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Insomnio por AddictiveHeroine

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Notas del capitulo:

Hola :'DDD

Esto se me ocurrió en un momento de ocio. Sí, porque estaba escribiendo Amor Egoísta y pues.. Es eso. Esto salió.

Quería imaginarme cómo sería si Yuu y Taka vivieran juntos y esas cosas... Creo que esto es lo más parecido que se me ocurrió ♥

¡El Lunes se actualiza Amor Egoísta! <3

Sí, porque mañana tengo cosas qué hacer :c 

cofcofpastelescofcof

Y bueno, espero que les guste ~~

 

 

Había llegado la hora de dormir.

Estaba realmente cansado, había sido un día muy largo en el trabajo y luego de darse una ducha, todo lo que pasaba por su mente era tomar un bien merecido descanso. Llegó hasta la habitación secándose el cabello con una toalla, vistiendo únicamente unos bóxers negros de licra que se ceñían a su cuerpo, dejando una vista fabulosa de su trasero y su miembro. Vista de la que disfrutaba su novio desde la cama donde dormían juntos.

 

-Sabes que me encanta que te pongas esos bóxers – Dijo el chico que yacía recostado en aquel mueble, leyendo despreocupadamente una revista.

-¿Qué lees? – Preguntó acercándose donde su novio y sentándose a su lado, mirándole atentamente.

-¿Esto? Es una revista de esas, de moda – Respondió desinteresadamente.

-Deberías dormir ya Takanori, llevas dos días desvelándote, no te va a sentar bien en el cutis – Comentó a manera de broma el otro, recostándose en la cama.

El chico se giró a ver a su novio con una mueca en los labios. – Qué gracioso, Yuu – comentó volviendo a girarse para fijar su vista en la revista que leía con anterioridad – Además, estos días no es que no quiera dormir, es que realmente no me da sueño – Agregó mientras daba vuelta a las hojas.

-Deberías al menos intentarlo, acomódate en la cama y simplemente deja que el sueño te baje – Dijo el mayor mientras pasaba una de sus manos por entre sus cabellos lacios y negros, para luego alcanzar las cobijas y taparse hasta el pecho.

-No, ya lo he intentado y realmente no funciona –

 

Hubo un silencio largo y el rubio se giró para mirar a su pareja, quien ya se había quedado dormido en medio de aquella conversación que mantenía.

Hizo una mueca y estiró la mano para moverlo un poco y retarle, pero decidió dejarle dormir, últimamente tenía más trabajo que de costumbre, así que, esbozando una pequeña sonrisa y acercándosele para besarle la frente, le dejó dormir.

Mientras tanto, él se levantó para bajar a la cocina, le apetecía beber algo frío, el calor estaba realmente insoportable por esas fechas, pues el verano se encontraba en su más fuerte apogeo. Mantenían el aire acondicionado encendido durante todo el día, intentando sofocar un poco aquel clima.

 

Con cuidado y en silencio, llegó hasta la cocina, encendiendo la luz para así dirigirse hasta la nevera. Se detuvo frente a ella, abriendo la puerta y agachándose para mirar dentro, rebuscando algo para beber.

Sonrió al notar que dentro había un envase de leche y también jarabe de chocolate. Estaba más que dicho, se haría una rica malteada antes de dormir, quizá el ligero peso de aquel batido le daría sueño. Tomó las cosas y cerró la nevera, dirigiéndose hacia la barra, donde se encontraba la licuadora. Abrió la tapa y vació un poco de leche dentro, para después agregar el chocolate. La tapó nuevamente y la encendió, dejando al artefacto hacer su trabajo, y con ello, haciendo un ruido fuerte que resonaba por toda la casa.

 

Mientras tanto, en la planta alta, un pelinegro se removía entre las sábanas al sentir su sueño ser perturbado por un taladrante sonido en sus oídos. Resopló y abrió los ojos, girando su cabeza hacia el reloj que había encima de su mesita de noche.

Las doce veinticinco de la mañana. Solamente había cerrado sus ojos por veinticinco minutos y su sueño había sido perturbado ya. Tapó su cara con una almohada y entonces el ruido cesó. Pudo escuchar claramente los pasos de Takanori por las escaleras y luego por el pasillo hasta llegar a la habitación. Luego, un peso extra en la cama le indicó que se había sentado en el lugar que le correspondía en el lecho.

 

-¿Qué estabas haciendo? – Preguntó con voz ronca el pelinegro por lo adormilado que se encontraba.

-¡Yuu! – Medio gritó exaltado el menor - ¿Sigues despierto?  - Preguntó mirándole mientras le daba un trago al vaso que traía en su mano.

-Intentaba dormir hasta que a alguien se le ocurrió licuar en medio de la madrugada – Respondió quitando la almohada de su rostro y mirándole con una ceja alzada.

Takanori se ruborizó apenado y asintió, bebiendo más de aquella malteada. – Prometo no hacer más ruido para ti – Dijo esbozando una pequeña sonrisa y colocando el vaso en la mesita de noche que había junto a su cama.

El mayor, contento con las palabras del otro, se acomodó nuevamente dispuesto a conciliar el sueño. – Buenas noches, te amo – Le dijo antes de cerrar nuevamente los ojos.

-Yo también te amo, dulces sueños – Contestó el castaño tomando el mando de la televisión para encenderla. Cambió los canales uno por uno, intentando encontrar algo interesante para mirar en lo que le bajaba el sueño, ya que su malteada parecía no haber servido de nada.

Al fin encontró algo que le parecía más o menos interesante. Una película de horror, al parecer. Dejó aquel canal, acomodándose en la cama, mirando atentamente la televisión.

Estuvo un rato atento de la trama, envolviéndose cada vez más y más en ella, poniéndose nervioso.

 

-¡Está detrás de ti! – Gritó al sujeto de la televisión como si pudiera escucharle. - ¡Rápido, rápido! ¡Te va a atrapar! ¡Corre! – Gritó nuevamente, pataleando y agitando sus brazos mientras miraba como el monstruo iba tras aquel pobre sujeto que no había “seguido sus consejos”.

-Takanori… - Escuchó una voz ronca llamarle y dio un salto, asustado.

-¡Me va a comer! – Chilló metiéndose entre las sábanas.

-Takanori – Le volvió a llamar, más cerca, pudiendo percatarse ahora de qué se trataba, al ver a su novio bajo las sábanas.

-¡Me asustaste! – Le reprimió a su novio, frunciendo el ceño.

-Mi amor… ¿Por qué miras películas de horror si sabes que te sientan mal? – Preguntó en tono relajado el mayor.

-Es que me estaba aburriendo… - Contestó formando un pequeño puchero con sus labios el castaño.

-¡Pues duérmete! – Reprendió el pelinegro.

-No tengo sueño… Prometo que no te haré más ruido – Dijo el menor al tiempo que se acercaba para dar un pequeño beso a sus labios. – Duerme, te hace falta – Agregó sonriendo y saliendo de entre las sábanas.

 

Sin decir nada más, y confiando en las palabras del menor, volvió a acomodarse en la cama, para así retornar al mundo de los sueños, esperando realmente que el menor permaneciera en silencio.

En tanto, el castaño decidió levantarse de la cama, así estaba seguro que dejaría descansar al mayor como bien se lo tenía merecido. Se sentó en el suelo y pronto vio como su pequeña mascota se acercó hasta él moviendo la colita alegremente.

 

-Koron – Sonrió mientras le tomaba en brazos. – Deberías estar durmiendo ya, cariño – Le dijo en voz baja, obteniendo como respuesta un lametón en la mejilla, a lo cual no pudo hacer más que sonreír contento.

Bajó al animal al suelo y se recostó, mirándole. Golpeó suavemente su pecho, indicándole que se subiera encima, y así lo hizo. Comenzó a pasar sus manos suavemente por el pelaje del perro, acariciándolo lentamente.

-¿Te gustaría jugar un poco? – Preguntó Takanori mirándole atentamente, poniéndose de pie para caminar hacia la repisa y tomar una pequeña pelotita de goma, la cual lanzó suavemente por el suelo, haciéndola rodar fuera de la habitación.

El pequeño animal se percató de ello, y se echó a correr tras el objeto, siendo seguido por su dueño.

Ambos salieron de la habitación, intentando no perder el vista la pelotita, que chocó contra la pared y se detuvo, siendo alcanzada primero por el perro.

 

-Muy bien – Sonrió Takanori, agachándose junto a él para volver a tomarla de su boca y acariciarle la cabeza. Como de costumbre el animal se dejó hacer ante los mimos de su amo, quien pronto comenzó a dar ligeros golpecitos a su cabeza y mandíbula, intentando “retarle”.

En respuesta, el pequeño Koron comenzó a ladrar, mientras intentaba atrapar la mano de su dueño, quien ahora reía mientras le miraba atentamente.

Su pequeño juego iba en aumento, hasta que ambos terminaron en el suelo, “peleando” entre risas y ladridos, rodando de aquí allá mientras Takanori “escapaba” del pequeño animal que intentaba “comérselo”. Tan concentrado estaba jugando que no notó que cierto pelinegro se levantaba y le observaba de pie desde la puerta, hasta que escuchó una tos bastante fingida.

 

-Hola – Le saludó el menor desde el suelo.

-Hola – Contestó al gesto el Shiroyama, cruzándose de brazos.

 

El castaño se levantó avergonzado del suelo, sonriendo nervioso mientras miraba a Koron, quien se alejaba y bajaba las escaleras hacia la sala.

 

-Traidor – Susurró Takanori entrecerrando los ojos, mirando al responsable del alboroto irse y dejarle solo con su malhumorado novio. Y es que, si Yuu no dormía lo suficiente, podía convertirse en el diablo, o al menos eso era lo que él le contaba a todos.

-Takanori, mi amor… ¿Ya viste la hora? – Preguntó el pelinegro mirándole atentamente, esperando una respuesta.

-Eh… La verdad no… - Susurró el castaño mirando al suelo, jugando con sus manos y evitando a toda costa la mirada del otro.

-Son las dos treinta y cinco de la mañana – Respondió tajante el mayor.

-¡Pero es que Koron vino a mí y… - Comenzó a decir el otro, señalando hacia donde su pequeña mascota había huido minutos antes, siendo interrumpido por su novio.

-Sí amor, pero Koron mañana no tiene qué levantarse temprano para ir al trabajo, ¿ya? Recuéstate, debes dormir – Sentenció Yuu, tomándolo de la mano y llevándolo hacia la cama, para hacerle acostarse de una buena vez. – Buenas noches, bonito, te amo, pero duerme ya o me pondré de malas – Sonrió y se acercó a darle un beso en los labios, volviendo a acomodarse y a cubrirse con las sábanas.

-Buenas noches – Susurró haciendo un puchero, sin más remedio que acomodarse junto a su novio en la cama, cubriéndose con las sábanas hasta el pecho.

 

Suspiró largamente. ¿Qué iba a hacer? No tenía nada de sueño, y ahora estaba obligado a quedarse allí. Giró un poco la cabeza y miró mal a su novio, quien ahora retomaba su sueño de forma plácida al haber conseguir por fin silencio.

Dio un par de vueltas en la cama, desesperado por no hacer nada, hasta que recordó su móvil. Sonrió y estiro su mano hasta la mesita de noche, para tomarlo con cuidado. Al menos así se distraería un rato, jugando algo hasta que le bajara el sueño.

Sin embargo, apenas lo encendió, vio un mensaje que tenía sin leer.

“Shima” decía la pantalla. Lo abrió.

“Apenas leas esto, debes llamarme”. Le pareció extraño, así que inmediatamente marcó el número del mayor, esperando a que le contestara. Sonó un par de veces, pero conocía la costumbre de su amigo de contestar hasta el cuarto timbrazo, así que espero.

 

-¿Shima? ¿Estás bien? ¡Bobo! Es que tu mensaje me había preocupado… - Al fin le había respondido, ahora podría despejar sus dudas y estar más tranquilo. - ¿Y entonces qué pasó? ¿Qué, qué? ¡No! ¡No me digas eso! – Sin poder evitarlo, se sentó en la cama, sonriendo de oreja a oreja escuchando atentamente la historia que su amigo le contaba. – ¡Pero venga, no me lo puedes contar a medias! ¿De verdad? ¿De verdad? ¡Shima! ¡Me alegra mucho escuchar eso! ¡Pero es que esto tenemos qué celebr-… - Y no pudo terminar de decir aquello.

Miró hacia su lado derecho, sintiendo que alguien le arrebataba su móvil de las manos. Estaba a punto de decir algo cuando vio a su novio con el ceño fruncido, sosteniendo firmemente su teléfono.

 

-Shima, llámale mañana – Dijo el pelinegro y cortó la llamada, dejando el móvil encima de la mesita de noche.

-¡Estaba hablando de algo importante! – Refunfuñó el castaño apretando los labios.

-Y ahora ya no – Respondió el pelinegro, acercándose a él.

-Definitivamente no podré hacer de nada hoy… - Suspiró el menor – Está bien, supongo que tendré que ir a dormir, ya hasta siento que me baja el sueño –

-No – Escuchó decir al Shiroyama, al tiempo que le tomaba por los hombros y le recostaba en la cama.

-¿No? – Preguntó nervioso, sintiendo como iba quedando recostado, y mirando al mayor posicionarse encima de él.

-No, ya es tarde para eso. Te pedí varias veces que me dejaras descansar y no lo hiciste… Pues bien, ahora yo soy quien no quiere dormir. – Sentenció el mayor, sonriendo de manera maliciosa.

-¡Pero ahora si quiero hacerlo! – Se removió el castaño bajo el cuerpo de su novio.

-Pues no – Dijo cortante, acercándose para comenzar a besarle el cuello de forma lenta y suave, aspirando el aroma de su piel y sus cabellos, comenzando a recorrer sus costados con ambas manos.

El menor continuaba moviéndose, intentando negarse a las caricias y mimos de su novio, pero le resultaba difícil. El mayor sabía exactamente donde tocar, besar y acariciar para volverle loco. Y era obvio, llevaban viviendo juntos cerca de tres años. Naturalmente habían aprendido las cosas que les gustaban y las que no.

Un suspiró salió de la boca de Takanori al sentir los dientes del pelinegro clavarse de forma suave en la sensible piel de su cuello. Llevó sus manos hasta los cabellos azabaches de su novio y enredó sus dedos en ellos sin dejar de suspirar. – Mnghh… Yuu… -Jadeó en voz baja al notar una de las manos contrarias pasearse descaradamente por su entrepierna, acariciándola y apretándola suavemente. – Aaah… Yuu… Mnghh… -Mordió su labio inferior, soltando otro par de jadeos al sentirle succionar su piel, probablemente dejándola enrojecida.

-Me encanta que jadees, Taka. Me encanta escucharte gemir. – Confesó el mayor bajando lentamente los pantalones del pijama del menor, acariciándole la piel que dejaba al descubierto.

Terminó de quitar aquellos pantalones y luego la camiseta, dejando su torso al descubierto e inclinándose sobre él para comenzar a lamerlo y besarlo. Se detuvo en uno de sus pezones, mordiéndolo y tirando de él, succionando con ahínco aquel botoncito rosado.

Bajó sus besos hasta su pecho y luego siguiendo la línea imaginaria que iba hasta su ombligo, donde se detuvo nuevamente para introducir su lengua y juguetear. Y entonces se detuvo.

No había ruido alguno, no había suspiros ni movimiento, ni nada. Alzó la mirada y lo comprobó. Resoplando, se levantó de encima del menor, acostándose a su lado.

 

-Tonto, solamente a ti se te ocurre quedarte dormido luego de provocarme… Eres terrible Takanori Matsumoto – Dijo esbozando una sonrisa y cobijándole con cuidado. Se acercó a él y le abrazó con fuerza, depositando un par de besos en su cuello mientras reía internamente por lo recién ocurrido. – Si no fuera porque te amo tanto… - Dijo sin terminar aquella oración, sonriendo.

Mañana se las pagaría, y con creces.

Por ahora, solamente debía festejar que el insomnio de su novio había pasado y que podría dormir aunque fuera un poco.

Notas finales:

BOMBOMBOMBOM ♥

Pues nada. ¿Les gustó? ¿Ustedes creen que Yuu se las va a cobrar? HOHOHOHOHOHO. YO CREO QUE SÍ.

Déjenme reviews o lloro :c </3

Los amo ♥

 

@AddictiveH

 

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