One night in the name of love.
“Conozco a alguien que te ama.”
Tuomas le había dicho eso varias veces.
“Conozco a alguien que te ama y que desea que le des una oportunidad. Solo pide una noche. Si no consigue que te enamores de él en una noche no volverá a molestarte.”
Marco se lo tomó a broma. ¿Cómo tomárselo en serio? Parecía cosa de un cuento de hadas. Tuomas y él apenas se conocían: unos cuantos conciertos de Nightwish y Sinergy juntos y luego cada cual seguiría por su camino.
O eso creía hasta que Tuomas le ofreció, muy seriamente, ser el bajo y la voz masculina de Nightwish. Y le repitió lo de que conocía a alguien que lo amaba. Entonces Marco sintió como una bola de pelos en la garganta, ¿Qué tal si ese alguien que lo amaba era el chico y esa su manera de insinuarse?
Como Mr. Hietala sólo conocía una forma de salir de dudas se lo preguntó directamente. Tuomas abrió mucho los ojos y luego enrojeció.
-No, no soy yo. Realmente conozco a alguien que te ama.
-¿Quién?
-No puedo decírtelo, a menos que aceptes pasar una noche con él.
Como en finlandés el y ella se designan con la misma palabra Marco no se impactó.
-Y yo no puedo pasar una noche con ella si no sé quién es. Bah, olvídalo. Estoy harto de gruppies: una verdadera manada seguía a Alexi.
-No es una gruppie. – Tuomas se había convencido de que no lo era – Te ama desde la primera vez que te vio.
-¿La conozco?
-No.
-Entonces es una gruppie.
Marco comenzaba a salir con una mujer que le gustaba mucho y no quería echarlo a perder por un polvete. Tuomas estaba demasiado avergonzado para insistir más. No volvieron a hablar del tema. La mujer se embarazó y Marco tuvo dos gemelos preciosos que le dieron un nuevo sentido a su vida. La paternidad lo hizo madurar y lo absorbió. Al igual que Nigthwish. Su tercera banda pasó a ser la primera. Más que una banda, una especie de familia. Decidió casarse. Entregó a Tuomas invitaciones para todos sus familiares y amigos. Al leer un nombre Tuomas suspiró.
-Se le va a romper el corazón.
-¿Qué? – se extrañó Marco.
-La persona que te ama. Se le va romper el corazón.
Marco recordó.
-¿Lo dices en serio?
Tuomas asintió lentamente.
-Vaya, lo siento. Entonces no la invites.
-Sería peor. Son tan pocas las oportunidades que tiene de estar cerca de ti que no desperdicia ni una.
-¿Lo dices en serio?
-Sí. Te ama.
-¿Como va a amarme si ni siquiera me conoce? – replicó molesto.
-Te conoce. – aseguró Tuomas - Adivinó como actuarías con una precisión escalofriante.
-Me refiero cara a cara…
-Oh, sí. Te lo presenté. Pero tú no te diste cuenta de que te amaba.
La curiosidad asaltó a Marco.
-¿Quién es? – dijo tratando de ver el nombre en la invitación.
Tuomas juntó todas las tarjetas en un puño. No iba a agregar la humillación al rechazo.
-No tiene caso que te lo diga. No quisiste saberlo antes y ahora esta tratando de resignarse. Quizá la boda corte sus esperanzas. Sí – Tuomas hablaba más para sí mismo – quizá sea lo mejor.
Marco se encogió de hombros. Amaba a sus hijos, y quería a su mujer. ¿Para qué quebrarse la cabeza por una desconocida? Aun así, el día de su boda, trató de identificar a la desconocida que lo amaba. Pero había tanta gente que le resulto imposible.
Lo dejo pasar. No supo que él también se casó y tuvo un hijo. O más bien lo supo pero no se enteró. Ignoraba que era él.
Un día que hablaba de poesía con Tuomas salió a cuento.
-No puedo creer que aún te ame. Aquella persona. No tiene esperanza pero el amor sigue encendido. ¿No es hermoso?
-¡Oh, vamos! Amor a primera vista, amor a distancia… Esas cosas no suceden…
-¡¿No?! – Tuomas lo miraba con ojos encendidos - ¿Entonces, según tu, Tristán e Isolda no se enamoraron? ¿Los amantes de Over the hills and far away no sentían nada?
-Tuomas, yo… - Marco comprendió que se había metido en problemas – Es que no puedo creerlo. Esas cosas pasaban antes, cuando el honor importaba y… todo eso. Caballeros medievales que se enamoraban de su dama por su pura fama. Eso no era amor, era idealización. Es demasiado hermoso para que pueda existir en la vida real.
Tuomas se tomó su tiempo para contestar.
-Pues, aunque no lo creas, tú eres el protagonista de una historia así de bella. Eres la dama de un caballero sin par, sólo que nunca has querido enterarte de ello.
Marco miró serio, hacia un lado, unos instantes.
-¿Quién es?
-No tiene caso.
-¿Qué tal si me enamoro yo también?
Tristemente, se había conformado con querer.
-Con más razón… ahora es muy tarde para cambiar lo que está hecho.
-Ahora yo… - Marco meditó muy bien sus palabras antes de pronunciarlas – Ahora soy yo quien le pide una noche a él. Una noche en nombre del amor.
***
Marco avanzó en el bote hacia la isla. Tuomas la había prestado para el único encuentro que sus amigos tendrían. Había ido bajo la promesa de que daría oportunidad a quienquiera que se encontrase ahí. Sin horrorizarse, sin prejuicios. A sabiendas de que era demasiado tarde para bien o para mal.
Atracó y caminó entre los árboles. Bajo su tupida sombra era casi como si fuera de noche, noche de verano. Vio su silueta, de espaldas, vestida de negro, y lo reconoció por su inconfundible cabellera roja. Mientras Juha se daba vuelta lentamente recordó las veces que lo había visto; su entusiasmo, o lo que el creyó entusiasmo, cuando Tuomas los presentó. Su cortesía, o lo que el creyó cortesía cuando lo felicitó por su boda.
Sus ojos grises brillaban en la penumbra. Marco era incapaz de pronunciar palabra; tan fuerte era la presión que sentía en el pecho. Lentamente levantó una mano y rozó su mejilla. Una lágrima mojó sus dedos. La llevó a sus labios para probar el sabor del amor. Y mientras el rostro de Juha, ladeado, se acercaba para consumar el beso, él tuvo la certeza de que la belleza en verdad nos rodea y de que los amantes, desde siempre, están condenados.
Nezal,
Septiembre del 2012