Nowaki … ¿Cómo es el cielo?
Su vida es perfecta, llena de deseos, de anhelos, de amor, de pasión, cada día es como un sueño, como vivir en el edén cobijado bajo su deliciosa fantasía.
Cada mañana es perfecta dentro de su imperfección, las pequeñas peleas, la inefable rutina, la dulce despedida, con la infaltable esperanza de volverse a ver como siempre al final del día.
Hiroki lo mira, el camina por la cocina como cada día, cuando su horario en el hospital lo deja, le esta haciendo el desayuno, siempre se preocupa porqué su amor coma con el, una rutina que los llena, que los lleva a platicar de las trivialidades del día, a regalarse miradas fugaces por parte de Hiroki y directas y apasionadas por parte de Nowaki, se aman, de eso no hay dudas, cada uno a su manera, pero la intensidad del amor, lo grande y profundo que es, es la misma en ambos.
Eres el regalo que nunca pedí
La porción de cielo que no merecí
Todos mis anhelos se han cumplido en ti
Y no quiero perderte no lo quiero así.
Llevan años uno al lado del otro y aunque se complementan, son uno en muchas cosas, por un momento sienten que algo les falta, tanto amor solo para ellos dos, tanto amor para dar. Hiroki al principio se niega, su orgullo no le permite abrir el corazón a esa idea, tiene miedo, pero no miedo al reto en si, miedo a compartir el amor de Nowaki a que este le regale su brillante sonrisa a alguien más.
Pero precisamente es esa sonrisa, la mirada limpia y pura de esos ojos azul de mar, el amor profundo y paciente de Nowaki lo que finalmente lo convencen, ¿Cómo decirle que no?, ¿Cómo?, si todo lo que desea es darle el mundo y ponerlo a sus pies, pero eso jamás lo dirá, no, lo grande que es su amor, lo mucho que esta dispuesto a hacer por él esta oculto en su corazón, es demasiado para que su orgullo lo deje salir.
Ahora esta allí, fue duro, fue difícil, una lucha fuerte y dolorosa en muchos momentos, la sociedad es cruel con los que son diferentes, el mundo es cruel con los que no piensan como él.
Pero la victoria esta hecha para los valientes, para los que no pierden la esperanza, para los que luchan con el espíritu de ganar, y ellos después de muchas lagrimas, hoy sonríen, pues ganaron. Ella es perfecta, con sus pequeñas manitos, en las que tiene sostenidos sus corazones, con sus dulces ojos en los que se reflejan los sentimientos tan grandes que ellos tienen para con ella, con su perfecta boca que algún día les llamara “Papa”, ella es perfecta sí, y ahora es de ellos, y la amaran y protegerán hasta el fin de sus días.
La rutina ha cambiado, dio un giro de ciento ochenta grados, las mañanas son más movidas con alguien más dependiendo de ambos, las sonrisas de Nowaki son mas deslumbrantes, y hasta Hiroki sonríe de vez en cuando, ¿son todas para ella?, no, al contrario de lo que temía Hiroki, Nowaki aun le sonríe, solo que esta vez es diferente porque sus sonrisas, sus miradas, su amor es aun mas deslumbrante, aun mas profundo, Hiroki es tan feliz, que siente que el corazón ya no le cabe en el pecho, que siente que con soló pararse en las puntas de sus pies puede tocar el cielo.
Las pequeñas cosas de cada día llenan su mundo, el pequeño mundo donde solo habitan ellos tres, su primer diente, sus primeros pasos, sus primeras palabras, su primer día de escuela, ¡Ah! ese día él ha llorado, - Una basura en el ojo- ha sido su excusa, pero lo cierto es que sintió dolor al dejarla ir, con sus pasitos inciertos a aquel enorme lugar lleno de gritos de niños y sonrientes maestras que los miran entre fascinadas y curiosas, y mientras Nowaki sonríe y agita su mano diciéndole adiós a su pequeña princesa el desea correr y envolverla en sus brazos, llevándosela de nuevo a su lugar seguro a su hogar donde solo les pertenece a ellos dos, donde solo ellos existen y solo hay amor.
Lo que quiero ahora es perderme en ti
Ser envuelto en todo lo que eres tu
Ser envuelto en todo lo que eres tu
Eres mi sol luz, calor y vida para mi
Eres tu mi sol estrella que a mi vida sustento
Eres tu mi sol
La vida continua y Hiroki se acostumbra, poco a poco suelta su mano, despacio la deja ir, ella crece cada día, nuevas experiencias se viven ahora, Nowaki con su infinito amor y su increible paciencia, lidia con sus dos amores, que son tan parecidos como diferentes, las pequeñas disputas se convierten en excusas para amarse en familia, para pedirse perdón, para negociar y llegar a acuerdos, no fue fácil ser padres, no es fácil ser padres, y no lo será en el futuro, pero ellos aprenden cada día, y la mayoría de las veces les parece hasta divertido, los tres aprenden, y los tres crecen en amor y en sabiduría.
Un día, la vida toca a su puerta y les dice que es hora, esas cosas inevitables que uno no puede prevenir, esas cosas crueles pero tan naturales y tan antiguas como la vida misma.
Él no ha dejado de sonreír, Hiroki ha hecho un esfuerzo sobrehumano para no derrumbarse, la sonrisa de Nowaki su serenidad son lo que aun lo mantiene cuerdo, la transición ha sido lenta, su pequeña princesa ya es toda una adolescente, para ella es tan duro y doloroso como lo es para el, pero ella es tan valiente como Hiroki y tan paciente como Nowaki, ha sido un gran apoyo para ambos, todos sufren , pero se dan amor, se dan esperanza, se encierran en su pequeño mundo y se consuelan, porque para eso se aman, porque para eso son una familia.
Finalmente su luz se apaga, con él se van sus brillantes y apacibles ojos azules, y su suave y hermosa sonrisa – No es un adiós – susurra Hiroki, recostado en su lapida, las lagrimas resbalan incontables por sus mejillas, y la hermosa rosa blanca que tiene en sus manos, es colocada ahora en la blanca tumba donde se lee la inscripción “Te amaremos por siempre”.
Ella también llora, también lo extrañara, también lo amaba, y recuerda sus ultimas palabras “Cuida a tu papi por mi, sabes que el no exterioriza lo que siente, pero se va a sentir solo, yo los cuidare desde donde este… te amo mi princesa” , limpia sus lagrimas y toma las manos de su papi, el la mira y ella solo le sonríe, Hiroki siente su corazón detenerse, ella es tan parecida a él, y aunque no compartían la sangre, compartían el alma, Hiroki deposita un beso en sus dedos y acaricia la blanca tumba - Hasta pronto mi dulce amor-.
La vida continua, porque aunque se sienta un dolor muy grande esta no se detiene, él tiene que seguir caminando, por ella, por amor a ella que es todo lo que le queda de él, tic…tac… sigue el reloj su camino y mientras los hilos de plata comienzan a adornar su cabello y las líneas de la vejez se dibujan en su rostro, ella florece en la perfecta juventud, lo ha llenado de amor, lo ha llenado de satisfacciones, de triunfos, fue una gran estudiante y ahora es una excelente profesional, Hiroki no puede pedir mas.
Cada semana va a su lugar seguro, allí de alguna forma puede sentirlo, le habla, le cuenta como va creciendo ella, lo hermosa que se ha vuelto, le relata sus triunfos, allí consigue volver a sentir su calor aunque solo sean un momento, al final de cada charla y para despedirse, besa sus dedos y deposita el beso sobre la lapida preguntando con lagrimas en sus tristes ojos - ¿Nowaki como es el cielo?...-.
Ese día perfecto lo extraña mas que nunca, ella luce hermosa en su traje blanco, Hiroki con el tiempo se ha suavizado, pero solo con ella, solo para ella, le sonríe, la abraza con amor, la besa con dulzura, le dice que la ama, le desea lo mejor ahora en su nueva vida, ella ahora le pertenece a alguien mas, un joven gentil y amable, que la amara y la protegerá tal y como ellos hicieron.
Ahora esta solo, las paredes de aquel hogar en donde alguna vez fue feliz se le vienen encima con tanta soledad, la presencia de Nowaki esta en todos lados, en las fotos, en el olor de su perfume que aunque han pasado años no se ha borrado del lugar, en los recuerdos tan presentes en cada rincón.
El andar pausado que trae la vejez, el peso de haber vivido mas de lo que se deseaba, ensombrece a veces el corazón de Hiroki, ahora lo visita cada día, le cuenta de su soledad, llora recostado en su lapida, le pide que venga y lo busque, le ruega que lo lleve con el, ya nada lo ata a este mundo, ella es feliz, esta segura, protegida y amada, ya no lo necesita, y el solo quiere ver la sonrisa de Nowaki una vez mas, perderse entre sus brazos, sentir el calor de sus labios en un dulce beso. - ¿Nowaki como es el cielo? – le pregunta cada día, todos los días, como esperando que él alguna vez le responda.
Aquella tarde, esa hermosa tarde, el cielo se colorea de naranja, el sol entra lentamente en el refugio del horizonte, el viento sopla en una triste melodía, las lagrimas se secaron en sus mejillas, y su corazón poco a poco dejo de latir, tranquilo, apacible, con una dulce sonrisa se duerme para siempre sobre su lapida.
Cuando abre los ojos, siente que el mundo cobra de nuevo sentido, allí esta él, son sus ojos azules como el profundo mar, es su brillante sonrisa, y sus cálidos brazos que lo cobijan en un fuerte y amoroso abrazo, Hiroki no lo puede creer, lo toca con sus temblorosas manos, llora y ríe, lo besa, lo abraza, lo aferra a su pecho como no queriendo dejarlo ir, lo escucha decirle con esa voz que tanto añoro – este es el cielo mi amor… solos tu y yo por el resto de la eternidad- Hiroki sonríe y asiente, ha valido la pena esperar, se levanta y camina con el de la mano por una hermosa campiña, rodeada de verdes prados y de miles de flores multicolor, el cielo es mas azul y las nubes mas blancas, hay una sinfonía de pájaros que cantan al unísono en un dulce son, el camino los lleva a una pequeña casita, como las cabañas de los cuentos, con un enorme árbol que la cobija del sol, su nuevo hogar, el ultimo lugar donde estarán, el lugar donde permanecerá con el por el fin del tiempo, le sonríe, se besan, se abrazan y con el sueño de su amor eterno entran a su nueva morada, para vivir por siempre uno en el corazón del otro.
Lo que quiero ahora es perderme en ti
Y ser envuelto en todo lo que eres tu
Ser envuelto en todo lo que eres tu
Te deje y tan solo me sentí sin ti
Y no quiero de nuevo estar así, así
Tómame en tus brazos soy parte de ti
soy parte de ti