Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lágrimas de hielo por Khira

[Reviews - 115]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Lágrimas de hielo

 

por Khira 



I.



- Tadaima! – gritó Rukawa nada más entrar en su casa.



- Okaerinasai, Kaede! – se oyó una voz procedente de la cocina.



Rukawa se dirigió allí y tuvo que reprimir la risa al ver a su abuelo con el delantal de flores de sakura que le había regalado una vecina hacía unos días.



- Te dije que no hicieras la cena, que ya me encargaría yo, Jii-chan.



- No pasa nada, últimamente llegas a casa muy cansado.



- Es Miyagi – suspiró Rukawa mientras se dejaba caer en una silla – Se ha propuesto espantar a los nuevos jugadores a base de entrenamientos extenuantes…



- No quiere nuevos jugadores en el equipo?



- No es eso… es que muchos sólo se han apuntado por la fama que adquirimos después del nacional…



- Ya veo…



- Que estás preparando?



- Yakisoba.



- Y te falta mucho? Porque me muero de hambre…



- Ya casi está.



Kiyoharu Rukawa se secó las manos con el delantal y se sentó frente a su nieto.



- Se te ve muy contento – le dijo con una sonrisa pícara.



- Uh? Porqué lo dices? – preguntó Rukawa sorprendido. Cómo era posible que su abuelo se hubiera dado cuenta?



- Ha vuelto, verdad?



Rukawa se ruborizó. Por un momento pensó en cambiar de tema, pero en el fondo sabía que no le serviría de nada.



- Sí – contestó con una hermosa sonrisa de esas de las que sólo su abuelo era testigo - Hoy se ha reincorporado a los entrenamientos.



- Y cómo está?



- Bastante bien por lo que he visto. Y más alto. Aún tardará un poco en recuperar la forma, pero con ese físico que tiene no creo que tenga problemas.



- Has hablado con él?



- De qué?



- De lo que sea, sois compañeros de equipo, no?



- Ya sabes que Sakuragi y yo no hablamos si no es para insultarnos, Jii-chan… aunque…



- Aunque?



- Que hoy ni siquiera eso… no me ha dicho absolutamente nada en toda la tarde…



- Y eso es bueno o malo?



- No lo sé… quizás después de lo que le dije la segunda vez que nos encontramos en la playa ha recapacitado un poco y ya no le entran ganas de matarme cada vez que me ve…



- Ya es un paso, no?



- Sí, un gran paso… A este ritmo no conseguiré hacerme su amigo ni en mil años…



El anciano se levantó y le acarició cariñosamente el pelo. Sabía lo mucho que le costaba a su nieto relacionarse con los demás, pero aún así seguía sin entenderlo. Llevaba varios años insistiéndole para que visitara a un psicólogo, pensando en que quizás se trataba de un trastorno de la personalidad evasiva o un trauma causado por la tragedia familiar que tuvo que soportar hace unos años, pero Kaede siempre se había negado.



- Si te mostraras ante él tal y como eres… - murmuró más para si mismo que para su nieto.



- Entonces quizás me insultaría, me patearía, me escupiría o pero aún, se reiría en mi cara - se quejó Rukawa.



- Eso no lo sabes.



- …



oooooooo



Después de cenar y fregar los platos Rukawa subió a su habitación para realizar las tareas escolares que le habían mandado durante el día. Ese año se había propuesto firmemente aprobar todas las asignaturas, no como en el curso anterior en que suspendió cinco y estuvo a punto de quedarse sin el campeonato nacional de no ser por la intervención de Akagi ante los profesores. Además no quería decepcionar de nuevo a su abuelo.



Se pasó una hora con los ejercicios de lengua japonesa y tan sólo diez minutos con los problemas de matemáticas; a veces pensaba que era extraño que se le dieran tan bien las ciencias cuando en su familia habían estudiado todos carreras de letras. Aún no había decidido que estudiar, pero cada vez se decantaba más hacia una carrera de ingeniería o incluso arquitectura. Eso siempre y cuando consiguiera una beca o un trabajo a media jornada, porque en cuanto acabara la secundaria alta se costearía él mismo los estudios.



Miró el reloj y vio que eran casi las once de la noche, lo que significaba que su abuelo llevaría más o menos una media hora dormido. “Es extraño que no haya subido a darme las buenas noches”, pensó preocupado. Salió de su dormitorio en dirección al de su abuelo, situado en la planta baja, pero al entrar lo encontró vacío.



Entonces tuvo un mal presentimiento.



- Jii-chan?! – gritó antes de empezar a recorrer la casa.



Vio la puerta del baño entreabierta y casi se abalanzó sobre ella. Al entrar la sangre se le congeló en las venas. Su abuelo estaba tumbado en el frío suelo, al parecer inconsciente.



- Jii… chan…



Las piernas le temblaron y apunto estuvo de caer al suelo de rodillas, pero entonces reaccionó. Se acercó al cuerpo del anciano y comprobó aliviado que aún respiraba. Después corrió hacia la entrada y llamó por teléfono a una ambulancia.



oooooooo



Los minutos parecían horas en aquella diminuta sala de espera del hospital Kitamura, el mismo donde el entrenador Anzai estuvo ingresado meses antes a causa de un infarto. Rukawa nunca pensó que tendría que volver a ese sitio, y mucho menos por su abuelo. No se había dado cuenta hasta ese momento de que el anciano estaba cada vez más mayor, ya que siempre había tenido buena salud, incluso mejor que la suya.



Desde que tenía memoria su abuelo siempre había estado con él, primero viviendo en la casa con sus padres, después ellos dos solos. De hecho era más que su abuelo: era su padre adoptivo. Si le pasaba algo…



“No, no va a pasarle nada”, intentó tranquilizarse en vano, “No puede pasarle nada…”



- Familiares de Kiyoharu Rukawa? – preguntó una doctora entrando en la pequeña sala.



Rukawa se levantó y se acercó tembloroso a la doctora.



- Cómo está? – preguntó con mucho esfuerzo. Un agudo dolor en el pecho le impedía respirar y hablar con normalidad.



- Soy la doctora Aizawa. Cómo te llamas?



- Kaede Rukawa.



- Es tu abuelo?



- Sí.



- Y tus padres?



- Murieron.



La doctora le miró apenada.



- Oh… lo siento. Verás… - empezó mientras conducía a Rukawa por uno de los pasillos – tu abuelo ha sufrido una hemorragia cerebral a causa de un aneurisma, sabes lo que es?



- No muy bien…



- Un aneurisma es un ensanchamiento o abombamiento anormal de una porción de una arteria, que tiene relación con la debilidad en la pared de dicho vaso sanguíneo. La causa más probable son sus problemas de hipertensión.



- Y es… grave?



La doctora se detuvo frente a una puerta acristalada y Rukawa la imitó.



- Sí, lo es.



- Y que… que van a hacer?



- Rukawa… - la doctora cogió aire, nunca se acostumbraría a dar malas noticias – No podemos hacer nada. El aneurisma está en la zona occipital. La operación no es viable.



Rukawa palideció y empezó a sentir náuseas.



- Van a dejarle morir? – preguntó con voz seca.



- No podemos hacer nada – repitió la doctora – Aunque intentáramos la operación, moriría en quirófano – al ver que el chico ya no parecía escuchar decidió no perder más tiempo en explicaciones – Puedes pasar a verle. Quizás recobre la conciencia durante unos minutos.



La mujer apoyó su mano en la puerta acristalada y la abrió lentamente. Rukawa entró y se encontró con una imagen desoladora para su corazón: su abuelo estaba tumbado en una cama rodeado de máquinas y botellas de suero.



Cogió una silla y se sentó a su lado. Durante los largos minutos que siguieron no fue capaz de pensar en nada, sólo observó el rostro del anciano. Se veía más mayor que nunca.



De pronto empezó a abrir los ojos lentamente



- Jii-chan… – murmuró Rukawa acercándose un poco más y cogiéndole de la mano.



- Hola Kae-chan…



- Hacía tiempo que no me llamabas así…



- Tú no me dejabas…



- Me hacías sentir como un niño pequeño…



- Es que eres mi niño pequeño…



- Jii-chan…



Los ojos de Rukawa se humedecieron y el anciano soltó su mano de la de su nieto para acariciarle el rostro. Hacía seis años que no le veía llorar.



- Escúchame bien, Kaede… me hice un seguro de vida hace ya muchos años, tendrás que hablar con mi abogado, el señor Eiri, encontrarás su número de teléfono en mi agenda…



- No me hables de eso ahora, por favor…



- Tengo que hacerlo… le llamas por teléfono y hablas con él, tú eres el único beneficiario… También llama a tu tío Hisanobu, él cuidará de ti hasta que seas mayor de edad…



Rukawa no lo soportó más y gruesas lágrimas recorrieron su cara.



- Jii-chan por favor, no me hagas esto, no puedes dejarme solo… - suplicó con la voz rota.



- No estarás solo, cariño… - las fuerzas del anciano empezaban a fallar y Rukawa lo notó.



- Sabes que no tengo a nadie, Jii-chan, por favor…



- Ojalá algún día seas capaz de mostrar tu sonrisa a alguien más…



Rukawa observó con estupor como los ojos de su abuelo se volvían vidriosos, del susto le soltó la mano y esta cayó pesadamente sobre la sábana.



- Jii… chan…



Por primera vez se dio cuenta realmente de que se había quedado solo.



Completamente solo.



- Jii-chan… jii-chan… JII-CHAAAAAAAN!!!!



Empezó a temblar y a sudar. La vista se le nubló y otro grito desgarrador salió de su garganta mientras caía arrodillado a los pies de la cama, golpeando el suelo con los puños. El dolor en el pecho era ahora insoportable y siguió gritando como si eso fuera a aliviarlo. De pronto sintió que lo levantaban del suelo y tuvo la necesidad de resistirse, no quería moverse de ahí, no quería irse del lado de su abuelo... Vio sombras en la habitación y les gritó aún más fuerte que lo soltaran… que le dejaran en paz… notó un pinchazo en el brazo y poco a poco todo lo que le rodeaba se convirtió en oscuridad.



oooooooo



N/A: Hace falta que me presente? Soy Khira, la peor pesadilla de Kaede Rukawa MUAHAHAHA! Y aquí estoy de nuevo con otro fic, que esta vez cuenta con la inestimable colaboración de mi sempai Nikie (Gracias por tus correcciones e ideas, wapa)



Espero les guste. Besos desde Mallorca



Khira


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).