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Del que en sueños se enamoró por namidatagani

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Notas del fanfic:

Holas ~~

 

Mi primer fic de Inazuma :D

 

Los geniales y yaoisables personajes de Inazuma no me pertenecen...y aún no lo supero....

Notas del capitulo:

Holas ~~

 

Estrenando fanfic por estos rumbos XDD espero que les guste.

Como hojas que el viento lleva, el tiempo se había pasado volando, las vacaciones de invierno comenzaron sin que los jugadores de Raimon pudieran siquiera notar que ya habían comenzado con su primer semestre de preparatoria.


Los árboles secos y cubiertos de nieve esperaban ansiosos la llegada de la próxima estación para pavonearse frondosos por las calles de la ciudad. Los niños, por su parte, jugueteaban con la nieve como sí su vida dependiera de aquella gran batalla que tenían.


Por aquél lugar transitaba cierto chico de corte cool algo extravagante, vestía un grueso abrigo de piel color negro, muy detallado y elegante que se moldeaba a su figura majestuosamente haciéndolo ver algo misterioso pero muy atractivo. 


Después de caminar unos cuantos minutos, se detuvo frente a una casa, que más que parecer una casa normal del vecindario, parecía ser el hogar de una familia con dinero. El chico cruzó la reja sin inmutarse en ningún momento, se acercó hasta quedar a unos cuantos pasos de la puerta principal y tocó el timbre; al principio sólo una vez, después 4 veces seguidas pero luego de tres intentos fallidos decidió tomar su celular, marcó un número y espero respuesta.


 


-¿Akio?-se escuchó desde lo más alto de esa enorme casa.


-¿Yuuto?-se rió levemente mientras respondía al tardío llamado por parte del de rastas-te tardaste-dijo cerrando su teléfono móvil.


 -Lo siento me estaba bañando.


 -Sólo baja, que aquí afuera hace frío-lo interrumpió.


 


Ciertamente ambos chicos mantenían una relación amorosa, algo caprichosa por parte del de rastas pero llevadera, entendían a la perfección sus sentimientos y reacciones, en pocas y mortales palabras se complementaban.


Ese día no era como cualquier otro, digamos que ese mismo día pero de hace tan sólo 9 meses Yuuto Kidou tomó todo el valor que Endou, su gran amigo, le había ayudado a reunir y muy decidido encaró a su rival estratega Akio Fudou invitándolo a una fiesta que la compañía de su padre había organizado en honor a su próximo heredero.


Para sorpresa de algunos cuántos, Fudou sólo tomó la invitación, dio media vuelta.


 


-Paso por ti a las 9 en punto, ni un minuto más ni uno menos-dijo antes de salir por la puerta del salón de clases.


 


Estaba claro que esas palabras eran el típico “si” que daría un tipo como él. En fin el día de la dichosa fiesta por fin llegó;  Kidou por primera vez en su vida se miró frente al espejo modelando tanto traje que podría llenar los calendarios de los próximos 13 años (yo quiero >.<) sin embargo algo en el conjunto terminaba por desagradarle y era irrefutablemente descartado por el de rastas.


 


-¡¡Kidou!!-se escuchó del otro lado de la puerta-hijo ¿ya estás listo? Ya es hora-confirmó al no notar alguna respuesta por parte del menor.


 


Como pudo, se vistió con el que más le había convencido, se arregló un poco el cabello que con tanto movimiento se había estropeado un poco, colocó un pañuelo en el bolso de su saco y salió de su habitación dirigiéndose hacia la sala principal de la casa.


 


-Hijo-comentó el señor Kidou algo sorprendido por la pulcritud con la que su amado heredero se había vestido para la ocasión-creo que debería de hacerte fiestas más seguido-terminó para luego comenzar a reír ingenuo.


 


-Como tú digas padre-contestó con la educación que ni millones de pesos invertidos en maestros podrían igual.


 


Los Kidou se dirigieron hacia el salón donde se llevaría a cabo la ceremonia de bienvenida (es que ellos son gente nice XDD). La limosina pasó por varias calles sin detenerse, la mirada del chico sólo vacilaba entre una y otra, así hubiera seguido hasta que sus ojos descubiertos (si, griten no traía sus goggles) se toparon con cierta edificación, la cual no parecía gran cosa, no hasta que le comenzó a pertenecer a los Fudou, esa casa había pasado de ser una de tantas a la casa de la persona que ahora mantenía ocupada la cabeza del estratega del Raimon día y noche.


“Akio Fudou 1, Futbol 0” ese había sido el marcador final en muchas ocasiones en la mente de Kidou que sólo se negaba a aceptar su realidad, sí, se había enamorado de la persona que menos esperaba; medio mundo hubiera apostado que terminaría sintiendo algo por Endou o por su entrañable amigo Sakuma, sin embargo había algo en ese chico que lo atraía, intentó sin victoria alguna sacarlo de su mente, de sus libretas, de su vista; y no tenemos porque culparlo, después de todo Fudou siempre lo molestaba, lo exhibía enfrente de sus compañeros, se reía de su apariencia y lo tachaba de bobo, por sólo contar unas cuantas de cientos de cosas que hacían que cualquiera terminará odiando a un chico como él.


En esos culposos recuerdos estaba cuando su padre posó su firme mano en el hombro del de rastas para indicarle que ya habían llegado a su destino. La ceremonia se llevó a cabo sin ningún percance; claro, sin contar las miles de veces que Kidou “husmeó” entre la audiencia en busca de cierta cabellera algo singular por no decir a Akio Fudou


Al terminó de tan afamado evento, el chico tomó el abrigo que le fue entregado en la entrada del salón, se lo puso y salió al jardín para ver si así despejaba esos pensamientos de chica quinceañera que resonaban en su cabeza.


 


-Creo que al final no llegaste-suspiró-espera…


 


Sí, el gran estratega olvidó por completo el “sí” que había recibido por parte del mayor; por estar tan sumergido en que ropa usaría, que tipo de zapatos, si traje o smoking, se olvidó de ver a Fudou  a las 9 tal y cómo se lo había dicho, ¿se podía llegar a ser más tonto?, la respuesta sólo era una: no.


Maldiciendo una y mil veces el hecho de que aquél chico lo pusiera tan nervioso al grado de hacer que se olvidara de cosas realmente importantes, tomó un abrigo más o menos igual al que el traía puesto y salió disparado en dirección a su residencia. 


Ya muy exhausto por el largo camino que había recorrido logró divisar frente a su casa una silueta con la que había soñado desde hace ya varias semanas. Sus piernas, de la nada, comenzaron a fallarle, no sabía a ciencia cierta si era a causa del esfuerzo físico o por saber que ahí se encontraba su dolor de muelas, el dolor más grande que había sentido en toda su corta vida.


El hecho de saber que lo estaba esperando llenó su algo alegre corazón por algunos instantes sin mencionar que su respiración se encontraba algo agitada aunque ya no sabía ni mucho menos le importaba a que se debía tal situación concretamente; su rostro algo húmedo y frío mostró un gran alivio al poder observar en su reloj de mano que faltaban sólo escasos minutos para dar las 9, lo que significaba que al final de cuentas no había llegado tarde a su primera “cita”, sí es que así se le podía llamar a su encuentro.


 


-Lo olvidaste ¿verdad?-dijo el mayor dejando mudo al de rastas y resquebrajando ese pequeño calor que hace tan sólo unos instantes era motivo de felicidad.


 


Esas palabras eran crueles pero ciertas, ¿Qué podía hacer Kidou ante la triste verdad que ahora presenciaba?


 


-Yo…Yo-titubeó-en verdad lo siento, tenía tantas ganas de que esto fuera especial, de verme lo mejor posible para ti, de ser lo que tus ojos admiraran toda la noche…


 


Era irremediable; después de tantas clases de “declaraciones” impartidas por Kazemaru y Goenji, de ensayos con ayuda del director Tsunami y de monólogos frente al espejo; había echado todo a perder, resignado sólo agachó la cabeza y dejó que sus lágrimas acabaran con la poca vergüenza que le quedaba.


De la nada sintió como unos fuertes y delgados brazos lo apresaban en un abrazo que sólo en sus más bizarros sueños había experimentado.


 


-¿Tan feo se siente quererme?-dijo Akio con una sonrisa en el rostro.


 


La reacción de sorpresa por parte del menor no se hizo esperar, después de todo Fudou había entendido sus sentimientos y de alguna manera le estaba dando permiso de tenerlos.


 


-No, al contrario-negó rotundamente-ese sentimiento llena mis días de ale…


 


No alcanzó a terminar de estructurar adecuadamente el versocon el que pretendía terminar ese bello encuentro como algo “bello” (jajaja naaa queremos yaoi y Fudou es un maestro en eso, buajaja), ya que fue interrumpido por la mano del mayor que ahora con descaro tapaba la boca del estratega, para luego ser remplazada por los labios del de peinado cool, para dar paso a una lengua invasora dentro de la cavidad del ahora apresado.


 


-¡¡Fudou te quiero!!-soltó Kidou una vez se vio liberado de aquel beso.


 


-Ya lo sé-pauso mirando a los alrededores-y ¿a qué hora nos vamos a tu dichosa fiesta?


 


Sí, nuevamente el agente “Fudou” hacia de la suyas dentro de la cabeza del menor, otra vez se había olvidado de una cosa importante.


 


-¡¡Empieza a las 10!!-dijo algo nervioso.


-Mmm-pensó por un momento-¿quieres que vayamos?-le preguntó más de fuerza que de ganas porque en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba a un lado de la puerta viendo cómo demonios acceder a la casa de Kidou.


-¿Me estas preguntando? o ¿Sólo haces tiempo para poder abrir esa puerta?-preguntó con más de 6 gotas brotando de su frente.


-Ambas-dijo más seguro que como cuándo uno dice que 2+2=4-¿Por qué?-preguntó con esa característica actitud por la que era conocido.


-Bruto-dijo resignado el menor.


-Claro señor modelo de smokings-respondió al puro estilo Kogure.


-¿Me viste?-pausó-no espera tú ¿me espiaste?


-No, sólo digo que de mi casa, en específico de mi cuarto, se ve tu alcoba, y que de pura casualidad coloque mi telescopio en dirección a tu… ha ya al grano si ¿algún problema?


 


Si hubiera seguido contándoles esta discusión terminó de aquí hasta que México sea campeón del mundo en un anime, así que sólo les diré que como era de esperarse ganó Fudou, Kidou le dio las llaves de la casa y que después de otros cuantos insultos por parte de la inusual recién formada pareja ahora se encontraban dentro de la habitación del de rastas.


 


-Bien Kidito.


-¿Kidito?


 


Ese diminutivo sólo era símbolo de (yaoi hard) que algo malo le iba a ocurrir al inocente estratega.


 


-Es hora de que me demuestres que tanto me quieres-continuó el mayor.


-¿Qué…Qué quieres que haga?-preguntó aun sabiendo el gran temor que le provocaba el conocer la respuesta a tan atrevida pregunta.


-Pues quiero…


 


Continuará....

Notas finales:

Espero que les haya gustado ~~ Y me dejen mi paga XDD un review :D


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