Te intentas refugiar en tu dulce oscuridad.
El dios asoma su latigo y me lanzo a ser tu escudo, más abro los ojos y sorpresa, fue sueño mío.
Los lamentos de tu vida no parecen terminar, tus heridas no parecen querer sanar.
Ya nada puedo hacer, me dice mi amante.
A la lucha me lanze, con espada y escudo de oro y plata.
Con las manos desnudas intente levantarte, más daño creo que fue lo que te cause.
Me conozco, te conozco
Las llamas me quieren separar.
Ángel de alas negras soy, desterrada de arriba y de abajo. Luchando por la humanidad.
Por más que intento estar en tu camino, más te echas a correr. Es un juego inevitable.
Conozco tu oscuridad, pues tuve que pasar por tu sendero en antaño.
Sin armas me lanze, sabiendo que podía perder, pero quise intentar.
La sangre derrame, pero eleve mis alas negras llenas de orgullo por intentar.
Mi amante me detuvo. "Es una batalla perdida", me dijo. Con mi espada de oro le atraveze el corazón sin piedad. "Perdida o no, seguire" le dije antes de abrazarlo.
Sola en tu oscuridad, se que es dulce y agria. No importa, soy la guardiana atada de cadenas de cristal y con orgullo mi fiel fénix canta para tí. Canta, intentando sacarte de tu prisión.
Quema mi alma si es necesario.
Aunque llamas y piedras me lanzas; aunque me mandes a decapitar como la soberana del reino de Atlantis, no importa, soy de hielo perpetuo, nunca te dejare.
Aunque me arrojes al mar de sangre, ni importa, soy de hielo perpetuo, regresare a tu lado silenciosamente.
Mi mano segira tendida.
Olvida las plegarias al cielo.
Amén, Dios.
Esta es mi misión.