Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Inevitable por ItaDei_SasuNaru fan

[Reviews - 104]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡¡¡Bienvenidos sean todos aquellos amantes del yaoi!!!

Y del DouWata, por supuesto ( ^^ ).

¡Me tardé! Yo sé que me tardé, pero quiero que me den un pequeño mérito, ya que sé cumplir con mis promesas.

Estuve felizmente atareada con otra de mis parejas preferidas... ( *///* ).

Sabrán que este FF es la continuación de "Irrealidad". Si algún lector decidió leer esta historia antes que la otra, le tengo que decir que sería preferible que antes leyera su predecesor.

Saben que yo quiero un final feliz con todo mi corazón, así que a eso vamos. Tiene misterio, tiene romance, pero nadie espere angustia porque eso no es lo mío. Lo siento.

También saben que no soy una experta, no soy muy buena y les pido de verdad, absolutamente a todos los que leen, que sean muy atentos en su lectura para que sean capaces de corregir cualquier tipo de error.

Hasta el momento, las advertencias que puse son las que visualizo. Nadie descarta otras.

Por supuesto que habrá lemmon ( -///- ).

No lo voy a dejar a medias. Me puedo tardar, pero no piensen ni por un instante que lo dejé abandonado. Lo voy a terminar.

¿Va a ser largo o corto? Aún no está decidido.

Notas del capitulo:

Disclaimer. Los personajes pertenecen a las CLAMP.

Pero la trama es absolutamente mía. Todo es hecho sin fines de lucro. Por y para fans.

Sin molestarlos más...

¡Disfruten!

Inevitable

 

Capítulo 1

 

 

─¡Hasta mañana, chicos! ─se despidió Himawari, una vez que los tres jóvenes llegaron al cruce de calles en el que se despedían normalmente.

─¡Hasta mañana, Himawari-chan! ─correspondió Watanuki el saludo con una sonrisa insuperable. Doumeki por su parte, sólo inclinó ligeramente la cabeza. Lo usual.

La muchacha les sonrió con alegría, bastante divertida y sacudiendo con gracia su mano, se dio vuelta en lo que hacía bailar sus bucles largos y oscuros. La luz anaranjada del horizonte recortó su silueta, haciéndola parecer una sombra que se alejaba cada vez más. El moreno siguió contemplándola hasta que se difuminó en la lejanía de la calle, en lo que una voz profunda justo a su lado le decía:

─¿A tu casa o a mi casa? ─los ojos azules voltearon a ver Doumeki, para espetarle con superioridad:

─Para tu mala suerte, a ninguna ─dijo el interpelado, e inmediatamente puso cara de fastidio─. Yuuko-san me pidió que fuéramos a la tienda al salir.

─¿Pidió verme también? ─inquirió el morocho con extrañeza perfectamente disimulada, casi con indiferencia, comenzando a caminar.

─Si. Si tenías planes, lo siento sinceramente porque los tendrás que cancelar ─respondió Watanuki, poniéndose al paso de su pareja, caminando hombro a hombro.

─¿No te dijo por qué quería vernos?

─Nop. Ya sabes que esa bruja nunca me dice nada… ¡Se da el lujo de mangonearme y ya! ─se lamentó de su suerte el otro.

─¿Tendrá que ver con…?

─Quizás ─lo interrumpió el ojos-azules antes de que el morocho concluyera la frase─. Pero aún así no veo por qué nos quiere a los dos.

─Hmp ─articuló Doumeki, meditando.

─Espero que sean buenas noticias, aunque con esa mujer nunca se sabe ─a Watanuki le recorrió un gracioso escalofrío.

─No pienses tanto las cosas.

─¡Lo dices porque no conoces a Yuuko-san! ¡Le surgen unas cosas…! ─aseguró el moreno con vehemencia, abrazándose a sí mismo, tratando de expresar su terror.

─No lo creo.

─Tú no sabes nada así que no estás en el poder de contradecirme.

─Al contrario ─refutó el morocho con la serenidad de siempre, haciendo que sus ojos chocaran con los azules. Doumeki recordó ciertos acontecimientos pasados que lo obligaron a decir─ Yo la veo como una madre celosa.

─¿Madre de quién? ¿Qué insinúas? ─preguntó el menor totalmente intrigado (por no decir aterrado).

─Tuya ─respondió el mayor como si nada.

─Ya perdiste la chaveta… ─le dijo Watanuki con un gesto de la mano especialmente despectivo.

─Es cosa tuya si no me crees.

─¡Querrás decir que es cosa tuya! ─exclamó el ojos-azules dispuesto a no abandonar el tema tan fácilmente─. ¿Por qué dices eso?

─No te lo puedo decir.

─No puedes porque no tienes nada en que fundamentar lo que dices.

─Si tengo.

─Entonces dilo.

─No quiero ─el menor trató de gritarle, pero se detuvo al ver que el morocho continuó hablando─. Sólo porque no lo diga, no quiere decir que no sea cierto.

─¡No seas ridículo! ─Watanuki afiló su mirada─. Si así fuera, eso significaría que ella es tu… ─y se detuvo, cayendo en la cuenta de lo que estuvo a punto de salir de sus labios.

─¿Suegra? ─completó uno por el otro, con calma total. Para la muy mala suerte de Watanuki, Doumeki siempre tenía que decir la frase de honor.

─¡No lo digas así! ─chilló el moreno, jalándose el cabello─. ¡Suena…! ¡Ni siquiera encuentro una palabra! ¡Da miedo! ─un nuevo escalofrío lo recorrió. El morocho, que reparó en el gesto del ojos-azules, lo tomó por la cintura y lo acercó a su cuerpo.

─¿Tienes frío? ─quiso saber el mayor, mirándolo muy de cerca, susurrando con suavidad la pregunta, esperando pacientemente una respuesta. El moreno se sentía en grandes aprietos. Las hormonas lo estaban traicionando últimamente…

 ─Estoy bien ─replicó con un poco de fuerza ya que sentía la garganta seca de repente, tratando de voltear su rostro para ver el frente y no el verde de las intensas esmeraldas que el morocho poseía─. No te pongas cursi y receloso. Sabes que eso…

─No te enojes ─le regañó Doumeki─. Eso no es bueno ni para ti ni para…

─Ya sé, ya sé… ¡No me lo tienes que repetir todo el tiempo! ─gruñó Watanuki tenuemente sonrojado y un poco molesto.

─Te lo repito porque eres un “cabeza dura” que nunca escucha cuando le hablan.

─¡Y ya vamos con los insultos! ¡Es totalmente innecesario, idiota! ─dijo el menor erizado como un gato.

─Es la verdad.

─¡Pero no me enojo! No deberías de ponerte tan insistente.

─No te exasperes.

─Al diablo contigo… ─rezongó el moreno una última vez, antes de darse cuenta que ya habían llegado a entrada de la tienda. Iluminado por una súbita idea, el ojos-azules sujetó al morocho por un brazo y le suplicó─ Doumeki, vámonos. Ésta es nuestra única oportunidad para escapar… ¡Tal vez está borracha y aún no se ha percatado de que ya llegamos! Vamos, vamos ─decía Watanuki con persistencia, intentando huir por todos los medios posibles, jalando al otro por el brazo sin obtener resultado alguno.

─No hagas fuerzas ─le recordó el morocho, sin dejarse arrastrar pero tomando las manos que le sujetaban para que el menor dejara de hacer esfuerzos.

─¡Entonces vámonos! ─reiteró.

─¿Por qué te quieres ir?

─¡Porque no quiero que Yuuko-san me esté molestando!

─Yo quiero escuchar lo que tiene que decirnos. Son raras las ocasiones en las que me quiere ver. Tengo que averiguar de qué va todo.

─¡Pero…! ─trató de luchar una vez más Watanuki, pero paró justo en el instante en que Doumeki acariciaba su mejilla con la mano.

─Si es algo que tiene que ver con tu seguridad, tengo que saber ─le explicó el más alto. El más bajo cerró los labios, resignándose a no replicar al darse cuenta de que su morocho tenía razón y sonrojado en extremo por lo indulgente que era con él. Siempre con esa tranquilidad que lo irritaba y con esa expresión que nunca dejaba entrever nada. Por una vez agradeció que sosegara su exaltación.

─Tú ganas… Por esta vez ─aclaró antes de otorgarle al otro la victoria completa.

─Hmp ─fue la respuesta que Doumeki le dio mientras lo tomaba de la mano, indicándole entre líneas que estaba allí con él y para él.

─¡A mí no me hagas “Hmp”! ─protestó el menor, dejándose llevar, apretando la mano que apresaba la suya.

Y ahí iban de vuelta, al no más entrar en el pequeño espacio entre la cerca y la puerta de aquella casa. Watanuki fue el que abrió una de las hojas de la puerta y asomó la cabeza un poco, mirando hacia ambos lados con precaución.

<<No hay moros en la costa>> pensó un poco alegre de no ver peligro en primera instancia. Con más confianza, ambos se introdujeron en la casa cuando…

─¡Watanuki! ─chilló Maru a todo pulmón apareciendo de la nada, en lo que se colgaba del cuello del nombrado.

─¡Doumeki! ─la acompañó Moro, abrazándose a la cintura del joven que le correspondía.

─¡Al fin llegó la feliz pareja! ─canturreó Mokona, saltando alrededor de los recién llegados.

─Se habían tardado mucho, queridos míos ─aportó la dueña de la tienda, haciendo su entrada con un kimono magnífico, la sonrisa enigmática que solía cargar y los ojos brillando con un fulgor coqueto─. ¡Pero no se queden en la puerta! ¡Pasen, pasen! ─invitó Yuuko con un gesto elocuente de la mano, ordenándoles a sus niñas que empujaran a los chicos hacia adentro.

─Tranquilas, que puedo caminar sólo ─alegó el ojos-azules desprendiéndose con rapidez de Maru. La niña miró a su compañera y copiándole, se colgó del brazo libre de Doumeki.

─El embarazo te ha puesto más gruñón, Wa-ta-nu-ki~ ─deletreó Mokona saltando hasta posarse en su coronilla.

─No es eso, simplemente no quiero que me empujen ─contradijo el joven con el entrecejo fruncido, tomando a Mokona hasta ponérsela frente a frente.

─¡Definitivamente está muy, muy gruñón! ¡El que se llama como el 1° de abril, Watanuki~!

─¡Muy gruñón! ─apoyó Maru, mirando al morocho.

─¡Muy, muy gruñón! ─secundó Moro.

<<Respira hondo. No dejes que esto te afecte. No es solo por tu bienestar…>> se decía Watanuki para aminorar la ira que era parte del volcán que llevaba dentro.

─¡Relájate querido! ─dijo la morena tomando a su empleado por los hombros, liberándolo de las niñas y del “bollo negro”. Bueno, en realidad, Watanuki había ido a parar en unas nuevas garras─. Mira, te serviría sake, pero por tu estado y todo lo demás…

─No puedo beber eso. Y aunque pudiera, recuerde que soy menor de edad ─insistió el muchacho como siempre, al tiempo que se dejaba conducir a la sala.

─¡Aburrido! ─le espetó Yuuko, apretando una de sus mejillas─. Pero para que veas lo buena que soy, hoy no haré que cocines.

─¿En serio? ─los ojos azules miraron a su jefa asustados.

─Claro que sí. Es una pequeña muestra para que veas lo considerada que soy contigo ─dijo la bruja con el mayor aplomo del que fue capaz. Esto no quiere decir que fue creíble.

─¿Y qué cenaremos?

─¡Ta-dán~! ─pronunció Yuuko con ceremonia en el mismo momento en que un banquete, bastante apetecible a la vista de todos, se extendía en una mesa larga.

Las risas de las niñas pasaron justo al lado de Watanuki y Yuuko, arrastrando a Doumeki con ellas, con Mokona en los talones.

Con gesto displicente, la mayor invitó al menor a disfrutar de la cena. El moreno titubeó un instante, pero al escuchar su estómago rugir fuertemente y al percibir el aroma que llegaba hasta sus narices, sus defensas se derrumbaron y fue directo a comer. Todos se sentaron y degustaron la comida a su manera; el más interesante de todos fue Watanuki ya que mezclaba los alimentos de una manera increíble. Estaba haciendo una combinación tan estrambótica que, de todos los presentes, posiblemente solo él era capaz de digerirla.

La riña transcurrió según lo habitual. Doumeki robando comida de todas partes, Maru y Moro jugando más que ingiriendo, Yuuko y su querida amiga bebiendo y Watanuki regañando a todo el mundo. Antes de que la idea se le escapara, el ojos-azules preguntó:

─Yuuko-san ¿Para qué nos llamó? ─la aludida dio el trago final a su vaso antes de contestar, se relamió los labios, soltó un hipido y dijo:

─Tengo tres noticias que darles ─en su rostro bailó una sonrisa peligrosa.

─¿Buenas o malas?

─¡Buenas, Watanuki! ¿Por qué siempre tiendes a pensar lo peor de mí?

─Perdone usted… ¡No sé de dónde saque tan disparatada idea! ─habló el moreno con evidente sarcasmo. Yuuko suprimió la risa que le surgió, miró a Doumeki e inquirió:

─¿Siempre es así?

─Los últimos tres meses y semana y media ─respondió el morocho guardando los palillos. La morena rió con ganas antes de proseguir.

─Querido, ven aquí ─pidió tocando con golpecitos rápidos un lugar justo a la par suya. Watanuki se dirigió allí y se sentó.

─¿Y bien? ─la mujer, en vez de contestarle, volvió a hablarle al morocho:

─Y tú, Doumeki-kun, siéntate detrás de Watanuki ─el otro también atendió con diligencia e hizo lo que le pidieron. El mayor rodeó al menor con sus brazos y piernas─. ¡Bien, ya teniendo en posición a ambos padres, se puede soltar la bomba! ─su sonrisa macabra se ensanchó.

─Quiero ver esto… ─le susurró Mokona a las niñas. Las tres se acercaron hasta donde los otros y se propusieron ver y escuchar con atención suprema.

─¡Déjese de tanto teatro, Yuuko-san! Me pone los pelos de punta… ─exigió Watanuki, un poco nervioso.

─¡Es esencial crear un buen ambiente! Ten paciencia ─argumentó la bruja picándole la nariz─. Primero lo primero. Les voy a explicar a los dos -y más vale que presten mucha atención- como vamos a llevar esto.

─¿Vamos? ─interrumpió el ojos-azules con agilidad, temeroso de las ocurrencias de la anfitriona.

─Si, “vamos”. Porque de ahora en adelante, yo monitorearé todo tu embarazo ¡Y no quiero réplicas! ─espetó Yuuko con voz temible─. Y para que veas que me he informado, he aquí todos los libros que he leído ─se los mostró a los dos, sacándolos inexplicablemente de su manga─. Ya sé perfectamente como traer un niño al mundo. Cómo cuidarte y todo lo que hay que hacer. Ya me informé. Si gustan, pueden llevarse los libros para que se aclaren ustedes, pero les prometo que pueden confiar plenamente en mí ─garantizaba con el mayor convencimiento.

─Ok… Voy a suponer por un instante que confío en usted ─dijo Watanuki lentamente─. ¿Qué piensa hacer?

─¡Lo básico! Planear tu dieta, dejar de fumar ─alzó las cejas y puso una expresión de mártir, tratando de hacerle ver a su empleado el sacrificio titánico que iba emprender─, no poner bebida en tu agua, no hacerte enojar tanto, reducir tus horas de trabajo… ¡Hasta le puedo leer cuentos a tu pancita! ─la morena imaginaba extasiada muchos diferentes escenarios con estrellas en sus ojos y las manos juntas. El moreno compuso una cara de susto y estupefacción total─. Y, quiero recordarte muy bien un detalle ─todas las facciones de aquella mujer se tornaron serias─. Desde un principio, deberás saber que tu caso es único… En este mundo y en otros. Yo soy la única que puede realizar el trabajo de parto, así que deberé verte todos los días, asegurarme de que todo está bien.

─¿Qué tendrá que hacer? ─interrogó Doumeki, que hasta ese momento no había intervenido pero que había estado muy atento.

─No lo puedo explicar. Pero eso debe quedarles claro a ambos.

─¿Qué más? ─preguntó el moreno, deseoso de saber.

─En segundo, puede que esto sea sólo una teoría, pero estoy muy segura que sus descendientes tendrán los mismos poderes que ustedes.

─¿El de quién? ─siguió Watanuki─. ¿El de Doumeki o el mío?

─No lo puedo afirmar con completa certeza ─explicó la bruja, acercándose al menor de los presentes y acariciando su vientre. Inmediatamente sus dedos rozaron la zona, energía pura se expandió en todas direcciones, en halos dorados y blancos. Los rubíes de la mujer los escrutaron con minuciosidad─. Por más que lo intento, no puedo comprobar nada. He pensado que por ser Doumeki-kun el padre, es más probable que hereden su poder, pero no estoy convencida del todo. Igualmente es posible que hereden el tuyo, Watanuki.

─Pero eso no es todo ¿verdad? ─preguntó el menor, presa de una gran inquietud. El mayor lo abrazó con fuerza, apretujándolo entre sus brazos.

─Aquí viene lo más interesante: que hereden el poder de los dos ─dijo Yuuko tomando del aire un poco del halo blanco y del halo dorado. Los unió entre sus manos, obteniendo entre ellas la mezcla de un color resplandeciente pero no descriptible─. En este caso, sus hijos serán capaces de ver los espíritus y de exorcizarlos simultáneamente ─la morena respiró hondo antes de continuar─. Lo que quiero decir, es que sus hijos serán brutalmente codiciados. Me atrevería a decir que lo serán más que tú, Watanuki.

─¿Cuántas probabilidades hay de que así sea? ─quiso saber el padre, que notó a su pareja encajar las uñas en sus brazos.

─La mayoría. Tu poder es tan fuerte como el de Watanuki. Es muy posible, y créanme que por mucho, que sus hijos hereden ambos poderes a que hereden solamente uno.

─Dios mío… ─gimió el ojos-azules dejándose caer en el pecho del más alto.

─No debes preocuparte, querido ─lo tranquilizó Yuuko, tomando su mano─. Si es así, tus hijos serán especiales.

─¿Por qué lo dice?

─Su poder de percepción será más fino que el tuyo y serán incluso más fuertes que Doumeki-kun. Serán apetecibles y perseguidos (eso es indiscutible) pero gracias a que cuentan con las dos líneas de sangre, podrán defenderse.

─No te preocupes ─le aconsejó Doumeki a Watanuki, en lo que depositaba un beso en su coronilla─. Hazlo por los tres.

─Está bien, está bien… Me calmaré ─le respondió el moreno a su morocho, sintiéndose relajado con el beso─. ¿Cuál es la tercera noticia?

─¡Deje lo mejor para el final! ─se aclaró la garganta, se tomó unos segundos y dijo─: ¿A qué no adivinan qué? ─cual niña pequeña.

─No estoy para bromas, Yuuko-san ─siseó furiosamente Watanuki.

─¡No te gusta hacerlo divertido! ─gimoteó la adulta, dando pequeños saltos en su sitio.

─¡No adivinaré nada! ¡Me lo dice o mañana no habrá sake para usted! ─amenazó el dueño de los ojos azules, apuntándola con un dedo.

─¡Malo! ─la morena hizo un ligero mohín, pero reanudó lo anterior─. Lo que tengo que decir es… ¡Qué tenemos que celebrar con mi mejor champagne lo buen semental que es Doumeki-kun! ─gritó Yuuko estallando en alegría, mientras era acompañada de sus fieles compañeras─. ¡Mokona, ve a traerlo a la bodega! ¡Hoy veremos amanecer! ─alzó un puño en señal victoriosa.

─¡A la orden, pupupu~! ─aceptó la aludida, corriendo a hacer lo que le mandaban. Los chicos, que no habían entendido nada, se miraron mutuamente y después de llegar a un común acuerdo, Watanuki preguntó:

─¿A qué se refiere, Yuuko-san?

─Que tu querido y bien amado Dou-kun, no sólo te dejó embarazado… ¡Sino que te dio doble premio! ¡Tan callado que se ve y gran puntería la que tiene! ─la bruja ni era capaz de contener su risa depravada ni de esconder la mirada pícara.

Doumeki, que ya había entendido, dejó de respirar.

Watanuki, que era más lento, insistió:

─¡No entiendo! ¡Explíqueme!

─¡Watanuki, vas a tener gemelos! ¡Kyaaaa! ─soltó Yuuko, destapando la botella que Mokona traía y logrando que la espuma describiera un arco elegante.

─¡Gemelos, gemelos! ─corearon las niñas, tomadas de las manos y girando en círculos─. ¡Dou y Wata tendrán gemelos!

Y como era de esperarse, Watanuki se desplomó inconsciente encima de Doumeki.

El otro no parecía apto para poder moverse.

─Todo era estratégico ─puntualizó la morena con una risita malévola y sirviéndose una copa.

─¿Dos niños, dos niñas, niño y niña…? ─preguntó el morocho con las pocas neuronas que todavía le querían responder.

─Aún no lo sé, querido. Además, sería injusto no esperar a que Watanuki esté despierto ─miró al desmayado con gran ternura. Sonrió y volteó a ver nuevamente a Doumeki. Sirvió una copa para él y se la tendió. Para su sorpresa, el ofrecimiento fue aceptado─. ¡Brindemos!

─¿A la salud de qué? ─interrogó el joven, levantando su copa.

─¡A la salud de mi yerno! ─rió Yuuko dibujando la sonrisa terrorífica que sólo ella estaba calificada para hacer. Haciendo chocar las bebidas, los dos bebieron hasta el fondo. Viendo que también el morocho se lo había terminado, enunció con una felicidad tan incontenible que su voz tembló─ ¡Esto va a ser tan~ divertido!

 

Notas finales:

Espero de todo corazón que lo hayan disfrutado, o por lo menos que les haya hecho pasar un buen rato.

Sigo muy ocupada, pero no desesperen: Tendrán continuación.

El lapso de espera es inversamente proporcional a la cantidad de rr. A menos comentarios, mayor espera [risa malvada].

No soy buena chantajeando ( ^^U ), pero deben saber que sus palabras me dan muchos ánimos y que me hacen conocer su opinión.

En fin, cuídense y hasta luego

 

 


P.D: Se que a la mayoría no le incumbe, pero todo aquel lector de FF del fandom de "Naruto", me gustaría decirles que:

>>:<< >> El día 16 de Enero es el Día Internacional del FugaMina << >>:<<

Y que todos son bienvenidos a apoyarnos a mi y a Stig Al-sayf con publicidad o escribiendo alguna historia.

Si no habían considerado la pareja, ahora consíderenla.

¡Apóyanos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).