--¡Mataron a tu padre!¡Hoy han declarado la guerra!—le dijo su primo para informarle la terrible noticia.
Estaba parado mirando al mar y su mano apretó fuerte la madera de la baranda del muelle. El sol fuerte del verano hacía brillar sus lustrosos cabellos dorados y hacía que todo ahí pareciera a punto de arder.Sus ojos recorrían la vista mientras reflexionaba sobre lo que sentía.
Realmente se sentía mas tranquilo de lo que hubiera creído. Muy dentro de él siempre había sabido que sucedería. Sonaba tan grande y a la vez tan simple. Una palabra de dos sílabas que lo cambiaban todo.
Varias figuras salieron de los edificios aledaños.
--¡Esto termina aquí!—dijo una de ellas.
La cabeza rubia se irguió mirando con gran serenidad y fuerza interior el mar a travez de sus ojos mieles.
--No. Aun no. Pero pronto—dijo la voz serena.
--¿Y Joey?¿Donde esta?—preguntó la chica castaña de ojos azules buscando a su alrededor.
--¡Se fue por ahí!—le indicó su compañero señalando un callejón entre los edificios. Los tres amigos corrieron hacia el lugar indicado. Llegaron al muelle tras los edificios y descubrieron la atroz escena de varios cuerpos tendidos de distintas formas y cubiertos de liquido vital.
´La policía llego y acordonó el lugar. El policía a cargo les notificó que los llevarían a la comisaría para que declarasen.
--¡Pero nosotros no vimos nada!¡Solo los encontramos!—dijo Tea, la chica castaña de ojos azules.
--Pero vieron a su amigo ir allí—dijo el policía.
--¿Qué esta diciendo?¿Que Joey es sospechoso?—preguntó el amigo de la castaña, un chico de corta estatura y cabello tricolor.
--Tambien puede ser que haya visto todo y huyera—exclamó el policía.
--Pero tienen sus dudas—dijo el otro chico que estaba con ellos. El policía solo les miro.
Desde las cercanías algunas figuras les observaban.
--¿En que piensas?—preguntó una a la otra.
--En que ya se como llegar al joven Wheeler—contesto la otra.
´--¿Creen que voy a creerles?—dijo en la policía el encargado de interrogar al grupo.
--¡Pues si!¡Estamos diciendo la verdad!—contesto el chico bajito. Se sentía impotente y presionado.
--¿Ah si? Pues… --decía el agente cuando se sintió un gran estruendo.
El policía se puso alerta y apunto hacia la puerta de la sala de interrogatorios. De pronto ante el aparecieron dos hombres con pasamontañas y sendas armas automáticas. Le dispararon al agente que cayó herido de un brazo y desarmado.
--¿Y bien?—le pregunta uno al otro.
--Ahora nos toca esperar—le contesto este.
Todos los informativos dieron la noticia del copamiento de cierta comisaría por un grupo de delincuentes. Mientras veían la noticia en el televisor en dicha comisaría uno del grupo preguntó al otro--¿Estas seguro de que vendrá?—
--El vendrá—contestó el que parecía tener la voz cantante mientras sus rehenes les observaban atentos.
En otro lugar otro grupo observaba la misma noticia.
--No iras. ¿Verdad?—pregunto al chico rubio de ojos mieles la chica de larga cabellera negra y ojos violetas. El la miro a los ojos sin contestar. –Pero sabes muy bien que es una trampa. De seguro que saben que son tus amigos. Por eso están ahí—añadio ella señalando al aparato, donde se veía un graffiti muy especial pintado en la puerta de la comisaría. –Ellos no les dañarán. Son su cebo para llegar a ti—agregó luego.
--Sabes muy bien que eso no es del todo cierto—dijo el joven de ojos mieles.—Si no voy pronto mataran a alguien para hacerme saber que hablan en serio—exclamó después.