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No soy como tu por estrellafugas

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Notas del fanfic:

Bueno, de pronto se me ocurrió la historia, espero les guste, siempre rondo por mi cabeza, es medio rara pero espero la disfruten. Además soy nueva, quisiera darme a entender en mi historia, díganme que opinan

Notas del capitulo:

La primera parte. Estero la disfruten. Yo cree a los personajes y todo, medio raros, díganme que tal.

Una cosita, creo que falle en como empezar a escribir, pero creo que se pone un poquito mas interesante en los sigueientes episodios, aunque lo dejo a su criterio.

Disfrutenlo

-ha… ha n… no puedo más.

Sus gemidos resonaban en su cabeza. Lo estaba volviendo loco. Aquel cuerpo el cual tenía atrapado con el suyo propio era muy hermoso.

Aquel muchacho que se encontraba entre sus brazos le provocaba gran cantidad de sentimientos.

Era un chico muy atractivo

-Di… Diego, no m… mas

El rubio lo miro y no pudo evitar embozar una sonrisa. Lucia adorable, sonrojado, sin poder contenerse, sin siquiera poder pronunciar bien una palabra sin que de su boca se escaparan aquellos tentadores sonidos.

-bien, está bien, puedes terminar

Pareció que había dicho unas palabras mágicas porque en ese mismo instante, el muchacho que se encontraba bajo de él se corrió dejando escapar otro de sus pequeños gemidos, cubriendo su cuerpo de aquella sustancia blanca y pegajosa que solo lo hacía ver más tentador.

-¿estás bien Ernesto?

El chico todavía jadeaba pero miro a Diego aun sonrojado y asistió con un movimiento de cabeza. El rubio, por su parte, volvió a sonreírle y salió de su cuerpo dejándolo descansar y acostándose a un lado de su amante.

Nunca en su cabeza cruzo la idea de terminar enamorado de Ernesto, sin embargo estaba feliz, completamente feliz.

 

Diego caminaba a paso lento por los pasillos de la escuela. Estaba distraído. Nunca hubiera esperado algo como aquello.

Era un chico atractivo y bastante varonil a la mirada de las chicas, y como no, su cabello era rubio ligeramente chino y brillaba intensamente a la luz del sol, tenía unos ojos claros color azul y un cuerpo muy bien formado, era fuerte y alto, resultaba el novio perfecto para cualquiera porque, además de aquello, era muy atento y caballeroso con las damas, a las que literalmente dejaba babeando por él, cosa que pasaba a desapercibida por Diego o que realmente no le importaba, puesto que nunca le había llamado la atención ninguna de aquellas chicas, además ya tenía un amante al que realmente quería.

Lo que no podía creer era aquella situación por demás extraña he irreal.

Unas chicas, bastante guapas, habían ido a su escuela, precisamente a su salón donde, por extraña situación, solo se encontraban su profesor, Ian, y el.

Ian era un muy buen amigo de Diego, se conocían desde hacía muchos años, un chico muy gentil y amable pero que parecía dolido y solitario, por aquello nunca lo dejaba solo, y más porque aquel chico no recordaba nada de su pasado.

Las chicas los llamaron a ambos diciendo que venían de otro mundo, un mundo en el que habitaban creaturas mágicas, y que se podía usar la magia, claramente aquello le parecía irreal y patético, por lo que no les creía; recordó perfectamente la risa de su amigo al ver su cara de desaprobación y asombro, cosa que le avergonzó un poco.

Lo que si es que había aceptado ir a aquel lugar porque Ian lo había hecho, no creía en aquello pero seguiría a su preciado amigo, el problema era que hacer con su querido amante, no quería apartarse de su lado pero no dejaría a Ian solo, no después de que casi era atormentado por aquellas chicas y por su pasado desconocido.

Camino así todo el tiempo. Incluso recordó que les había dicho a sus padres que saldría a un campamento con Ian, obviamente lo dejaron ir ya que era un buen hijo después de todo, y un gran estudiante como para negárselo.

Solo aquello le molestaba ¿Qué hacer?,  por más que quería pensar en algo no podía, y es que no podía decirle a Ernesto sobre aquel supuesto mundo mágico, no, tenía que decirle algo realista, pero tampoco podía decirle lo mismo que a sus padres puesto que Ernesto era demasiado perceptivo, y al instante sabría que mentía.

No pudo evitar sonreír al recordar cómo habían terminado siendo amantes, puesto que había sido algo un poco gracioso para el pero también hermoso.

 

Diego y Ernesto se conocían desde mucho antes de salir juntos y su relación no era nada como ahora, prácticamente se odiaban mutuamente, y es que competían entre ellos, ambos era unos muchachos muy inteligentes, esa era la razón por la que se encontraban en una escuela tan prestigiada como aquella.

En un principio Diego ignoro completamente a Ernesto puesto que no le importaba si era o no el más inteligente, el solo asistía a aquella escuela porque Ian iba en ella, si no se saldría en ese preciso momento. Desde el momento en que realizo el examen de ingreso a aquella universidad pareció que ambos ya eran enemigos destinados, Diego había rebasado por solo un punto la calificación de Ernesto, y este no quiso terminar de aquella forma vergonzosa por lo que desde ese momento comenzó su batalla.

Ninguno de los dos se hablaba pero solo con mirarlos era obvio que se odiaban. Siempre al ver los resultados Ernesto terminaba decepcionándose un poco más, pero lo que más detestaba es que Diego no asistiera a las clases internacionales, unas clases especiales para aquellos que realmente eran inteligentes, y aun así le ganaba, por lo que se esforzaba cada vez más, solo unas pocas ocasiones pudo conseguir puntajes más altos.

Eso continuo por alrededor de 3 años, tres largos y tediosos años para ambos, cada uno por sus razones personales.

Cada día era lo mismo, o eso pensó hasta aquella mañana en que Ernesto fue acorralado a las afuera de la escuela por unos estudiantes de la misma, estudiantes deportistas que se sentían demasiado ofendidos por el comportamiento de aquel chico listo, según ellos, parecía que el los creía inferiores. Y para empeorar las cosas Ernesto asistió a aquello, ya que era demasiado orgulloso, y si se creía un poco superior a ellos. El resultado fue obvio, el chico fue golpeado unas cuantas veces por aquellos estudiantes ya artos, por suerte, en ese preciso momento paso Diego que prácticamente el hecho a patadas.

A pesar de todo lo demás, y de sus continuas peleas intelectuales Diego no dudo en llevarlo a cuestas a la enfermería y lo ayudo a curar sus heridas, que para su sorpresa eran demasiado superficiales a la forma en que vio que era golpeado.

-Gracias

Ernesto se notaba un poco dolido por aquella situación pero sabía que debía agradecer a aquel que le había ayudado. Diego noto cuanto se avergonzó el chico al decir aquello escondiendo un poco su rostro, agachándolo levemente, lo que le pareció demasiado tierno, pero que al ver su rostro no supo porque sintió un gran latido en su corazón, esa cara sonrojada era muy tentador y atractivo que se sintió completamente atraído. Diego lo abrazo con fuerza, que a juzgar por Ernesto, se le abalanzo encima y sin más lo beso.

Ese día quedo marcado en sus vidas. Desde entonces se habían comenzado a hablar un poco más, y Diego rescataba casi todo el tiempo a Ernesto de los sujetos que le buscaban pleito. Ernesto se sentía también muy cómodo al lado del rubio por lo que no se quejaba y prácticamente habían olvidado sus competencias ya que se preocupaban más por estar juntos.

Solo paso muy poco tiempo después para que ambos se confesaran al otro, y vaya confesión, porque terminaron teniendo sexo en la enfermería de su escuela a muy altas horas de la noche.

Lo que le pareció a Diego más hermoso era que había tomado la primera vez de aquel adorable chico y este se le había entregado sin más, no opuso resistencia y se dejó hacer todo lo que el otro quería.

 

Camino por otro momento, recordando todo aquello, hasta llegar al salón al que pertenecía su precioso amante.

Al llegar a aquel salón tan apartado no hablo al instante puesto que con ellos las clases todavía no terminaban, así que espero en una pequeña sala de espera, o más bien un lugar de alimentos, pero había gran cantidad de sillas, y mando un corto mensaje a Ernesto para que en el momento en que se desocupara fuera a verlo. Un mensaje que decía algo así:

 

“quiero verte, ven en cuanto puedas, estoy justo en la salita, no te tardes”

 

Sonrió después de mandarlo y salió a comprarse un jugo, en lo que esperaba lo tomaría lentamente, mientras pensaba un poco más que decirle a su amante.

Notas finales:

¿que les pareció? ¿voy bien? ustedes solo díganme incluso si no les gusta, puedo hacer cambios, por eso no se preocupen

En el siguiente episodio hay Lemon

Hurra


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