I'm not perfect
Capítulo 1
Habíamos llegado de China con mi familia hacían dos meses. Al principio no estaba tan mal, aunque extrañaba a mis amigos, estaba mucho en mi casa y me la pasaba tocando la guitarra o bailando.
Pero cuando empezaron las clases, todo se vino abajo. Mis compañeros me molestaban y golpeaban. Por mi coreano, que a pesar de no ser malo, no era perfecto, porque era aplicado en las materias o porque bailaba y, según ellos, eso no era algo que un hombre debería hacer. Me molestaban tanto física como verbalmente. Me odiaban; sin motivo alguno. Hacía un mes que vivía en un infierno.
Me miré al espejo del baño y agarré el maquillaje para tapar imperfecciones que le había sacado a mi mamá. Lo empecé a esparcir por mi cara, tapando los golpes que tenía en mi pómulo y labio, para que mis papás no los vieran. Me meterían en más problemas si se enteraban e intentaban hacer algo al respecto.
Cuando terminé, una lágrima se deslizó por mi mejilla; la sequé rápidamente para después salir del baño. Entré a mi cuarto, me puse el uniforme, y bajé a desayunar.
Mi papá leía el diario y mi mamá escribía frenéticamente en su agenda.
- Buenos días- dije sentándome en la mesa, en mi lugar de siempre.
- Buenos días Yixing- respondió mi mamá, y mi papá simplemente me miró por arriba del diario para después volver a la lectura sin responder -Quería decirte que ya mandamos una solicitud para que entres a una prestigiosa facultad de economía.
La miré sorprendido y un nudo se formó en mi garganta.
- ¿Que? Sólo tengo dieciséis años, no es necesario hacer eso ahora- traté de hacerla entrar en razón.
- Si lo es. De esta forma tenés tu futuro asegurado. Y con tus perfectas notas vas a entrar seguro- ¿Y si yo no quiero tener mi futuro asegurado? ¿Y si no quiero que todo esté planeado para mi? ¿Y si quiero cometer mis propios errores? ¿Y si no quiero ser perfecto? Porque no lo soy, ni pretendo serlo.
- Pero yo todavía no sé a que quiero dedicarme- desvié la mirada a mi taza de café con leche, empezando a revolverlo con una cuchara. Eso era mentira. Yo sí sabía que quería hacer de mi vida. Pero era demasiado cobarde como para enfrentarlos, ya me había costado que me dejen bailar, cantar y tocar la guitarra como un pasatiempo. No iba a lograr que me den su consentimiento para hacer de esas cosas mi carrera.
- Hijo, te vas a dedicar a algo que de verdad te sirva. Esto, a diferencia de tus ingenuos sueños de dedicarte a la música, te va a servir. En esto tenés futuro, en la música no. No voy a dejar que mi perfecto hijo desperdicie su vida- al parecer estaban al tanto de mis verdaderos deseos y simplemente lo habían pasado por alto. Como si no tuviera importancia.
- ¿Como sabés que no tengo futuro?- pregunté sin mirarla, conteniendo las lágrimas -Si nunca vinieron a ninguna presentación mía.
- ¿Que dijiste Yixing?- su tono de voz se volvió más cortante.
La miré.
- ¿Como sabés que no tengo futuro en lo que de verdad amo hacer, si nunca me fuiste a ver a ninguna presentación?- volví a preguntar con un nudo en la garganta.
- Ya escuchaste a tu madre Yixing. Dijo economía, y es economía. Olvidate de ese estúpido sueño de ser bailarín y músico- dijo mi papá cortantemente, como siempre, consintiéndola en todo.
Me paré de la mesa sin haber probado bocado.
- Me voy al colegio- dije poniéndome la campera -Hoy tengo que estar antes, por un tema con la profesora de física- mentí antes de que me dijeran algo por lo temprano que era.
Me acomodé los anteojos y me puse la mochila, caminando rápidamente hacia la puerta de la casa.
Al salir, el aire fresco me golpeó en la cara. Dejé que las lágrimas salgan y, sintiendo un fuerte dolor en el pecho, me alejé de esa casa que me obligaban a llamar hogar, de esas personas que me veía obligado a llamar padres.
Fue un día muy duro. Entre los comentarios de mis compañeros, las bromas, la comida que me lanzaron en el almuerzo y los "accidentales" empujones. Los profesores les llamaban la atención para defenderme, sin saber que así empeoraban mi vuelta a casa, ya que aveces me alcanzaban fuera de la escuela para seguir con la tortura psicológica e incluso pegarme.
Cuando salí del colegio a la tarde, y llegué a la esquina, escuché una voz conocida. La voz del líder del grupito al que tanto le gustaba hacer mi vida miserable. HyunSik...
- Pobrecito, como llorabas hoy a la mañana- se paró de golpe adelante mío, con una sonrisa irónica en la cara. Quise esquivarlo, pero apareció uno de sus gorilas, como me gustaba decirles, bloquéandome el paso. Lo volví a mirar al líder -Eso fue tan... molesto. Te merecés que hoy sea el doble de fuerte- entrecerró los ojos. Lo miré asustado y lo empujé, saliendo corriendo.
Corrí sin fijarme por donde iba, sintiéndolos detrás mío. Estaba aterrado, si las demás veces habían sido fuertes, y decían que esta vez iba a ser el doble, iban a terminar quebrándome algo o peor. Están locos, pensé y miré para atrás. Seguían lejos, pero no tardarían en alcanzarme. ¿Que mierda les pasa?
Doble en una esquina, sin mirar y choqué con un chico, cayendo al piso. Dirigí mi vista hacia atrás con miedo. Me paré y él hizo lo mismo, mirándome sorprendido.
Era más bajo que yo, piel blanca, pelo corto castaño oscuro y ojos que desbordaban amabilidad. Iba acompañado por un chico.
Se escucharon los gritos de mis perseguidores y los pasos cada vez más cerca. ¿Que hago? Miré para todos lados desesperado, encontrando una única solución. Me puse la capucha y estampé al chico con el que había chocado contra la pared. Acerqué mi rostro al suyo, y mi boca a la suya, quedando a centímetros como si lo estuviera besando. Lo miré a los ojos pidiendo perdón con la mirada. Él parecía confundido, y avergonzado. Escuché que llegaban a la esquina donde yo estaba.
- ¡Se debe de haber ido por ahí!- gritó uno de ellos y todos se fueron corriendo por alguna calle.
Me alejé lentamente, sin despegar mis ojos de los suyos, estaba tan rojo como sabía que yo también lo estaba. Suspiré con alivio.
- Perdón...- le dije desviando la mirada -Pero me estaban siguiendo para pegarme, y no supe que hacer. Se me ocurrió eso- lo miré.
- Esta... bien. ¿Porque te querían pegar?- preguntó preocupado, lo cual me sorprendió. Nadie había sido amable conmigo desde que había llegado a Corea.
- Soy nuevo en la escuela. Y soy de China. Nosé... simplemente me odian. Podría decirse que me salvaste de mi dosis de golpes diaria- le sonreí, estaba muy agradecido de que no me hubiera alejado de él, porque si lo hubiera hecho, me habrían descubierto.
- Eso esta muy mal...- comentó muy serio.
- Estoy acostumbrado- dije haciendo un gesto de cansancio -Soy Zhang Yixing por cierto. Pueden decirme Lay.
- Soy Kim Jun Myeon, pero me dicen SuHo. Él es Byun Baek Hyun- señaló a su amigo.
- Un gusto. Ya me tengo que ir. Gracias por todo- les sonreí.
- No es nada...- respondió BaekHyun al ver que SuHo no lo iba a hacer. Les hice un gesto de despedida con la mano y me fuí.
Caminé hasta mi casa, con una sonrisa. Esos chicos habían sido muy agradables, especialmente SuHo. Ojalá me hubiera animado a pedirles el teléfono. Aunque ambos parecían más grandes que yo.
Cuando llegué, fui directo a mi cuarto. No tenía ganas de cruzarme con ninguna de las empleadas y quería aprovechar que mis papás seguían en el trabajo.
Me acosté un rato en la cama, pero al no poder conciliar el sueño, me levanté. Me senté en mi escritorio, empezando a hacer la tarea del día, pero no me podía concentrar.
Abrí un cajón y saqué del fondo una cajita en la que guardaba mis ahorros. Conté cuando plata había. Me alcanzaba como para mudarme sólo y empezar una vida por mi cuenta. Algo que deseaba con todo mi ser, pero no podía hacerlo sin ningún apoyo externo. Y además, no era lo suficientemente valiente como para enfrentar a mis padres. Lo dejé en su lugar y tiré la cabeza para atrás, dejando escapar un angustiado suspiro. Sin darme cuenta, me quedé dormido.
Al otro día, la profesora de teatro me mandó a llamar, para pedirme que participara en su próximo musical. Había escuchado que yo sabía bailar y como la obra que pensaba hacer tenía mucho baile, decidió pedirme que audicionara. Quedó encantada y obtuve el papel principal.
Estaba muy feliz, hasta que salí al pasillo y lo vi a HyunSik, el líder del grupo que me golpeaba.
- Zhang Yixing... que cobarde que sos- me dijo despectivamente, acercándose a mi.
- HyunSik... por favor...- intenté rogarle. Él rió y se acercó más a mi. Quedando muy cerca.
- Por favor... ¿Que? Vos te escapaste. Si no lo hubieras hecho, tal vez ahora podría ser un poco amable. Pero estoy enojado, ¿Sabias Yixing? Es mejor no hacerme enojar- finalizó mirándome con falsa inocencia.
Le devolví la mirada, y sentí como su puño golpeaba con fuerza en mi estómago, haciendo que me incline hacia adelante y que suelte un gemido de dolor. Volvió a reír y me levantó la cara, agarrándome del mentón, para después golpearme en la boca. Enseguida pude saborear la sangre de mi labio roto. Se alejó, acomodándose la ropa y silbando.
Me dejé deslizar hasta el piso, soportando el dolor y conteniendo las lágrimas. Agarré mis anteojos, que habían caído al suelo, y me los puse con manos temblorosas.
Escuché que alguien se acercaba y me paré rápidamente, saliendo del pasillo. Me dirigí hacia la puerta de entrada del colegio y salí a la calle.
Caminé hasta una plaza, me senté en un banco y por fin liberé toda mi angustia, llorando. Me dolía muchísimo el estómago y la cara.
Alguien se sentó al lado mío y levanté mis piernas, escondiendo mi cara entre mis rodillas para que no me vea la persona desconocida.
- Yixing...- levanté la mirada sorprendido y me encontré con la de SuHo, el chico que había conocido el día anterior. Noté como se alarmaba al ver la sangre y buscaba algo en su mochila -Vení, acercate- bajé las piernas e hice lo que me pidió.
Sutilmente, y bajo mi atenta mirada, empezó a secar la sangre de mi boca con un pañuelo de papel. Cuando terminó, lo dejó y me miró.
- Gracias...- susurré.
- No es nada. ¿Te golpearon de nuevo?- asentí - Tenés que hacer algo... mirá como tenés la boca...
- No importa- le sonreí -No me importa, mientras siga pudiendo hacer lo que me gusta, ellos pueden hacer lo que quieran.
- ¿Que tiene que...?- intentó preguntar.
- La única forma en que van a dejar de hacerlo, es que me convierta en un idiota como ellos y deje de sacar buenas notas. Y principalmente, que deje de bailar. Y eso no lo pienso hacer- evité pensar en mi mamá y su deseo de obligarme a estudiar economía.
- Eso esta bien, pero no podés dejar que te peguen así...- ¿Porque se preocupa tanto por mi? -Sé que no me conoces, y que no tengo ningún derecho a decirte esto, pero realmente odio este tipo de cosas. Y ya me caes muy bien, siento que no te lo merecés...
- Gracias SuHo- le sonreí -Pero no te preocupes por mi. Yo estoy bien, es mejor dejar todo así.
- Esta... bien. Pero prometeme que me vas a decir si necesitas algo. Quiero ser tu amigo... si me dejas- me sonrió cálidamente.
- Si, me encantaría- le sonreí y él ensanchó su sonrisa.
- Entonces... ¿bailás?- asentí -Yo también, aunque no soy muy bueno todavía. Soy trainee en la SM entertainment- me sonrió avergonzado -también canto.
- ¿Enserio? Seguro que tenés mucho potencial- le sonreí.
- Supongo... lo importante es que aprendo un montón de cosas, y me hice muchos amigos. De cualquier manera estoy ganando algo- sonrió.
- Me gustaría escucharte cantar algún día- comenté.
- Esta bien... pero después de que yo te vea bailar.
- Tramposo...- lo miré con fingido resentimiento. Ambos reímos -Esta bien.
Los días pasaron y se convirtieron en meses. SuHo se había convertido en una compañía constante.
Si yo no estaba en el colegio, estaba con él. Y si él no estaba en la empresa, estaba conmigo. Y cuando no estábamos juntos, nos mandábamos mensajes a toda hora.
Nos hicimos muy cercanos. Siempre se preocupaba por mi y se ocupaba de mis heridas cuando volvía magullado y con cortes. Insistía en ayudarme pero yo me negaba.
Nos llegamos a conocer muy bien, aunque yo no le contaba del todo mi situación familiar. Desde que me vió bailar me ofreció varias veces unirme con él y sus amigos a la SM pero siempre lo rechacé bajo excusas muy pobres, porque por dentro, me moría de ganas de aceptar.
Un día me confesó que había estado muy enamorado de su mejor amigo BaekHyun, y desde entonces, me empecé a sentir un poco molesto cuando SuHo estaba mucho con él. No entendía como podía celar de esa manera a alguien que no hacía mucho que conocía.
Me encantaba pasar tiempo con él. Me hacía olvidar mis problemas y su sonrisa me producía la sensación de que todo estaba bien.
Una tarde, mientras me dirigía a encontrarme con SuHo, HyunSik me interceptó en el camino con uno de sus gorilas.
- ¿A donde vas tan apurado?- preguntó con desprecio.
- ¿Que te importa? No tengo tiempo para vos- declaré, y luego sentí miedo por como podría reaccionar. Era la primera vez que le respondía de esa manera.
- ¿Que dijiste?- su tono de voz cambió por uno más agresivo. Me estampó contra la pared y acercó su boca a mi oreja -Como te cambió tu noviecito, ¿eh?- a pesar del miedo, no pude evitar sorprenderme por el tono envenenado con el que dijo la palabra "noviecito", fue casi como si estuviera celoso.
- No... no es mi novio- susurré -Por favor... te lo suplico. No me pegues. Necesito estar sano...- él, ante mi súplica, pareció enojarse y me mordió el hombro con fuerza haciéndome soltar un leve alarido de dolor y sorpresa -Por favor...- volví a pedirle al borde de las lágrimas.
Se separó y me miró confundido, pero su expresión cambió al ver mi cara. Me dió un fuerte golpe en el estómago, haciéndome caer al suelo.
Me empezó a patear sin descanso, y yo me cubrí el rostro con los brazos cuando un golpe llegó a mi cara y sentí la sangre correr. Después de varias patadas, él se detuvo. Levanté la vista, apenas pudiendo enfocar debido al dolor y a que ya no llevaba los anteojos puestos. Vi a SuHo parado frente a HyunSik.
- ¡Vos!- exclamó SuHo. Agarré mis lentes del suelo y me los puse -¿Vos sos el que golpea a Lay de esa manera?- pude ver el rostro sorprendido de HyunSik -Estoy seguro de que a tu mamá no le gustaría saberlo. Como tampoco le gustaría saber de las revistas porno gay que escondes en tu habitación. Así que va a ser mejor que no sigas con esto, al menos que quieras que ella se entere.
HyunSik lo miró con odio, sorpresa y un poco de miedo. ¿Porno gay? ¿Y como sabe eso?
- ¡Yo no tengo revistas así!- intentó defenderse.
- Oh si, tenés una colección muy completa. Y ambos lo sabemos. Se ve todo desde mi casa, ¿sabias?- preguntó amenazante.
- No... no digas nada... por favor JunMyeon...- susurró.
- No voy a decir nada, mientras no vuelvas a pegarle a nadie. Y menos a Lay. Andate, y llevate a ese chico con vos- estaba muy enojado -¡Que te vayas!- gritó al ver que no se movía.
HyunSik empujó a su amigo y se fueron rápidamente de la desierta calle en la que estábamos.
SuHo se agachó enseguida a mi lado y me ayudó a sentarme.
- Gracias...- le dije débilmente y le sonreí.
- No agradezcas- me sonrió de vuelta y, con el dedo, me limpió el borde del labio que sangraba mucho -Vamos, hay que curarte -asentí con la cabeza.
- Vamos a mi casa- dije parándome con dificultad.
- Si...- me hizo pasar un brazo por arriba de sus hombros y, abrazándome por la cintura, me ayudó a caminar.
Entramos a mi casa encontrándonos, por desgracia, con mi mamá.
- ¡Yixing!- exclamó preocupada -¿Que te pasó?- se acercó, intentando ayudarme, pero me aferré a SuHo y no la dejé tocarme.
- Nada. Estoy bien mamá- respondí fastidiado. ¿Ahora se viene a preocupar? -Dejame, voy a ir a mi cuarto.
- Pero hijo...- intentó hablar.
- Mirá el lado bueno. Por ahí quedé tan mal, que ya no voy a poder volver a bailar- dije amargamente y le sonreí. Ella me miró sorprendida. Su celular sonó y lo atendió, todavía un poco confundida.
Miré a SuHo.
- ¿Vamos?- noté su mirada preocupada pero no le dí ninguna explicación.
- Si...- me dió un leve apretón en la cintura. Lo tomé como una forma sutil de demostrarme su apoyo.
Al entrar en mi habitación, SuHo me ayudó a recostarme en mi cama. Le indiqué donde podría encontrar un botiquín de primeros auxilios y lo buscó. Me empezó a curar las heridas con delicadeza.
- Es un animal...- comentó con voz estrangulada inspeccionando mi rostro -¿Como pudo patearte así la cara?
- Nose... SuHo...- levantó su mirada de mi pecho, que estaba pasando un algodón embebido en alcohol por un pequeño corte -Gracias por ayudarme- le sonreí forzadamente. Me sonrió.
- No tenés que agradecerme... haría cualquier cosa por vos...- se ruborizó y volvió a lo que estaba haciendo.
- ¿De donde lo conoces?- pregunté, intentando disimular mi felicidad ante sus palabras.
- Es el hijo de una amiga de mi mamá. También es mi vecino. En realidad, lo era cuando vivía con ella- respondió sin dejar de desinfectar las heridas de mi torso.
- ¿Y lo de las revistas...?- eso realmente me había sorprendido.
- Si, es cierto. Ese chico es más gay de lo que yo alguna vez pude llegar a ser- me sonrojé. Él aceptaba y comentaba muy cómodo su sexualidad, algo que yo nunca había podido hacer.
Iba a responder, pero su mano pasó muy fuerte una de mis costillas y un sonoro y lastimero gemido de dolor salió de mí, sorprendiéndonos a los dos.
- ¿Te duele mucho ahí?- susurró presionando levemente. Asentí con la cabeza, conteniendo las lágrimas -Te voy a poner hielo, si sigue así mañana, vas a tener que ir al hospital.
- Esta bien... espero que no sea nada. La profesora de teatro no va a estar muy feliz...- me acarició el pelo con ternura y sentí que mi corazón se estremecía.
- Mirá, acá hay una crema analgésica. ¿Porque no te das un baño y después te vendo y te ponés esta crema?- una lágrima traicionera cayó y me miró sorprendido -¿Que pasa?- me secó la lágrima -¿Porque llorás?
Me senté con dificultad y lo miré.
- Gracias por preocuparte por mi- dije y después lo abracé con la poca fuerza que tenía en ese momento. Me devolvió el abrazo con delicadeza.
Nos quedamos así unos segundos y después me separé y me fui a bañar.
Cuando volví, SuHo seguía sentado en mi cama, tecleando en su celular con una sonrisa.
- ¿Con quien hablás?- quise saber, casi seguro de la respuesta -Si se puede saber- reí débilmente y ahogué un quejido de dolor.
- Con BaekHyun...- me sentí molesto. No importaba como, él siempre salía en la conversación -¿Como te sentís?- me sonrió y olvidé toda molestia que pude sentir antes de eso.
- Mejor...- me recosté en mi cama, a un costado de SuHo.
- Sacate la remera que te ayudo a vendarte.
Un poco avergonzado, lo hice. Él volvió a desinfectar las heridas, me vendó y me pasó la crema por todos los golpes.
Cuando terminó, me volví a vestir y él se paró. Lo miré confundido.
- Bueno... ya debería irme- me sonrió y empezó a ponerse la campera. Lo agarré de la muñeca antes de que pueda seguir.
- ¿No te querés... quedar?- pregunté tímidamente. Desvié la mirada cuando me miró sorprendido -Entiendo si no querés quedarte con alguien más chico e infantil que vos...- aflojé el agarre y me metí más adentro de la cama, casi tapando mi cara. Escuché una leve risita.
- No seas tonto. Claro que quiero, y no soy mucho más grande que vos... sólo tengo diecinueve años- le dediqué una amplia sonrisa.
- ¿Querés acostarte conmigo?- le pregunté con vergüenza. Él, que se estaba sacando la campera de espaldas a mi, se dió vuelta y me miró.
- ¿Que?- exclamó sorprendido. Haciéndome notar que mi pregunta había sonado mal.
- No...- me sonrojé -Me refería a si querías tirarte al lado mío, para descansar un poco- desvié la mirada. Él rió.
- Si... pensé que nunca lo preguntarías- bromeó.
Se deshizo de sus zapatillas y se tiró a mi lado. Me hizo dar vuelta y apoyar mi cabeza en su pecho, para abrazarme y empezar a acariciar mi pelo suavemente. Cantó una canción muy bajito hasta que me quedé dormido.
Me desperté, por un agudo dolor que sentía en mis costillas. Miré el reloj en la mesa de noche y eran las tres de la mañana. Me removí y un leve gruñido de molestia salió de mis labios. El efecto de la crema se había pasado y ahora me dolía hasta respirar. SuHo se movió también y empezó a despertar.
- ¿Estas bien?- preguntó con voz ronca.
- Algo así...- no quería molestarlo más -Seguí durmiendo.
Como sabiendo lo que me pasaba, me abrazó suavemente y me empezó a acariciar la zona adolorida con delicadeza. Sus caricias me daban una sensación de dolor-placer que me relajó y pude volver a dormir.
Al otro día, no tuve más remedio que ir al hospital. Resultó ser que tenía una leve pero muy dolorosa lesión en mis cotillas derechas. Tenía que usar una faja por un mes y no podía hacer grandes esfuerzos.
La profesora de teatro no se lo tomó bien, pero no podía hacer nada al respecto. Sólo me pidió que vaya a los ensayos igual, para al menos poder ver y que no se me olvidara todo. La fecha de la obra fue pospuesta.
Con SuHo ahora nos veíamos casi todos los días. Se había convertido en mi mundo y eso me encantaba. En todo momento pensaba en él y, cuando estábamos juntos y él se tenía que ir, lo extrañaba incluso antes de despedirnos.
Por otro lado, casi no veía a mis papás. Se la pasaban trabajando y, a pesar de que era más agradable para mi, me sentía bastante solo en mi casa, por lo que me la pasaba visitando a SuHo en la suya.