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Resignación por Yukikaze

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Notas del fanfic:

Hola, esto es un pequeño One-shot que se me ocurrio a media noche.

Advertencias: Lemmon, y Violación (pero casi no se describe)

Notas del capitulo:

Hola, aquí vengo con este corto One-shot, espero que les guste


¡Que los disfruten!

El lugar estaba oscuro, se podía oír un constante goteo, como si el techo de la estancia estuviese agujereado provocando así el goteo insistente y formando un gran charco bajo el lugar agujereado, pero no era así, aquello que caía insistente no era agua, no, era un liquido carmesí lo que goteaba de una piel que alguna vez fue morena pero que ahora mismo se encontraba sumamente pálida, los cabellos rubios que antes habían brillado como el sol ahora no eran más que trigales disecados, incluso sus ojos azules que antaño habían sido como el cielo y el mar juntos ahora se encontraban en penumbras.

El olor característico de la sangre, ese oxido viejo que se adhería a sus fosas nasales y que jamás abandonaba el lugar comenzó a impregnarse en las paredes y el chico rubio recostado en el suelo sobre una manta vieja y raída por primera vez en su vida tuvo esperanza, iba a morir…por fin moriría, lo había deseado tanto, ansiaba tanto la muerte, se había encontrado tantas veces entre los brazos de la figura negra encapuchada y ahora por fin podría aferrarse a ella y atravesar las nubes en busca del cielo o quizá del infierno…ya no le importaba, solo quería abandonar el mundo en el que estaba, porque estaba seguro de que el mismísimo infierno sería mejor que lo que vivía constantemente en la tierra.

El ojiazul cerró sus ojos intentando abandonarse, pero el dios de los sueños ni siquiera podía concederle la inconsciencia ¿Tanto dolor merecía? ¿Que había hecho para merecer tal calvario? No lo sabía y no saberlo lo estaba devorando lentamente, su alma llena de luz y calidez poco a poco era consumida por la rabia, el dolor y la desesperación.

Y el rubio se odiaba a sí mismo, se odiaba por no tener el corazón suficiente para odiar a los culpables de su sufrimiento, odiaba ser tan malditamente débil y compasivo, lo odiaba.

El rubio no tuvo fuerzas para gritar cuando la silueta de una persona abrió la puerta lentamente provocando que esta chirriara, las cadenas en sus brazos y piernas no se movieron, ya no tenía fuerzas para resistirse.

Con pasos lentos y pausados la persona llegó hasta la manta sucia y raída donde yacía el rubio desangrándose lentamente, el hombre no tuvo compasión alguna de él, simplemente lo observo y sonrío amenazadoramente sacando un Cuchillo de entre sus ropajes, se subió sobre las caderas del ojiazul y se recostó sobre este acercando la filosa punta del Cuchillo a la mejilla ensangrentada del chico.

El hombre no dijo nada, su mirada reflejaba todo el odio que sentía hacia aquel chico inocente, el Cuchillo rozo la mejilla del ojiazul provocando un corte que comenzó a sangrar lentamente, el rubio ni siquiera fue capaz de gemir, había gritado tanto que ya no tenía fuerzas ni voz para hacerlo, el hombre se acerco aún más al rostro del rubio y lambio su herida con su lengua saboreando la sangre de este.

El pálido chico anteriormente moreno apretó los ojos intentando quedarse completamente inconsciente, pero no pudo, no podía, ni siquiera los dioses se apiadaban de él, al chico no le quedo más remedio que experimentar cada uno de los roces violentos que el hombre provocaba en su cuerpo magullando y marcando su piel pálida con horrorosos moretones, y finalmente el dolor más grande que jamás hubiese podido sentir se introdujo en él cuando el humano sobre él, sin ninguna compasión, lo penetró fuertemente hundiendo su miembro hasta los confines de su entrada.

Sintió ganas de gritar y de retorcerse en busca de ayuda, pero no valía la pena intentarlo, porque sabía que aquella ayuda desesperada jamás llegaría, estaba atrapado y jamás podría escapar ese era su destino y estaba resignado.

:::::::::::::::::::::::::::::::::::

El rubio abrió sus ojos azules en la oscuridad de la noche buscando algo a lo que aferrarse para no volverse completamente loco, odiaba aquellos horribles recuerdos que se presentaban cada noche en forma de pesadillas, ¿No había sido suficiente con haberlo vivido? El maldito dios del sueño tenía que recordárselo cada noche.

Respirando agitado abandono la comodidad de su lecho para encaminarse hacia la cocina caminando por los pasillos oscuros de la mansión, necesitaba calmarse, necesitaba olvidar antes de que el recuerdo lo consumiera y finalmente se resignara…

Lleno el vaso de agua por completo y se lo bebió de un solo sorbo sintiendo como el liquido frío bajaba por su garganta lentamente, atravesando cada órgano de su cuerpo, aún así el ritmo acelerado de su corazón no parecía querer detenerse, no podía parar de pensar en ello, aquella habitación oscura, aquel cuchillo con el que su piel era lastimada, los golpes, las constantes violaciones, el dolor y finalmente la resignación.

¡Crush!

Unos brazos pálidos descendieron de la oscuridad rodeando su cuerpo por completo, provocando que el rubio exaltado soltara el vaso y que por consiguiente este cayera al suelo rompiéndose en mil pedazos, intento resistirse al no saber la identidad del desconocido, pero una sola palabra de aquella persona basto para que se quedara completamente inmóvil.

-Shh…-le susurro al oído mientras rodeaba su cintura con sus brazos y recostaba su cabeza sobre el hombro del rubio-…nadie te hará daño, no mientras esté contigo-el corazón del ojiazul comenzó a ralentizar sus latidos lentamente mientras el silencio ensordecedor invadía la habitación por completo, el rubio recostó su cabeza contra la del azabache y suspiro normalizando su respiración-… ¿Pesadillas?-preguntó el azabache después de un largo silencio.

-Recuerdos que desearía olvidar…-le contesto el rubio cerrando sus ojos azules mientras una solitaria lágrima rodaba por sus mejillas, el azabache beso con delicadeza el cuello del rubio y lo encamino a la habitación que ambos habían abandonado tiempo atrás.

El rubio totalmente ausente se dejó guiar, no protesto en ningún momento mientras el azabache lo recostaba sobre la cama y se subía sobre el besando su cuello dulcemente, deslizando sus manos por debajo de la ropa y acariciando cada centímetro de su piel.

El azabache de ojos negros deslizo los ropajes de ambos por sus cuerpos para envolverse entre las sabanas de seda, el ojiazul deslizo sus brazos alrededor del moreno dejándose guiar sin protestas, necesitaba olvidar…todo.

Cerro sus ojos azules mientras sentía los labios de su amado besar su cuello con pasión marcándolo como suyo sin su autorización aunque este ya la tuviera, la sabana de seda que los cubría a ambos se fue deslizando por las caderas del azabache quedando a los pies del lecho mientras que finalmente los labios del rubio eran tomados por los del ojinegro, la lengua de este delineo sus labios delicadamente pidiendo permiso así para introducir su lengua, el rubio no se lo prohibió, abrió sus carnosos labios lentamente sintiendo como los llenaba delicadamente.

-Haré que olvides cada recuerdo doloroso…-le susurro al oído mientras bajaba por su cuerpo besando su piel, tomando sus tetillas y besándolas, provocando así que el rubio gimiera aferrándose a las sabanas de seda sobre el camastro.

-¿Co…como lo harás?-le preguntó el rubio entre gemidos de placer al sentir las manos de su amante estimulando su miembro erecto, el azabache eligió ese preciso momento para introducir un dedo en la entrada del rubio, este gimió dejando de aferrarse a las sabanas para buscar el cuello del azabache, el segundo dedo fue introducido junto con el tercero haciendo así que el rubio rasguñara la espalda del ojinegro aferrándose a esta.

-Los sustituiré con…-intentaba hablar el moreno mientras atraía al rubio hacía así y abría sus piernas colocándose entre ellas-…nuevos y felices…recuerdos-termino de susurrarle enterrando su miembro al completo en la entrada del rubio.

-Ahaaa…-gritó mordiéndose los labios y arañando aún más fuerte la espalda del moreno, este lo recostó sobre la cama y tomo sus caderas para después comenzar un lento vaivén que al principio resulto doloroso, pero que poco a poco fue llenando de placer a ambos chicos.

Fue en ese preciso momento, cuando el azabache lo penetraba fuertemente y él se aferraba a las mantas de la cama gimiendo de placer que el rubio comprendió que ya no estaba resignado, porque definitivamente ya no estaba solo, aquel moreno de ojos negros lo había salvado.

-Te amo Naruto-le susurro al oído el ojinegro.

-Yo te amo mucho más, Sasuke- dos cuerpos con las respiraciones aceleradas y los corazones latiendo frenéticamente dentro de sus pechos cayeron sobre las sabanas blancas de seda aferrándose inconscientemente sin querer soltarse, porque ellos sí que estaban resignados…estaban resignados a estar juntos eternamente.

El azabache rodeo la cintura del rubio atrayéndolo hacía así mientras este se acurrucaba en su pecho para dormirse nuevamente y sin una sola pesadilla.

Notas finales:

¿Que les pareció?


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