LO QUE MÁS DUELE
Se despertó mucho antes de la hora en que normalmente se levantaba; sus ojos observaron la habitación silenciosa y tranquila; aún con muchos juguetes y adornos en ella, parecía una juguetería lo cual antes le hacía gracia; ahora solo le deprimía, sobre todo al ver al enorme oso sobre el que estaba recostado, lo aferró mas contra si; tratando de encontrar un aroma similar.
Permaneció así varios minutos; sin pensar en nada más que tenía que levantarse e iniciar su día; o lo que el reloj marcaba como A.M. pues desde hace semanas no distinguía la diferencia.
Un pitido molesto lo hizo suspirar; ya había llegado la hora en que se levantaría; Misaki apartó el oso y se sentó en la cama apagando el despertador; por inercia vio a su lado y solo se encontró con el oso que antes abrazaba; la tristeza de a poco comenzaba a abordarlo pero se sobrepuso; no estaría bien que se desanimara tan rápido luego de los constantes consejos y apoyo que le daban todos.
Sin pensar en nada más, finalmente se levantó de la cama.
Su cuerpo se sentía pesado y cansado; lo atribuyó al estar tantos días en cama; pensó que una ducha le aliviaría un poco pero no lo hizo; al girar la perilla del baño no se atrevió a entrar; ese lugar le recordaba tantas cosas… como la primera vez que lo hicieron luego de que admitiera sus sentimientos y le dijera una y otra vez esas dulces palabras que, en algún momento del camino, volvió a ser tímido por decirlas.
Sin bañarse bajó las gradas y se encontró con la visión de la casa ordenada; sorprendiéndolo un poco; parecían semanas que no bajaba de la habitación donde se había auto encerrado; supuso que eso era obra de Aikawa o su hermano; pues la última vez que estuvo ahí recibió la noticia más dolorosa que hubiera tenido; incluso más que la muerte de sus propios padres.
Usagi-san…- susurró con dolor mientras se sentaba a mitad de las escaleras y recogía sus rodillas a la altura de su pecho; recordando…
¿Una fiesta?-
Así es, Misaki-kun- le sonrió Aikawa mientras le daba unos últimos toques a su cabello- Nos hubiera gustado que vinieras…- sonrió comprensiva; Misaki la miró culpable.
Lo lamento…- una repentina tos se apoderó de él; Aikawa le daba unas cuantas palmadas en la espalda- ve a descansar Misaki-kun; no deberías estar levantado- el joven asintió; hace unos días había pescado un resfriado por mojarse en la lluvia; del cual aún no salía pero no era tan grave.
Iré a dormir cuando ustedes se vallan- le sonrió para no preocuparla; Aikawa asintió y luego dirigiéndose a Akihiko le reclamó:
Sensei dese prisa; el auto esta por recogernos- Akihiko suspiró frustrado; él no quería ir a esa fiesta; -no quería ir a ninguna fiesta en específico- pero le daba cuidado separarse de Misaki; trató inútilmente de negarse a ir; pero Aikawa y el propio Misaki fueron firmes en que tenía que hacerlo.
“Lo haré pero volveré temprano”- fue su admisión de derrota, dejando a los susodichos conformes con eso.
Una llamada obtuvo la atención de la editora y dando una orden al escritor de apresurarse; salió a contestarla; Akihiko aprovechó su oportunidad para acercarse a Misaki y abrazarlo por la espalda.
¿Usagi-san?-
No quiero dejarte- el menor sintió contraer su pecho; se sentía un poco culpable por preocupar al mayor; sin embargo no podía exigirle quedarse; no a costa de su trabajo.
Se te hará tarde, Usagi-san…-
Misaki…-
Estaré bien, debes de concéntrate en esta fiesta; es necesario tener buena presentación para un futuro obtener buenas críticas- sonrió despreocupadamente; Akihiko no cambió su semblante y lo abrazó más fuerte mientras le susurraba:
Te amo, Misaki… eres mi todo, eres mi presente y futuro; no me importan las fiestas ni los premios, solo tú…- el menor se conmovió ante esas palabras; y removiéndose un poco le espetó con una sonrisa:
¿Pero que dices, Usagi-san?… no es momento para decir estas cosas- se sonrojó y bajó la mirada; aunque la alegría por haberlas escuchado seguía vigente en su sonrisa.
Akihiko entonces suspiró comprensivo y lo volvió a abrazar; pero esta vez de frente.
¿Tú que ves en el futuro? ¿Me ves a mi?- lo besó en los labios conforme elaboraba la pregunta; hubiese avanzado más allá de no ser por el estrepito de la puerta azotar contra la pared y una furiosa Aikawa al borde de los nervios reclamar.
¡Sensei es tarde! Y no tenemos chofer- Akihiko se separó del sonrojado estudiante y miro impasible a la editora:
Yo conduzco- tomó su chaqueta y luego de un beso fugaz y un te amo susurrante a un joven universitario; salió detrás de la editora; Misaki quedó en la sala tratando de controlar su corazón que quería salir de su pecho.
Miró cansadamente la sala del departamento y luego las gradas para subir a su alcoba; le dio un poco de flojera tener que soportar el suplicio de subir; así que decidió dormir en el sofá; no sin antes tomar una camiseta de su querido casero y cobijarse con ella.
Para luego caer en un profundo sueño.
El sonido de la lluvia golpeando el cristal de las ventanas le despertó; Misaki se sentó en el sofá y miró a su alrededor; todo estaba oscuro, había dormido mucho tiempo. Se levantó y caminó a ver el exterior; la lluvia era intensa, los rayos y truenos anunciaban una tormenta.
Usagi-san…- se preocupó por su novio y en un instinto volteo a ver el reloj; casi cayéndose de la impresión:
2:30 am
Y el autor no llegaba a casa.
Misaki comenzó a sentir una opresión en su pecho; y se le dificultaba respirar; pues estando enfermo era más propenso a este tipo de reacciones, manteniendo en calma sus emociones fue directo al teléfono, descubriendo que tenía una llamada perdida de su hermano.
¿Nii-chan?- se preguntó; justo en el momento en que daba “recall” escuchó la cerradura moverse; con ello su corazón se tranquilizó; Akihiko llegaría pronto a casa.
Pero la persona que abrió la puerta no era su casero.
Ninguno de los dos.
Misaki-kun…- susurró con voz entrecortada; Aikawa lucia totalmente diferente a como había salido del departamento del novelista; el maquillaje corrido y su cabello húmedo; las ropas desarregladas y maltrechas; a su lado Takahiro miró a su hermano con profunda tristeza; solo entonces Misaki pensó lo peor.
“No”…-
Misaki-kun… tuvimos un accidente…-
“No”…-
Un conductor se atravesó… y… el deportivo…-
“No”…- la lluvia hacia más doloroso este momento; Misaki se remontó a su pasado; a su presente y a un futuro incierto; su mente rememoró lo que paso con sus padres una y otra vez sin piedad; Misaki pensó que Akihiko había sido descuidado; pensó que quería volver pronto a casa… pensó en que había sido su culpa…
Sensei… murió al instante…- Aikawa rompió en llanto mientras se dejaba caer en el suelo; Takahiro miró a su hermano; quien estaba desconectado de todo y analizando las palabras; en cuanto se enteró llamó a Misaki pero no contestó; entonces pensó que estaría donde Akihiko; sin embargo se preocupó al no saberlo ahí; solo a la editora y su jefe, reconociendo el cuerpo.
Takahiro sintió un dolor agudo en el pecho y a petición de la editora fueron con Misaki.
Lo siento, Misaki… yo…- Takahiro se acercó a su hermano; pero este lo rechazó y en un arrebato golpeo al mayor; quien entendiéndolo se dejó hacer; cada golpe cada empujón, no eran propios de Misaki; quien era la dulzura en persona; sino de la tristeza de su corazón.
¡NO! ¡ESTO NO ES VERDAD! NO, USAGI-SAN…- se alejó de Takahiro y comenzó a romper todo lo que había a su paso; luego de un rato caía lentamente al suelo siendo sostenido por Takahiro que lo alcanzó al instante y dejaba escapar lágrimas de impotencia al no poder consolarlo; si bien no sabía el tipo de relación que ellos mantenían; le dolía la forma en que Misaki lo llamaba tan desgarradoramente; Misaki comenzó a estremecerse sin parar de llorar, pronto la habitación se lleno de sus lamentos y gritos hasta que cayó rendido en un sueño intranquilo.
En el funeral todos lamentaban la pérdida del escritor; Haruhiko y Fuyuhiko estaban ahí; el primero impasible sin quitar la mirada del joven roto al lado del féretro y el otro con el semblante totalmente serio. Aikawa reconfortaba a Misaki, sin separarse de él en ningún solo momento; mientras alejados del drama familiar; un profesor era tomado de la mano por su compañero acompañándolo en su dolor.
La situación del testamento dejó inconformes a los allegados; pues en ella el único heredero de sus bienes era su joven universitario; cosa que no hizo sino traerle problemas con el padre y con el hermano; pero Misaki no tuvo opción más que aceptarla; después de todo era un deseo de Usagi-san.
El departamento y su maniática colección le pertenecían; así como las miles de regalías y su estado bancario; por desgracia ninguna de estas cosas le traería a Akihiko devuelta; Misaki lo sabía.
Pasaron semanas, en las cuales Misaki se había auto encerrado en la habitación de Akihiko; solo Aikawa y Takahiro le visitaban y animaban a comer de vez en cuando; pero todo era en vano los primeros días ya que devolvía la comida por el inodoro; poco a poco comenzó a comer y despertar por más de una hora; Misaki seguía viviendo, solo que sin razón para hacerlo.
Aun así, a pesar de las miles de veces en que Takahiro le rogó ir a vivir con él; Misaki se mantuvo renuente a aceptar; él no quería separarse de Usagi-san.
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“Usagi no querría verte así”- fueron las palabras de su hermano al despedirse como siempre hace unos días; había intentado una vez más que Misaki fuera con él, recibiendo la misma respuesta y dolido aún por la forma en que su hermano se dejaba morir; le dijo esas palabras, para ver si hacían efecto.
Lo cual obtuvo un pequeño resultado; y ahora esa persona estaba sentada en las gradas tratando de poder bajar sin estallar en llanto ante cada recuerdo.
Con un gran esfuerzo logro llegar a la cocina; y se sorprendió un poco al encontrar algo de comida; sin duda obra de sus ángeles guardianes.
Tomo un par de salchichas y comenzó a cocinar.
Observó su almuerzo con algo de gracia; por alguna razón terminó haciendo salchichas en forma de pulpo; sin duda las viejas mañas no se olvidaban.
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El reloj le indicó que era tarde y luego de terminar su almuerzo tomó su mochila y salió de la casa pausadamente; como queriendo que el tiempo siguiera detenido y el poder avanzar a su propio ritmo.
El ruido lo perturbó, incluso se mareo un poco; pero logro sobreponerse; ponerse tantos días en encierro le afectó; sus pasos le llevaron por las calles hasta llegar a un edificio conocido y en cierta forma, nostálgico; Misaki atravesó las grandes puertas y entró al campus.
Al menos quería terminar el semestre; si bien tendría que cursarlo de nuevo por sus faltas; bien pudiera intentar acoplarse al programa otra vez.
Solo que, no se esperaba tantas miradas piadosas sobre él; ni el silencio que produjo su llegada.
Incluso el profesor castaño detuvo su clase un momento en lo que el joven se sentaba donde siempre; se sorprendía de verlo nuevamente.
Las palabras no tenían sentido para él; solo podía sentir las miradas de todo y de todos; solo tratando de no gritarles “¿Que me ven?” pues su aspecto mostraba lo que no había sanado; estaba despeinado y con la cara llorosa; unas grandes ojeras alrededor de sus ojos verdes opacos.
Trato de concentrarse en la clase; pero era imposible; sus pies se movieron ansiosos; lo único que quería hacer era salir de ahí; no soportaba estar tan expuesto; no soportaba nada; no quería nada… solo quería lo imposible.
Sumi vio la ansiedad en el cuerpo de su amigo y colocó su mano en el hombro; para Misaki esta fue la detonación de todo y levantándose abruptamente salió del salón; seguido de las miradas de todos, el demonio una vez más se contuvo de lanzarle un libro; ya sea por la llegada tarde o por la falta de respeto al interrumpirlo.
Misaki corrió por los pasillos; sintiendo el aire chocar en su cara; bajó las escaleras y salió del campus; siguió corriendo, tratando de escapar de todo y solo gritar lo que tanto guardó en su corazón y por cobarde no se atrevía a decirlo en voz alta; las personas lo ignoraban, ¿Por qué? ¿Por qué esto le sucedía a él; acaso la vida no lo había castigado lo suficiente? ¿Acaso esto era una condena por no decir nada antes? ¿Acaso el no merecía ser feliz?
“Usagi-san… te amo… lamento no habértelo dicho”-
Era lo único que pensaba mientras corría en dirección a un parque, a un lugar rodeado de flores y él sabía que existía; pues le habían dicho sobre eso en cierto momento; al llegar ahí; Misaki se dejó caer de rodillas; de momento no había nadie, pero se notaba que las rosas y ofrendas eran cambiadas constantemente; lo único inmovible era la pequeña placa memorativa.
Su cuerpo había sido cremado y las cenizas esparcidas por el mar; la placa que veía era una memoria; pues ese era el último lugar donde había estado.
El día en que murió.
Misaki observo la placa tan vistosa “Usami Akihiko” y debajo sus grandes logros; no le reconocían familia alguna; pues Isaka había negado fervientemente ligarlo a una familia a la que no había pertenecido completamente; incluso se mostro renuente a colocar la placa.
Así que el titulo quedó; después de sus logros: “un escritor brillante y talentoso, gran amigo y compañero”- eral o que leía; a simple vista; pero si uno apartaba un poco las flores; notaba algo más escrito; influencia del secretario de su jefe.
“Y amado amante”- Misaki soltó un sollozo; pues algo así le había comentado Aikawa que recitaba su placa, no queriéndolo creer a primera instancia.
Misaki observo de nuevo las flores y tomando una color crema que en un pasado le hubiese regalado al escritor sonrió tristemente:
Te veía a ti…- susurró con dolor; contestando la pregunta tardía. Mientras bajaba la cabeza y lloraba en silencio.