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Pubertad. por YaoiNoAkuma

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Notas del fanfic:

Es un fanfic extraño. Todo se deriva de la palabra Pubertad.

¿Shota? No estoy segura hasta qué punto se considera el shota.

Lime... creo. Sino inicios de lemon.

Notas del capitulo:

Sólo espero lo disfruten. Es algo extraño.

Pubertad.

Cuando hubo comenzado su pubertad su hermano le había ayudado con cierto problema que había comenzado a crecer debajo de sus pantalones. A falta de una figura paterna el primogénito debía encargarse de “los asuntos de hombres”.

Pero hacía tiempo de eso. Y ahora tenía un problema que ni a su hermano podía contar.

Hasta cierto punto eran un par de hermanos que no lo parecían, o eso le decían. Y recordaba entones a Seto, un chico que le tenía rabia a Yami, porque cuidaba con recelo a su hermanito. Cada cosa que el niño quería Seto la cumplía. Y realmente no eran tan diferentes, rara vez se enojaban el uno con el otro. Yami era mayor que él, tanto en estatura como en edad, en la primera tenía diez centímetros más y en la segunda una brecha de dos años. Él cursaba el primer año de secundaria, mientras que Yami cursaba el tercero.

-¿De verdad estás bien? –Y ahí estaba de nuevo su hermano, preocupado e insistente.

-Sí. No es nada grave. –Y otra vez le aseguraba que su desasosiego era excesivo.

Y no mentía, no era desconocido para él. En realidad involucraba el asunto debajo de su pieza de ropa inferior pero eso era sólo la mitad del dilema.

Quiso recordar el momento en que esa reacción natural se había convertido en un inconveniente, más de lo normal. Y no lo sabía con seguridad, pero si tenía que estimar diría que fue el día de su cumpleaños.

Los mejores amigos de su hermano y suyos llegaron a su casa para la celebración. No eran muchos pero era oportuno, considerando el tamaño de la casa en la que vivían con su abuelo. L a fiesta pasó lenta y agradable. Y disfrutó de los buenos deseos y los lindos regalos. Y contra todo pronóstico Seto había asistido, más por compromiso –con su hermano Mokuba- que por gusto. Como dato curioso podía jurar que hubo cierta química entre el CEO castaño enemigo mortal de su hermano y su rubio amigo Jonouichi, por más que lo disimularon. Pero en realidad ni siquiera importó cuan arreglada iba Anzu, ya fuese porque vería a su hermano o por él. No, nada le hubo interesado más que Yami. Porque ese día llevaba su ropa favorita de cueros, correas y látex negros, esa que se ajustaba a su cuerpo y a cada detalle de éste. Y sus ojos bajaban hasta donde la espalda perdía su nombre y se alojaban en lo que no tenía nombre… Cuan erótico y sensual lucía en esa ropa negra. Esa era la otra parte del problema.

¿Cómo le dices a tu hermano que te excitas nada más al verlo? Debía estar loco y ser un suicida para lograr soltar esa verdad.

Y loco ya estaba, por su hermano. Porque no sólo enloquecía de imaginar su delgado y formado cuerpo sino que le embelesaba la idea de saberse dueño de sus ojos, de sus pensamientos, tal y como él ya lo era de los suyos. Siempre había querido más a Yami que a Anzu, lo sabía, pero quiso engañarse.

Y esa mañana se encontró con que había tenido un sueño húmedo, con Yami. Había estado evadiendo la preocupación de su hermano para poder lavar las sábanas sin que sospechara.

-De acuerdo. Apresúrate para que desayunes. –Se retiró –al fin- de su habitación.

Bien ahora debía encargarse de la ropa de cama.

Se levantó con las sábanas en mano dispuesto a ir al cuarto de lavandería sin distracciones pero al abrir la puerta le saltó el corazón, pudo jurar que se le atoró en la laringe. Ahí estaba su hermano, frente a él, a escasos ocho centímetros de su cara. Y sus piernas temblaron.

-Sabía que algo ocultabas. –Le dirigió una mirada rápida a las telas bajo su brazo izquierdo para enfocar de nuevo el rostro del menor. -¿Más “asuntos de hombres”? –Refiriese a las sábanas manchadas. Y la lengua se le durmió mientras su razón se bloqueó. Estaba en aprietos ¿qué le diría? -¿Y bien? –Insistió con una mueca divertida. Bien, si quería la verdad se la daría…

-¿Me ayudarás sin importar lo que sea? –Estaba cavando su propia tumba.

Clavó la mirada en el mayor, recibiendo como respuesta un asentimiento acompañado de una sonrisa. Y no pudo más. Jaló al mayor de la muñeca izquierda hacia el interior del cuarto haciéndolo caer en el piso, cerró la puerta con el seguro en el pomo y se sentó sobre las caderas de su hermano. El de mirada carmesí le miró desconcertado. Lo pensó bien, tanto como pudo para evitar hacer alguna estupidez y sin más se dejó ir contra los labios del mayor. Un beso simple que no fue correspondido; y no le dolió, sabía que así sería. Ocultó el rostro.

-¿Yuugi… tú…? –Y al principio no comprendió. Sólo le bastó poner atención en el cuerpo del menor: sus rodillas hacían cierta presión en sus costados, sus manos sobre su vientre se pegaban a su entrepierna, y su constante evasión de su mirada, el cuerpo entero le temblaba. Oh, con que ahí estaba el problema… Diablos ¿estaría bien dejarle hacerlo?

Sintió una mano en su mejilla y levantó el rostro. Yami le miraba comprensivo y  con un tierno carmín tiñendo sus pómulos. Y le besó de nuevo. Juntó sus labios torpemente y sus dientes chocaron, el mayor se hizo del control del beso pero el menor no se quedaría atrás. Comenzó a bajar sus manos por el torso del ojicarmín y buscó una mejor posición: pasó una de sus piernas entre las del mayor. Pero en el movimiento hubo cierto contacto con la entrepierna del tricolor mayor, y no pasó desapercibido pues un gemido le hizo romper el beso y jadear.

El rostro del mayor empalideció al mismo tiempo en que enrojecía. Yuugi le miró y parpadeó dos veces procesando lo ocurrido. Sonrió malicioso a los tres segundos. Se montó de nuevo en sus caderas, comenzó a buscar el ángulo adecuado para rozar su excitación con la ajena. Y cuando la hubo encontrado no se hizo esperar el jadeo de ambos. Comenzó a mover sus caderas de atrás a adelante, marcando un vaivén rítmico, sintiendo la fricción entre sus pantalones.

-Yu-Yuugi… Ahh~-Dejó escapar el aliento ante el rugoso tacto en su entrepierna. Y eso le embriagó.

El mayor arqueó la espalda tras el masaje en su excitación. El menor difícilmente podía mantener la conciencia. A duras penas Yami logró apoyarse sobre sus codos, con la mano derecha atrajo el rostro de Yuugi para besarle. Exploró cada rincón de su boca. Y cuando tocaba el paladar el más joven se estremecía. De un momento a otro perdió el control de su cuerpo. Tras un tiempo el menor entrometió una traviesa mano entre sus erecciones, masajeando entera y exclusivamente la ajena. El mayor suspiró pesadamente, el exceso de juegos le había hecho bastante bien a las manos del niño. La distracción en su parte baja le hizo perder el control del beso, encontrándose con toda la espalda sobre el suelo. El menor lo estaba controlando… Y vaya que lo hacía bien. Regresó a sus cinco sentidos al advertir la mano del menor dentro de su pantalón y ropa interior. Le jaló bruscamente de la muñeca y le hizo quedar cara a cara con él.

-…Basta… -Jadeaba por la reciente excitación. Yuugi le miró confuso y decepcionado. Se incorporó lo suficiente para quedar sentado y le susurró al oído algo que al menor avergonzó pero accedió asintiendo efusivamente.

Se levantaron. El mayor tomó la mano más pequeña y dirigió a su dueño al baño. Entreron a la regadera y Yami accionó ambas perillas. El más bajo tembló al contacto del líquido contra su piel.

El mayor se dejó caer contra los azulejos de las paredes y le hizo sentar sobre su regazo. Se preocupó entonces por la escuela, nunca habían faltado. Y detuvo las manos ansiosas de su hermano debajo de su camisa sobre su espalda.

-Para todo hay una primera vez. –El murmullo le erizó la piel. No supo si se refería a la escuela o a lo que estaban por hacer y en realidad no le importó. Tenía lo que quería.

¿Qué más desea un adolescente que saberse victorioso?

FIN.

Notas finales:

… Sin comentarios.

Este… pues… quería escribir algo de ¿lemon? ¿Lime? Con un Yuugi seme. No puedo evitarlo, no es fácil encontrar fanfics donde hagan notorio el hecho de que Yuugi bien puede tomar la inciativa, es decir, él no es tan niño. En mi opinión Yuugi tendría el control de la relación, tal vez sentimentalmente hablando, pero tiene parte del control *jum*.

De acuerdo… no sé de dónde exactamente salió esto, no, en realidad lo sé. Pensaba cuando mi hermana me decía: Eres una puberta (aunque no se diga así). Y pues, continué pensando en eso, y llegué a la palabra pubertad y entonces no pude evitarlo, ver a Yuugi con problemas al verse atraído por Yami. Lo de hacerlos hermanos se construyó solo… La idea es fue lo único concreto.

Y eso. Me agrada pensar que lo que sigue en la ducha Yuugi toma a Yami, maldita sea díganme que no soy la única que lo piensa…

No, no me digan que debía hacer todo el lemon, porque ni aunque se arrodillen lo haré (aunque sé que no valgo ni una reverenda arrodillada (¿cómo me quiero verdad?)). No hasta que diga: esto merece un lemon. Y este fic no era suficiente.

Como sea, gracias por tomarse el tiempo leyendo mis aberraciones (¿?).

Sean felices~.


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