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CreppyPasta por Agonyxinxthexdarkness

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Notas del fanfic:

Disculpen el mal lemon </3! 

Notas del capitulo:

Hey Ladys! 8D It's me (?

Bueno, vengo con un pequeño one-shot de esta pareja tan asglsdgjlsadfjs (?) al menos para mí xDDD

Tuve la idea por los jodidos Creppypasta, esas cosas dan demasiado miedo si las lees de noche .__. pero bue xDD

 

Nos vemos abajo ♥

Ellos siempre te observan desde las sombras. Alimentándose de tus preocupaciones, disfrutando del dulce sabor de tu dolor, el amargo sabor de tu agonía, y la calidez agridulce de tu excitación. Cada una de tus sensaciones sirve de alimento de estos seres que velan tu alma, esperando el momento justo para atacar.

Cuando apagas la luz y no vez; cuando cierras los ojos mientras te duchas para que el jabón no te ciegue; cuando estas en la pc y te sientes observado; cuando desayunas, almuerzas, cenas. En todo momento.

Pero ten cuidado, a ellos no le gusta que sepan que están ahí

 

 

La pantalla de la computadora era el único resplandor en aquella oscura habitación.

 

 

Eran alrededor de las 1:44 AM y ,al no tener sueño, se encontraba revisando una extraña web que su mejor amigo le había pasado hacía unos meses con temática de terror, magia y cosas sobrenaturales.

 

 

Ahora se encontraba leyendo unas historias cortas, supuestamente verídicas, con un nombre que sonaba absurdo, pero lograba helar la sangre con solo pronunciarlo: Creppypasta

 

 

Para los cortos 16 años de nuestro protagonista, leerlas le daba cierta sensación similar a la adrenalina. Mas al escuchar los histéricos gritos de su madre para que apague de una vez esa “maldita carcacha del demonio”.

 

 

Esas historias le agradaban de sobre manera. Algunas eran muy absurdas y con menos sentido que una mula con dinero (??), pero otras eran tan terroríficas que te hacían dudar dos veces el estar en un lugar con la luz apagada.

 

 

- MAO! APAGA ESO POR EL AMOR DE DIOS! –gritaba colérica su madre desde el piso de abajo, por alguna razón le molestaba que este presente esa típica tensión en el ambiente producida por los objetos electrónicos.

 

 

- Ya voy! –Gritó de igual manera, cerrando todas las ventanas y apagándola en un momento-

 

 

Su madre subió a la habitación, comprobando que su hijo realmente había apagado aquel aparato.

 

- Muy bien… -dijo esbozando una sonrisa- Yo saldré con tu padre… báñate que mañana tienes que asistir al colegio.  –dijo para luego acercarse a besar la frente de su adorado niño.

 

 

- Lo haré… -dijo sonriendo, caminando hacia el ropero para conseguir la ropa que se pondría.

 

 

-Adiós hijo! –dijo su madre ya en la puerta, cerrando esta con un portazo.

 

 

Mao suspiró, caminando lentamente hacia el baño.

 

 

Conectó unos parlantes al celular, poniendo música para que el ambiente sea más “agradable”. 

 

Comenzó a desnudarse con lentitud, aprovechando entre tanto y tanto a observar su cuerpo. Para solo tener 16, ya tenía un físico bastante llamativo. Exceptuando su baja estatura.

 

Pasó ligeramente las yemas de los dedos por su pecho, suspirando al sentirlos tan fríos en contacto con su piel tibia. Siguió hasta quedar totalmente desnudo, esperando a que el agua de la ducha llegue a una temperatura agradable.

 

Algo le descolocó. Se sintió observado, y sentía algunos débiles jadeos en el ambiente. Pero solo pensó que era su imaginación al oírlos detenerse. Sin más se metió a la ducha, cerrando aquella cortina de nylon verde que formaba parte de la decoración.

 

La música se escuchaba algo baja debido al sonido del agua caer, haciendo que este joven se perdiera en sus pensamientos. Algunos raros recuerdos del día llegaron a su mente. Como aquella compañera de colegio que se había tropezado y al caer, su falda se levanto dejando ver su ropa interior, o a su otra compañera de grandes pechos que estaba totalmente sudada después de la clase de ejercicio y se le notaba mucho el escote. O simplemente las imágenes pornográficas que estuvo viendo la noche anterior.

 

Sintió un cosquilleo en su vientre, el cual bajo hasta su entrepierna para hacer que su virilidad comience a crecer ligeramente. Miró algo sorprendido aquella parte de su anatomía, se había excitado con solo esas idioteces.

 

Sin más, se dedicó a auto consolarse para que aquella parte se “tranquilice”, sintiendo el agua caer por su espalda como un buen estimulante. Aumentó las caricias, hasta comenzar a acariciar sus pezones con motivo de correrse más rápido.

 

Sus piernas fallaron y cayó al suelo, cayendo más allá de la cortina y sonrojándose completamente al notar que no estaba solo.

 

Una especie de ser estaba allí, bombeando aquella prominente virilidad que traía y –supuso- él era el culpable. Se detuvo y se incorporó parándose rápidamente, observando con horror aquella persona que estaba con los ojos cerrados. Una vez abiertos, no pudo despegar los ojos de estos.

 

Eran ojos de color diferente, uno era rojo sangre y el otro era tan oscuro como la noche.

 

Ambos se quedaron en silencio, observándose.

 

 

Mao quiso gritar, pero la voz no le salía. Quiso correr, pero las piernas no le respondían. Quiso golpear a aquel tipo, pero sus brazos temblaban.

 

 

Este tipo entreabrió la boca, dejando notar una dentadura casi perfecta de la cual sobresalían unos colmillos.

 

 

- Eh… -dijo con una voz profunda, alejando la mano de su erección.

 

 

Mao junto valor, apretando fuertemente el puño.

 

 

- Quien mierda eres y como carajos llegaste aquí?!? –dijo asustado, retrocediendo hasta recargarse en la pared.

 

 

- Eh… -aquel tipejo no respondía, más bien dudaba de responder.

 

 

Los minutos pasaron rápidos, aún seguían sin responder. Mao desistió, cruzándose de brazos.

 

- Al menos, dime tu nombre. –Dijo algo altanero, acercándose y frunciendo el entrecejo-

 

 

- Soy Kyo… -dijo con su voz profunda, observándole con seriedad y levantándose para quedar a su altura. – Y  no me trates así, simple humano. –hizo una mueca de desagrado,

 

- Humano? –repitió Mao, observándole con un poco más de terror al ver que ambos ojos ahora estaban rojos. – Que mierda eres?... –dijo en un susurro.

 

 

- Soy un incubo… -dijo con una sonrisa ladina al ver la expresión del otro. – Y ahora que me has descubierto no tengo más opción que asesinarte… -dijo en un tono que le hizo dar escalofríos al humano. – Pero primero… -se acerco peligrosamente, hasta arrinconarlo contra una de las esquinas de aquel baño-

 

 

- quiero aprovechar que tu cuerpo se ve delicioso… -susurró en el oído del otro, acercándose a besar los gruesos labios del humano.

 

 

Mao abrió los ojos casi por completo. Sintiendo ahora como aquel demonio le devoraba los labios en ese beso tan hambriento. Un extraño sentimiento le hizo corresponder aquel beso con casi la misma fiereza, sintiendo un ligero sabor metálico.  Una vez el demonio rompió el beso, un hilo de saliva mezclado con sangre hizo a Mao estremecerse. Sintiendo como era cargado y llevado hacia la habitación de sus padres.

 

 

Lo recostó en aquella cama con brusquedad, haciendo que rebote un poco y mojando las sabanas al estar aún húmedo por no haberse secado. El demonio tomó las muñecas del otro, elevándolas por encima de la cabeza y haciendo que el otro se sienta aún más sometido.

 

 

Mao temblaba. Quería alejar a aquella cosa de encima suyo, pero por alguna razón sus brazos, piernas y parte de su cuerpo no respondían. Cerró los ojos con fuerza, volteando el rostro para no ver. Sorprendiéndose al sentir el frío tacto del demonio sobre su mentón, corriéndole el rostro con brusquedad para que le observe.

 

 

- Mírame… así será más divertido… -dijo con una sonrisa torcida, alejando la mano del rostro del menor para arrancar con rapidez un trozo de las sabanas y amarrándolas a las muñecas del otro. 

 

Bajó hasta el cuello del de cabello claro, dando mordidas algo fuertes y succionando aquella piel tan pálida y tersa, dejando marcas rojizas y algo violáceas.  Arañaba su abdomen con fuerza, haciéndole sangrar.

 

El menor gemía de dolor, aunque también no negaba que eso le estaba poniendo. Jadeaba entre gemidos, cerrando los ojos con fuerza y sonrojándose,  sintiendo que ante cada lastimadura las lagrimas amenazaban con salir.

 

 

- Para… -susurró suplicante, sintiendo como las primeras lágrimas comenzaban a  recorrer sus mejillas.

 

Subió rápidamente al oírle, acercándose a sus labios.

 

- No… deberás disfrutarlo, chiquito~ -dijo con una sonrisa aún mas enfermiza. Tomando otro trozo de tela para amarrar las muñecas de Mao a la cama.

 

 

Bajó nuevamente, dando lamidas a su pecho y abdomen. Aquella piel tenía un sabor delicioso para el demonio. Tanto que le incitaba a lamerla, morderla, a jugar con ella y más al ver a aquel chico tan sumiso, tan corrompible bajo su poder.

 

 

- Mao… así te llamaba esa mujer… -dijo mientras comenzaba a acariciar los costados del chico con las uñas.

 

 

Mao intentaba resistirse, no quería caer. Pero aquel tacto tan frío le estremecía de tal manera que nunca en su vida pensó que algo así pasaría. Gimió, esta vez por el placer que comenzaba a aparecer al ser lastimado.

 

El ser sonrió al oírle, arañando con más fuerza su abdomen hasta hacer que brote más sangre de este. Bajó hasta la entrepierna del menor, dando suaves mordidas en su glande para luego dar mordidas mucho más fuertes. Subió nuevamente para comenzar a morder su cuello con fuerza, haciéndole sangrar. Los gemidos y jadeos de Mao le hacían excitarse más,  queriendo lastimar completamente aquel cuerpo.

 

 

El rubio gruñó al sentir la mordida, sintiendo las lágrimas correr con más intensidad, temblando un poco. Observó con suplica al otro, sintiendo como el mentón le temblaba.

 

 

Kyo negó al tener contacto visual con el otro, sonriendo tétricamente.

 

 

- No pequeño, tu te lo buscaste… -dijo sonriendo- además, no lo estas pasando mal… -bajo la mirada a la entrepierna del menor, la cual estaba realmente dura.

 

 

Se acercó a besarle con fiereza, dando fuertes mordidas a sus labios hasta hacerlos sangrar. Sintiendo que su morbo se empezaba a despertar más al sentir ese sabor tan particular de la sangre,  sintiendo de por sí los labios húmedos por las lágrimas que brotaban debido al dolor que sentía.

 

Mao gimoteó, apretando los puños con fuerza. Sintió que comenzaba nuevamente a tener control en su cuerpo, pero solo en los brazos. Rompió el beso al sentir que aquella tela comenzaba a cortarle la circulación.

 

Kyo se sentía explotar. Se alejó de Mao para sentarse sobre los muslos de este. Observó la zona de alrededor de la boca de Mao llena de la sangre de este mismo, su pecho y abdomen marcado por los rasguños, el cuello sangrando ligeramente y con muchas marcas, además de la erección de este que se notaba palpitante. Decidió intentar dar un poco de placer al menor, comenzando a lamer uno de los pezones de este mismo junto con algo de sangre por las lastimaduras mientras estimulaba el otro con las manos. Pellizcaba y succionaba esa zona tan débil, robándole algunos gemidos al menor.

 

 

A pesar del dolor que sentía en el cuerpo, estaba más que excitado. Y ahora, ante la atención del demonio sentía que se derretiría pronto. Gemía con fuerza, por el ardor y el cosquilleo que sentía al mismo momento. Cerró los ojos, abriéndolos nuevamente al no sentir más aquella estimulación.

 

- Mao~ -dijo el demonio con una sonrisa algo picara, rasguñando con fuerza su vientre- Sabías que tu sangre sabe deliciosa? –susurró para morder la parte entre su abdomen y su entrepierna, haciendo que esta misma quede rojiza.

 

 

El chico se sentía ido, ya le importaba poco lo que estaba sucediendo. Las lágrimas habían cesado y ya no planeaba oponer resistencia. Sentía sus extremidades dormidas y el frío se apoderaba de él.

 

 

Kyo comenzaba a aburrirse. Pensando una manera de recuperar la diversión hasta que un pequeño e inconciente roce entre su miembro y el del otro les hizo gemir. Sonrió.

 

- Ya falta menos… -le susurró, ubicándose entre las piernas de este para observar aquella imagen una vez más.

 

Sin preparación previa, entró de una estocada y comenzó a penetrar a Mao con fuerza, desgarrándole el interior. Escuchó el grito desgarrador de Mao, sonriendo y le tomó por la cadera para que las embestidas sean más certeras. La estrechez del humano le estaba volviendo loco.

 

Mao gemía del dolor, sintiendo que las lagrimas volvían a fluir por sus mejillas. Sintiendo que lentamente aquel dolor se hacía soportable, hasta volverse placer. Gimió con mayor fuerza, sintiendo la virilidad del demonio chocar contra su próstata.

 

- L-li… ahh… libera mis manos… por favor… -dijo aquel chico en un susurro entre mezclado con los gemidos, mirándole con suplica.

 

El Incubo cortó la tela con las uñas, liberando las manos del menor que rápidamente se posaron en su miembro, masturbándose con rapidez.

 

 

Los gemidos del humano llenaron aquella habitación, impulsando al demonio a seguir con aquel acto. Este ultimo salio de su interior, volteándole para que quedara boca abajo y comenzó a penetrarle nuevamente, con más fuerza y elevando más al menor.

 

Mao ahogaba sus gemidos en el colchón, apretando con algo de fuerza las sabanas para reprimirse. Para el demonio, sin embargo, era la mejor melodía jamás interpretada. Le estimulaba a la perfección, y ni hablar de cuando el humano contraía las paredes de su entrada para evitar el dolor en vano.

 

Kyo bajó el torso levemente, besando con suavidad la espalda del más bajo y dando algunas mordidas, adentrándose más en aquel pequeño y virginal cuerpo que estaba poseyendo de la manera más vil que existía.

 

El sometido comenzaba abandonar los gemidos de dolor para comenzar unos cargados de placer, sintiendo los movimientos del mayor a la perfección, ignorando el hecho de que su interior ardía y sentía como sus paredes segregaban aquel liquido rojizo y vital ante tan fuertes embestidas. Llevó una de sus manos hasta su entrepierna, comenzando a masturbarse con rapidez y gran necesidad. Gimiendo con mayor intensidad, sintiendo como en breve llegaría a su final.

 

 

El mayor sentía como el interior del más bajo se volvía más calido y viscoso, dándole aún más ganas de seguir penetrándole con mayor fuerza de la que lo estaba haciendo. Incrementó un poco más la intensidad de las embestidas, tomando con fuerza las caderas del menor.

 

 

Solo unos momentos bastaron para sentir sus cuerpos estremecerse y temblar ante la placentera sensación de aquel orgasmo, dejando caer sus cuerpos sudados en aquel colchón.

 

 

Kyo se quedó dentro del menor por unos minutos, con los ojos cerrados y el pecho que golpeteaba con gran fuerza. Sintió algo de remordimiento al pensar que tendría que asesinar a aquel joven, sin duda había sido una de las mejores experiencias que había tenido en sus millones de años de vida.  Pensó una solución mientras intentaba salir de aquel pequeño cuerpo.

 

 

Mao se sentía realmente agotado. Su entrada dolía demasiado y su cuerpo entero ardía. Sintió la necesidad de salir corriendo al sentirse libre de la intromisión, pero algo le dijo que no se moviera –además de su incapacidad de levantarse por sí mismo-.

 

 

El demonio se dejó recostar al lado del menor, observando el techo con incertidumbre. No tenía idea de que hacer… si renunciar a la única persona con la que había disfrutado o dejarla vivir, sabiendo que el peso del todo el inframundo caería sobre él.

 

Después de tanto meditar, encontró una buena decisión.

 

 

- Mao… -musitó, apoyando parte de su brazo anterior sobre su rostro y tapar sus ojos, respirando con mayor tranquilidad que antes.

 

- Q-que… -susurró el humano con algo de temor, no sabía que sucedería con exactitud. Solo cerró los ojos un momento, sorprendiéndose al abrirlos y ver al mayor sobre él.

 

 

- Perdóname…

 

 

 Y dicho esto, vió como se acercaba lentamente a su frente hasta que un peso le hizo detener la respiración y cerrar los ojos por la eternidad.

 

Notas finales:

Y? que les parecio? ;3;  Tomates? Lechugas? alguna hortaliza? 

Algun Jrocker desnudo? 1313 (?)

Mereceré review? ... 

Kisses de colores ♥

 

Kona~


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