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Dulce melodia por martyper

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Notas del fanfic:

quria escribir este fic para el cumple de bummie pero me tarde demaciado, escribia solo un par de lineas y no volvia a escribir hasta mucho despues por eso no termine a tiempo, igual lo hice al fin

Notas del capitulo:

realmente espero q les guste, es mi primer onkey terminado, porq tengo otros a medias y decidi arriesgarme con este one shot, espero q les guste

 

 

Caminando como siempre, la misma ciudad, la misma calle q conocía de memoria, aquella por la q cada tarde solía transitar de regreso a casa, le gustaba sentir la suave brisa otoñal acariciarle los rubios cabellos alborotándolos levemente cuando el sol comenzaba a ocultarse tras el horizonte.

 

Tan calmo, se sentía libre, sin muchas preocupaciones pues procuraba olvidar todo lo q lo frustraba detrás de aquel frio escritorio donde se pasaba el día archivando papeles. Cuando dejaba ese reducido cubículo donde su día se iba leyendo las interminables quejas y reclamos de los clientes inconformes de aquella empresa aseguradora para la q trabajaba intentaba olvidarlo todo, cuando abandonaba aquel sitio con pasos cansados se convertía en una persona diferente, más tranquilo, sin aquellos aires de grandeza q lo caracterizaban ante los ojos de los demás.

Porque así era él, sus amigos lo conocían como un chico extrovertido, creativo, alegre, fuerte, incluso algunos de sus compañeros de trabajo lo veían con admiración, otros simplemente lo tomaban como un chico frio, arrogante, orgulloso y altanero porque así era él, era todo eso y mucho mas, cada persona de su entorno lo conocía de manera diferente, porque solo veían una parte de él y tampoco era q quisiera mostrar al mundo entero su verdadero yo, solo sus amigos más cercanos tenían una mayor certeza de su personalidad, y a él solo ellos le importaban, los demás podían creer lo q se les viniera en gana q a kim kibum aquello le daba exactamente igual.

Como cada tarde pasaba por aquel bonito parque, los niños correteaban contentos, sonrientes, veía los perros correr, seguir enérgicos los juguetes q les lazaban sus dueños, parejas de novios caminando tomados de las manos, mamas caminando felices son sus pequeños, todos lucían tan felices y aunq no lo deseara eso le molestaba hasta cierto punto, porque en su interior el quería sentirse así.

Sus días felices con sus amigos no llegaban a satisfacerlo en su totalidad, pasaba momentos agradables pero cuando lo dejaban solo un leve sentimiento de vacio se sentía en su interior, las frías paredes de su departamento adornadas con fotografías de los buenos momentos con sus seres queridos no lograban llevar esa calidez q tanto ansiaba en su corazón, su hogar se sentía vacio, sin vida, intentaba reubicar los muebles, pintar las paredes de colores mas vivos, mas alegres, sus muebles decorados de acuerdo con sus gustos vanguardistas, pero a pesar de todo no lograba q aquel lugar tuviera un poco mas de vida, para el era como estar en un cementerio, solo, triste, desolador.

Por eso al ver las sonrisas sinceras de las personas q caminaban a su alrededor en aquel parque le traía un leve pesar, se sentía incompleto, como si una parte de el estuviera perdida, algo le faltaba y no estaba seguro de que, no le faltaba amor. Sus amigos siempre estaban a su lado apoyándolo, era guapo, nunca hubo falta alguien q quisiera tener algo con el, tuvo unas cuantas relaciones de las cuales terminaba aburrido, la ultima había terminado hacia una semana atrás y no sentía q eso le afectara, no cambiaba nada en su vida y realmente no sentía dolor alguno cuando el momento del adiós llego con su ultima pareja.

No sufría, sus padres lo amaban, no vivía con ellos pero realmente no sentía q extrañar vivir con sus padre fuera el motivo de su soledad, ganaba lo suficiente para darse sus lujos ¿Qué le hacia falta a su vida?

Sin darse cuenta se había quedado parado en medio del parque observado a todos a su alrededor, y su atención se había centrado en una pareja q se encontraban sentados en una banca a la distancia, tomados de las manos, la chica recostada sobre el hombro del muchacho mientras este la rodeaba con su brazo, lucían tan bien, cuando se dio cuenta q llevaba tal vez mucho rato viéndolos se sintió un poco estúpido al observarlos de esa manera tan embelesado.

 

Hostigado prosiguió con su camino, extrañamente ese día se sentía un poco mas sensible q de costumbre y era en esos momentos q se ponía a reflexionar sobre su vida.

 

Ya se había cansado de ir por el mismo lugar de siempre y no quería seguir por ese mismo parque y sentirse aun más miserable, porque si, así se sentía en ese momento.

 

Cruzo la calle y dio vuelta en una esquina adentrándose por una callejuela por la cual nunca había caminado ya que era más rápido por el parque, recordaba q la ultima vez q paso por esa calle tendría unos 14 años y en ese entonces era solo un callejón oscuro, húmedo y mal oliente donde las puertas y ventanas de las casas estaban rasgadas, rotas, maltratadas y nadie vivía en ellas.

Grande fue su sorpresa cuando al internarse entre esas paredes se encontrara con casas muy bonitas, las paredes perfectamente pintadas de colores sobrios y algunos tonos pasteles, las ventanas y las puertas decoradas con pequeñas masetas, las puertas q recordaba inservibles ahora era nuevas y con bonitos acabados, el suelo sucio y húmedo q recordaba ahora era un suelo adoquinado perfectamente limpio, sin rastros de basura ni suciedad semejante, algunos letreros decoraban los establecimientos, no eran solo viviendas, también habían cambiado por unos grandes escaparates y vitrinas de vidrio q dejaban ver el interior de las tiendas, tiendas de ropa, pastelerías, panaderías, cada lugar lucia acabados muy finos, muy elegantes.

Una suave y dulce melodía de piano resonaba en todo el lugar, estaba como hipnotizado caminando por aquel largo pasaje sintiendo sus sentidos inundados de aquel bello susurro q se colaba por sus oídos.

Camino curioso hasta una tienda de instrumentos musicales, a través del cristal se veían muchos instrumentos acomodados en todo el interior pero lo q llamo su atención fue la figura q yacía tras el enorme piano de cola en el fondo, se veía de perfil, sus ojos cerrados mientras sus dedos se deslizaban con maestría sobre las teclas, una suave sonrisa pintada en sus gruesos labios, su cabello lacio y castaño caía con gracia hacia un costado de su rostro pero sin llegar a ocultar su belleza, el chico era hermoso a los ojos de kibum.

Se quedo parado viendo hacia el interior de la tienda, observaba los movimientos fluidos y el gesto de satisfacción del muchacho, su cuerpo se balanceaba suavemente al compas del ritmo q imponían sus dedos sobre aquel instrumento, la melodía era maravillosa, kibum sentía su interior colmarse de aquel bello sonido, su cuerpo relajado, se acerco un poco al vidrio y cerro sus ojos disfrutando de aquel ambiente de tranquilidad creado por la música.

El sonido ceso, sus ojos se abrieron y buscaron de nuevo la figura de la persona q producía tan mágica melodía y lo encontró, sus bellos ojos rasgados lo observaban desde su lugar fijamente, sus miradas se encontraron y kibum sintió sus mejillas calientes, el chico le sonrió y el corazón de kibum latió desesperado. Avergonzado sin saber la razón camino a paso apresurado hasta salir de aquella calle y dejar muy atrás aquella bonita tienda.

 

Sentía fuerte el palpitar de su corazón, recordaba la leve sonrisa del chico y lo sentía bombear aun más enérgico dentro de su pecho, tuvo q caminar durante varios minutos más q de costumbre por haber tomado aquella ruta, 20 minutos más para ser exactos y durante todo el trayecto no pudo sacar la imagen del muchacho de su mente.

 

Llego a su departamento y se recostó sobre el sillón más grande dejando salir un sonoro suspiro, de nuevo recordó al chico, su cabello, sus ojos pequeños, su sonrisa bonita, sus gruesos y apetecibles labios ¿Cómo es q nunca lo había visto? ¿Dónde viviría el muchacho? ¿Cuál sería su nombre?

Mil preguntas le rondaban por la cabeza. Lentamente el sueño lo venció quedando profundamente dormido en el mismo lugar.

 

Durante los días siguientes volvía a la misma vieja rutina de siempre, levantarse, darse un baño, arreglarse, desayunar para poder  irse al trabajo a sumirse horas interminables entre todos esos aburridos papeles para después volver a casa mentalmente agotado.

La única diferencia de los últimos días era el camino q tomaba para regresar por las tardes, había dejado de caminar entre los árboles, ya no pasaba a mirar las bonitas flores, ni respiraba la fresca brisa mientras veía a las personas en el parque.

En cambio dirigía sus pasos hasta aquella calle olvidada por él desde hacía muchos años atrás, esa q ahora parecía llamarlo, atraerlo hasta ella permitiéndole caminar con tranquilidad entre los a sus ojos “nuevos” establecimientos, todo con un solo propósito, el de llenar sus oídos con aquella melodía y sus ojos con la imagen de su creador, había descubierto q el muchacho estaba todas las tardes a esa hora practicando con el piano.

 

El caminaba hasta ahí deseando no verse desesperado y se quedaba durante varios minutos observando hacia el interior, deleitando sus ojos con aquella desconocida figura, observándolo disfrutar de aquel sonido q creaba con sus bendecidas manos.

Al terminar de tocar la pieza dirigía sus ojos a la ventana y ahí se encontraba con los de kibum, nunca se había animado a entrar a ese lugar porque se sentía nervioso, las ganas no le faltaban de entrar ahí y lanzarse sobre el chico a devorar sus deliciosos labios, pero no podía hacerlo solo así y se moriría de vergüenza también, así q se limitaba a sonreírle gesto q era correspondido por el chico del interior para seguidamente marcharse.

Pasaba las noches pensando en la sonrisa q se dedicaban día a día, y ansiaba q llegara la tarde otra vez para volver a verlo.

Sentía q era algo así como una cita no acordada, donde ambos se veían, se sonreían y luego se despedían con una mirada.  Parecía adolecente enamorada, suspirando por un desconocido, pero cada q le recordaba no le importaba verse como idiota.

 

Al día siguiente todo fue igual pero cuando la canción dejo de sonar el muchacho levanto la vista y se encontró con sus ojos q lo veían fijamente, el chico hizo una reverencia como agradeciendo a su público, kibum se rio y luego aplaudió feliz como un fanático q celebra la presentación de su artista favorito, ambos rieron y aunq no pudo escucharlo estaba seguro q su risa era hermosa.

Se despidieron con un gesto de mano y key camino lejos del lugar, sonriendo amplio, su relación había dado un pequeño paso, antes no había pasado de sonrisas, aunq fuera poco eso ya era un avance.

Verlo se había vuelto una costumbre, parte de la rutina y todas las tardes camina ansioso, deseoso por ver a aquel bello ángel y esta vez fue diferente, llego emocionado hasta la tienda, pero hubo algo distinto, la melodía no sonaba, vio al interior de la tienda y el muchacho no estaba en su lugar, curioso observaba el interior recorriendo todos los rincones con sus felinos ojos, no había rastros de él, el muchacho guapo no estaba y el piano lucia tan solitario, olvidado, sin el sonido del instrumento y la presencia de aquel chico la tienda parecía sin vida, suspiro desganado empezando a caminar lentamente.

-¿ya te vas? – una voz desconocida hablo a sus espaldas haciendo q se girara inmediatamente

Sus ojos se abrieron en sorpresa, el muchacho q se robaba sus pensamientos estaba de pie frente a el

-si… ya es un poco tarde – hablo bajito maldiciéndose porq su voz sonaba como un susurro nervioso

- ¿tarde? ¿Tienes algún compromiso?  - el muchacho pregunto, kibum apenas y veía su rostro, estaba nervioso, sus mejillas con un dulce tono rosáceo q al chico le pareció adorable

-n-no no eso… es que… - estaba avergonzado, por fin escuchaba la dulce voz de aquel chico, por fin le hablaba y el parecía un idiota, prácticamente era su primer encuentro y el quedaba en ridículo

- creí q tendrías alguna cita con tu novia o algo por el estilo – el muchacho le regalo una linda sonrisa poniéndolo más nervioso aun

-n-no t-tengo n-novia – su voz se oía tan suave y aparte tartamudeaba, ¿podía parecer más idiota?

 -¿no? Qué bueno – el chico soltó un suspiro y kibum por fin fijo su vista en los orbes contrarios

-¿lo es? –inquirió levantando una ceja

-si bueno… no me refería a que es bueno q estés solo, no es eso es que, bueno no digo q estés solo, tal vez tengas pareja o tengas hijos yo… hehe – se rasco la nuca nervioso, acto q hizo sonreír a kibum

-no tengo hijos, tampoco pareja ¿y tú? ¿Eres casado, hijos, novia o novio? –pregunto ya sintiéndose un poco más en confianza, lo q le alegraba era poder saciar su curiosidad sin haber iniciado el tema.

-no, ninguna de las anteriores – kibum sonrió encantado

- pues q bien – el otro le sonrió igual - ¿Por qué no tocaste hoy? – pregunto curioso

-es que es mi día libre –

-¿entonces porque estás aquí? –

-ahh yo… venía a recoger algo q olvide – se excuso rápidamente

-está bien, entonces te dejo buscarlo. Nos vemos – se dio la vuelta dispuesto a alejarse pero un agarre en su muñeca lo hizo detener sus pasos

- ¿quieres acompañarme? Digo, si no tienes nada q hacer –

- claro – sin soltar el agarre en su muñeca lo dirigió dentro de la tienda, saludo al chico q aparentemente era el encargado y se adentro en una habitación dejándolo solo.

Se quedo de pie observando los instrumentos, las guitarras perfectamente acomodadas, sus cuerdas relucientes, sus colores brillantes en la madera perfectamente lijada y barnizada, violines, trompetas, flautas, baterías, todos acomodados y perfectamente limpios, el espacio en aquella tienda parecía relucir, se había quedado observando todo el interior, estaba maravillado, siempre había querido aprender a tocar algún instrumento pero nunca había tenido la oportunidad.

-¿Qué tal si damos un paseo? –  en ese momento la voz del muchacho lo saco de sus pensamientos, acepto de un cabeceo y salieron caminando a paso tranquilo del lugar.

 

 

 

-no te lo puedo creer – se reía key de las locuras q el otro le contaba

-es enserio, la ensalada cayó sobre mi cabeza y termine teniendo broches de tomate en mi cabello –

-¿y todo por un pedazo de pollo? – pregunto riendo

-sí, lo se fue algo tonto pero no pude evitarlo, realmente me encanta el pollo y cuando ese perro tonto se lo llevo no pude hacer otra cosa q perseguirlo –

-¿te lo hubieses comido aun después q el perro lo tomo? – pregunto asqueado key

-pues…  - se rasco la cabeza avergonzado, kibum soltó una sonora carcajada divertido

-no lo puedo creer. Realmente estás loco –

-tal vez, pero me gusta ser así –

-a mí me gusta q seas así – el muchacho sonrió tímido y kibum se avergonzó levemente por sus palabras

- ¿y qué me cuentas de ti? –

-pues… soy hijo único, mis padres viven en Daegu, trabajo en una empresa aseguradora, es un trabajo totalmente aburrido, tengo muchos amigos y vivo solo –

- ¿eso es todo? –

-sí, ¿Qué más quieres q te diga? –

-por favor, yo te conté anécdotas prácticamente de toda mi vida y ¿tu únicamente me dices eso? ¿Dónde están tus experiencias extremas y tus locuras? –

-pues, no creo tener ese tipo de anécdotas –

-ohhh vamos, algo debe haber. ¿Qué es lo más loco que has hecho?  - key se quedo pensando, realmente no se le ocurría mucho q compartirle a aquel muchacho

-una noche de borrachera con mis amigos corrí desnudo por la playa – conto, recordando ese vergonzoso hecho

-¿de verdad? – pregunto curioso

-si –

-¿Cómo? –

-con mis amigos nos gustaba ir a distintos lugares de vacaciones, fuimos a montañas nevadas, acampar en la montaña, hoteles en ciudades importantes, parís, fuimos a las vegas, siempre buscábamos lugares geniales e importantes, tuvimos la suerte de tener las facilidades suficientes para hacerlo. Pero un año decidimos que nos quedaríamos un fin de semana en la playa, no queríamos ir muy lejos y solo queríamos descansar de las tareas y eso, por eso nos quedamos en un hotel en la playa, salimos y decidimos q queríamos acampar a la orilla del mar, fue un día fabuloso. Jugamos, corrimos, comimos, vimos el atardecer juntos y cuando la noche cayo hicimos una fogata, trajimos unas cuantas botellas de soju y nos sentamos a beber contando historias y locuras, yo bebí mas de la cuenta y estábamos jugando verdad o reto, el reto era quitarse una prenda de vestir.  Yo estaba borracho y ya me había quitado un par de prendas, me hicieron una pregunta que no quise responder y me desnude completamente  y luego Salí corriendo por la playa, jugando y gritando como loco, estaba totalmente borracho así que no me importo –

-hahaha ¿si estabas borracho como lo recuerdas? –

-tengo vagos recuerdos de jonghyun persiguiéndome y el muy imbécil me grabo, me tomo video donde aparezco gritando y corriendo desnudo por la orilla del mar –

- hahaha ¿desnudo? –

- desnudo –

-¿totalmente? –

- totalmente – afirmo

-hahahaha me gustaría ver ese video –  soltó riendo

-¡oye! – se quejo dándole un golpecito en el hombro, el otro estallo en carcajadas divertido para después ser acompañado por kibum. Realmente estaban pasando un rato agradable y el silencio q se había instalado entre ellos no era para nada incomodo, todo lo contrario, lo estaban disfrutando

Ya llevaban buen rato caminando por aquel parque q a kibum tanto le desagradaba, pero misteriosamente estar en ese lugar con aquel muchacho le estaba gustando, ahora parecía una más de esas personas q andaban siempre felices por ahí, asi se sentía.

-¿quieres un helado? – pregunto el muchacho

-claro – ambos se acercaron hasta un carrito de helados y el chico se dirigió al vendedor

- deme uno de vainilla y uno de ¿de cuál quieres? –le pregunto a kibum

-fresa –

-entonces uno de vainilla y uno de fresa – pidió, el hombre se los entrego y después q el chico pagara siguieron caminando un rato mas

- ¿entonces, te gusta el piano? – pregunto kibum tratando de romper el silencio

-creí q eso ya estaba claro pero si… me gusta, mis padres eran músicos, tocaban en la orquesta nacional, supongo que de ahí viene mi pasión por la música –

-¿de verdad? – pregunto asombrado -  wow, eso explica porque eres tan bueno –

-¿crees que soy bueno? -  pregunto el muchacho sonriendo

-lo eres –

-y ¿a ti te gusta la música? –

-me gusta mucho, siempre quise aprender a tocar algún instrumento pero no me fue posible, luego me olvide de ello y no había vuelto a considerarlo hasta ahora –

-¿vas a tomar algunas clases? –

-no lo sé, pero oírte tocar el piano me ha hecho querer aprender también, realmente tocas hermoso – el chico sonrió amplio admirando la belleza del rostro del muchacho delicado frente a el

-podría enseñarte si quieres – ofreció el muchacho, kibum se sorprendió pero de inmediato sonrió

-me encantaría –

 

 

Estaban de nuevo en la tienda, ya había oscurecido, la tienda estaba iluminada únicamente por una lámpara, el corazón de kibum latía frenético, aquel ambiente cálido, la luz tenue de la lámpara, la dulce melodía q inundaba sus oídos, la presencia de aquel muchacho junto a él, todo era perfecto.

El chico movía sus dedos deslizándolos suavemente por las teclas de aquel piano, los ojos de kibum seguían cada fino movimiento del pianista, estaba nervioso pero feliz, el muchacho se levanto de su sitio y se situó a sus espaldas, tomo ambas manos de kibum con las suyas dirigiéndolas sobre el instrumento, key sentía el toque delicado del muchacho adormeciendo sus pensamientos, el muchacho acaricio sus manos con dulzura, kibum respiraba pesadamente, su espalda rozaba el pecho del chico y el rostro del muchacho se posaba a un lado del suyo propio, estaba nervioso, esa cercanía lo estaba enloqueciendo, cuando sus dedos guiados por las manos suaves de aquel bello extraño empezaron a formar hermosos sonidos sonrió complacido, con algo de temor dejaba q aquel chico guiara sus movimientos, la música lo envolvía, sentía el calor ajeno llenar su cuerpo, la sensación de estar con aquel muchacho era extraña e inexplicable pero le gustaba, jamás en su vida se había sentido mejor.

 

-lo haces excelente – susurro el chico cerca de su oído provocando un escalofrío en todo su cuerpo

-eh… yo… creo q ya debo irme, ya es muy tarde – se levanto rápidamente tomando sus cosas y saliendo lo más pronto q sus pies le permitieron, alejándose de aquella tienda dejando a un desconcertado muchacho junto al piano.

 

 

-¡¿entonces ni siquiera le preguntaste su nombre?! – un chico castaño con el cabello largo en una coleta preguntaba exasperado

-no – decía casi llorando

-¡umma! ¿Cómo no se lo preguntaste? Siquiera hubieras pedido su número de teléfono –

- soy un idiota, ya lo sé… no me regañes minnie, si ni siquiera pregunte su nombre ¿Cómo pretendes q le pidiera su número telefónico? Mi cerebro apenas y daba para respirar en su presencia – decía quejumbroso, lamentándose ser un manojo de nervios frente a aquel bello chico

-debes buscarlo de nuevo y disculparte por irte de esa forma, si yo fuera el pensaría q no te agrado y por eso huiste de mi, seguramente no volvería a hablarte nunca – dijo el menor calmadamente aumentando el temor en el mayor –

-nooo ¿tú crees? ¿Qué hago minnie? El chico en verdad me gusta, es tan guapo, alegre, divertido, talentoso, es como un sueño – suspiraba kibum embobado por el simple recuerdo del muchacho – ahora va a odiarme – se quejo haciendo puchero

-tienes q buscarlo, si le pides perdón seguro olvida lo sucedido, solo te disculpas y hace uno de tus aegyos, nadie se resiste a tus caritas lindas, seguro te amara – animaba el menor

- ¿crees q me disculpe? – preguntaba inseguro

-lo hará no te preocupes, y no te olvides de presentarme a mi appa – animo sonriendo amplio, provocando un muy leve sonrojo en las mejillas de kibum y una sonrisa sincera.

 

 

Estaba decidido, llegaría y le pediría una disculpa por su actitud tan evasiva, armándose de valor se adentro entre aquellos vivos locales, las personas q caminaban a su alrededor de vez en cuando volteaban a verlo, tal vez se debía a la cara q miedo q traía encima, porq si, estaba aterrado.

Con paso titubeante se acerco hasta la puerta de aquella, ahora… muy conocida tienda, sin fijarse ni pensarlo demasiado la abrió para adentrarse en aquel lugar, habían varios jóvenes viendo  las baterías, señores contemplado la hermosura de las guitarras acústicas, una niña practicando con un violín y en el fondo, ahí, olvidado, el bonito piano negro q tan hermosos sonidos daba, solo, abandonado… el muchacho no estaba, instintivamente buscaba con la mirada por cada rincón, cada rostro, deseaba verlo, había llegado hasta ahí para disculparse, para hablar con el.

-ehh disculpa – se acerco al chico q había visto antes, se encontraba tras el mostrador leyendo un libro, el muchacho alzo la mirada y le sonrio.

-ohh tu eres el chico q vino con onew el otro día ¿verdad? Mucho gusto, me llamo minho – el chico tenia cabellos castaños alborotados y unos ojos chocolate enormes y hermosos, onew… seguro ese era el nombre de aquel muchacho

-mucho gusto, mi nombre es kibum – respondió el gesto del muchacho devolviendo la sonrisa

-onew hyung no me había hablado sobre ti ¿se conocen desde hace mucho? –

-de hecho hace poco q nos conocimos –

-ya veo – el muchacho se quedo pensativo un momento - ¿vienes a buscarlo? –

-ehh, si –

-no vino hoy –

-¿sabes por qué? –

-no, la verdad es q no, el no suele faltar porque sí, estoy algo preocupado –

-bueno, entonces volveré otro día – se despidió y salió del lugar, quería preguntar dónde encontrarlo pero la pena le gano, así q se limito a irse cuanto antes.

 

 

Siguió yendo los próximos días, había entablado varias conversaciones con el encargado de aquella tienda y descubrió q era un muchacho agradable, conversaban y intentaba disimular su decepción y su preocupación por aquel chico q le robaba el sueño, no había vuelto, llevaba 5 días seguidos yendo a buscarle pero ni minho sabía nada sobre él, no respondía el teléfono y minho no había tenido tiempo para ir a buscarlo a su casa, por lo q no sabía nada de él.

Le dio la dirección da la casa del mayor y fue a buscarlo, toco varias veces la puerta del departamento pero nadie abrió la puerta, ahora estaba aun más inquieto ¿Qué tal si algo le paso? Intento llamar al número q minho le dio pero nada, Lo mandaba directo al buzón.

Camino fuera del edificio con un nudo en la boca del estomago, estaba preocupado, al salir a la calle se topo con una fuerte tormenta, todo el dia había estado oscuro, frio, era deprimente, ahora parecía q el cielo lloraba desesperado, una fuerte tormenta azotaba la ciudad, el paisaje blanquecino por las gotas cayendo aceleradas le producía ganas de llorar.

Se detuvo durante un buen rato en la salida de aquel edificio, esperando encontrar un taxi q lo llevara hasta su hogar, pasaron los minutos y la calle estaba deshabitada, ningún taxi pasaba, solo de vez en cuando un auto rompía el monótono sonido de la lluvia a chocar contra el pavimento.

Frustrado decidió q no valía la pena seguir esperando y camino a paso rápido sin importar la lluvia.

Hacia frio, las caricias del agua sobre su cuerpo parecían perforarle la piel, entumeciendo sus piernas y haciendo su cuerpo tiritar de vez en cuando. Aun asi no se detuvo, camino por las calles inundadas, el agua se metia en sus zapatos, las gotas escurrían incesantes por su rostro, pero a pesar de eso solo pensaba en el paradero de aquel muchacho ¿Dónde estaría?.

Pasando por ese parque tan conocido, faltaba poco para llegar a casa y ese dia no pensó desviar su camino pues ya no podía con el frio.

Instintivamente desvió la mirada en todas direcciones, solo una q otra persona caminaba apresurada portando sus paraguas, llevando gruesos abrigos, nadie en su sano juicio caminaría con semejante tempestad cayéndoles encima.

Desvió la vista a la banca donde tantas parejas habían visto incontables veces, aquel parecía ser el rincón de los enamorados pues siempre los chicos con sus novias se hallaban disfrutando de la compañía del otro.

Esta vez no había una pareja, un chico castaño se encontraba sentado, solo, su rostro mirando al piso, se veía tranquilo a pesar de la lluvia y el frio.

No supo cómo, ni porque, pero cuando se dio cuenta se hallo sentándose junto al muchacho, sin mirar su rostro se quedo ahí, solo acompañándolo, no tenía motivos pero solo seguía sus instintos.

-¿te sientes mal? – escucho la voz del muchacho haciendo q dirigiera sus ojos hasta el. Con la sorpresa sus labios solo pudieron decir una palabra

-jinki –

-creo q nunca nos presentamos formalmente, soy Lee Jinki, es un placer – con un apretón de manos, sonrieron al contrario

-Kim kibum, pero dime Key –

-entonces me puedes decir Onew –

-¿Dónde estabas? ¿Por qué no has ido a la tienda? Minho está muy preocupado por ti ¿lo sabias? –

-¿has ido a buscarme? –

-no evadas el tema –

-no lo evado, solo q me da gusto importarte lo suficiente como para q fueras a buscarme –

-pues… si me preocupas, eres algo asi como un amigo y pase varios días seguidos y no te vi, por eso pregunte por ti –

-¿somos amigos? –

-¿Qué pregunta es esa?-

-bueno… es que no sabía ni tu nombre, no sabía q somos exactamente –

-creo… que tienes razón –

-me da gusto q seamos amigos –

-a mi también – ambos sonriéndose sinceramente cuando algo en el cerebro de kibum hizo click, - estas desviando el tema. Mejor déjate de tonterías y responde ¿Dónde estuviste? – interrogo kibum algo molesto

El muchacho se sorprendió un poco, key nunca le había hablado de esa forma, aun así sonrió y agacho la mirada de nuevo, fue ahí cuando key supo q algo malo había pasado

-¿Qué paso? – pregunto

-mi madre murió – key no supo cómo reaccionar ante eso, solo atino a abrazarlo fuertemente hundiendo su rostro en el hueco del cuello de kibum

-estas ardiendo – exclamo asustado poniendo su mano en la frente del chico para constatar su temperatura

- ven conmigo – tomo la mano del muchacho y lo llevo con él hasta su departamento

Ya había anochecido y la lluvia no cesaba, kibum se encontraba sentado a un lado de la cama medio adormilado, eran cerca de las 12 y estaba cansado, jinki dormía inquieto, a veces murmurando palabras inentendibles, frunciendo el seño, soltando quejidos en sueños, se revolvía en la cama y kibum lo observaba preocupado, checando su temperatura constantemente, quitando y poniendo los paños húmedos en la frente del  muchacho para bajar la fiebre. Estuvo así hasta q el sueño lo venció y se quedó dormido sobre la orilla de la cama.

Despertó con el movimiento del colchón, abrió los ojos encontrando la mirada cansada de jinki sobre él, el chico le sonrió y le devolvió el gesto.

-¿estás mejor? – pregunto posando su palma en la frente del chico

-estoy mejor, muchas gracias –

-¿me vas a decir que hacías bajo la lluvia? –

-estaba caminado para despejarme y pronto comenzó a llover, la lluvia se sentía bien asi q no quise irme –

-eres un babo, pescaste un resfriado – le regaño dulcemente dándole un leve golpecito en la cabeza

-lo siento –

-lo q importa es q ya estas mejor – le sonrió comprensivamente

- gracias por cuidarme –

-no tienes q agradecer – ambos se observaron en silencio por un largo rato, el rostro de ambos solo iluminados por la tenue luz de la lámpara sobre la mesa de noche, el reloj marcaba las 2:30 am y ellos nos pensaban en nada mas q la hermosura del chico frente a sus ojos.

Lentamente sus rostros se acercaron hasta rozar sus labios, un contacto tan esperado por ambos, tan deseado, movían sus labios a un ritmo acompasado disfrutando el sabor del contrario, entre mezclando sus salivas.

Lentamente la ropa comenzó a desaparecer de sus cuerpos, las caricias de sus manos sobre el contrario incrementaban lentamente sus temperaturas, sus labios encontraron la suave piel del cuerpo ajeno, los jadeos y gemidos ascendieron desde el interior de su garganta. Besos, caricias, gemidos ahogados, el corazón latiéndoles desenfrenado, sus respiraciones aceleradas, un mar de sensaciones desconocidas desbordando sus entrañas, la habitación ardiendo como el infierno, el ritmo de las caderas de jinki embistiendo con frenesí en el interior de kibum, las uñas enterrándose en los hombros del mayor, sus piernas enrolladas en las caderas del castaño, piel con piel, mordiscos y lametones en sus cuellos, susurros jadeantes, ojos cerrados intentando contener dentro de sus cuerpo las oleadas de placer recibidas en cada embestida, las paredes interiores de kibum aprisionando el palpitante y deseoso miembro de jinki, sus labios devorándose con hambre, con necesidad, los músculos de su cuerpo tensos por el placer y el esfuerzo, sus ojos cegados por el deseo y la lujuria. Piernas flaqueando, los dedos de sus pies entumecidos encogiéndose de placer,  un gemido agudo, jinki descargando el placer en el interior de kibum y el otro sobre sus cuerpos, cuerpos q se entregaron el uno al otro uniéndose, funcionándose, convirtiéndose en uno mismo, amándose.

 

Kibum se recostó sobre el pecho de jinki siendo rodeados por los brazos del otro, su respiración relajándose poco a poco, el cansancio adormeciendo su delicado cuerpo, siendo arrullado por el palpitar del corazón agitado de jinki, pensando q no había algo más hermoso q la dulce melodía q esa q el otro le ofrecía en ese momento. El murmuro de un corazón latiente en el cuerpo q minutos antes lo había llevado al éxtasis del placer, ese q lo había llevado al cielo y al infierno mismo al mismo tiempo, ese suave susurro  lo estaba enviando al mundo del los sueños, mientras su cuerpo descansaba abrazado al mayor una bonita sonrisa pintaba sus delgados labios, se sentía feliz, pleno, un sentimiento inconsciente crecía en su interior al encontrarse asi mismo abrazando el pecho desnudo del mayor.

 

El dia llego pronto, los traviesos rayos de luz se colaban hasta su rostro haciéndolo abrirlos pesadamente encontrándose con el rostro calmo del mayor frente al suyo, sonrió, acomodo su cabeza para seguir durmiendo cuando llego el recuerdo de q era día lunes y debía ir a trabajar, fijo su vista en el reloj y marcaban las 8:24 am, se levantó corriendo a cambiarse, llegaría tarde, debería inventar una buena excusa para su retraso, apresurado solo dejo una nota al chico q dormía tranquilamente sobre su cama “debo trabajar, lo siento. Te quedas en tu casa”  un simple papel, nada importante pero q había un sentimiento escondido en aquellas simples palabras

 

Su dia de nuevo fue monótono, aburrido, fuera de la llegada tarde todo seguía completamente igual. pero había una diferencia, en su mente el recuerdo del bello chico llegaba constantemente, los besos dados, las miradas lujuriosas pero a la vez dulces q el otro le dedicaba, un “te quiero” susurrado en su oído mientras las suaves manos del muchacho acariciaban sus mejillas amorosamente, el solo pensarlo lo hacia sonreír volviendo su día gris y aburrido en algo un poco mejor, todo tenía otro color, uno más brillante, su rostro lo demostraba incluso sus compañeros se sorprendieron de ver una hermosa sonrisa dibujada en sus labios rosas y acorazonados.

 

De regreso a su casa, después de un día tranquilo, no había querido ir hasta la tienda para ver a jinki, le daba cierta vergüenza, por eso regresaba desganado, sabiendo q se sumiría de nuevo entre sus paredes aburridas, en la soledad de su departamento

 

Introdujo la llave con rostro resignado

-volviste – unos labios suaves y dulces recibieron los suyos q respondieron con sorpresa. Jinki, aquel chico torpe q le había regalado la más maravillosa noche de su vida lo recibía con una cálida sonrisa. De repente haber llegado a su departamento no parecía tan mala idea, de repente el vacío de su departamento desapareció y el brillo de los ojos pequeños q lo observaban llenaba todo su mundo y esperaba q así fuera por un largo tiempo más… si era recibido así cada día, no le volvería a molestar llegar a casa…

 

 

Notas finales:

perdon por los errores de ortografia

muchas gracias por leer ¿que les parecio?

espero q les haya gustado, tarde mucho escribiendolo porq solo lo hacia en pequeños momentos durante mi trabajo, igual espero q no piensen q esta tan mal y q fue una perdida de tiempo

me gustaria saber su opinion asi q si pueden me deja un review ¿si? *hace pucharito suplicante*

deverdad gracias nos leemos luego


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