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FOUR SEASONS por Kitsune Nishizono

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Notas del capitulo:

Pairing: QMI (KyuHyun x ZhouMi)

Rating: N-17 (Ya saben, viene incluida cualquier advertencia posible porque nunca se que tan porno terminarán siendo los fics... jajaja)

Notas de Autor: Espero que disfruten muchísimo esta historia y, si están leyendo alguna de las otras, no me maten porque he posteado esto en lugar de actualizar algún otro de mis fics. Este es mi primer QMi.. (si, es MiXian pero.. da.. me gusta como suena QMi) como pareja principal.. asi que amenlos y amenme... XD...

Sinopsis: ZhouMi se ha mudado a Corea para dar clases de Chino en una preparatoria. Una noche conoce en un bar a un hombre que le ha dejado completamente pasmado y con el que podría pasar el resto de su vida. Sin embargo, ese hombre puede no ser quien esperaba.

Capítulo 1: Verano.

-¡Oh por…! ¡SIGUE ASÍ! ¡MÁS, MI, MÁS! ¡AAH… AHHH… AHHH! –ZhouMi sentía como el hombre frente a él contraía los músculos sin dejar de temblar. Él también gritaba y gemía, procesando el orgasmo que prometía desatarse en tan solo unos momentos con una fuerza parecida a la de una tormenta. Separó más las nalgas para empujarse más contra la estrecha cavidad que le aprisionaba, urgiéndole a apresurar el paso, a derramarse en abundantes chorros blancos dentro de ella, a llenar por completo a aquella persona tan deseosa y necesitada de él. KyuHyun subió la rodilla a la barra de la cocina, empujando el cuerpo hacia delante para recargarse por completo contra la superficie pulida, dando así un ángulo diferente contra el que el más alto de los dos pudiese embestir, haciendo que golpee de lleno contra su próstata. El de cabello alborotado gimió, completamente perdido en las oleadas de placer que se producían cada vez que el chino conseguía aporrear su punto más delicado -¡MI… MIIII…AHÍ…AHÍAHÍAHÍAHÍ! –cerraba los ojos, dejaba caer su cabeza hasta que su frente reposaba contra la barra y, tras un gruñido grave, ensuciaba la superficie lisa.

-¡AH… KUI XIAN!...-continuaba embistiéndole brutalmente, con algo de dificultad debido a la contracción de las paredes internas del menor. No importaba. Eso tan solo acrecentaba la fricción y el placer. Se inclinó hacia delante para poder morder con fuerza un hombro blanquecino que se le ofrecía sin resistencia alguna. KyuHyun gritó un poco al sentir las punzadas producidas por los caninos pero después de ello volvía a gemir placenteramente con las oleadas del orgasmo que aún podía sentir. Empujó sus caderas hacia atrás y arriba, buscando conectar tanto como le fuese posible contra las del mayor. Al chino ya no le quedaba demasiada resistencia tampoco. Tan solo un par de empujones después sentía que todo su interior se anudaba y luego se liberaba en ostentosas descargas de semen que inundaban al menor de forma metódica e inexpugnable.

-Mi… eso… wow… -el de cabello alborotado sonreía adormilado mientras bajaba lentamente la rodilla hasta que sus dos pies tocaron el suelo. ZhouMi le pasó los brazos por la cintura y, saliendo con cuidado del interior del menor, le abrazaba al tiempo que le ayudaba a quedar de nuevo en pie. KyuHyhun sonrió contento, un tanto adormecido tras la sensación orgásmica intensa de momentos atrás. Bostezó un poco.

-Eres como un niño… Kui Xian… -le beso la nuca antes de girarlo. De inmediato su cuello era rodeado por los brazos del menor para atraerlo contra él y besarle de lleno en los labios.

-Y así me adoras… -el beso era lento y dulce, cargado de romance y una entrega que ZhouMi no podía recordar en ninguna de sus relaciones anteriores a últimas fechas. Abría la boca, invitándole a recorrerle y acariciarle de manera íntima, amorosa. Sus lenguas se rozaron suavemente, se acariciaron y reconocieron en un perfecto balance. Armonía total. El de piernas eternas jamás había tenido una sensación tan fuerte de totalidad y compatibilidad. Era como si caminase sobre las nubes, flotando de felicidad absoluta.

-Mmmmh… sí, por supuesto que sí… ¿Te parece si nos damos un baño y luego te quedas a dormir?... ¿O debes regresar a tu casa?

-Me parece… que debes comprarte una cama más grande… porque el día que menos te lo esperes… traeré mis maletas y no podrás sacarme ni a patadas de aquí –le beso la barbilla y la mejilla antes de sonreírle con dulzura. El mayor quería gritar de la emoción, pero se limitaba a reír suavemente para luego restregar su nariz contra la piel de la frente del menor.

-Es la declaración de amor más hermosa que haya escuchado jamás… -regresaba a atacar los labios ofrecidos –anda… a bañarnos… y luego a limpiar la cocina para que podamos dormir…

+++

2 semanas atrás.

                El ruido del lugar hacía ensordecer a ZhouMi. Sentado frente a la barra, se tomaba su tercer Martini. Había sido invitado a aquél sitio por tres de sus mejores amigos y sin embargo, ahora se encontraba totalmente solo. HeeChul y HanGeng se esfumaban después de una cerveza para ir al otro salón, donde bailarían hasta quedar rendidos (o, más probable aún, bailarían un par de minutos para después ir a alguna de las habitaciones privadas ubicadas en la parte de arriba del local. Tan privadas como podían resultar en semejante lugar, de cualquier modo). SungMin también le abandonaba al conocer a un hombre guapo y musculoso. Y ahora, no sabía muy bien si debía ir en busca de aventura o si lo mejor era quedarse junto a la barra y beber hasta que alguno de los otros regresase para irse de ahí. Ninguna de las opciones le apetecía demasiado. La primera requería de una coquetería que él jamás había creído poseer y la segunda… tomaría la mayor parte de la noche para llevarse a cabo. Lo mejor era pagar lo consumido hasta el momento para acto seguido regresar al pequeño departamento que tenía en pleno centro de Seúl. Revisó nuevamente su reloj. Realmente temprano. Ni siquiera era medianoche todavía.

“Tengo los mejores amigos. Dicen: vamos a que conozcas gente, a que te familiarices con Corea… y luego te dejan por un poco de diversión”

                Hizo puchero mientras alcanzaba su cartera y sacaba unos billetes. Aprovechaba para buscar la tarjeta con la dirección a su pequeño departamento. La encontraba tras una tarjeta de autobús. Miró el resto del contenido. Tan solo un poco de dinero, una foto de sus padres  y un calendario. Ser nuevo en un país había resultado ser más duro de lo que imaginaba. Por supuesto, su coreano era bastante bueno considerando que él es chino pero carecía de muchos modismos que le hacían perderse en las conversaciones y lo convertían en un anciano al hablar. No tenía ni una semana de haber llegado y su departamento contaba tan solo con una cama y una estantería vacía a modo de muebles.

-Disculpe… -el barman le tendía una copa escarchada –es para usted…  -ZhouMi se señaló, extrañado ante el gesto. Como el otro hombre asentía, el chino terminaba negando ligeramente.

-Yo… no le he pedido nada… -se mordió el labio inferior. Sin ninguno de sus amigos cerca temía que terminasen cobrándole más de lo que pudiese pagar.

-Es un regalo… -le aclaraba el empleado –se lo envía él –señalaba hacia el otro lado de la barra, donde un hombre de apariencia juvenil, ojos un tanto separados y cabello alborotado le miraba atentamente. El de piernas eternas parpadeó un poco, asimilando las facciones del otro. Finalmente llegaba a un acuerdo con su mente.

“Es…atractivo”

                Aceptaba la copa. No iba a desperdiciar el alcohol ofrecido. Miró al otro hombre mientras levantaba un poco la bebida para terminar dándole un pequeño sorbo. Luego sonreía ligeramente y asentía a modo de agradecimiento. El de cabello alborotado le regresaba la sonrisa de modo un tanto dubitativo.

“¡Qué lindo! ¡Es como un gatito pequeño!”

                Y no sabía de donde le venía a la cabeza semejante alegoría pero en verdad le parecía que aquél hombre exudaba cierta aura de inseguridad poco propia de alguien que acababa de invitar un trago a un perfecto desconocido.

“Bien, Mi… se que tú fuerte no es la seducción pero, es obvio que está interesado en ti, así que ¿Qué tan difícil puede resultar conquistarlo? Esto es bueno, más que bueno… creí que nadie se iba a interesar por mí y sin embargo, es mi noche de suerte…”

                Se terminaba la bebida y como el otro hombre no hacía amago de moverse de su lugar, ZhouMi acababa tomando la iniciativa. Se incorporó y caminó grácilmente hacia la otra persona. Con tanta gracia que, para su desgracia, se golpeaba contra el filo de uno de los asientos. Trastabilló un poco y estuvo a punto de estampar su cara contra la barra. Afortunadamente colocaba a tiempo una mano y se detenía en seco. Levantó la mirada, apenado con la situación y sintiendo que las mejillas ya empezaban a ponérsele rojas y encendidas de la vergüenza. El hombre le veía, con una sonrisa plagada en el rostro, conteniendo las ganas de soltarse a reír. Aún así, se incorporó y fue a su encuentro para comprobar si en realidad no se encontraba lastimado. El chino se enderezó, negándose a admitir el dolor que le crepitaba desde la cadera al resto del cuerpo.

-¿Estás bien? –ZhouMi asintió, llevándose instintivamente una mano a la cadera como para confortarse sin realmente sobarse.

-Por supuesto…. –se mordió el labio inferior. La verdad es que le dolía un montón la zona golpeada. El otro hombre se rió suavemente, haciendo que el chino frunciese el ceño e hiciese un ligero puchero.

-Perdona… no era mi intención reírme… solo…

-Lo hiciste…

-Soy KyuHyun… -le tendía una mano, a modo de saludo. ZhouMi se apresuraba a tomarla.

-ZhouMi… y lo que acabas de ver… juro que fue pura casualidad… no soy tan torpe normalmente…. –El de cabello alborotado asintió, no creyéndole en lo absoluto. Y hacía bien porque el chino en realidad resultaba bastante accidentado. Pero no es algo que pudiese decirle a un desconocido. Sobre todo a uno tan atractivo como aquél.

-¿Si te invito una copa, me perdonas por reírme? –el más alto pareció meditarlo unos segundo antes de asentir. Ahora, ambos se sentaban juntos.

                A decir muchas cosas, ZhouMi había esperado conocer a alguien (aunque no esa misma noche), gustarle un poco y conseguir una noche de diversión en un país tan reticente a la homosexualidad como lo era el suyo. No podía pedir nada más, realmente. No esperaba conocer a alguien estupendo con quien compartir un montón de horas de su vida. El no tenía la suerte de HanGeng que había conocido a HeeChul en un viaje de este. Turismo, alcohol y una personalidad aplastante venían en el paquete. Y cuando menos se lo había pensado, HanGeng ya estaba arreglando los papeles para poder vivir como ciudadano coreano. Así, sin más. Y contra todas las predicciones, funcionaba. Dos años plagados de risas, abrazos, discusiones, mal entendidos por el idioma y sexo furioso los convertían en la mejor pareja que jamás hubiese conocido. Pero esa historia era para gente con suerte, como su amigo, no para él. Sin embargo, por loco que sonase en su cabeza, le parecía que podría ser diferente, que quizá esta vez el destino le había colocado frente a un hombre que si servía como prospecto romántico.

                Llevaba dos horas platicando con KyuHyun y sentía que le gustaba. Mucho. No era solo su apariencia lozana, con sus ojos grandes o su nariz perfecta. Con ese cabello ensortijándose ligeramente en algunas zonas, dándole una apariencia suave. O sus labios rellenos que le invitaban a besarle. Era más bien su sonrisa franca, su actitud un tanto dulce, un tanto malévola y su personalidad en general. Contaba con 22 y él con 25 y tenían muchas más cosas en común de lo que ZhouMi se atrevía a creer. Estudia música. Quiere ser compositor y baladista. El chino suspira, encantado. Él mismo tiene cierto conocimiento sobre el tema. Había estado dos años en la escuela de música, becado, pero finalmente sus padres no habían podido costearse los gastos (becado no significaba que el material escolar fuese gratuito o la estancia en Beijing iba incluida). Entonces había terminado trabajando en una pequeña tienda de su ciudad natal. Un día, HanGeng llegaba con la noticia de haber conocido a alguien.  Y ese alguien resultaba ser un tornado con el nombre de Kim HeeChul. Aquél verano había resultado ser el más alocado de su corta existencia. HeeChul era coreano, y para el caso, uno muy raro. Acababa de empezar a vivir solo y comenzaría a dar clases de literatura en una preparatoria para el siguiente curso. Se pintaba las uñas de los pies en los colores más extraños posibles, usaba ropa tan ajustada que era difícil imaginar lo que tenía que sufrir para entrar en ella a pesar de su figura tan frágil y tenía un carácter tan malo que nadie conseguía seguirle el paso. Excepto HanGeng.

                HeeChul les había obligado a servirle de guía turística, a beber una mezcla de alcohol que los tenía vomitando durante día y medio como consecuencia; a recorrer el pueblo en un jeep destartalado, a nadar en un lago de dudosa higiene y a robarse unos tampones tan solo para que “conocieran el peligro”. Luego, mientras ZhouMi se regresaba a su casa sintiéndose mareado con tantas cosas, HeeChul se llevaba a HanGeng a su habitación de hotel. A resultas, el otro chino no había ido a trabajar una semana entera. Nadie le había visto y su madre hubiese llamado a la policía de no ser por el mensaje que el mayor se había tomado la molestia de dejarle en el celular: Estoy bien. Creo que he conocido al amor de mi vida. Te veo pronto. Lo siguiente que ZhouMi sabía es que HanGeng llegaba a la tienda para decirle que tenía que irse a Corea porque no permitiría que nadie más se quedara con HeeChul.

                Dos años después, él mismo seguía el camino del mayor, aunque en condiciones muy diversas. HanGeng había llegado ahí sin un centavo, alocado, enamorado y sin futuro. Afortunadamente, HeeChul no dudaba en admitirlo en su casa y en su vida. Se conseguía un empleo en una pequeña academia de baile y, aunque la paga resultaba mala, en combinación con la del mayor, podían permitirse vivir de modo decente. En cambio, ZhouMi llegaba a Corea con una recomendación de Heechul, que le había conseguido un trabajo en la misma preparatoria que él. Dar clases de chino no estaba nada mal. La paga no resultaba exorbitante (¿Cuándo lo resultaba si eras maestro?) pero el trabajo le ofrecía la renta de un pequeño departamento y la posibilidad de conocer un país nuevo. Gente nueva. A alguien. Quizá el pudiese conocer a alguien como HeeChul (sin la locura, de preferencia). Y ahora, en ese justo momento, sentía que podía ser cierto.

-Entonces… clases de chino…

-Sí, en una preparatoria… mi amigo dice que si me va bien este curso, para el otro me asignarán no solo a los de nivel básico, sino también a los de intermedio porque el profesor de ahora está por retirarse… -KyuHyun asintió de manera apreciativa. La verdad es que el trabajo de ZhouMi no le sonaba nada mal.

-Algunos alumnos pueden resultar odiosos… pero estoy seguro de que podrás arreglártelas…  -le cerraba un ojo, como si le hubiese revelado un gran secreto. El chino sonrió, divertido. Si aquél hombre deseaba utilizar esa forma un tanto tonta de coquetería, por él estaba bien. Le resultaba lindo en demasía.

-Mmmmhhh… ¿tú eras de ese tipo de adolescentes? –le dio un trago a su bebida que llevaba demasiado tiempo reposando contra la barra, olvidada en pos de la plática.

-En lo absoluto… yo siempre fui un encanto de alumno… sigo siéndolo… mis maestros de la carrera me adoran… -el más alto se le quedó mirando fijamente, como evaluando la respuesta dada por el menor. Y luego, ahí estaba la risa franca de ambos, disfrutando de la compañía del otro.

-¡Un completo mentiroso! ¡Seguro que todo el tiempo te daban reportes y terminabas castigado! –KyuHyun negó con la mano de manera fervorosa, como si de ese modo fuese a creerle más fácilmente.

-¡No, de verdad! ¡Pocas veces fui siquiera regañado! ¡Y jamás aplicaron el “látigo del amor”* conmigo!... lo cual es de agradecer, por otro lado… -ZhouMi asintió, dejando de reír finalmente, recordando un poco su adolescencia. Y es que el castigo físico no se resumía a Corea del Sur, por supuesto. Había sido abolido de Japón después de la Segunda Guerra Mundial, pero en países como en el que se hallaban, o el suyo propio, aún era bastante común. Sin embargo, empezaban a haber cambios importantes en los últimos años. Eso era bueno. Gracias a ello, las nuevas generaciones terminarían recibiendo una educación mucho más humanitaria. Y gracias a eso, personas como HeeChul o él se habían encontrado en la posibilidad de dar clases. Antes, la sola idea de que un hombre extravagante o un extranjero sin educación específica para la docencia pudiesen impartir cátedra resultaba inadmisible pero, tras el incidente filtrado de aquél profesor que golpeaba con saña a sus alumnos y en el cual la policía tenía que tomar cuentas, muchas escuelas empezaban a abrir los horizontes.

-La verdad… yo… no tuve tanta suerte… -torcía la cara un poco, en desavenencia –mientras los maestros daban clase, yo estaba cantando en mi mente… -volvían a reírse. Después de todo, las cosas ahora eran recuerdos del pasado. De pronto, KyuHyun lucía un tanto apesadumbrado antes de preguntar, tímidamente.

-Tú… ¿bailas? –se rascaba una oreja, de manera nerviosa. A ZhouMi le pareció un gesto adorable.

-En lo absoluto…

-Bien, porque yo tampoco… -las facciones del menor se relajaban antes de levantarse y ofrecerle una mano al chino. Este tuvo que reírse ante la extraña invitación a bailar antes de aceptarla. Caminaron entre la gente, dando algunos empujones, recibiendo unos cuantos ellos mismos.

                Veinte minutos después (y varios pisotones también), decidían que, en definitiva, ninguno de los dos estaban diseñados para moverse grácilmente; menos cuando debían librar batalla campal con la gente alrededor de ellos. ZhouMi buscó con la mirada a cualquiera de sus amigos, pero no pudo encontrar a ninguno. Eso le gustó. Podía irse del lugar sin sentir culpa alguna.

-Ah… Kui… Kyu… Xian… -tenía problemas para pronunciar el nombre. El menor le sonrió encantadoramente, pasándole los brazos por la cintura, atrayéndolo contra él -… quiero irme… tú… ¿gustas? –el coreano abrió mucho los ojos, incluso un poco la boca, para asentir efusivamente, encantado con la idea. El de piernas eternas se reía un poco de la expresión boba que esgrimía KyuHyun. O quizá se reía por los nervios. La verdad es que no acostumbraba a llevarse al departamento a un perfecto desconocido. De hecho, ni siquiera acostumbraba a conseguirse pareja en un bar de dudosa categoría. Pero esa noche parecía ser que todo su sentido de responsabilidad se había esfumado.

-Claro… va… vamos…

+++

-Mmmmh… trabajas demasiado… -KyuHyun se desperezaba con languidez, estirándose ostentosamente. A su lado, ZhouMi se encontraba con el vientre contra el colchón, al igual que los codos, en una posición semi recostada. Frente a él, acomodados en la almohada, había unos papeles. El chino los estudiaba intensamente.

-Debo pasar este curso con buenas notas o podrían terminar no dándome el trabajo… no tengo experiencia en la enseñanza… por eso debo tomar el curso de preparación… -destapaba un marcatextos con ayuda de la boca y, dejando la tapa atrapada entre los dientes, lo usaba antes de volverlo a cerrar. El menor gruñó por lo bajo, mirando descorazonadoramente el reloj junto a la cama.

-Son las 7:05 am… -gruñía –Mi… quita los papeles y vuélvete a dormir… ¿por favor? –ZhouMi giraba un poco los ojos para poder ver la silueta, bañada por los primeros rayos de luz, de su reciente novio.

-Pensé que tenías curso… o algo…

-Lo tengo… pero la clase es hasta las diez… ¿Qué te parece si empiezas a estudiar cuando yo me vaya?

-No lo creo… son tantas técnicas de enseñanza… y hoy en la tarde tengo el examen…  -KyuHyun hizo puchero, intentando convencer al mayor con el; sin embargo, era imposible pues para ello requería que el de piernas eternas se girase para verlo. Optaba por una técnica menos sutil. Sin más rodeos, se quitaba las cobijas de encima antes de girarse y terminar subiéndose en ZhouMi, con una pierna a cada lado de la cintura de este. El chino agitó un poco su cuerpo, como intentando quitarse al menor de encima aunque sin aplicar demasiada fuerza, por temor a tirarle de la cama -¡Kui Xian! ¡De verdad debo estudiar!

-Y lo harás… más tarde… -se inclinaba para tomar los papeles del colchón antes de  dejarlos caer en el suelo. Aprovechaba la posición para besar la nuca del mayor. Este gruñó, ya completamente derrotado mientras que dejaba caer la cabeza contra la almohada. Cerraba los ojos al sentir que la boca de KyuHyun viajaba por todo su cuello, llenándole de pequeños besos por todas partes –Así me gusta… -ahora le besaba la mejilla mientras se restregaba un poco contra el cuerpo del mayor. Este arqueó un poco las cejas, sorprendido.

-… Kui Xian…

-¿Sí? –volvía a restregarse, esta vez de manera más insistente y pronunciada. ZhouMi dejó escapar un quejido bajo, apenas audible.

-¿En verdad tienes ganas? ¿No te duele todo?... Ayer  lo hicimos tres veces… juro que no soporto las rodillas… -El de cabello alborotado sonrió ampliamente, mostrando todos sus prístinos dientes.

-Te lo dije el otro día… quiero intentar TODAS las poses del kamasutra antes de que empiecen los exámenes  o no tendré tiempo para ello… por favor…  además tú empezarás a dar clases y estarás estresado y ocupado todo el tiempo… -y agregaba un tono algo chillón y suplicante que le ponía los vellos de punta al chino. Maldijo un poco porque su cuerpo ya comenzaba a reaccionar y, sabía que una vez que empezaran, no se separarían hasta que a KyuHyun se le hiciese tarde para las clases. Eso no estaba nada bien por otro lado. Ya había faltado el día anterior y el anterior a ese también. Si continuaba llegando tarde, seguramente le iría mal a la hora de las evaluaciones.

-¿Estás seguro de que no te meterás en problemas? No quiero que suspendas el curso por mi culpa…  -el menor se limitaba a besarle la espalda, encantado con la piel expuesta que se le ofrecía.

-No me meto en problemas… deja tu papel de maestro para cuando debas educar a esos niños y concéntrate en mí, ¿sí? –se restriega nuevamente, asegurándose de que ZhouMi pueda sentir claramente su erección acomodándose contra el hueco de la espalda baja del mayor. El chino se ríe ante la  latente y desesperada necesidad que KyuHyun parece mostrar en todo momento. Como puede se gira (y es complicado no tirar al hombre encima de él en el proceso) y admira ese cuerpo ligeramente tonificado y lleno de pequeñas marcas por doquier. Aún le intrigan las marcas pero no se siente con la capacidad para preguntar por ellas. Sabe que si las cosas resultan bien entre ellos dos, el menor terminará contándole todo.

-Vienes y me dices todo eso cuando te comportas como un total adolescente –ambos se ríen, gozosos. El sexo matutino se ha convertido en una de sus facetas favoritas del día. KyuHyun siempre está dispuesto y ZhouMi tan solo necesita un pequeño aliciente para estarlo. Se besan juguetonamente, olvidan por completo las responsabilidades y pronto ya está el menor besando apasionadamente al chino al tiempo que con una mano le acaricia la entrepierna, cubriéndole por completo con lubricante, asegurándose de presionar con suficiente fuerza en el proceso para hacer gemir sonoramente al mayor, notando las octavas de la voz, reconociendo que bajo otra perspectiva, podría haberse convertido en un gran cantante. KyuHyun no se detiene a pensar en ello por mucho tiempo de todas formas porque le necesita en ese preciso instante. Las manos del chino le urgen a posicionarse sobre de él, guiándole las caderas hasta colocarle en la posición correcta. El de cabello alborotado se sujeta a la cabecera lo mejor que puede con una mano para darse balance antes de tomar nuevamente el pene de ZhouMi con la otra y, acomodándose, va descendiendo muy lentamente.

-Oh por…. Dios… -la última palabra sale estrangulada de la boca del menor, sintiendo ese consabido dolor que le ha impregnado últimamente de manera rutinaria. Desciende un poco más cuando las manos de ZhouMi lo empujan hacia abajo.

-mmmh… aaah… -un quejido suave escapa del de piernas eternas -…tan caliente… siempre… -KyuHyun se sonroja un poco. Quizá por el esfuerzo, quizá porque esas palabras pueden interpretarse de muchas formas o simplemente porque todo el conjunto es sobrecogedor. Adora cuando el mayor comienza con el lenguaje subido porque le permite ser igual de atrevido, igual de sucio. Y si algo disfruta Kyuhyun, es ser sucio.

-Mi… yo… estás tan grande… -suspira pesadamente al tiempo que se incorpora lentamente hasta que siente que solo está dentro de él la cabeza. Lame descaradamente la oreja del mayor, introduciendo su lengua hasta donde puede del conducto auditivo. ZhouMi sisea –Méteme también los dedos… hazme llorar… -desciende nuevamente, arqueando el cuerpo hacia atrás. El chino le sujeta por las caderas, impidiéndole perder el equilibrio. Alcanza un nuevo ángulo y ambos gruñen, gimen.

-…Xian … tan loco… -empieza a subir y bajar las caderas, encontrándose con las de KyuHyun a medio camino, golpeando con algo de fuerza las nalgas del menor con sus prominentes huesos iliacos. El de cabello alborotado hace sonidos estrangulados, completamente abatido por las sensaciones de placer.

-¡Es culpa tuya!... ¡Por Dios! –Se lame los labios, aumenta el ritmo -¡De verdad, usa tus dedos! –ZhouMi no sabe decir no ante semejante súplica. KyuHyun le hace perder todo sentido del decoro o de la lógica. Deja de empujarse contra el menor, buscando el frasco de lubricante que debe haber quedado cerca de sus cuerpos. El de cabello alborotado no se lo deja fácil pues no deja de moverse encima de él, buscando conectar una y otra vez contra su próstata. Los gemidos que emiten son como una melodía angelical a los oídos del de piernas eternas. Se lubrica torpemente los dedos. El menor le sujeta con fuerza por el cuello, obligándole a besarle apasionadamente. Finalmente se queda quieto cuando siente las manos grandes del mayor acariciándole los glúteos –Aaah… Mi… -levanta un poco las caderas, dando suficiente espacio al chino para tocarle más profundamente. Acomoda su frente contra el hombro de ZhouMi. Le besa dulcemente a la altura de la clavícula mientras respira hondo, preparándose al dolor que sabe vendrá.

-Dime si necesitas que me detenga, amor… -besa los mechones de cabello pegados al cráneo del menor por culpa del sudor antes de acariciar con la punta de dos dedos el esfínter ya bastante dilatado de KyuHyun. Este tiembla al sentir una oleada de placer y anticipación. Hace un sonido implorante sin dejar de darle besos a la piel frente de él.

-Mmmh…ah...ah…ah…ah… -empieza a quejarse suavemente al sentir como poco a poco el músculo va cediendo para permitir que dos dedos se infiltren dentro de su cuerpo. Las lágrimas se agolpan un poco en los ojos pero las ahuyenta el pensar lo obsceno y erótico que todo resulta. Despacio, lentamente, los dedos desaparecen hasta que los nudillos chocan contra su entrada.

-Shhh... Xian… esto… no sé si voy a poder moverme… estás demasiado estrecho…  -el menor se muerde los labios ante la voz estrangulada del chino. Cada palabra ahogada por el deseo le hace necesitarle un poco más.

-Si puedes… -se empuja hacia abajo porque el temblor de las piernas es intenso. Grita sin poder evitarlo al empalarse completamente contra la erección del mayor. Duele mucho y a la vez es una sensación placentera infinita –solo… espera un momento… -jadea ostentosamente, atrapando con dificultad el oxígeno para dejarle escapar casi de inmediato. Se queda completamente estático durante largos segundos, necesario para que el entumecimiento de las piernas le anime a erguirse lentamente –Aaaaaahhhhhh….mmmmhhh… -se muerde el labio inferior para no gritar demasiado fuerte. Si algo no necesitan es a los vecinos de ZhouMi exigiéndole bajar el volumen sexual. Se sujeta con una mano a la cabeza del chino, aferrándose al cuero cabelludo del mismo mientras que con la otra atrapa efectivamente la cabecera para darse un mejor balance. El mayor besa apasionadamente los labios enrojecidos e hinchados que se le ofrecen sin resistencia alguna, saboreándolos con lengua y dientes. Es entonces cuando decide empujar las caderas hacia arriba, volviendo a conectar perfectamente con KyuHyun. Este gime, gruñe, llora. Intenta ahogarlo todo con los besos pero es demasiado ruidoso para ello. Los movimientos se convierten rápidamente en convulsos, volviéndose bruscos y desesperados. El menor sube y baja tan frecuentemente como el temblor de las piernas se lo permite y si se detiene un segundo, es el chino quien continúa moviéndose.

-¡Maldición!... esto… -y las palabras se vuelven sonidos inconexos para el menor pues ZhouMi empieza a hablar y gemir en chino, olvidando por completo el idioma extranjero.

-¡Tan sexy! –le muerde la barbilla, los labios. KyuHyun encuentra la lengua natal del chino como un acelerador orgásmico. Cada sílaba que escapa por entre los delgados labios del de piernas eternas tan solo consigue que el resto de las sensaciones se intensifiquen. Es como echarle gasolina a una fogata ya encendida. Y las flamas suben en una interminable espiral, lamiendo las paredes y el techo hasta que lo queman todo, reduciéndolo a cenizas. Al menos es la manera en la que el menor podría describir el increíble orgasmo que les acomete a ambos, casi simultáneamente y que les deja rendidos y felices. Los siguientes minutos son placer puro, dedicándose a besarse y acariciarse el rostro de las maneras más tiernas posibles. Sin embargo, finalmente ZhouMi parece despertar del dulce trance y aterrizar nuevamente en tierra firme.

-Dios… se te va a hacer tarde… -KyuHyun gruñe, elevando un poco la cabeza para poder ver el despertador en la mesita de noche. Luego la deja caer de manera desganada, cerrando los ojos en resignación.

-Más que tarde, a esto se le puede considerar día perdido… el maestro de hoy es un verdadero dolor en el trasero y no me dejará pasar… y luego, hora libre… tengo clase hasta las 4 pm pero ir por una hora… ¿Me puedo quedar contigo, mejor?

-¡KUI XIAN! –le suelta un manotazo en la cadera, haciendo que el menor abra los ojos un tanto asustado -¡Vas a reprobar el curso si sigues con esta actitud! ¡Tienes que ir a esa clase!

-No pasa nada; soy muy listo y los maestros me adoran… me va a ir bien –Mostraba una sonrisa encantadora antes de pasarle los brazos por la cintura y acurrucarse contra el chino en una clara muestra de no pensar moverse del actual lugar. ZhouMi gemía reprobatoriamente, sintiendo que fracasaba miserablemente como maestro si no conseguía ni que su novio asistiese a las clases –Vale, voy a la clase de las cuatro. Ahora relájate y enfócate en mí…

-Tengo que estudiar… recuerda mi examen… y, ¿Cómo pudimos pasar tanto tiempo besándonos? –el menor arqueaba ambas cejas, divertido como estaba de la reacción del mayor. Este observó detenidamente a KyuHyun antes de suspirar resignadamente -… es que… ¿Cómo no besarte?... –y reanudaban las muestras de afecto todavía durante un momento largo.

+++

2 semanas atrás.

-Así que este es tú departamento… -KyuHyun veía cautelosamente las paredes blancas, la estancia principal vacía por excepción de unas cuantas cajas y un estante que más bien debía ir en la inexistente cocina (constituida por una barra, una estufa y un fregadero en una esquina de la estancia principal). Parecía que ahí no vivía nadie y que el lugar seguía en renta. ZhouMi empezó a reír nervioso. Probablemente había sido más que mala la idea de salirse de aquél lugar con un perfecto desconocido para terminar en un departamento que no podía inspirar demasiada confianza.

-Pues sí… yo… lamento que no haya muebles… me he mudado hace tres días y no he tenido realmente tiempo de nada… hoy ha sido mi primer noche libre y… -Claro, no quería aclararle que además de poco tiempo, el dinero resultaba aún más escaso y que planeaba vivir una vida espartana todavía por un rato.

-Pero, al menos hay una cama, ¿verdad?... –El chino se cubría la cara con las manos, avergonzado de que aquél hombre le hiciese esa pregunta. Se sentía pobre y miserable de pronto. ¿Cómo había siquiera pensado en llevar a alguien a su departamento en las condiciones actuales? Y luego, tenía que tratarse de alguien guapo y agradable. Ya percibía que la cita se ahogaba rápidamente.

-Sí, sí la hay… aunque no es muy grande, la verdad –KyuHyun caminaba hacía la pequeña puerta en el centro de la pared más alejada de la entrada. La abría sin más y prendía la luz para descubrir que la cama de ZhouMi era individual y que ahí también se apilaban cajas y cajas.

-Mmmm… deberías conseguirte un decorador de interiores, tú eres pésimo en ello… -Le sonreía, divertido. El chino empezó a reírse, encontrando un tanto absurda la situación. KyuHyun se sentaba en la cama del modo más casual posible considerando que probablemente el momento apasionado se había perdido gracias a la apariencia del lugar y a los comentarios sarcásticos pero bien atinados del menor –Es cómoda –Declaraba finalmente.

-Yo… ahm…no tengo alcohol pero puedo prepararte un té… o si quieres, puedo ir a comprar algo… -Esperaba que no optara por esa última opción. No tenía ni idea del barrio y además el alcohol le saldría en una pequeña fortuna para él.

-El té suena increíble –ZhouMi salía de la pequeña habitación para correr a calentar algo de agua, nervioso en exceso.

“Claro, ¿Qué hay más erótico que una taza de té?... De verdad soy malo para esto… ¡¿En qué estaba pensando cuando lo traje aquí?!”

                ¿Y si se trataba de un psicópata y en ese preciso momento estaba afilando un enorme cuchillo para asesinarle? Seguro al día siguiente sería noticia de primera plana. Aunque, si debía meditar las cosas, el cuchillo tendría que limitarse a una navaja pues el hombre en su habitación no cargaba con maletín alguno para poder esconder algo más ostentoso.

“Deja la paranoia. Eso debiste pensarlo antes”

                Aunque claro, es difícil pensar en esas cosas cuando una vocecita en tu cabeza te grita todo el tiempo “¡DIOOOOOOOOOOOOOOS, QUE GUAPO ES! ¡DEBO ACOSTARME CON ÉL!”. Ahora, mientras esperaba que el agua hirviese, todo lucía tan irreal que se pellizcó ligeramente un costado para comprobar que no soñaba. Ahí estaba el dolor presente. Y como no soñaba, sacaba el celular de su bolsillo para mandarle un mensaje a HanGeng, pidiéndole consejo, o algo así. En lugar de ello, recibía en respuesta un “¿Tiene lindo trasero? ¿Te aseguraste que no fuese un prostituto? Porque son caros. Besos. Quiero detalles. Te amamos.” ZhouMi giró los ojos. Obviamente HeeChul estaba respondiendo. Y lo trataba como si él y HanGeng fueran sus padres en lugar de sus amigos. Aunque, eso sí, unos padres bien raros.

“Seguro esos dos están más que ocupados y me dejan solo en esta situación. ¿Qué debo hacer?”

                Siguió metido en sus pensamientos hasta que el pitido de la tetera hirviendo le sacó de su ensimasmiento. Preparó el té con rapidez y eficacia y luego notó algo muy importante: Llevaba al menos 30 minutos sin pronunciar palabra con el otro hombre. Entrando en pánico, colocaba las tazas en una pequeña bandeja antes de casi correr de regreso a la habitación. Y ahí, encima de colcha, KyuHyun se encontraba plácidamente acostado, durmiendo profundamente como un bebé.

“Vaya, soy tan divertido. ¿Mmmh?”

                En su ausencia, el menor se había dedicado a abrir cajas llenas de ropa y otras cosas. Al parecer se trataba de alguien muy curioso.

“Y ahora, ¿qué hago?”

+++

-Muero de hambre… -KyuHyun lanzaba la indirecta (muy directa) a un ZhouMi que continuaba estudiando. Este le acarició un costado distraídamente sin apartar la vista de sus notas.

-Hay unos empaques de comida instantánea en el refrigerador. Puedes calentar el que prefieras. ¿Me preparas uno a mí? –El menor gruñó. No quería comida instantánea. Deseaba que el chino le preparase algo delicioso y suculento pero este estaba muy enfocado en la prueba que se llevaría en unas horas. De todas formas asintió. Se levantó de la cama con pereza (ya pasaba de medio día) y, sin tomarse la molestia de vestirse, salía de la habitación en busca de algo comestible.

-Oye… -elevaba la voz lo suficiente para que el de piernas eternas pudiese escucharle desde donde se encontraba -¿Qué escuela es tan malvada para hacer estudiar tanto a un pobre y sexy maestro?

- En la preparatoria Shin Hwa**-respondía ZhouMi.

-Suena a que es una escuela de millonarios pretensiosos…

-Justo como tú… -contentaba el chino. KyuHyun no podía evitar reírse a todo pulmón ante el comentario.

-Yo soy el millonario menos pretensioso del universo. Por eso como comida congelada en lugar de obligarte a salir y comer comida de verdad –abría el refrigerador y temblaba un poco al sentir la corriente helada contra su piel desnuda.

-¡Sólo lo haces porque eres demasiado flojo para bañarte y vestirte si no es completamente necesario! –El menor podía escuchar la risa sonora de ZhouMi filtrándose por todo el diminuto departamento. El de cabello alborotado también empezó a reír. Se trataba de una cualidad inminente en el chino. Podía hacerle reír siempre. Decidía que la pizza congelada era la mejor opción. Y quizá esos guisados con pasta del fondo del congelador. No era una comida balanceada ni muy oriental pero sabían bien y le llenarían completamente. Tomaba los envases con una mano para cerrar el refrigerador con la otra.

-Pues si que te da flojera vestirte –KyuHyun se giró tan rápido como sus pies se lo permitieron para observar que un hombre, delgado y con una pequeñísima cola de caballo alta, colocaba una bolsa encima de la barra sin dejar de mirarle con la sonrisa pegada al rostro.

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! –KyuHyun dejaba caer los paquetes de comida para poder cubrirse lo mejor posible la entrepierna y, acto seguido, se encogía hasta quedar debajo de la barra, intentando ocultarse a la vista de aquél hombre.  En respuesta, el desconocido carcajeaba sonoramente y ZhouMi corría fuera de la habitación con la sábana alrededor de la cintura.

-¡GEGE!... ¡KUI XIAN! –aterrado, ZhouMi entraba en la habitación y tomaba el edredón de la cama antes de salir corriendo a la cocina y dejarlo caer al lado de KyuHyun. Este se metió de inmediato entre el textil, escondiéndose de cualquier mirada inoportuna.

-¡BWAHAHAAHAHAHAHAAHAHA! –El hombre golpeaba la barra, se sobaba los costados y finalmente se secaba las lágrimas producidas por carcajear por tanto tiempo.

-¡GEGE! ¡No te rías, no es divertido!

-¡Perdona! ¡Es que la cara que puso!... ¡Aaahhhh! –Respiraba hondo, dándose tiempo para tranquilizarse. Cuando lo consiguió, KyuHyun ya se había incorporado y ahora veía con desconfianza (y desde el interior del cobertor) al hombre frente de él -¡Por fin conozco la causa de que mi bello condimentado*** ya no vaya a visitarnos! ¡Y mira este lugar, luce fabuloso!

-Gra… cias… -El chino estaba tan rojo que deseaba se lo tragara la tierra en ese momento –Ahm, Kui Xian, este es HeeChul gege… HeeChul gege… Kui Xian… -el mayor extendía una mano amistosamente, sonriendo un tanto maliciosamente. KyuHyun observó un momento la mano antes de decidir que no era peligrosa y estrecharla ligeramente con una de las suyas. Sin embargo, obviamente no había medido bien al mayor pues este, prácticamente se abalanzaba contra el de cabello alborotado y, en la confusión del momento, le quitaba el edredón para volver a dejarle desnudo. El menor gritaba nuevamente y antes de que alguien pudiese hacer algo, se metía corriendo a la seguridad de la habitación. ZhouMi pretendió gritarle a HeeChul por el acto indecente que acababa de hacer, considerándole una broma de pésimo gusto pero el mayor no reía. -¿Gege?

-¿Así que es él a quién conociste en el bar?... Interesante… -miraba la puerta con cautela, con los ojos entrecerrados, como analizando la situación. El chino puso una enorme cara de interrogación.

-Pues sí, ¿Por…?

-Al menos si tiene lindo trasero

-¡GEGE! –HeeChul se reía ante la cara de ofuscación del menor. Le daba unas palmaditas en la espalda. Volvía a ponerse serio.

-Él… no me gusta para ti…

-¿Por qué? –ZhouMi hacia su mejor cara de puchero. Le parecía que el de ojos almendrados estaba siendo demasiado exigente con el menor –Es… perfecto…. –lo decía en susurros para que KyuHyun no fuese a escucharle. Aún no estaban en una etapa en la que sentirse completamente enamorado estuviese bien visto. El mayor suspiró pesadamente, dándole una palmada en la espalda al chino antes de hablar.

-¿Es bueno en la cama?

-¡GEGE!

-Lo estoy preguntando en serio, ¿lo es?

-Bueno… eso… el sexo es fabuloso… y él es tan entusiasta y determinado…

-Mmmmh… -HeeChul sonríe del lado, no muy convencido –entusiasta y determinado… y el sexo es fabuloso… pero él no es particularmente sorprendente… sin embargo, con todo el empeño que pone, se vuelve increíble… apuesto que eres el primer hombre con el que se acuesta…  -ZhouMi abría mucho la boca, completamente sorprendido.

-¿Cómo… sabes eso? ¿lo conoces?

-Soy Kim HeeChul… sé todo lo que debo saber –El chino entiende que el mayor es observador pero, aún así, le parece increíble que haya descubierto ese pequeño detalle con solo ver unos pocos momentos a KyuHyun –De todas formas, no me gusta para ti…

-¿Alguna razón en particular?

-Como diecisiete en realidad… pero supongo que ya lo hablarán y entonces tomarás o no una decisión… no soy de los que se meten en las relaciones…

-¿Entonces por qué has dicho aquello hace un momento? –HeeChul se encogía de hombros, quitándole importancia al asunto.

-Qué más da… umma Geng me pidió que te trajera algunos de los mandú que hizo anoche… dice que no son ni la mitad de buenos que los de su madre pero que tendrás que conformarte –señalaba la bolsa de plástico dejada encima de la barra momentos antes de que toda la conmoción comenzase –también opina que eres el peor de nuestros hijos porque no te has reportado desde el día del bar como no sea con mensajes cortos y ya no has ido a visitarnos…

-¿Uso la palabra “hijo”? –ponía cara de incredulidad mientras que volvía a recordar que para el de ojos almendrados siempre había resultado como si se tratase de uno más de sus gatos, mimos y modos incluidos.

-Supongo que no… es una mala umma… pero yo, tu querido appa, siempre te llamaré hijo… o cabrón, si me haces enojar…

-¿Desde cuándo Geng ge es la mamá?

-Desde siempre… pensaba quedarme a ayudarte con lo del examen pero todavía tienes a tu novio aquí… mejor me voy. Lo que sí, me debes una enorme taza de café y los detalles para esta noche…  y más te vale pasar ese maldito examen porque yo no soy de los que recomiendan gente y no quiero que me dejes en ridículo –ZhouMi asiente como un hijo regañado, puchero y mirada baja incluidos. Quiere seguirle preguntando el por qué KyuHyun no le parece correcto para él y a la vez prefiere mantenerse callado. No desea escuchar realmente la respuesta. Sobre todo porque han sido las dos semanas más magníficas de su vida y no quiere que nadie se las arruine –Appa te ama y lo sabes… -HeeChul le abraza unos momentos, enfocando su vista en el decorado del lugar –mmmh… y además… tu novio es millonario… que lindo…

-¿Cómo lo sabes?

-Yo lo sé todo… -pero señala la pantalla plana gigante en la estancia antes de girarse sobre sus talones y salir. El chino mira la televisión, preguntándose si ha estado bien que KyuHyun comprase algo tan caro para su departamento. Si estuvo bien dejarle comprar tantas cosas para el departamento: el refrigerador gigante, los dos libreros, las consolas, la cama gigante, los closets… y la ropa. Toda esa ropa que por primera vez no es imitación si no marcas sumamente caras y originales cayendo en sus manos como si se tratase de una lluvia. O más bien tormenta.

“Estoy abusando de él… por eso está mal… pero, yo no he pedido nada de esto… yo solo lo quiero a él”

-¿Así que ese era el novio de tú amigo? Tienes razón, está más loco que una cabra –KyuHyun sale de la habitación para entrar en la única otra estancia aparte del cuarto y la sala, el baño –me baño y te dejo estudiar…

-¿No vas a desayunar?

-Claro que sí… guárdame de los mandú que te trajo…

-¿Estabas escuchándonos?

-Solo lo que no hablaron en murmullos… esas cosas huelen increíble… no desayunes sin mí… -cerraba la puerta del baño.

-Bueno…  -ZhouMi decidía ir al cuarto y enfundarse en una bata antes de salir y preparar acompañamientos para las empanadas. KyuHyun se metía a bañar rápidamente, intentando eliminar el miedo que el mayor le había producido. No se trataba del susto inicial o de haber terminado desnudo frente a uno de los mejores amigos de su novio. Era la mirada. Dos segundos y el mayor había visto dentro de él, descubriéndolo.

“Él lo sabe… él lo sabe y le dirá a ZhouMi y mi relación se arruinará… la vida apesta”

Notas finales:

Antes que nada, GRACIAS POR LEER EL PRIMER CAPÍTULO DE ESTA SAGA!

Segundo, algunas aclaraciones:

* El látigo del amor es la manera en que se le llama al catigo físico en las escuelas de Corea. No se aplica en todas, por supuesto y cada vez se aplica menos ferozmente. Sin embargo, como en todo, hay profesores abusivos y yo necesitaba una excusa para que alguien quisiera contratar a ZhouMi... XD

 

** Si, ya, es la preparatoria de "Boys before flowers"... XP... no conozco Corea i los nombres de sus escuelas y soy malisima inventándolos.. así que sí, me vi vil y me robe el nombre, lo admito...

 

*** Y para las personas que nunca han leido un fic mio... es la forma en que HeeChul se refiere a ZhouMi... ^^...

 

En fin, cuidense y les mando hartos besos y abrazos!!!


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