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Drums por BombayLove

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Muchas veces habían cruzado aquellos pensamientos por mi mente. Quizás, una parte de mí, pensaba que estaba siendo demasiado enfermizo o que necesitaba cuando antes un cuerpo distinto del que estaba viendo entre esas cuatro paredes. Sus excitantes gemidos de placer golpeaban en lo más profundo de mi cerebro. Aunque intenté levantar mis manos para tapar mis oídos, para quedarme fuera y evitar así que alguien más lo oyera, no pude, estaba inmóvil escuchándolo gemir. Después de todo, quizás estaba en lo cierto, pero algo dentro mío, quizás mi parte más curiosa, quería que lo descubriera con mis propios ojos. Mi mano se posó sobre el picaporte y mis ojos y oídos escudriñaron a mis flancos, hallando nada más que el bullicio que parecía alejarse más que acercarse, al igual que las personas que lo ocasionaban. ¿Acaso él estaba consciente de que alguien podía entrar y verlo en cual sea el estado en el que yo lo estaba por ver? Tragué en seco. ¿Por qué mis manos sudaban de esa manera? ¿Por qué mi ser íntegro se estremecía al oírlo gemir?

Sin intentar dar con respuestas que no tenía, lenta y sigilosamente giré el picaporte y abrí la puerta, cruzando la fina línea que me llevaría… Perdón, que nos llevaría a la locura.

 

Cuando la puerta se abrió la única persona en esa, intentó cubrirse lo más que pudo, quedándose con la cabeza gacha, bastante cerca del suelo. El recién llegado cerró la puerta a su paso y se le acercó, examinándolo con la mirada. Era bastante obvio lo que estaba haciendo segundos antes que él entrara, ambos lo sabían, su cuerpo falto de aliento y su respiración agitada también lo delataban.

- ¿Te interrumpí? – Dijo Ryo, sentándose en el sillón, a su lado, como si fuera lo más normal del mundo. Su oyente no respondió. Si Ryo limitaba sus respiraciones, era capaz de oír las de Tadayoshi -. ¿Es que no puedes esperar al menos hasta llegar a casa, Tacchon?

- Es raro… Que tú me llames así – Dijo, finalmente, con el poco aliento que tenía en sus pulmones.

- Cosas que suceden – Dijo Ryo, apoyando su cabeza sobre el borde del sillón, pero terminó por ladearla un poco para mirar a su acompañante -. Puedes seguir.

- Tarado – Dijo el menor, tanteando con sus manos sus pantalones para, al menos,  poder vestirse con ellos.

- No terminaste – Le dijo Ryo, pero el aludido, lejos de hacerle caso, se levantó y se vistió.

- Como dijiste cuando llegaste, me interrumpiste - Tadayoshi le dedicó una rápida mirada, una rápida sonrisa. Aunque se conocían desde hacía mucho tiempo, le daba vergüenza que lo viera así, le daba vergüenza la situación en la que lo había encontrado. Si se quedaba más tiempo allí, sería el blanco de sus burlas el día siguiente y no iba a poder soportarlo. Una mano agarrándolo del brazo le impidió irse. Cuando quiso darse cuenta, Ryo lo había lanzado al sillón y se había puesto a horcajadas suyo. Su mirada, de alguna forma, lo asustaba -. R… Ryo-cha-- ¡Mhh! – Ryo rozó la entrepierna de Tadayoshi con su mano, estremeciéndolo por completo -. N… No… Ryo-chan…

- No, ¿qué? – Susurró el morocho, mirándolo a los ojos. Si algo podía leer Tadayoshi en ellos, era que no tenía escapatoria alguna -. No pienso dejarte ir en este estado.

Sus manos desvistieron al menor de la cintura para abajo. Utilizó esas mismas partes de su cuerpo para estimular su hombría. De nuevo los gemidos de Tadayoshi repicaban dentro de su cerebro, haciendo vibrar cada célula de su cuerpo.

- Ahhh~  Ryo-chan~ Así~~ Ahhhh~

No sabía qué estaba haciendo, no sabía si estaba bien o mal, pero en ese momento, algo en lo profundo de su alma lo llevó a hacerlo.

Tadayoshi lanzó un sonoro gemido al sentir los labios de Ryo sobre su hombría. Acarició sus cabellos ni incitándolo a seguir ni impidiéndoselo. Luego sintió su lengua recorriendo la extensión de su masculinidad como si fuera un dulce. Lo estaba disfrutando, en su rostro se había dibujado una amplia sonrisa, mientras sus mejillas fueron tiñéndose poco a poco de un brillante color carmesí.

Placer.

Si había una palabra que pudiera definir aquel momento, sin duda alguna era esa. Las acciones que Ryo mantuvo sobre su hombría a posteriori le generaban el mayor de los placeres, pero poco podía dejarse llevar y gritar, por lo que se mordió varias veces el labio inferior, acariciando sus cabellos, aferrándose al sillón.

- No… Ahh… pares – Musitó, completamente loco -. Ry… Ryo-chan… Mi… Ryo-chan…

Toda aquella excitación que Tadayoshi había despertado en él, Ryo se la transmitía en acciones, succionando su masculinidad reiteradas veces, acariciando sus piernas con insistencia, apretando sus muslos.

- Mhhh~~

Ryo sintió el cuerpo de Tadayoshi dando un respingo, sabía que estaba cerca del clímax, pudo darse cuenta de ello al sentir cómo la parte de su cuerpo que estaba estimulando con su lengua empezó a hincharse un poco más dentro de su boca. Él tampoco iba a poder soportarlo mucho más, después de todo, él también tenía sangre recorriendo sus venas. Dejó de acariciar el cuerpo de Tadayoshi para poder acariciar su propia hombría con rápidos movimientos, sintiendo cómo él también estaba por llegar al punto máximo de placer.

- Ahh~ Ryo-chan… Ryo-chan~

El menor jaló con fuerza los cabellos de Ryo, marcándole él mismo los últimos movimientos en torno a su hombría. Mordió su labio inferior, deteniendo sus movimientos abruptamente, descargándose dentro de la boca del mayor, sintiendo cómo su amante imitaba sus acciones, manchando su mano y su propio cuerpo. Tadayoshi soltó los cabellos del morocho, tomando aire a bocanadas, mirándolo sentarse y lamer su mano.

- Mhhh~

- Qué asco – Musitó Tadayoshi, mirándolo.

- ¿Mh? Es la primera vez que lo hago – Se sinceró, recostándose encima suyo.

- ¿Qué cosa? – Preguntó Tadayoshi, besando su frente y acariciando sus cabellos.

- Ambas cosas – Respondió Ryo, sonriendo, mirándolo escasos segundos a los ojos, para volver a apoyar su cabeza sobre su pecho -. Oye, Tadayoshi…

- Dime…

- ¿Siempre te pasa esto cada vez que tocas la batería?

- ¿C… Cómo lo notaste…? – Preguntó, extrañado el menor.

- Bueno… Se te nota – Respondió el aludido, riendo al ver el rostro de sorpresa del muchacho -. No lo había comentado con nadie porque no me parecía… correcto… Creo…

- No… Bueno… Hay veces que puedo… controlarme… Pero si tengo que someterme a esto cada vez que toque la batería…

- ¿Es que no puedes hacerlo solo?

- Lo hiciste bien – Ryo lo miró, hallando sus mejillas levemente sonrojadas -… Me gustó que… me lo hagas.

- Tarado. Estás rojo.

- Es tu culpa – Rió Tadayoshi.

- Para la próxima, vayamos a un lugar menos concurrido y quizás… podamos pasar a una siguiente etapa…, ¿no? 

Notas finales:

Gracias por leer ^^~ ♥


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