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Los enredos de tres corazones enamorados por Paz

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Notas del capitulo:

Este es una de mis historias antiguas..., tiene más de ocho años.

Los enredos de tres corazones enamorados

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko

SenHana SenRu RuHana

By Paz

Capítulo I: Vertiginosa declaración de amor

 

Caía la tarde en Kanagawa.

Sakuragi sentado en la arena veía como el sol desaparecía en la línea del horizonte hasta que los últimos rayos anaranjados dejaron de verse. La belleza del cielo le mantuvo extasiado durante unos instantes.

Estaba haciendo intención de levantarse cuando una voz detrás de él inquirió.

-Hola, Sakuragi, qué tal?

-¡Wow!! ¡¡Sendoh!! Quieres matarme de un susto?  -dijo cuando se recuperó del sobresalto.

-Disculpa, Sakuragi. –se dejo caer sentado a su lado.

-Que quieres? –sabía que llevaba varios días siguiéndole a todas partes, al parecer finalmente se había decidido a hablarle. Qué querría? No comprendía a que se debía tanto misterio.

-Hablar…

-Es evidente –no dijo lo que pensaba de sus persecuciones.

-Te amo, Hanamichi.

Dicho así de sopetón, el pelirrojo se quedo estático y cuando quiso reaccionar le tenía encima, sus labios presionando los suyos e invitándole a abrirlos y sus manos por debajo de su remera, furioso abrió la boca para gritarle y al instante fue invadida por una lengua húmeda que le produjo un escalofrío placentero, su furia se evaporó en un segundo y sus manos dispuestas a empujarle se apoyaron en sus hombros acercándole más hacia él.

Nunca antes había experimentado esas sensaciones, su primer beso lo estaba recibiendo de un chico, ¡de un chico! repetía su mente con incredulidad. Aturdido, con las mejillas arreboladas su lengua salió al encuentro de esa otra que le hacia sentir tan bien y sus manos fueron hacia su nuca presionando para que la caricia se prolongará lo mas posible.

-Vamos a mi casa –dijo Sendoh, mirando embelesado el rubor que cubría las mejillas de Hana, aunque él no lo dijo que le amaba, no tenía dudas y ese convencimiento le llevo a invitarle a su casa.

Hana demasiado turbado para hablar asintió con un leve movimiento de cabeza.

Sendoh que continuaba encima suyo, se apartó y levantándose le ofreció su mano.

 

*******************

 

No lejos de allí, un chico moreno que jugaba solo en una cancha de basquetball próxima a la playa, siguió con atenta curiosidad el encuentro de los dos chicos y su momento de pasión. Nunca paso por su imaginación que el pelirrojo lo aceptará, sabiendo que estaba enamorado de la hermana de Akagi, al mismo tiempo como buen perdedor se limitó a seguir jugando, con la seguridad que su oportunidad ya llegaría. Sabía que a Sendoh sus caprichos no le duraban mucho, cuando se hartara del pelirrojo allí estaba él para consolarlo y entonces no dejaría que nadie se le adelantará.

 

*******************

 

-Vives aquí? –preguntó Hana cuando le vió traspasar una cancela frente a la playa.

-Aha… -se volvió hacia él, le paso la mano por la cintura y cariñosamente le llevo al interior.

Hana apenas si tuvo tiempo para fijarse en detalles, porque enseguida le condujo al dormitorio, rodeó su cintura con sus brazos atrayéndole contra su pecho, la mirada de Hana aturdida se poso en él. No le dio tiempo a pensar, nuevamente sus labios poseyeron los suyos, presionando para que se abriera a él, el ahogado gemido del pelirrojo fue suficiente para traspasar la barrera de sus dientes.

Se entregó a la caricia de un modo tan delicioso que Sendoh buceo en su interior, hasta que su lengua le salió al paso y se originó un delicioso juego de roces y lamidas hasta que la necesidad de aire les obligó a separarse.

Fue su inocencia lo que le atrajo, quedo deslumbrado con él cuando se le acercó en aquel primer partido cuando coincidieron sus equipos y le dijo que iba a ganarle. Desde ese instante deseo ser su amigo y no su rival, soñaba con tenerle en sus brazos, acariciar ese hermoso cuerpo, besar esos labios que ahora sabía que eran suaves y con un sabor delicioso, como a frutilla madura. Todo él era dulzura.

Deseaba que todo fuera perfecto, había pasado tantos meses suspirando por conquistarlo sabiendo que él solo pensaba en una chiquilla tonta que no le hacia ni caso. Solo cuando supo que fue rechazado por ella tomó la decisión de declararle su amor. Tardó una semana en encontrar el valor suficiente para hacerlo, y ahora le tenía allí, en su casa, sobre su cama, entregado por completo a sus besos y caricias, pasando una y otra vez sus manos por ese cuerpo esculpido por el deporte, escuchando sus jadeos y sus gemidos entrecortados cuando su boca se recreaba lamiendo y mordisqueando cada trozo de piel, cada espacio de carne prieta que se estremecía al contacto con sus lamidas o los suaves besos que depositaba en su sensible y pulsante virilidad.

Hana perdió la noción del tiempo y del espacio, recordaba su beso apenas entraron en aquella habitación, luego su mente se lleno de sensaciones placenteras, de goces, no fue consciente en que momento su ropa dejo de estar sobre su cuerpo, para sentir sus labios recorriéndole, sus manos acariciándole, provocándole emociones intensas, nunca creyó que podía ser así, su cuerpo reaccionaba de un modo tan rotundo que solo podía gemir y ansiar una pronta culminación. Más él se entretenía provocando nuevos espasmos de placer. Sus dedos se cerraban contra las sábanas porque esa boca cálida y húmeda le estaba llevando al delirio, alcanzando la cúspide del placer, el éxtasis final, sus dedos se perdieron en aquella cabellera en caricias precipitadas trastornado por las cosas que Akira le hacia sentir, con un último jadeo su cuerpo alzó como si quisiera interrumpir aquella deliciosa tortura, más su cuerpo se rindió dando a su torturador el tributo que se merecía. Se desmoronó hacia atrás con un largo suspiro.

Sendoh saboreó el acre fluir de su amante como si se tratara de la más dulce bebida, sorbiendo hasta agotar ese manantial, enseguida, sin darle tiempo a recuperarse le volvió ubicándose tras él, marcó con suaves besos su columna, al tiempo que sus dedos entraban en el estrecho sendero, percibía los estremecimientos que el dolor provocaba en el chico más estaba excesivamente ansioso por poseerle para detenerse y enseguida reemplazó sus dedos por su pene erecto y de una sola embestida se metió dentro de ese estuche que se abría para él. El grito de dolor del pelirrojo quedo sofocado contra la almohada donde se hundió su rostro tras la acometida.

Al principio, sus rápidas sacudidas le provocaban espasmos de dolor, Akira  sumergido en su propio placer permanecía ajeno a lo que experimentaba su amante, él seguía moviéndose a un ritmo vertiginoso, poco a poco su cuerpo se iba acostumbrando a esa invasión y el dolor cedió paso al placer, se convulsionaba cada vez que tocaba puntos sensibles de su cuerpo, disfrutando doblemente porque Akira masajeaba suavemente su erguido órgano que manejado tan expertamente alcanzó su segundo orgasmo, mientras Sendoh eyaculaba dentro de sus entrañas su ardiente simiente.

Sendoh se recostó a su lado, abrazándole y secando sus lágrimas con besos.

-Lo siento, Hana. –se disculpó al ver que había lastimado a su amado pelirrojo- No pude detenerme, te hice mucho daño?

-Un poco… -sentía que su trasero ardía.

-Solo es la primera vez –se justifico- Verás que no volverá a suceder.

Hana asintió.

Poco después dormía en los brazos de su amante.

 

*******************

 

Hanamichi despertó desconcertado, durante los primeros segundos se quedo inmóvil al sentir los brazos que le abrazaban y un cuerpo cálido pegado al suyo. Enseguida el dolor que sentía en su cuerpo le devolvió los recuerdos. Estaba en la casa de Sendoh y este le había dicho que le amaba. Se había entregado a él, había permitido que tomara su cuerpo, que le hiciera vibrar hasta transportarle a un mundo de múltiples sensaciones donde todas ellas habían llevado a su cuerpo a desear más, aun a costa de seguir sintiendo ese dolor punzante que seguía molestándole.

Se desprendió de sus brazos sin despertarle y se metió bajo el agua caliente de la ducha, permaneció allí unos minutos, luego tras secarse busco sus ropas desperdigadas por la habitación y vistiéndose en silencio, abandonó la casa.

Tenía tiempo que ir hasta su casa y ponerse el uniforme para acudir a clase.

Al pasar por delante de un parque sintió el inconfundible sonido de la pelota contra el aro. Se acercó al reconocerle.

-Kitsune… -se sorprendió verle practicar tan temprano. Así se comprendía que se durmiera en cualquier sitio.

-Do’aho…, quieres un uno a uno? –preguntó.

-Hoy no… -su cuerpo no estaba para esos trotes. Deseaba estar mejor para los entrenamientos.

-Me tienes miedo… -le provocó sabiendo que no se resistía a ese tipo de reto. No podía saber a que se debía la negativa del pelirrojo, por lo que se sintió satisfecho cuando logró su propósito y comenzaron a jugar juntos.

Hanamichi jugó sintiendo con cada carrera o salto que su cuerpo iba a partirse, más no mostró dolor y siguió hasta que el agotamiento le llevo al límite de sus fuerzas.

Rukawa le miró marchar bastante sorprendido, Sakuragi nunca había jugado tan mal, su expresión triunfal se esfumó de su rostro.

Perdió por mucho, pero no le importó. Solo deseaba llegar a su casa, darse otro baño y dormir, así olvidaría el punzante dolor de su cuerpo.

Esa mañana no fue a la escuela, sabía que no podía faltar al entrenamiento, Miyagi no le disculparía otra falta más. Así que puso el despertador a sonar.

 

*******************

 

Entró al gimnasio autoproclamando su genialidad y voceando saludos hacia sus compañeros.

-Te has dignado venir –dijo Miyagi al verle entrar- Llegas tarde como siempre.

-Solo un par de minutos, capitán –objetó.

-Únete a tus compañeros –dijo el joven capitán.

Hana así lo hizo. El calentamiento se prolongó durante unos quince minutos. Después les puso a hacer prácticas y finalmente jugaron un partido entre ellos. Afortunadamente estaban en una época en que todavía no había empezado la temporada de basquetball entre colegios, así que el entrenamiento era suave, bueno, lo que Miyagi entendía por suave, lo que no coincidía con sus jugadores.

Dos horas después les enviaba a las duchas.

Rukawa observó que Sakuragi se movía bastante torpe y que durante el partido de práctica jugo bastante por debajo de sus posibilidades.

Cuando termino de vestirse aún se escuchaba el agua correr, sabía que era Sakuragi. Se encogió de hombros y salio en busca de su bicicleta.

Al salir del gimnasio se encontró con Sendoh, hizo una mueca que no paso desapercibida para el jugador del Ryonan. Quien con su cabello en punta y en su rostro esa estereotipada sonrisa le saludo alegremente.

-Hola, Rukawa.

Paso a su lado ignorándole, entonces sintió una mano sobre su brazo.

-¡¡Eh. No seas así!!

Miró su mano, luego sus gélidos ojos se posaron en él con una clara advertencia. Sendoh le soltó.

-Has visto a Hana?

-No… -siguió caminando tranquilamente. Luego como pensándolo mejor, se volvió como si estuviera reticente a dar ese tipo de información- Siempre es el primero en salir. –la expresión en el rostro de Sendoh le satisfizo. Ahora si que se marchó.

Estaba recogiendo su bicicleta cuando le vió marchar, al parecer no comprobó que Hana seguía dentro. Su satisfacción duro pocos minutos, porque en este mismo instante Sakuragi salía del edificio y le llamó al verle.

-Creí que te habías ido –Sendoh corrió a su lado feliz de verle allí- Rukawa me dijo que no estabas dentro.

-Ese baka no se entera de nada –les escuchó antes de alejarse definitivamente.

-¡¡Idiotas!! –pensó.

 

*******************

 

La relación de Hana con Sendoh causó estupefacción entre todos sus amigos y conocidos, la fama de Sendoh era bien conocida y que se hubiera ligado al pelirrojo lo justificaron como una novedad, Sendoh necesita probar todo, cuando se cansara de él lo dejaría como solía hacer con todas sus parejas, había dejado tras de si una estela de corazones rotos y todos vaticinaban una relación corta y que pronto Sakuragi pasaría a formar parte ese club de corazones rotos, entre los que se contaban, Fujima, el cual rompió su compromiso con Hanagata, dos semanas más tarde, Sendoh se paseaba muy acaramelado con Hanagata, a quien abandonó sin explicaciones para seguir con su amigo Koshino, dejo a este para salir con una chica, nadie la conocía, pero tampoco les importó conocerla, pues dos días después la dejaba para liarse con Maki, el jugador del Kainan, algunos malpensados dijeron que la utilizó para encelar a Maki, así que todos creían tener razón al condolerse del pelirrojo.

Por esa razón los pronósticos a favor de Hanamichi eran muy bajos. Muchos auguraban que Sendoh no sabía ser fiel a ninguna de sus parejas y que le abandonaría enseguida.

Sorpresivamente todos se equivocaron y dos años más tarde, Hana y Akira seguían paseando su felicidad por Kanagawa.

Continúa…

Notas finales:

Hice mención de este fic a una lectora y efectivamente aquí no lo tenía, por lo que este fic ya esta terminado y consta de diecinueve capítulos. Disfrutarlo.


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