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Dongsa por arichan

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Notas del capitulo:

Je, espero que os guste... es algo que rondaba en mi cabeza desde hacía algun tiempo, y la verdad que suiré de dos en dos. Y me pasará igual que el otro fic, que como no tengo tiempo no os aseguro una actualización rápida, solo os pido paciencia y un minimo de reviews XD

Capítulo 1.

 

Todo lo que había deseado estaba en aquel lugar. La escuela para hombres Dongsa. Si sabía que era extraño llamar a una escuela Dongsa, puesto que significaba verbo a secas, pero eso no era lo que más le gustaba, lo que amaba de verdad eran las clases que ahí impartían. Ahí podía dar clases de baile, de cualquier baile, y la verdad que se había apuntado a todas las clases posibles, y no solo eso si no que también a clases para rapear. Siempre le había parecido interesante aquella parte de la música.

 

Todo lo que tenía que hacer era entrar por esa enorme puerta, y despedirse de sus padres y noona en la puerta. El resto del camino tendría que hacerlo él solo, aquello le encantaba por fin podría ser libre. Aunque tenía claro que llamaría su madre como unas quinientas veces. Y su padre también, que era el que pagaba las facturas, y le había dado un móvil de contrato para no tener que preocuparse de echarle dinero.

 

Era genial, cada paso que daba era algo emocionante, arrastraba sus maletas por un camino sinuante, tenía muchas curvas, como si lo que quisiera era transportarlo a otro mundo, y eso era lo que parecía, porque a los 5 minutos de estar caminando se encontraba  ante una de las más hermosas estructuras que hubiera podido ver a su corta edad. Era precioso, las paredes estaban llenas de grafitis, y aun así no parecía atemorizante, al contrario era hermoso. Se veían chicos de su edad y mayores pintando en andamios o paseando por ahí.

 

Era genial, parecía el paraíso, no es que no le gustase su antigua escuela, pero ni siquiera podían estornudar sin que te echaran de clase. En cambio, ahora que había logrado entrar en aquel lugar se daba cuenta de que no sabía como había podido sobrevivir en aquella escuela.

 

Siguió caminando hasta que encontró la entrada aquel lugar, y la verdad se sorprendió de que no tuviera puertas, era como si dieran la confianza suficiente a sus alumnos de que confiaban en ellos, en su responsabilidad. Eso era otra, para poder ingresar tuvo que demostrar muchas cosas, como que era muy responsable, que le gustaba el orden, que era un chico decente, que era talentoso. Eso último fue lo más fácil de hacerles ver. Era bastante bueno bailando. Y llamaba mucho la atención cuando lo hacía, todo el mundo se le quedaba mirando.

 

Comenzó a saltar de alegría cuando llegó la carta con su admisión, diciendo que era una de las pocas personas que habían encontrado con tanto talento. Y estaban más que encantados de darle una beca, porque sus padres no podían permitirse pagar esa escuela, para que estudiara con ellos lo que le restaba de estudios académicos.

 

Por eso en ese mismo momento se encontraba en aquella escuela intentando localizar a la persona que le  habían dicho que tenía que esperar para que le dijera las normas y le mostrara todo aquello. Sin saber muy bien a donde dirigirse, optó por sentarse encima de sus maletas en medio de aquella enorme estancia que era el hall de la escuela. No tardó mucho en divisar a un chico de cabellos negros y mirada oscura parar justo delante de él. Al parecer era mayor que él, se levantó lo más rápido que pudo de su maleta, haciendo que esta se moviera en el proceso de levantarse y como consecuencia le produjo el perder el equilibrio, provocando que tomara de la camisa de aquella persona y que esta callera encima de él.

 

No pudo contenerse mucho tiempo, la situación era muy cómica, y además no era el único en reírse, varios de los chicos que pasaban en ese momento por ahí también estallaron a risas. Pero lo que más le hizo gracia era la cara de su acompañante. Era tan cómica, no quitaba la cara de susto.

 

Se levantaron con alguno que otro problema por las malditas maletas de él, y al final ambos pudieron ponerse de pie, entonces ambos sonrieron, por fin lo habían conseguido.

 

-           Yo soy el nuevo, Kwon Ji Yong.

 

-           Choi Seung Hyun, seré tu guía hoy, y tu compañero de habitación.

 

-           ¡Genial! ¿Cuántos años tienes?

 

-           Voy a cumplir 15. ¿Y tú?

 

-           14. Hyung, ¿puedo llamarte así verdad?

 

-           Claro, ahora vamos a pasar mucho tiempo juntos.

 

-           Si.

 

-           Bueno… mejor vamos a la habitación para dejar las maletas demoniacas y te enseño todo el recinto. ¿Qué te parece?

 

En realidad no había escuchado nada de lo que le había dicho, se encontraba absorto en el tono de voz de su compañero. Y si, era gay reconocido, y aquel chico tenía la voz más sexy que había escuchado. Tan solo pudo asentir con la cabeza y caminar tras él,  mientras este le ayudaba con la maleta. Además le estaba muy agradecido de que no hablara durante el camino, porque si no sabía que no podía prestar atención a él, y luego se perdería. Y a él no le gustaba perderse. Cuando llegaron a la habitación le pareció un tanto extraña, la puerta estaba decorada con imágenes de ¿ositos? ¿Por qué eso eran ositos verdad?

 

Estaba algo confuso, pero lo entendió todo cuando su acompañante abrió la puerta, aquel chico era un friky de los ositos eso que parecen tetrabrik, o algo por el estilo. Tenía toda la habitación llena de ellos. En realidad le daba algo de grima, pero no podía cambiar de habitación, era la que se le había asignado para el resto de su estancia en aquella institución. Tan solo podía cambiar de compañero cuando, o este sea expulsado, se transfiera, o se gradúe. Tendría que soportarlo. Tan solo esperaba que fuera ordenado, aunque al parecer era un requisito indispensable, sabía que muchos hacían trampas, y eso los que se encargaban de seleccionar a los estudiantes también lo sabían. Pero eso era lo de menos. Aunque en su caso era verdad, no soportaba el desorden, todo tenía que estar en su sitio, y todo clasificado. Sobre todo su ropa, esa que amaba mucho más que a su propia vida.

 

Pero no veía por ningún lado el dichoso armario, o por lo menos los muebles que le tocaban a él, ni siquiera había camas. Esto si que no lo entendía. Pero su compañero se apiadó de él al verle la cara de extrañado que puso al inspeccionar la estancia.

 

-           Tranquilo, esto solo es el salón de nuestra habitación, ahora te daré tu llave – comenzó  a rebuscar entre sus ropas, pero al parecer no la encontraba – Esto, si te la daré cuando la encuentre. Je je.

 

-           Hyung. No serán las llaves que hay encima del ¿cenicero oso? O lo que quiera que sea eso – Ji señalo a un osito con la base de un cenicero donde se encontraban unas llaves.

 

-           Si son esas. Jejeje – la risa nerviosa se hizo presente en su compañero, al parecer era mucho más despistado de lo que creía – Bueno te enseñaré tu habitación, sígueme.

 

Fueron en dirección a la única puerta que se encontraba en esa estancia, claro a parte de la de salida. Esta no tenía cerradura, al abrirla lo único que pudo divisar Yong fueron más ositos de esos, y no solo ositos si no también otras figuritas. Al parecer tenía a un friky como compañero, pero uno demasiado friky, que pena que no lo aparentara, se había hecho ilusiones, al parecer tendría a uno de esos que se pasan el día viendo videos X en el ordenador. Ambos se acercaron a una de las tres puertas, en realidad a la única que no estaba decorada. Porque justo la de enfrente, no sabía por qué pero algo le decía que era la de su hyung, a lo mejor por el papel que ponía prohibido pasar, y por los hules de ositos pegados a la madera. En cambio la otra puerta estaba decorada con pececitos y tiras onduladas en tonos azules, dando a parecer que era el mar.

 

-           Todos los cuartos de baño en todas las habitaciones están decorados igual. Asique en eso no hay diferencia alguna entre esta habitación y el resto. Por cierto, como habrás podido ver todos los alumnos decoran sus cosas a su gusto, luego cuando dejes la institución se encargan ellos de limpiarlo todo, pero no solo eso, si no que será tu ficha de presentación, y la mayoría te identificará por eso – al verle tan confuso al ver las puertas le comenzó a explicar el porqué de aquello.

 

-           ¡Aaah! Ya pensaba yo que te habías vuelto loco. Vale Hyung, espero que se me ocurra algo para poner. Aunque, una cosa, si pongo algo, luego lo puedo cambiar.

 

-           Claro, la mayoría cambia cada mes las imágenes de la taquilla, o de las puertas. Pero yo no, en realidad me encanta como está me costó mucho decorarla.

 

-           Si. Mejor entramos a ver mi habitación. Me abres – Choi seguía teniendo la llave de la habitación de Yong.

 

Cuando salió de su ensimismamiento abrió la puerta corriendo. Se había quedado viendo su propia puerta. Aquello le era muy raro. Pero no podía hacer nada por que ese chico cambiara. Aunque seguía pareciéndole guapo, y con una voz increíble. Al entrar a la habitación vio la cama tamaño XXL en medio de ella, no se había percatado de que la estancia era enorme. En realidad, al parecer toda aquella escuela era a lo grande. No tenían término medio o pequeño, para ellos era todo o grande o nada.

 

Todo era en tonos blancos, no había muebles, pero si una única puerta, la que pensó que sería el vestidor, porque el aseo estaba en el pasillo y lo tenían que compartir. Caminó por la estancia sintiendo la mirada de su compañero en la espalda, vio encima de la cama una revista de ¿muebles?

 

Al parecer tenía que pedir sus propios muebles, se dirigió, todavía con la mirada del mayor encima de él, hacia la puerta que había en su habitación. Al abrirla vio el paraíso,  no había visto nunca un vestidor tan grande, le iba a sobrar sitio para todas sus cosas, y podría tener todo mejor ordenado que en su casa. Tenía una sonrisa en la casa, cuando se giró hacia su compañero que lo miraba con un pequeño sonrojo.

 

Sonrió como solo él podía hacerlo, la verdad que aquel armario compensaba tener aquella persona extraña como compañera. Ya casi no le importaba que toda la sala y el pasillo estuvieran repletos de ositos de ¿bricks?

 

-           Será mejor que me enseñes todo antes de empezar a deshacer las maletas. Además mi madre me tiene que mandar todo lo que tengo en casa – tras esas palabras se dirigió hacia la salida con el chico sexy detrás de él.

 

Tras enseñarle toda las estancias, todas las clases, los salones de actos, los despachos de los profesores, la cantina, las cafeterías, los restaurantes. Le enseñó todo lo que había que enseñar, y también le dijo todas las normas que tenía que seguir mientras estaba estudiando en aquel lugar.

 

  1. No dejar nada personal fuera de las habitaciones.
  2. No romper nada del mobiliario.
  3. No desobedecer a los profesores.
  4. Ser uno mismo.

 

Pero lo peor y lo que sería su perdición era que cualquiera de ellas se penaba con la expulsión.

   

 

 

 

Capitulo 2.

 

Se pasó toda la mañana junto con su compañero toda la escuela, para poder recordar bien los caminos, y es que era demasiado grande y los lugares estaban muy lejos unos de otros. Pero estaba seguro de que podría llegar a recordar donde estaba cada cosa. Conoció algunos de sus nuevos compañeros, los cuales le agradaron mucho.

 

Tras llegar a la habitación después de pasar por algo de comer para llevar, porque era pasadas el medio día, se sentaron alrededor de la sala de estar de su habitación. Había notado que no tenían tele ni sofás. Por lo cual le pregunto a Choi sobre eso. Lo cual le dijo que en realidad no le harían falta, o por lo menos a él, ni a su antiguo compañero les hizo falta, por lo que si quería encargar uno podía hacerlo él no se opondría.

 

Otro era el tema de los ositos, ahora que él también estaba en aquella habitación tendrían que hacer algo con ello. Ante lo cual encontró mucha resistencia de su compañero. Porque él no quería quitar nada de lo que había ahí, eran sus preciados ositos. Y no quería que se los quitaran. Pero con un par de sonrisas encantadoras de las suyas, y un par de hyung melosos consiguió por lo menos su proposición de ordenar todo aquel desastre lleno de ositos. Creía que tendría pesadillas con esos ositos de por vida. Pero con su carismática personalidad y lo mono que se sabía que era había conseguido que su hyung guardara la mayoría en su cuarto, dejando algunos, los más pintorescos en el “salón”.

 

Después de ordenar todas esas figuritas fue a su cuarto por la revista que había dejado encima de la cama junto con sus maletas, y fue al encuentro de Seung Hyung que se encontraba en “salón”, juntos eligieron los muebles de la sala, ya que era estancia común le pediría opinión, aunque al final pidió lo que le salió de los cojones para el salón. Tras elegir todos los muebles y sabanas y demás para su habitación, fue a secretaría sólo, porque su Hyung tenía clase, él comenzaba al día siguiente las clases. Ahí en secretaría, la chica le dio su horario tras recoger su pedido. Diciéndole que mañana lo tendría todo en su sala de estar. Puesto que las llaves de las habitaciones solo las tenían los alumnos y el propio director, nadie más tenía llave de ellas.

 

Tras acomodarse en su habitación y ordenar todo lo que traían en las maletas, que no era mucho, tan solo unos 80 kilos de ropa y complementos. Llamó a su madre para contarle todo lo que había hecho ese día. Para mandarle fotos de la habitación y de todo lo que tenía la pena ver de aquella escuela. Estuvo dos horas al teléfono, le pidió que le mandara todo lo que le quedaba en casa. Tras colgar el teléfono, como si estuvieran esperando a que lo hiciera, tocaron el timbre de la puerta del salón. No se había dado cuenta de que tenían timbre. La verdad que eran demasiadas cosas de las que tenía que darse cuenta, de las que prestar atención. Se sentía algo mareado.

 

Fue a la puerta, al abrirla lo vio, ahí estaba con una caja mediana y una sonrisa puesta en la cara. Se presentó como Jung Yunho, profesor de baile, uno de ellos. Por supuesto tendría varios, le dejó la caja encima de la mesa y se le quedó mirando de manera extraña. Ji solo quería que le dejara de mirar y se marchase. Con la escusa que todavía le quedaban cosas por desempacar y que quería descansar del largo día que había tenido andando de arriba para abajo, para conocer el recinto se despidió del extraño profesor y cerró la puerta con llave, sabía que su hyung llevaba llave por eso no se preocupó.

 

Pero nada más dejar la caja en su habitación el timbre volvió a sonar, esperando que no fuera otra vez el dichoso profesor, miró por la mirilla encontrándose con un chico que había visto antes por ese mismo pasillo, al parecer dormía en ese mismo pasillo. Abrió la puerta y puso su mejor sonrisa.

 

-           Hola, ¿qué se te ofrece?

 

-           Ho… la… esto… ¿qué hacia el profesor Jung en tu habitación?

 

-           Pues ha venido a traerme una caja con las sabanas y unas toallas. Soy nuevo. ¿Cómo te llamas?

 

-           Ah, soy Lee Ki Kwang, ¿y tú?

r

-            Soy Kwon Ji Yong, espero que nos llevemos bien. Y nos veamos en clase.

 

-            Claro, yo estoy en la clase de baile del profesor Jung, asique nos veremos ahí.

 

-           Claro, hasta luego.

 

-           Adiós.

 

Aquel chico era extraño, pero le agradaba, no entendía el hecho de que le hubiera ido a preguntar por el profesor rarito, parecía celoso, solo esperaba que no se llevaran mal, no parecía mal chico. Al final no le preguntó cual era su edad. Pero daba lo mismo, si dormía por esos lados seguro que lo volvería a ver más adelante.

 

Se encaminó a su habitación, para organizar todo lo que había en aquella caja, colocó las sabanas en la cama, guardó las toallas en una de las lejas del vestidor, cogió una de ellas y fue directo al baño. Todavía no había entrado en aquella estancia, la verdad que no le había hecho falta, pero ahora que lo pensaba como que si que tenía que ir al aseo. Tras hacer sus necesidades enchufó el grifo de la ducha y se paró a ver todo lo que contenía aquella habitación. Las paredes eran de manises en tonos azules parecían simular que esta debajo del agua, y si que lo conseguían, le gustaba aquella estancia.

 

Había una mampara transparente dejando ver toda la parte del plato de ducha, al lado derecho de la puerta; y justo al otro extremo estaba el wáter junto con un orinal para chicos en la pared. Aquello no se lo esperaba. Y justo delante de la puerta se encontraba un espejo casi de cuerpo entero, junto con el fregadero.

 

Cuando vio que salía vapor de la ducha se introdujo dentro de ella y sintió como el agua caliente se llevaba todas las molestias que tenía. Era genial aquella sensación, tan solo tenía que esperar a que llegara el día de mañana, para ver quienes eran sus compañeros. Tenía clases por la mañana junto a todos los de su edad para los exámenes de entrada de la universidad. Pero después por la tarde tenía las clases opcionales. Se iba a pasar toda su estancia sin parar y estudiando, pero merecía la pena, sabía que en aquel lugar podía conseguir todo lo que quería, y no se dejaría vencer por nadie. Sería el mejor de aquel lugar. Y si alguien se ponía en su camino simplemente le pisaría la cabeza. Eso no quería decir que no se quisiera llevar bien con sus compañeros, ni que no quisiera amigos. Pero tenía una meta que alcanzar y él la tenía que lograr costara lo que le costara, y pesase a quien le pesase. Todo sea por su gran sueño.

 

Salió de la ducha después de media hora, no tenía hambre, ahora tan solo tenía sueño, no se había dado cuenta de que se encontraba tan cansado hasta que se había permitido relajarse. Hasta que se había tranquilizado después de toda la adrenalina que hoy había segregado. Ya en su cuarto tirado, con sólo una toalla en su cintura, en la cama mirando al techo, se dio cuenta de que llevaba dos días sin casi dormir por los nervios de entrar a aquel lugar.

 

Se dio cuenta de todo lo que había hecho por estar en ese lugar, todas las promesas a su madre, a su padre. De que sería un chico responsable, de que no cambiaría de que no se olvidaría de donde había venido. De que no se olvidaría de ellos. Se acordó de su hermana que lo apoyó para que sus padres le dieran el permiso. De todos los momentos en que tuvo el apoyo de ellos, su familia, para poder seguir adelante con su sueño, de estar en aquel lugar. Sabían que si entraba en ese sitio tenía muchas más posibilidades de que pudiera conseguirlo. Pero aun así no era seguro. Pero era mejor morir intentándolo, que vivir sin haberlo intentado y preguntarse que habría pasado si hubiera elegido aquel camino.

 

Se acordó del senderó que lo llevó a descubrir un mundo nuevo, el que de ahora en adelante sería su hogar. Un mundo en el que tendría todo lo que quería con solo pedirlo, y tan solo tenía que ser un buen alumno y ser el mismo.

 

Se acordó de su hyung, de Choi Seung Hyun, ese chico tan sexy, y con esa voz tan erótica, que con solo recordarla le producía un cosquilleo en su vientre bajo. Era como si estuviera escuchándolo ahí mismo. Como si pudiera sentir su mano en su hombro moviéndolo para que saliera de su ensimismamiento. Esperad, si era él, era su hyung, y su erótica voz la que intentaban sacarlo de su ensimismamiento. Estaba justo a su lado, diciéndole que se resfriaría si no se pondría un pijama. A lo cual solo pudo responder que él dormía desnudo. 

Notas finales:

Espero que os guste y que me dejeis reviews XD

 

no pienso pensar en pensar en lo que escribiré en los dos siguientes capitulos, si no me dejaís como mínimo 5 reviews... 


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