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Todos tienen un amor platónico por IchirinNoHana

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son obra de Konomi Takeshi.

Notas del capitulo:

Debo decir, que no cumplí con lo que iba a hacer xD de dejar de escribir por un tiempo fics de Prince of Tennis jajaja, pero es que esta idea me superó xD igual que cuando se me ocurrió Liebestraüme, así que decidí subirla.

La pareja será ShiraishixFuji por un simple motivo: ¡LOS AMO!

Amo esta pareja y le hace la competencia a mi amor por la Strongest:3

Espero que lo disfruten!:D

 

Agradeció mentalmente, a todos los dioses del Olimpo, ya que el receso se había alargado un poco más, gracias a las habituales reuniones de los maestros. Agradeció a cualquiera que hubiese escuchado su plegaria, ya que podía ver durante algo más de tiempo, a su amor platónico.

 

No sabía cuándo había empezado todo aquello. Un día lo vio cruzar por el pasillo en las afueras de su salón, junto con dos de sus amigos. Lo siguió con la mirada, hasta que desapareció por la puerta de su salón, una puerta más allá que el suyo.

Después de eso, se sorprendió divisándolo en cada receso. No importaba dónde se pudiese encontrar, Shiraishi siempre daba con él.

 

Lo más gracioso de todo eso, era que el ni siquiera sabía el nombre de aquel castaño de ojos azules que iba un curso más abajo que él. Y cuando lo observaba, se divertía imaginando qué nombre podía tener, que era lo que estaba haciendo en ese momento; sentado en las galerías del patio techado, mirando al castaño hablar con sus amigos, sentados un par de gradas más allá, justo en frente de la que el estaba sentado.

 

“Quizá… se llama Tokiya. No… no parece tener cara de ese nombre. Quizás… ¿¡Y si se llama Kuranosuke igual que yo!? No, no creo que eso sea posible… o… Alucard… no, Shiraishi, ese es el personaje de Hellsing, ¡baka! Quizás se llame Rin… ¡Rin! ¡Ese nombre me gusta! Pero dudo que se llame Rin…”

 

-         Hey, Shiraishi, el timbre acaba de sonar.

Kuranosuke miró a su amigo desde la última galería.

-         ¿De verdad?

-         Si, la maestra está por venir

-         Voy enseguida Tezuka.

 

 

Miró por última vez, hacia donde estaba el muchacho, que se ponía de pie para ir a su salón, llevado de la mano con rapidez por aquel pelirrojo que nunca se despegaba de él. Frunció el ceño y se levantó para situarse a un lado de Tezuka.

 

-         ¿Te sucede algo?

-         No es nada – sonrió.

 

Antes de entrar, volteó una vez más, y solo por una fracción de segundo, sus miradas se cruzaron. Shiraishi lo miró intrigado, sin disimularlo, y entró como si nada hubiese sucedido.

 

 

 

 

Definitivamente, el odiaba los recesos a la hora del almuerzo. Duraban una hora y media, él se quedaba en la escuela, sin nada que hacer. Ya le había aburrido jugar tanto con la pelota desgastada que tenían sus amigos, pateándola una y otra vez.

El timbre de salida sonó, y él se fue a sentar en su habitual galería, mientras sus compañeros salían detrás de la pelota de fútbol.

Además de eso, su amor platónico salía del edificio a esa hora, por lo que no podía verlo más que cuando llegaba justo antes de que el timbre sonara para las clases de la tarde.

Abrió su mochila, y sacó un paquete de galletas y comenzó a comerlas en silencio. ¿Dónde estaría el castaño? Quizás estuviese con aquel pelirrojo, odiaba que estuviesen todo el día juntos, además…

 

-         ¡Quien fue! – gritó mirando a los chicos que se habían detenido y estallando en risas porque al muchacho le había llegado un pelotazo en la cabeza, atragantándose de paso, con sus galletas.

-         ¡Lo siento! – Dijo Kintaro desde abajo, sonriendo asustado. La patada que le había dado a la pelota salió mal y ésta se había ido volando hasta la cabeza de Shiraishi.

-         Tch…  - Tomó la pelota que había quedado a sus pies y la pateó fuertemente. Quería darle al pelirrojo de su amigo, pero se desvió bastante, rompiendo un vidrio del pasillo.

-         Demonios…

 

Se levantó para comenzar a correr, cuando Ryuzaki sensei le llamó la atención.

-         De nuevo Shiraishi… ¿Vas a correr igual que la vez anterior?

-         No… - rió nervioso – claro que no.

-         Sabes lo que esto significa ¿verdad? Es la tercera, no, cuarta vez que rompes un vidrio – Kuranosuke siguió sonriendo, él y su mala puntería. Suspiró derrotado.

-         Claro, claro. Tendré que pagar uno nuevo

-         Exacto, y no solo eso. En vista de que es la cuarta vez – Sonrió – me gustaría que vayas a la biblioteca esta tarde, a ayudar a ordenar los libros.

-         ¡No! – llorqueó

-         Por supuesto que irás – sonrió aún más.

-         Me rindo – dijo bajando la galería – me rindo, jamás volveré a patear una pelota.

-         Eso está mejor.

 

La maestra se marchó, dejando a Shiraishi recogiendo los vidrios rotos, mientras sus compañeros aguantaban su risa con dificultad.

 

 

 

 

Una mano en su hombro lo despertó cuando la clase de biología había terminado. El estaba babeando su cuaderno, con la materia escrita a medias.

-         Shiraishi… despierta.

Se sentó derecho, asustado.

-         ¿Eh? ¿Dónde están todos?

-         La clase terminó hace cinco minutos – dijo Tezuka ajustándose los lentes – oí decir a Ryuzaki sensei que tienes que ir a la biblioteca.

-         Rayos…

-         ¿Qué hiciste esta vez?

-         Rompí el vidrio de ahí afuera

-         ¿De verdad?

-         Si – bostezó frunciendo el ceño – todo es culpa de Kintaro.

-         Luego me explicas mejor, que nos están esperando en la biblioteca.

-         ¿Tú también estás castigado?

-         No – carraspeó saliendo del salón algo sonrojado. Shiraishi sonrió siguiendo al de anteojos, sabiendo que lo hacía solo porque le gustaban los libros.

 

 

Al llegar, ya había tres personas más en la biblioteca, de diferentes cursos. Él le mencionó a la bibliotecaria por lo que había ido, y le entregaron una caja llena de diccionarios, que tenía que acomodar en el quinto pasillo.

 

Caminó cuidando el no caerse, mirando con cautela el número de los pasillos, ya que con esa caja no podía ver mucho.

 

Al encontrarlo, dobló y se detuvo frente a un estante vacío. Se agachó y dejó la caja en el suelo, suspirando pesadamente. Se secó un poco el sudor de la frente con la manga de su uniforme, e ignorando a aquel chico que estaba unos metros más allá de él, comenzó a ordenar los diccionarios.

 

Después de un rato, de haber ordenado casi todos los diccionarios (según él. Aún quedaban dos cajas de esos) miró al chico que estaba a su izquierda, sorprendiéndose al instante. ¡Era su amor platónico! Volteó nervioso, ¿Qué estaría haciendo ahí? ¿Lo habrían castigado también? Escuchó algunos libros chocar contra el suelo y volteó nuevamente.

Los libros que el castaño no alcanzaba, le habían caído encima. El muchacho había inflado las mejillas, y recogió uno grande del suelo, para tratar de dejarlo en su lugar. Pero sus dedos resbalaron y el libro estaba por caerle en la cabeza cuando la mano de Shiraishi lo apartó.

 

-         ¿Estás bien?

-         Gracias… - suspiró rascando su cabeza, donde potencialmente podría haber caído aquel libro.

-         Podrías haberme pedido que te ayudara – el castaño sonrió, encantado de paso, al mayor.

-         No es necesario – tomó el libro y trató de ponerlo de vuelta, sin conseguirlo.

Shiraishi se acercó y ayudó a empujar el libro.

-         Te dije que te podía ayudar – sonrió – me llamo Shiraishi Kuranoske.

-         Yo, Fuji Syusuke – le tendió la mano y el otro se la estrechó a punto de estallar de felicidad.

 

Fuji Syusuke… lindo nombre. Mejor que los que yo había pensado”

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado!^^

Sus lecturas me hacen feliz:3

Jaa Ne!

IchirinNoHana.


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