Culpa
Cuando te tendió una mano en el Infierno , ¡estaba acabado!
Esas palabras aún resuenan en su cabeza. Él y Sam se encuentran en una habitación de Motel. Toda esa noche ha sido una locura y ahora se encuentran tratando de descansar. Sam está dormido en la cama de al lado, la habitación está completamente a oscuras.
Pero al Winchester mayor no le importa nada ahora mismo el sueño que va a tener mañana mientras conduce. Ahora tan solo puede mirar al techo-sin verlo realmente- lo único que oye son las palabras de la rubia.
Cuando te tendió una mano en el Infierno , ¡estaba acabado!
Resuenan una y otra vez. No puede hacer nada por evitarlo. La culpa le carcoma. Está inquieto. ¿Qué quiere decir eso? ¿Tan sólo se trataba de una amargada desahogandose con él? ¿O había verdad en esa frase? ¿Acaso…?
¿Acaso él tiene la culpa de lo que le pasó a Cass? ¿Pero y por qué? ¿Qué es lo que habría hecho él para que le pasase eso? ¿…Él es el culpable de que Cass cayera? ¿De que sea un ángel caído?
Millones de preguntas bombardean su cabeza hasta que se queda dormido, deseando que todo sea como antes y el ángel se cuele en sus sueños.
Como si éste hubiese oído sus pensamientos , Dean se encuentra dentro de su sueño en esa misma habitación, pero Sam no está en la cama de al lado. Preocupado le llama, el castaño no está en la habitación. De repente comprende todo. Eso es un sueño, lo comprende al ver al ángel ante él.
Pero no como lo había visto esa noche, si no como el Cass de siempre. El inocente que pregunta cosas que la mayoría no preguntaría y que se cuela en su espacio personal-sin importar cuántas veces le diga que no lo haga- y le mira con esa mirada azul tan penetrante que le hace tener que apartar la suya .
Y ahora mismo lo está haciendo. Está cerca de él y le mira fijamente, pero ésta vez en vez de apartar su mirada, el rubio le corresponde con la misma intensidad. No dicen nada, tan sólo se miran a los ojos. Castiel se acerca aún más, quedando a escasos centímetros de su rostro.
El cazador está a punto de apartar la mirada , pero no lo hace, a cambio frunce el ceño. Es extraño, sus oscuros ojos azules son como si se tratase de un imán que le impide mirar hacia otro lado.
También puede sentir su aliento en su rostro, chocando contra el suyo propio. Se siente confuso, puesto que en vez de hacerle querer alejarse, eso le incita a acercarse más. Entonces su voz le saca de sus pensamientos.
-No es tu culpa…-su voz baja y suave,aunque parece sonar algo oscurecida le hace estremecer. Aunque no pensaba apartar la mirada, no logra evitarlo.
-¿Cómo sabes que…
-Te conozco-le interrumpe-, sabía que ibas a pensar en ello, y sacar conclusiones falsas.
-No sé de que hablas-miente.
-No me hiciste caer-dice sincero, Dean le mira sorprendido. Tal vez sí le conozca.-, me salvaste. Me hiciste comprender, y sentir. -Castiel no miente, y Dean lo ve en sus ojos. Puede sentirlo.
Y eso le hace sentir una calidez en su pecho que le hace sentir reconfortado. Le hace sentir tan bien como hace mucho que no se sentía.
Se siente extrañamente mejor cuando el ángel acorta la distancia que les separa y junta sus labios. Le besa demandantemente y el rubio tarda en corresponder por la sorpresa, pero acaba haciendolo. Volviendo el beso desenfrenado.
Entonces como si nada hubiese ocurrido despierta. Se encuentra en la misma habitación, pero esta vez Sam si se encuentra en la cama de al lado.
Un dolor agudo sacude su pecho. Le acorrala la melancolía. Se siente vacío. Es como si de pronto hubiese encontrado lo que buscaba toda su vida y se lo arrebataran.
Es entonces cuando ve a su lado en la almohada una pequeña nota, que acaba guardando en el bolsillo de su pantalón con una sonrisa.
No ha sido solo un sueño ,pone en la nota.
FIN