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La encerrona por Paz

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Notas del fanfic:

Aquí tenéis el fic de regalo tal como os prometí ayer. Si notais algún gazapo es que lo escribí muy rápido y por falta de tiempo lo he subido sin revisar.

Notas del capitulo:

Me he entragado a este fic por entero porque llevaba mucho tiempo sin hacer algo nuevo. Espero que sea de vuestro agrado.

 

Título: La encerrona

Autor: Paz

Estado: Capítulo único

Personajes: Sakuragi Hanamichi, Rukawa Kaede, Sendoh Akira, Mito Yohei, Koshino y Ookus, todos ellos han salido de la magistral mente de Inoue, aquellos que no son reconocidos como suyos, me pertenecen, en este fic no se da el caso.

Parejas: Irán apareciendo a lo largo del fic

Estilo: Romántico

Disclaimer: Este fic está basado en Slam Dunk, los personajes pertenecen a Inoue Takehiko, no saco ningún beneficio utilizando sus nombres, solo me distraigo colocándolos en situaciones inverosímiles o dramáticas, en este caso solo romanticismo.

Advertencias: Esto es yaoi. Lemon. Advierto desde el principio que se trata de una relación chico/chico.

 

La encerrona

Por Paz

Capítulo Único

 

Sendoh y Mito tienen una misma preocupación sin saberlo.

Akira es amigo de Rukawa y empieza a darse cuenta que el tiempo pasa demasiado rápido y desde que le conoce no ha tenido pareja. Decidió hablarlo con su koi para buscarle una. Koshino al principio no le pareció buena idea, pero convencido por su novio acabó accediendo a su plan. Confeccionaron una lista de nombres para emparejarle con alguno de ellos, cita tras cita, todas ellas encubiertas, vieron como sus planes van cayendo en saco roto. Rukawa se muestra indiferente, ni siquiera advierte los intentos de sus amigos.

Por su parte Yohei junto con su novio intenta que Hanamichi conozca a varias chicas, algunas de ellas compañeros de su trabajo, tratando de que muestre algún interés por alguna. Vano intento, si bien en la secundaria baja era muy enamoradizo ahora es todo lo contrario ninguna de esas haya hueco en el corazón del pelirrojo y eso que todas ellas eran más guapas que su último enamoramiento, la hermana del ex capitán Akagi, ahora capitán del cuerpo de seguridad, y desde entonces ya han pasado diez años.

Desesperado no sabe a quien recurrir cuando Ookus hace un comentario que al principio le resultó inaceptable.

-¿Y si ahora no tiene interés por ellas?

-¿A quién te refieres? –inquirió un tanto perplejo, todas ellas eran guapas y tenían trabajo propio, sus propios pisos, independizadas de sus padres, no tenían nada en su contra.

-A las mujeres en general.

-Imposible. Hanamichi es heterosexual.

-Tú también lo parecías y ahora estamos juntos. –le rebatió.

Yohei ahí tuvo que darle la razón, pero ¿Hanamichi?, no, imposible.

-¿Sabes donde va a pasar el fin de semana? –inquirió como si estuviera cambiando de tema aun sabiendo la respuesta.

-Va a Hakone… nos comentó que había encontrado un lugar donde relajarse.

-¿Solo?

-Nunca ha dicho lo contrario –ese detalle le animó- A lo mejor tiene novia allí.

-Si así fuera nos lo diría.

-Quien sabe, ¿y si es un chico? –volvió sobre su primera idea.

-Te aseguro que no es así –continuó defendiendo la integridad de su amigo, aun cuando su novio también lo era.

-Te daré la razón después de verlo.

-¿Cómo?

-Presentémosle a un chico y observemos su reacción.

-Si te hago caso, ¿dejaras de atosigarme?

-Lo prometo.

-De acuerdo… -acabó accediendo.

Dos días después le presentaron a un reconocido modelo que era vecino de ellos y con el que solían conversar cuando se cruzaban al salir de sus apartamentos. Un muchacho al que muchos hombres quisieran tener en su cama.

Hanamichi no pareció molesto cuando al llegar al lugar de la reunión se fijo en el chico que acompañaba a sus amigos. Tras las presentaciones Hanamichi enseguida conectó con el muchacho, ambos tenían gustos afines en algunas cosas y no tuvieron dificultades en conversar animadamente durante las dos horas que duró la reunión, dando la impresión a cualquiera que los viera que se conocían de siempre.

Cuando Sakuragi se detuvo en una esquina, habían llegado al punto donde tenían que separarse, Hiroshi les habían dejado antes pues tenía que presentarse en un local para una exposición de ropa interior, ellos siguieron juntos hasta ese punto y mientras el pelirrojo se despedía de Yohei, Ookus aprovecho para preguntarle.

-¿Qué te ha perecido Hiroshi?

-Es simpático… -hizo una larga pausa dejándoles en vilo- pero no es mi tipo, demasiado guapo, tendría que estar preocupándome todo el tiempo si alguien más querría quitármelo.

Yohei abrió mucho los ojos.

-¡¡Te lo dije!! –exclamó eufórico colgándose del hombro de su novio.

-Nos vemos el lunes –dijo intentando alejarse.

-¿Dónde vas esta vez? –pregunto curioso Yohei interrumpiendo su ademan de marchar.

-Al mismo lugar de siempre a Hakone –no se molestó en ocultarlo, no tenía sentido.

-Si nos da la dirección del ryokan podemos hacer un esfuerzo y reunirnos contigo.

-Me hospedo con una familia. Han sido muy atentos al dejarme quedar en su casa siempre que voy.

-¡Ah!

Les hizo un gesto de despedida y se fue para que no siguieran indagando sobre sus fines de semana. Eso le pertenecía solo a él. Sus amigos de haberle visto se hubieran preguntado a que se debía la sonrisa que distendió sus labios cuando se alejaba.

***********

Koshino llevado por un impulso decidió de camino a casa pasarse antes por Danny’s aun sabiendo que se desviaba bastante.

Fue una decisión acertada, Rukawa se movía por ese ambiente por lo que pensó hacerse el encontradizo con él.

No lo logró, en cambio, sin desearlo escuchó una conversación muy interesante y que podía ponerse en práctica si aunaban esfuerzos. Pensó que esa podía ser la señal que estaba esperando.

Se apresuró a pagar la consumición y se apresuró a llegar a la estación, minutos después subía al vagón y tras sentarse comenzó a maquinar el modo de unir a esos dos, Sakuragi era la pareja ideal para Rukawa, fueron unos tontos no habiéndose dado cuenta antes de ese detalle.

Sendoh al escuchar su entusiasmado relato y su plan pensó que era una idea descabellada. Rukawa y Sakuragi juntos ¡¡imposible!! Era demencial pensar que esos dos congeniarían alguna vez, si no lo consiguieron durante los tres años en los que compartieron un mismo equipo no podía creer que ahora lo hicieran.

Además había que tener en consideración que ninguno de los dos se saludaba cuando coincidían en las reuniones que organizaban los ex jugadores y jugadores para no perder el contacto entre ellos. Decididamente era imposible, ya era un triunfo que Rukawa accediera a ir.

-No tiene sentido lo que dices. Has olvidado como se ignoran cuando están en un mismo lugar.

-No se dirigen la palabra –reconoció Koshino.

-¿Y que sucede cuando por equivocación sus miradas coinciden?

-Dan la impresión de querer matarse.

-¿Aun así crees que pueden llegar a ser pareja…? -ni siquiera él se atrevía a mencionar la palabra amor. Que hubiera sexo entre ellos ya era difícil, pero no imposible.

-Si.

-¿En que te basas para creerlo? –empezaba a sentir curiosidad.

-En las máscaras…. –ni siquiera él sabía el motivo que le llevaba empeñarse en ese pensamiento. Las palabras surgieron solas, sin que meditara en la respuesta- Si yo la lleve, ¿Por qué no ellos?

Su respuesta le convenció, sabía la mal que Koshino lo había pasado en tanto él iba conquistando y rompiendo corazones, sin embargo, él continuo mostrándose ante todos como el amigo que era suyo, ocultando como su corazón se rompía con cada relación que él mantenía, utilizando su amistad para hacerle confidencias de sus amantes sin percatarse del daño que estaba ocasionándole. Cuando acabo dándose cuenta que lo que estaba buscando lo tuvo siempre a su lado fue cuando Koshino se desmoronó, lloró en sus brazos, más no por dolor sino porque no podía creer que la felicidad que buscaba la tenía tan al alcance de su mano.

-De acuerdo… lo haremos a tu modo. –Accedió con una sonrisa- Llamaré a Mito y le pediré que se reúnan con nosotros aquí. ¿Te parece bien? –preguntó deseoso de complacerlo.

-Si.

***********

Sendoh abrió la puerta apenas escuchó la llamada, vió que a su lado estaba su pareja, se hizo a un lado permitiéndoles la entrada. Koshino estaba en el salón de pie, esperando por sus invitados.

Tras los saludos, les ofrecieron sentarse. Koshino les dejo solo un momento, al regresar venía trayendo una bandeja con bebida fresca y un platillo con dulces que puso delante de ellos.

-Os estaréis preguntando el motivo de nuestra invitación. –comenzó diciendo Akira.

-Dijiste que se trataba de un asunto importante que teníais la solución para ayudar a Hanamichi.

-Sé que te parecerá sorprendente, pero tenemos una idea de quien podría…. –titubeó unos segundos-… ser la pareja de Sakuragi.

-¿Qué te hace pensar que Hanamichi esta buscando pareja?

-Yo no he dicho eso… quien se la esta buscando sois vosotros.

-¿Cómo puedes saberlo? –su rostro no mostró ninguna expresión de sorpresa.

-Lo lamento… -intervino Koshino- el otro día en Danny’s escuché vuestra conversación.

-Comprendo… -miró a su pareja que se disculpó con la mirada por sacar a colación aquel tema en un lugar indebido- ¿Por qué os interesa encontrarle pareja a Hanamichi? ¿Qué conseguís con ello?

-Mucho…, en realidad nosotros estábamos también buscando pareja para un amigo…

-Y pensáis que los dos pueden entenderse… -le interrumpió.

-Si te soy sincero no estoy seguro.

-¿Cómo es eso?

-Ellos se conocen…

-¿Cuál es el inconveniente? –intervino Ookus.

-Nunca han congeniado.

Ahí si que Mito estiró la mano tomando el vaso y dando un trago largo, no necesitaba que le dijeran el nombre del candidato. Era demasiado evidente.

-Hasta hace unos días no sabía que Hanamichi era uno de los nuestros, no me siento muy confiado respecto a vuestra propuesta. ¿Qué dice Rukawa a vuestra idea?

-No sabe nada…, hemos analizado la situación y será difícil que quiera verse con Sakuragi, por eso creemos que tienen que encontrarse sin saber con quien se vera.

-Tengo esa misma impresión referente a Hanamichi.

-Hagámosles caer en una encerrona –intervino Ookus.

-Explícales lo que has pensado… -dijo Akira dándole protagonismo a su pareja.

Koshino se explayó hablando durante largo rato. La atención de todos estaba puesta en él.

-Conozco una persona que me debe un favor –no explicó que era un pariente, para el caso no necesitaban saberlo- Dirige un club de alterne gay, le pido que nos permita utilizar una de sus salas privadas,  podemos dejarles allí encerrados toda la noche, se pueden dar dos casos seguros o se matan entre ellos –sonrió al decirlo- o cambian de actitud. Tendrán mucho tiempo para pensar que es lo mejor para ellos.

-Esa persona ¿es de confianza? –preguntó Mito.

-Totalmente. Gracias a él, conseguiremos que traben la puerta desde fuera con lo que no podrán salir, además en caso que no estén dispuestos a actuar podemos obligarles desde el exterior a hacerlo.

-¿Cómo?

-Cortándoles el aire acondicionado, la temperatura subirá tanto que tendrán que empezar a quitarse la ropa y recurrir a duchas frías para soportar el calor.

-No se lo pondréis fácil. –dijo Ookus divertido.

-De ningún a manera… tienen que verse bien… para que vean que se están perdiendo.

-Si cierra la puerta del aseo impedirán verse. –intervino Mito.

-No hay puertas, todo es diáfano.

-¿Ningún tabique que de intimidad?

-Si, la ducha lo tiene, es de cristal y no es opaco –sonrió al decirlo.

A partir de ese momento no volvieron a interrumpirle con preguntas, se limitaron a escucharle.

Mito asentía a su plan. Era perfecto. No había posibilidad de escape, metafóricamente todas las salidas estaban aseguradas, el muchacho era inteligente y había pensado en todas las posibilidades en caso que Hanamichi o Rukawa se negaran, rebatiendo todas sus posibles sus negativas

-De acuerdo… hagámoslo así. Nosotros nos encargaremos de conseguir que Hanamichi vaya a ese local, solo hay un inconveniente el sábado y domingo Hanamichi no esta para nadie.

-No hay problema. Que sea la noche del viernes. –dijo Akira sin aclarar que Rukawa esos días los pasaba con su familia en Hakone.

***********

A las diez de la noche, Sendoh, Koshino y Rukawa atravesaban el control de la puerta de club después de mostrar su tarjeta invitación, les acomodaron en una mesa próxima al escenario y enseguida les fueron a preguntar que consumición iban a hacer.

Algunos minutos después comenzó el espectáculo y el actor principal no dejo de lanzar ardientes miradas hacia Rukawa.

Todos tenían que estar ciegos para no advertirlo, excepto el interesado, mas de uno volvió el rostro hacia esa mesa para ver en quien se había fijado esa noche el bailarín, entre ellos un pelirrojo que había sido arrastrado hasta allí por sus amigos.

El ambiente estaba entretenido y las diversas parejas eran bastante comedidas, podía decirse que se trataba de un club selecto de alterne.

Echó hacia atrás la cabeza para buscar a la persona que parecía interesar al actor, enseguida su mirada se posó en los tres hombres que conversaban animadamente, Sendoh y su pareja acompañados de Rukawa. Al parecer también ellos habían oído hablar las maravillas que se comentaban del hombre que estaba sobre el escenario. Un insaciable personaje que todas las noches elegía a un hombre diferente para pasar el resto de la noche.

Aunque no lo parecía su mirada se iba inconscientemente hacia la mesa donde se encontraba Rukawa, sobre todo quedo un tanto sorprendido cuando un camarero se le acercó y le entregó un papelito que Rukawa leyó sin mucho interés, por su actitud estaba rechazando la invitación.

***********

Un camarero uniformado se acercó a la mesa, la mirada de los tres hombres se fijo en él, dirigiéndose a Rukawa habló.

-Disculpe…, para usted –sujetando con ambas manos un papel doblado en dos lo alargó en su dirección.

Intrigado lo tomó y desdobla leyendo unas pocas palabras, al levantar la mirada el camarero ya se ha retirado.

-¿De quién es? –pregunta Sendoh.

Rukawa con indiferencia tira el mensaje sobre la mesa, entre las copas, en su dirección.

Akira lo recoger y lee en alto:

-“Te espero en mi camarín”

-¡¡Wooow!! –exclama Koshino.

-Te dije que le habías impresionado, ¿te fijaste en las miradas que te echaba?

-No…

Sendoh le miró como si dudara de su negación. Sin embargo, la mirada de su amigo no le engañaba. Kaede no podía estar tan ciego como para no advertirlo, a menos que estuviera… ¿enamorado? ¿de quién?  Antes que pudiera interrogarle en ese sentido su novio intervino siguiendo el patrón que se habían trazado.

-¿Vais a ir? –inquirió Koshino.

-No me interesa ser el juguete de un estupido egocéntrico –replicó dándoles a entender que él también estaba enterado de los rumores.

-Puede sentirse ofendido… -lanzó una breve mirada alrededor, todos estaban pendientes de la reacción de su amigo, ¿Por qué la gente tenía que ser tan entrometida en los asuntos de los demás?

Kaede se encogió de hombros. Como si eso pudiera quitarle el sueño pensó desdeñoso.

-Aunque pensándolo mejor yo iría para pararle los pies, no me gustaría que hiciera eso mismo con alguien que yo quisiera –y al decirlo miró con amor hacia su novio que le miraba embelesado.

Esa razón fue suficiente para que Rukawa se levantara, su mirada brillaba iracunda.

***********

Le vio levantarse y marchar hacia el mostrador y preguntar algo al camarero, este señaló hacia un pasillo que debía comunicar con los reservados privados.

No tuvo tiempo de pensar en ello cuando un camarero se le acercó.

-Disculpe… -ofreciéndole un pequeño papel.

Lo recogió y leyó y ante la perplejidad de sus amigos se levantó y con pasos largos se abrió paso entre mesas y parejas hasta llegar al pasillo por donde vió desaparecer a Rukawa.

Más de uno se apartó al verle avanzar, su mirada daba miedo.

-Primer piso. Le esperan en el número seis –escuchó que le dijeron, más él no se detuvo.

Abrió la puerta sin llamar y se introdujo dentro dispuesto a sacar de la sala a patatas a ese individuo.

Estaban solos constató al instante. A su espalda, sonó un suave clic, se giró tomando entre sus dedos el picaporte y confirmando lo que creía. Estaban encerrados.

Comenzó a golpear la puerta para que les abrieran. El sonido de la música impedía que le escucharan.

-Abran la puerta… -grito al tiempo que seguía rompiéndose los puños contra la madera.

-Al parecer a alguien le interesa dejarnos solos. –dijo Rukawa imperturbable.

-Es una maldita encerrona. ¡¡Abrir!! ¡¡Abrir!! ¡¡Como broma ya esta bien!! – gritaba Hanamichi sintiendo en ese instante como Rukawa se ubicaba a su espalda. Medio se volvió, su rostro estaba muy cerca de él y sus labios se movieron tentadores delante de sus ojos. Trago saliva con dificultad. Volvió su atención a la puerta golpeándola una y otra vez.

Junto a su oído muy bajito Rukawa le advirtió.

-Hay micros de escucha y cámaras.

-Me ocuparé de desactivarlos –comentó igual de bajo sin dejar de golpear la puerta para evitar ser escuchado.

-¿Traes tu equipo?

-Nunca salgo sin él. Primero nos ocuparemos de las cámaras –dijo con una sonrisa divertida.

Rukawa se apartó de su lado, con expresión despreocupada, se quitó la chaqueta que dejo colgada en una percha junto a una de las paredes, él por su parte miró a su alrededor con igual gesto, intentando encontrar cámaras ocultas, al parecer les bastaba con un par de ellas, pero igualmente volvería a dar un segundo repaso para estar seguro. Se ubicó en el punto ciego de la habitación y sacó de su bolsillo interior una pequeña cartera, al abrirla mostró una serie de instrumentos apropiados para realizar su trabajo, todos ellos en miniatura para que no abultaran en exceso.

Su trabajo como experto en seguridad era una baza a su favor, en pocos minutos la habitación quedó incomunicada del exterior. Solo entonces se relajó acercándose a la cama donde Rukawa esperaba tranquilo.

-¿De quién ha sido la idea? –preguntó Kaede, volviéndose de costado, sujetando su cabeza con la palma abierta y el codo afianzado sobre el almohadón.

-Por mi parte, Yohei y por la tuya…

-Akira.

Asintió con una divertida sonrisa.

-¿Cuándo nos dejaran salir?

-Supongo que estaremos toda la noche encerrados

-Tendremos que agradecérselo… -comentó imperturbable- Nos han regalado un día más.

-Cierto… ¿no notas que esta haciendo calor?

-Ahora que lo dices… si.

-Están utilizando artillería pesada… -comentó al comprobar que había dejado de funcionar el aire acondicionado.

-Voy a refrescarme… ¿es seguro?

-No creo que se me haya pasado por alto alguna cámara, pero si fuera así, dejémosle que también ellos disfruten.

-No quiero que nadie vea lo mismo que yo… -dijo levantándose y yendo a su lado para ayudarle a quitarse la ropa.

-¿Es por eso que tenemos nuestro nidito? –sus manos fueron hacia su camisa comenzando a desabotonarla.

-¿Qué mejor sitio que ese?

-Cualquiera siempre que sea a tu lado…

Despreocupados iban dejando caer las distintas prendas a sus pies hasta que nada más quedo por sacar, se miraron en silencio, sus manos recorrieron sus torsos en lentas caricias, luego sus rostros se acercaron y sus labios se unieron en una profunda y ardiente caricia que les dejo sin aliento.

Sus cuerpos se frotaron entre si, notando la excitación que sentían, aunque los dos se habían apartado del basquetball, continuaban practicándolo entre si, por ello, sus cuerpos se mantenían con músculos fibrosos, duros al tacto, calidos al contacto de sus manos que se movían febriles por su espalda, caderas o nalgas que estrujaban entre sus dedos o acariciaban.

Gemidos y jadeos comenzaron a escucharse in crescendo, como puestos de acuerdo se movieron en la misma dirección dejándose caer sobre el lecho.

Iba marcando un sendero de besos, mordisquitos y lamidas por ese cuerpo de ensueño que cuando podían pasarlo juntos se le entregaba sin reservas.

Sus dedos se enredaban entre sus cabellos oscuros, mientras gemía suavemente, al ardor de sus caricias, movía sus caderas hacia delante con la clara intención de que calmara la dolorosa desazón con que le dejaba de lado.

Dio un suspiro de alivio cuando sintió el toque de su mano cerrándose suavemente alrededor de su miembro dolorosamente erecto y el movimiento ascendente de sus dedos formando una corona que enviaba deliciosas sensaciones que le incitaban a moverse para seguir sintiéndolas con más energía.

Dejo de adorar su cuerpo, hundiendo su rostro entre sus cabellos pelirrojos, al mismo tiempo que sus labios comenzaron a dejar suaves toques en su punta que soltaba su presemen, su mano lo mantuvo firme y su boca se cerró en torno a aquel delicioso bocado, su lengua humedecía su tronco con su saliva y sus dientes le raspaban levemente, consiguiendo sentir como todo su cuerpo se estremecía y sus caderas se arqueaban en un intento por metérselo aún más, sentía sus talones clavándose en sus nalgas, apremiándole. Su placer era el suyo por lo que durante unos momentos dejo que se hundiera una y otra vez hasta su garganta.

Finalmente se apartó y comenzó a lamerlo desde la base hasta la punta, dejando que su saliva se deslizara hasta sus testículos que también recibieron un trato especial y bajara por su perineo hasta su ano, donde sus dedos habían comenzado a prepararlo.

Escucharle gemir era tan placentero que no se cansaba de oírle por eso su boca y sus manos se esforzaban en darle placer. Sentir sus manos acariciantes era doblemente agradable y sobre todo cuando le apartaba de su dulce golosina para besarle con ardor y ser él quien acariciaba su miembro tan duro y firme que era doloroso en extremo, más él resistía todo lo más que podía porque deseaba que su koi alcanzara primero su propio placer y este llegó cuando volvió a hundirlo dentro de su boca, sintiendo sus sacudidas la primera ráfaga entró directamente en su garganta, las siguientes en su boca permitiéndole degustar y tragar su rico manjar, sorbió hasta sentir que ya no quedaba más, solo entonces se alzó hasta quedar a su altura, se fijo en su mirada velada por el deseo que se detuvo en su rostro y sus brazos se alzaron rodeando su cuello y atrayéndole hacia él. 

Sus bocas se unieron en un beso fuerte y duro, en el que una vez más mostraron los sentimientos que les unía, la caricia fue disminuyendo en intensidad hasta quedar en un suave toque, su lengua delineó sus labios hinchados, sin que sus miradas dejaran de verse.

Hanamichi hizo intención de darle la espalda, más él detuvo su gesto.

-Quiero verte…

-Y yo sentirte dentro de mi... –susurró más calmado después del intenso orgasmo que Kaede le hizo experimentar- ¡¡Hazlo ya!! –pidió exigente.

Kaede no se hizo de rogar, sus manos se deslizaron por sus costados acariciantes, descendieron hasta sus muslos, cuyas piernas estaban dobladas, poso sus palmas abiertas sobre sus rodillas y extendiéndolas las llevo hasta ubicarlas en sus hombros, ver a Hanamichi tan entregado y abierto a él le produjo una sacudida de deseo.

Conocía cada centímetros de su piel, su cuerpo no tenía secretos para él, sabia como le gustaba según sus estados de animo y esa noche quería que lo hiciera con rudeza y él le complació, con una mano le mantuvo sus nalgas a la altura de su miembro, la otra lo guío hasta su abertura

Presionó despacio metiéndose unos milímetros, enseguida un movimiento de sus caderas fue suficiente para empalarse dentro de él, observó los rasgos de su rostro que no se sacudieron con la rudeza de su entrada, es más una sonrisa asomó en sus labios y su boca se abrió para susurrar un par de palabra.

-Mas fuerte…

Le complació, sus embestidas no le daban un momento de respiro, no le importaba sentir sus uñas clavarse en su espalda, no había dolor, solo el placer de estar unidos, de sentirse uno solo, de amarse, jadeos y suspiros escapaban por entre sus labios entreabiertos, se sacudía con energía buscando ese punto que le daría más placer.

Hanamichi dejo escapar un grito más alto que otros cuando su próstata sintió la presión que su órgano ejercía sobre ella, como si estuviera castigándole Kaede volvía a repetir esos toques una y otra vez, todo su cuerpo temblaba estremecido, lo que estaba sintiendo era grandioso y solo Kaede era capaz de llevarle alcanzar ese goce.

Sus manos se aferraban a la altura de sus antebrazos, haciéndole saber sin palabras que siguió así, más fuerte, más fuerte y su mirada conectada con la de Kaede le hacia saber que también él estaba disfrutando esos instantes de placentera unión.

Bajo sus piernas de sus hombros para rodear con ellas sus caderas, apretando sus pies en sus nalgas impulsándole para dentro de él, marcando el ritmo que deseaba que tomara, moviéndose al unísono, Kaede deslizó sus manos sobre las sabanas hasta encontrar las suyas, sus dedos se entrecruzaron y sin dejar de sacudirse, no necesitaba que su mano le masturbara, bastaba con el contacto de sus vientres cuando se hundía profundamente en él. Lo sentía tan tenso que no iba a aguantar mucho más aquella presión.

Kaede se dio cuenta que su cuerpo vibraba con sus embestidas, tampoco él podría resistir mucho más.

Se inclinó hacia delante y rozando levemente sus labios musitó.

-Vente conmigo…

Hanamichi asintió.

Ninguno de los dos se contuvo y algunos segundos después el orgasmo les alcanzó, sus cuerpos se estremecieron, vibraron y Hanamichi se vino en la mano que había comenzado a sacudirle con ímpetu, al tiempo que dentro de su cuerpo experimento las sacudidas cuando sus esfínteres se apretaron en torno a su miembro provocando la liberación, sus eyaculaciones fueron profusas, dejándoles quietos, durante largos segundos solo se escuchaba las pesadas respiraciones de los dos.

Cuando se sintieron mejor se levantaron y se metieron bajo la ducha para asearse.

-Fue genial. Me pregunto ¿Por qué nunca me canso de ti?

-Será porque soy muy bueno –fanfarroneó Kaede con una tierna sonrisa- y solo yo consigo hacerte vibrar.

-No estoy seguro… pero tengo el resto de la noche para comprobarlo.

Así lo hicieron.

Amanecía cuando un adormilado pelirrojo musitó rodeado por el calor de su abrazo.

-Eres más que bueno… realmente maravilloso.

-Lo sé. –aunque no podía verla sabía que Hanamichi estaba sonriendo.

-Kaede… ¿me despertaras a las ocho? Tengo que destrabar la puerta –recordó que así impedía que abrieran desde afuera, había cambiado el código de apertura.

-Duerme tranquilo, así lo haré.

-Gracias, Kaede, te amo.

-Yo también te amo, Hanamichi –musitó dándole un suave beso en la coronilla, su cabeza descansaba en su pecho. Le mantenía junto a su cuerpo, enredando sus piernas con las suyas, mientras su brazo rodeaba su espalda como protegiéndole con el suyo. Un suave ronquido le indico que Hanamichi ya estaba dormido.

Desde que estaban juntos sus hábitos de dormir habían cambiado, se sentía completamente despejado sin cansancio solo con tres o cuatro horas, el resto del tiempo se la pasaba contemplando a su koi que dormía confiado en sus brazos.

Esa noche su actividad nocturna había sido muy intensa y si bien tampoco iba a dormir el tiempo que faltaba hasta que tuviera que despertarlo, sabía que podía dormir en el coche mientras se dirigían a su hogar en Hakone mientras Hanamichi conducía.

***********

Apenas Rukawa y Sakuragi desaparecieron en el pasillo que conducía a los reservados, los cuatro jóvenes se levantaron de sus respectivas mesas y se reunieron junto a la puerta donde estaban encerrados sus amigos, por encima de la música que alcanzaba a oírse se escuchaba los golpes y las palabras del pelirrojo exigiéndoles que abrieran la puerta.

Un hombre de unos cincuenta años se acercó al grupo.

-Venid por aquí. Podréis ver que hacen vuestros amigos.

-¿Tienen cámaras? –preguntó sorprendido Sendoh.

-Solo es por seguridad para nuestros muchachos.

-¿Son grabados? –preguntó Mito.

-No tendríamos lugar para guardar tanta cinta. Normalmente no, solo en ocasiones excepcionales, cuando el cliente lo solicita.

-Comprendo.

Apenas traspasaron la sala de control, se fijaron que dos jóvenes se movían nerviosamente delante de un par de cámaras.

-¿Qué ocurre?

-Hemos perdido contacto con la habitación seis. No tenemos sonido ni cámaras.

-Habéis probado la de emergencia.

-Esta muerta.

-Seguid haciendo pruebas.

-No se molesten en encontrar la forma, os ha dejado sin sonido ni visión, no podréis saber lo que pasa entre esas cuatro paredes.

-¿Cómo? –preguntó Sendoh.

-Hanamichi es experto en sistemas de seguridad, los conoce todos, así como cualquier tipo de artilugios sofisticados de escuchas. Además va siempre preparado para cualquier emergencia, por lo que no dudo que él enseguida advirtió que estaba siendo observado.

-Pero, apenas si tuvo tiempo de hacerlo, le vi cuando entró. –comentó uno de los jóvenes sin apartarse de la pantalla sin imagen.

-Rukawa tuvo más tiempo para darse cuenta de ese detalle, aunque no es ningún experto tiene nociones de seguridad, si bien esa no es su actividad de trabajo. –comentó Sendoh, sin percatarse de la similitud entre ambos jóvenes.

-Mañana sabremos como les ha ido. –dijo Koshino.

-Seguro que se han ignorado como hacen siempre que coinciden en un mismo lugar –dejo caer su opinión Mito sin expresar sus pensamientos. Que hasta el lunes no sabrían nada de Hanamichi, porque como era costumbre suya marchaba sin despedirse de nadie.

-Por de pronto ya se les ha cortado el aire acondicionado, difícilmente podrán ignorarse –sonrió el hombre mayor al comentarlo. Le divertía la encerrona que los muchachos han hecho para emparejarlos, sin embargo, lo que había visto en la mirada del pelirrojo era de todo menos indiferencia. También él sentía curiosidad por saber como acababa esa noche entre el pelirrojo y el moreno.

-Volvamos a la sala… -propuso Sendoh.

Todos asintieron y se quedaron hasta que cerró el local, antes de marchar fueron hasta la puerta numero seis del primer piso, del interior no se escuchaba ningún sonido extraño.

-¿Qué creéis que estarán haciendo?

-Posiblemente, estén sentados en paredes opuestas mirándose ceñudos –dijo con una sonrisa Koshino.

-Si solo fuera eso me sentiría más tranquilo, lo que temo es que hayan destrozado el interior peleándose y estén lastimados. –comentó pesimista Mito.

Se marchaban cabizbajos cuando volvieron a cruzarse con el encargado.

Mito le expreso su temor.

-Si lo deseáis podemos abrirles y comprobar que no se hayan peleado. –propuso.

Los cuatro jóvenes empezaban a sentirse culpables y tras mirarse entre si todos asintieron.

Fue entonces cuando se llevaron una sorpresa, la llave no giraba, lo intentaron con la maestra y tampoco.

-Es extraño, nunca antes había pasado algo así. Lo lamento chicos, tendremos que esperar que llame a un especialista para desmontar la cerradura. Mañana a primera hora podrán salir, tendremos que esperar.

Mientras le veía marcharse se preguntó si tan bueno era Sakuragi bien podía haber hecho algo para impedirles abrir. Pero, ¿Por qué haría algo así? No tenía sentido. Tomó nota mental de llamar temprano al cerrajero.

***********

A la mañana siguiente, con su caja de trabajo se presentó el cerrajero ante la puerta. Tras una primera comprobación, se incorporó y miró a su empleador.

-No hay ningún problema, la cerradura esta en perfectas condiciones.

-No puede ser… anoche estaba trabada. –tomó el picaporte con la mano y lo giro sin dificultad, la puerta se abrió.

Al momento, los dos hombres jóvenes aparecieron ante sus ojos dirigiéndose hacia la salida. Iban impecablemente vestidos, aunque sus trajes se veían un poco arrugados, ni en rostros ni en sus manos se veían rastros de golpes, la habitación lucia como era normal, solo la cama se veía deshecha. Se fijo que solo se veía el rastro de que había dormido ahí por lo menos una persona.

-Deberían tener cuidado con las puertas… nos ha sido imposible salir por más que lo intentamos –dijo con tono burlón Hanamichi al tiempo que levantaba su puño cerrado- Creo que esto es suyo –comentó con sorna dejando caer en su palma abierta, las pequeñas piezas que había desmontado.

Los dos hombres se quedaron inmóviles viéndoles marchar, uno al lado del otro, el moreno en ningún momento pronunció palabra, imperturbable, pero en su mirada había diversión.

***********

Sonó su teléfono y aun sabiendo que era su amigo contestó con un:

-Moshi… moshi...

-Yohei…

-Dime.

-Disculpa que te llame al trabajo. Se que estas muy ocupado.

-En este momento estaba pensando en ti. Soy yo quien necesita disculparse. No debí prestarme a su juego….

-Tranquilo amigo, necesito que me hagas un favor.

-Lo que sea… -estaba dispuesto a resolverle cualquier problema- Dime lo que quieras. Sabes que los amigos están para ayudarse entre sí.

-Lo sé, por eso me gustaría que te pusieras en contacto con Sendoh y que vengáis los cuatro a mi casa.

-¿A tu casa? –llevaban meses sin ir, suponía que Hanamichi se avergonzaba si la tenía tan descuidada como cuando estaba en la preparatoria.

-Si, a la casa de la playa, ¿no te has olvidado del camino? –inquirió.

-Recuerdo como ir, entonces, ¿no estás enojado?

-Para nada… fue una situación divertida.

-¿Rukawa piensa igual? –no pudo menos que preguntar.

-Eso tendrás que preguntárselo a él.

-También irá él.

-Si.

-Le diré a Sendoh que le llame.

-No es necesario. Confírmame si podéis venir esta tarde a las siete. Tendré cena para todos.

Una hora más tarde confirmaban su asistencia.

-Vendrán… -dijo a Kaede que estaba sentado a su lado.

-¿Estas seguro de querer hacerlo? Sabes que no me importa si continuamos como hasta ahora. Lo hemos hecho tan bien que en ningún momento han imaginado que somos pareja.

-Basta ya de juegos… quiero que todos sepan que eres mi novio, mi prometido o mi amante, como quieran llamarlo. No quiero estar en una misma habitación sin poder acercarme a ti, sin abrazarte, sin decirte lo mucho que te amo. Quiero que mis amigos puedan venir a casa y que tú no tengas que salir hasta que se vayan. Esta situación se estaba volviendo insostenible. Su deseo de buscarnos una pareja y más tarde intentar emparejarnos me ha abierto los ojos, dejemos que sepan que llevamos juntos más de tres años.

-¡¡Qué así sea!! –Hanamichi siempre conseguía de él lo que deseaba, nunca le negaba ninguno de sus deseos, por eso cuando volvieron a Kanagawa y le propuso jugar con sus amigos, haciéndoles creer que seguían enemistados accedió gustoso, lo malo fue que la situación se prolongo demasiado tiempo y ninguno de los dos encontró la forma de salir de ese atolladero en que se metieron solos. Excepto continuar jugando a fingir odiarse.

***********

-Pasar… no os quedéis parados… al fondo esta la sala. –les pidió Hanamichi a Sendoh y Koshino.

Ookus y Mito se internaron por el pasillo con toda naturalidad, la vivienda lucia un aspecto impecable, nada se veía fuera de lugar, aunque si había algo o más bien alguien que les inmovilizó.

Rukawa estaba tranquilamente sentado en una de las sillas bajas, en una postura cómoda y relajada, frente a él estaba una mesa alargada preparada para cenar, fuentes y cuencos estaban distribuidos al alcance de todos.

-Poneros cómodos y cómanos, luego tranquilamente hablaremos. –propuso sentándose a la derecha de Kaede, sin percatarse del gesto de asombro de sus invitados.

Tras dar las gracias por la comida tomaron los palillos y comenzaron a servirse. Comieron en abundancia y bebieron con moderación, al concluir, sin nadie que se lo pidiera Rukawa se levanto y comenzó a recoger la mesa dejándola despejada.

Mito le escuchaba trastear en la cocina, al rato comenzó a oír que había puesto en funcionamiento el lavavajillas. Miró a su amigo con una ceja levantada, interrogante, más Hanamichi ignoró su gesto.

Cuando regresó Rukawa ocupando su lugar alrededor de la mesa, Hanamichi tomo la palabra.

-Esta conversación tenía que haberla tenido con vosotros hace tiempo, pero fue dejándolo por inercia y después ya no encontraba el modo de decíroslo.

-Ya sabemos que eres gay, pero ¿Cómo sucedió? –preguntó Ookus que sentía tanta curiosidad como el resto de sus amigos.

-Fue en Paris, tuve que ir a una convención y allí le conocí, él estaba pasando unos días de descanso, fue un flechazo, nos vimos y comprendimos que estábamos perdidamente enamorados uno del otro. Sin embargo, tuvimos que separarnos, él tenía su trabajo y no podía dejarlo y yo por mi parte regresaba a Kanagawa en menos de tres días. Estuvimos sin vernos durante tres meses, fue una tortura para ambos, y finalmente, él encontró la solución perfecta, regresar a Kanagawa y rehacer aquí su vida, los dos juntos y así lo hicimos.

-¿Cómo es que nunca te hemos visto con él? Acaso se avergüenza de vuestra relación –intervino Akira.

-Nada de eso… -apretó la mano de Kaede por debajo de la mesa al sentir que iba a replicarle a su amigo para tranquilizarle- Veréis el único culpable soy yo, él satisface todos mis caprichos, si yo le digo ven, él pregunta ¿Adónde? Cuando regresamos, yo fui a reunirme con él en Italia para quedarnos allí unos días y así volver juntos, le pedí que jugáramos un poco, que fingiéramos ser indiferentes uno del otro, lo que paso es que el juego se nos fue de las manos y todos vosotros creísteis erróneamente que continuamos odiándonos.

Sendoh y Mito se volvieron para mirar fijamente a sus amigos exclamando a un tiempo.

-¡¡¡¡Rukawa y tú…!!!

-¡¡¡¡Sakuragi y tú…!!!!

Ookus y Koshino tenían los ojos muy abiertos de la sorpresa.

Hanamichi y Kaede levantaron sus manos unidas y todos pudieron ver el anillo de plata que lucia el pelirrojo en su mano izquierda y que hasta ese momento no había llevado a la vista. Kaede llevaba uno idéntico.

-Queríamos agradeceros la noche que nos disteis, así como también la oportunidad de sincerarnos con vosotros. Gracias por intentar emparejarnos.

-Entonces, tú fin de semana en Hakone, ¿era una farsa?

-De ninguna manera, tenemos allí una casa, es el único lugar donde podíamos movernos libremente como pareja, sin necesidad de ocultarnos.

-O sea que esa familia que te acogía…

-Kaede y yo...

-Estáis juntos desde hace tres años. –apuntó Sendoh sorprendido de haberse dejado engañar tan fácil, tenía razón Koshino, las mascaras que llevaban ellos les impedían ver la realidad.

-Un poco más, pero si.

Aproximadamente a las diez de la noche se disolvió la reunión, todos ellos tenían que madrugar al día siguiente.

-Enhorabuena, Hanamichi –se despidió Yohei.

-Gracias, amigo.

***********

-Kaede… bésame… -pidió apenas traspasaron la entrada al salón de fiestas donde celebraban sus reuniones.

Kaede se volvió hacia él sin cuestionarse el porqué, su mano subió hacia su barbilla acariciándole con cariño, luego su rostro se inclinó hacia el suyo y sus labios se unieron en un beso que levantó más de una exclamación de sorpresa.

Cuando se apartó, vió un movimiento brusco a su derecha, dirigiendo la mirada hacia allí, vió a una joven que se había llevado la mano al pecho, al tiempo que abría la boca como si le faltara el aire.

-Es Haruko-chan –dijo Hanamichi siguiendo su mirada.

-¿Quién?

-Ya no importa. Ella ya sabe… -se había sentido muy mal viéndola como intentaba conquistar a su novio durante todo el tiempo que fingían odiarse. –se agarró de su brazo con gesto posesivo y así juntos fueron intercambiando saludos con los que se cruzaban.

-A partir de esta noche dejara de perseguirme –dijo Kaede aliviado de quitarse de encima el acoso de la chica.

Llegaron hasta la mesa donde estaban sus amigos reunidos, Ryota con su esposa, Mitsui y Kogure, Akagi y su esposa. Todas las miradas se posaron en la pareja que se acerca, es decir ellos dos, Hanamichi se dejo caer sobre una silla con fuerza.

-Es agotador, cruzar el salón, nos han detenido un montón de veces, aparentemente solo para saludarnos.

-No me extraña –dijo Mitsui- ¿También a mi me gustaría saber que significa esta… pantomima?

-¡¡Ay Kaede!! ¡¡Que malos amigos tenemos!! –dijo volviéndose hacia él para mirarle amoroso.

-Ignóralos, hasta ahora no hemos necesitado de ellos. ¿Que puede importarte su opinión?

-Cierto… -volvió su mirada hacia el resto de sus amigos- ¿A que es adorable?

Más de uno carraspeó al oír la pregunta y ninguno contestó. En ese instante la orquesta comenzó a tocar.

Con los primeros sones Hanamichi exclamó.

-Es nuestra canción.

Ante la sorpresa de todos ellos, Kaede se levantó y ofreció su mano al tiempo que preguntaba.

-¿Bailamos?

-Sabes que nunca me niego. –dijo aceptando su mano y dejándose llevar hasta la pista.

Cuando llegaron todos vieron como Rukawa enlazaba su brazo alrededor de su cintura, al tiempo que Sakuragi pasaba los suyos alrededor de su cuello y con sus cuerpos muy juntos comenzaron al llevar el ritmo que marcaba la música.

Durante unos minutos cualquier conversación ceso y todas las miradas estaban posadas en la pareja que ajenos a todos ellos bailaban.

Si había alguna duda respecto a ellos, la intimidad que había en sus gestos quedo disipada.

Cuando la orquesta acabo ellos se quedaron unos segundos quietos, Hanamichi se apartó lentamente de su cuerpo. Rukawa le dio un suave beso.

-Marchémonos, nada tenemos aquí que hacer –dijo Hanamichi.

-¿Estas seguro? Sabes que no me importa quedarme todo el tiempo que tú desees estar.

-No… -se acercaron a la mesa y sin sentarse Hanamichi se despidió- Chicos, nosotros nos vamos. Tal vez otro día nos quedemos más tiempo. –justificó así su marcha.

Más de uno sabía que posiblemente harían lo mismo siempre que fueran a esas reuniones, se dejarían ver un rato y luego se irían. Era bien sabido por todos que Rukawa no era amigo de fiestas, ahora sabían que si durante ese tiempo estuvo yendo era debido a Hanamichi.

Viéndoles marchar más de uno pensó que formaban el ideal de una pareja de enamorados. Era muy tierno y sorprendente ver a Rukawa tan pendiente de Sakuragi. Si en el pasado alguien les hubiera dicho que iban a ver eso le tomarían por loco.

***********

-Kaede… -musitó bajito, acomodándose mejor en el calido abrazo de su novio.

-Hummmm…

-Siempre has tenido razón…

-Lo sé… -estuvo de acuerdo con él aun sin saber que se refería.

Hanamichi alzó el rostro para mirarle, sus ojos tenían un brillo malicioso.

-No me importaría seguir siempre en tus brazos, que me tuvieras así amarrado a ti.

-Tu oferta es tentadora…

-Nunca te lo dije, pero me impresionaste desde el primer día cuando te conocí.

-Supongo que nunca te habías cruzado con alguien que había librado tu propia batalla.

-Hubiera podido con aquellos matones, aun así gracias por librarme de ellos.

-Fue un placer. También a mi me atrajiste desde el principio. –reconoció.

-Entonces fuimos dos tontos.

-Dos tontos enamorados.

-Si.

-Tenemos mucho tiempo por delante para resarcirnos de ese tiempo perdido.

-Si…

Sentados sobre la arena de la playa, con su hogar a su espalda, los dos jóvenes contemplaban el reflejo de la luna sobre las aguas, donde rilaba.

-¡¡Qué enorme se ve!! 

-Es tan hermosa como tú –alabó Hanamichi.

-Tú eres hermoso –dijo echándose hacia atrás hasta quedar tumbado en la arena con Hanamichi encima suyo.

Sus brazos rodeaban su cintura, mirándose con amor, Hanamichi apoyaba sus manos  en sus hombros para mantener la parte superior de su cuerpo erguida, enseguida su mirada descendió hacia su boca, mirándola con deseo, despacio se fue inclinando posando sus labios en su boca entreabierta.

Kaede le permitió tomar el control, dejándose amar por su koi, se sentían tranquilos allí en la desierta playa, eran los únicos ocupantes en aquel pequeño paraíso.

Se entregaron uno al otro con pasión, se amaron con intensidad, dos corazones unidos para la eternidad.

Fin

Comencé el 19 de julio acabado el 20 de julio de 2012

Paz

Notas finales:

Me he dado cuenta que por momentos los menciono como chicos, los más jovenes pasan de los veinticinco años y los demás no llegan a la treintena.


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