el contacto visual.

 

Manteniendo la mirada en un punto fijo en el suelo y sus hombros estaban rígidos como las cuerdas de una guitarra. 

 

–¿Qué te pasa Ianto? – Le preguntó dejando las fotos en la mesa no muy lejos de la caja que las guardaba.

 

–Nada señor – Fue su rotunda contestación – Pero le sugiero que busque una escoba… –

 

– ¿Una escoba? – Repitió sin comprender, arqueando una de sus características cejas.   

 

– ¿Por qué, si espera que yo limpie su desorden…?–

 

­– ¡Ah el confeti! – Recordó entonces el Capitán sin poder reprimir una radiante sonrisa  

 

–Sí, ¡Ah el confeti! – Dijo sarcástico – Y si no desea nada más señor volveré a casa…– Volvió a hablar más calmado interpretando su papel de perfecto mayordomo, ignorando su aflicción, reprimiéndose porque Jack parecía no dar importancia a…

 

– ¿Ianto? – Le llamó cuando iba a desaparecer por la puerta.  

 

– ¿Sí, señor? – Le respondió girándose para encontrarse con sus irises por primera vez desde que habían abandonado la ceremonia

 

– No tendría que preocuparte Gwen – Le aseguró sin apartar la mirada, observándolo con un extraño brillo que este no sabía como nombrar – Nunca a sido una amenaza para ti –

 

– Yo no estoy tan seguro señor…  – Le dijo en el mismo tono.

 

– Jack – Le cortó con firmeza, molesto por esa distante formalidad que los separaba kilómetros aunque estuvieran en la misma habitación

 

– ¿Y ahora me dirás que no la amas? – Le contestó sonriendo muy a su presar.

   

–Por supuesto que la amo – Y esas palabras fueron como una puñalada para su corazón.

 

Siempre había sabía, sospechado que… Pero aun así, la esperaza, la posibilidad de que Jack al final lo eligiera a él.

 

Sintiera algo parecido a lo que el sentía

 

Pero ahora esa confesión mataba toda su ilusión.

 

Todo el significado de su existencia, sin Jack nada le quedaba.

 

Nada.

 

El dolor le retorció la garganta con violencia, negándole cualquier sonido y necesito de toda su voluntar para controlar las terribles ganas de llorar que tenía.

 

El pecho le dolía y casi no podía espirar, agarró el marcho de la puerta con energía y desvío rápidamente la mirada, negándose a parecer débil delante suyo.

 

Al menos eso no se lo quitaría también Gwen.  

 

– Pero no le amo como imaginas – Volvió a escuchar la voz de Jack – Nunca podría quererla de ese modo… – Se explico levantándose y antes de que pidiera reaccionar se lo encontró delante de su persona.

 

Su fragancia inundo sus fosas nasales y deseo huir, marcharse ya que ese olor le volvía loco,  incluso en ese instante.

 

– ¿Qué quieres decir? – Hablo de nuevo solo para ignorar su propio estado, sin atreverse a mirarlo.

 

A moverse siquiera.

 

¿Qué podía hacer? ¿Decir? Si, no estaba seguro de poder creérselo…

 

Jack no le respondió sino que le entrego unas fotos que había traído consigo.

 

-Míralas- Le ordeno prácticamente.

 

Ianto las reconoció enseguida, era las que había estado mirando cuando entró en el despacho. Dudo por unos segundos, serenándose, pero término aceptándolas más por culpa de la curiosidad, que por otro motivo.

 

No comprendía la relación. 

 

Pero cuando vio de quien eran las fotos tuvo que alzar la vista para encontrarse con los azules ojos de Jack

 

­­­ –Es mi primera esposa, Wendy… ­– Le explicó dejando salir aire como cansado por tener que dar explicaciones.  

 

Luego fue pasando una tras otra, encontrándose con imágenes de Jack con personas que no conocía en diferentes escenarios y épocas.

 

Sintió lastima por su amante en ese momento, comprendiendo lo que esa revelación representaba.

 

 Y al final de todas esas fotos había un papel perfectamente doblado, volvió a alzar la cabeza para cruzarse con la mirada de Jack y cuando este le dio permiso con un simple movimiento de cabeza, Ianto desdoblo el papel con cierto nerviosismo.

 

Algo le decía que era eso lo que su Capitán deseaba mostrarle realmente.

 

¡Era una partida de nacimiento!

 

Descubrió pero su sorpresa fue mayúscula cuando:

 

– Mi hija – Le confesó en un susurro

 

Y Ianto sintió que le fallaban las piernas, que sus latidas se aceleraban por segundos y que sus articulaciones estaban paralizadas porque su mente había atado los cabos sueltos con demasiada rapidez

 

–¿Tu..? ¿Tu? – Intentó hablar pero no conseguía hacerlo con normalidad -¡TÚ!-  

 

“¿Puede ser… CIERTO?” Casi gritó su consciencia, ante esa descabellada posibilidad.

 

Pero en Torchwood todo era posible “¿NO?”

 

Sus irises buscaron velozmente el nombre del bebé, con ansias incluso.   

 

Gwendolyn J. Harkness

 

Leyó y necesito apoyarse en el marco de la puerta para no caer redondo al suelo.

 

–¡Gwen es tu hija! – Exclamó estupefacto solo por la necesidad, de escucharlo en voz alta para poder procesarlo.

 

Asimilarlo

 

– Sí – Fue su simple respuesta moviendo con significado las cejas – Claro que el certificado es falso en parte… –

 

– ¿Y porque nunca le has dicho nada? –

 

– No sabe que es adoptada –

 

– pero ella tiene del derecho de saber que eres su padre… –

 

­­– “Técnicamente” soy su madre – Aclaró apretando los dientes y moviendo la cabeza un poco hacia ambos lados.  

 

 – ¡Oh! – Soltó intentando comprender eso… De repente su mente iba muy lenta “¿Jack ha parido a Gwen?”

 

“¡AAAHHH!”

 

Lo que daría por poder decirlo a los otros, solo para poder presenciar la cara de Owen en ese momento.

 

– ¿Y quién es el padre? – Dijo al llegar a esa conclusión.

 

Si Jack era “La madre” Otro tenía que ser el padre ¿No?

 

–Bueno…– Contesto moviendo los ojos con significado – Solo un hombre del siglo 51 puede dejar embarazado a otro…– Continuó diciendo como evitando el tema, algo incomodo incluso – El padre no es importante – Sentencio con esa expresión que decía que esa conversación había finalizado.

 

Ianto apretó los labios deseado preguntar más. Pocas eran las veces que su amante le explicaba algo de su pasado.

 

Pero ahora todo tenía sentido.

 

La debilidad que sentía por Gwen, ese cariño, la atracción que ahora comprendía que nada tenia de sexual, los privilegios que le había concedido en Torchwood y el baile….¿Qué “Padre” no bailaría con su hija el día de su boda?”

 

Ianto perdió en ese instante un peso que hasta ese momento ni sabía que había estado cargando.   

 

Jack era suyo

 

Todo suyo

 

Ahora lo sabía, porque le había confesado ese secreto… había confiando en él para decírselo.

 

Sintió que otro sentimiento muy diferente le envolvía, lo cubría de pies a cabeza como un calido manto.

 

Jack realmente lo ama, nunca se lo había dicho pero las acciones hablaban por si solas     

 

– Tal vez deberías decírselo… Alguien día – Le aconsejo intentando no demostrar demasiado su absoluta alegría.

 

Le parecía como descortés, dadas las circunstancias

 

– No – Exclamó Jack negando también con la cabeza – Mejor que no. Es mucho mejor que no lo sepa “Nunca”­ – Y dijo eso último con un tono que parecía decirle “Ni se te ocurra abrir boca” 

 

Ianto afirmó con la cabeza para asegurarle que había recibido el mensaje y cuando iba a doblar la partida de nacimiento para devolvérsela vio algo que le hizo abrirla de nuevo.

 

Nombre del padre: J. Hart

 

 

– Hart…– Repitió abriendo mucho la boca pero no tanto como sus ojos – Hart…– Volvió a decir recordando la imagen de ese bastardo.

 

Luego solo pudo alzar la cabeza lentamente porque de golpe le pesaba mucho – ¿John Hart? – Repitió como si con eso lo explicará todo. 

 

– Es lo que tiene quedar atrapado en un bucle temporal – Contesto Jack encogiéndose de hombros.   

 

 

 

 

Fin

 

 

 

Aquí les dejo otra historia de Torchwood, no sé de dónde salió XD Espero que les guste.

 

 

¡Muchas gracias por leer!

 

 

Y por favor Comentarios...

 

 

Si tienen alguna duda me pueden enviar un E-mail

 

 

Zoe Wayne

Notas finales:

Extra: La esposa

 

 

Horas después cuando se encontraban abrazados en la cama tras de una intensa ronda de sexo, Ianto decidió hablar solo para romper el silencio, sabiendo que Jack se encontraba despierto.

 

Nunca dormía   

 

– Así que John Hart es su padre… – Exclamó como si fuera una pregunta, pero parecía más una afirmación 

 

– Sí – Le respondió instantes después, tajante como para poner fin a esa conversación.

 

Pero Ianto lo ignoró y continuó diciendo – ¿Y tú eres su “Madre”? – Dijo eso último un poco forzado porque aun le costaba hacerse a la idea.

 

– Técnicamente, Sí –

 

– ¡Ah entonces tu eres la esposa! – Soltó burlesco de repente, más para si mismo con una enorme sonrisa en los labios

 

– ¡Oye! – Se quejo Jack, fingiendo indignación,   golpeándole las costillas con un codo – Que yo nunca soy la esposa…– Siguió quejándose.

 

Pero antes de que su amante pudiera responder siquiera el Capitán alzo la cabeza para encontrarse con su mirada – Deja que te lo demuestre… – Aseguró después expectante con ese brillo juguetón en los ojos y acortado las distancias atrapo sus labios con gula.

 

 

 

¿Fin?


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