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El angel o el ladrón por Aquarius No Kari

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"El día de campo"


Estaba mirando el techo de la habitación, recostado sobre la cama con una mano apoyando mi cabeza y la otra estirada a un costado de mí sin moverla; mi mente estaba mucho más allá de esas 4 paredes, pérdida en el tiempo… 5000 años atrás para ser exacto.


Yugi estaba en el escritorio haciendo su tarea, me miraba a ratos, suspiraba y seguía en sus labores; al paso de media hora esta situación me incomodo bastante


- ¿Qué te pasa Hikari?- le pregunté mirándolo; pero yo seguía acostado


- Nada- Respondió sin siquiera mirarme


- Hace mucho que me miras- Me incorporo y me siento en la cama mirándolo mientras él me da la espalda- ¿Quieres decirme algo?


- En realidad si Yami- Dijo cerrando su libro y volteándose en su lugar para verme- Mañana quiero que me acompañes…


- ¿Adonde iremos?


- Los chicos y yo vamos a ir a comer cerca de un lago


- Bueno…- Respondí simplemente y volví a recostarme como antes había estado


- Pero- Agregó mi Hikari- También vendrá Bakura- Al decir esto se puso el libro en la cara mientras yo me levantaba como si un resorte estuviera en mi espalda


- ¿QUE COSA?... ¿¡Qué ese entupido ladrón vendrá con nosotros?!- Yugi se limitó a decir tímidamente


- Es que Ryou vendrá también y ni modo de dejar solo a su Yami- se destapó los ojos para mirarme y yo sólo me limite a sentarme en la cama, cruzarme de hombros y mirando hacia otro lado murmurando una serie de maldiciones.


Salir con sus amigos Joey, Tea, Tristan y Ryou no era tan mala idea; pero salir con Bakura era una cosa tan entupida y absurda que sentía una sensación bastante rara y desagradable en mi estomago… no había duda, Bakura me enfermaba…


Le pedí a Ra que el día de mañana no llegara tan pronto, prometí, ser un mejor faraón en el futuro, no pelar más con Kaiba e incluso le prometí amar por siempre al odiado ladrón; más Ra no quiso escucharme y la tarde se pasó muy aprisa dando paso a una noche más rápida y por fin el día del campo. Nos levantamos muy temprano y nos enlistamos para el viaje; tuve que preparar emparedados porque a mi luz le tocaba llevarlos, entonces pasó por mi mente la idea de ponerle a los de Bakura un chile muy picante que el abuelo de Yugi compró… más mi Hikari al ver mis “buenas” intenciones, me dijo que mejor sacara la canasta para meter la comida.


Pasada media hora, Yugi y yo, estábamos listos para irnos, llegó Tristan manejando una camioneta azul marino, con él venían ya Joey, Tea, Ryou y el entupido ladrón; subimos los alimentos atrás y quedamos sentados en la camioneta: adelante, Tristan, Tea y Joey, atrás veníamos Ryou pegado a la ventana, Bakura a su lado, luego cerca de él yo y luego Yugi… ¡qué desagradable! ¡Todo el camino junto él! Hubiera preferido que fuera mi ángel (o sea Ryou) el que se sentara conmigo; pero no, tenia que ser ese bastardo… Para el colmo de males me venía molestando, cada que dábamos una vuelta a la izquierda, él aprovechaba para darme un codazo y aplastarme; pero mi venganza venía cuando dábamos vuelta para la derecha; al poco rato comenzamos a darnos de codazos sin motivo hasta que nuestros hikari's nos llamaron la atención diciendo que parecíamos un par de niños inmaduros y dos colegialas (lo que por cierto no entendí), más el ladrón creo que si porque se disgustó tanto que se encerró en su sortija del milenio y no salió en todo el resto del viaje.


Por fin, después de estar sentados tanto tiempo en la camioneta, llegamos a orillas de un claro muy hermoso, con varios árboles y por lo que pude escuchar, más adelante había un bosque; además el lago desembocaba en un río de rápidos bastante peligroso. Todos bajamos y cada quien saco lo que había llevado, por ejemplo, Tristan llevaba una mesa armable, Joey llevaba los refrescos, Tea las servilletas y el mantel junto con una rica tarta de manzana, Ryou por su parte traía los platos, vasos y cubiertos, nosotros teníamos una cesta enorme con 25 emparedados cortados a la mitad (aunque conociendo el apetito de Tristan, Joey y el ladrón faltaría muchos más). Tea y mi ángel acomodaron todo mientras nosotros nos paramos a orillas del lago a contemplarlo; antes de comenzar a comer, nuestros amigos se sentaron en la mesa para jugar un duelo, yo me retiré porque deseaba recostarme en la hierba, no todos los días podía disfrutar de una paz y quietud parecida; apenas di unos pasos cuando oí a Ryou diciendo


- Anda, sal Bakura, Yugi y yo no lo quisimos decir apropósito, sólo estábamos jugando y no pensamos que en realidad fueras a molestarte tanto


- Si, te pedimos disculpas, no fue nuestra intención- Decía Yugi a la sortija, yo me reí y les grité


- Déjenlo tranquilo, es Obvio que el ladrón tiene miedo de juntarse con gente que le pueda simpatizar- Seguí riendo a grandes carcajadas, entonces sentí la presencia de Bakura y comprendí que ya había salido de su sortija, me recosté en el pasto recargando mi cabeza en mis brazos y miré el cielo; el ladrón se recostó como a metro y medio lejos de mi, en verdad me enfermaba su presencia, de nuevo sentía “eso” en el estomago que me molestaba y unas nauseas terribles… lo que me temí, en verdad Bakura me ponía mal.


- Oye Idiota- Dijo de pronto rompiendo el encantador silencio que reinaba


- Si bastardo- Le respondí sin dejar de mirar las nubes


- ¿Ves la nube que esta en tu cabezota? Creo que es tu retrato- Yo miré la nube a que la se refería y la verdad no encontré parecido alguno- ¡ah, no! Es un puerco espin, mil disculpas mi faraón- Corrigió burlándose y riendo tan alto que incluso los chicos nos miraron, yo me levanté furioso, con la cara completamente roja y amenazando con un puño


- ¡ERES UN…!


- Yami- Dijo Ryou acercándose a donde estábamos nosotros y haciendo que el color de mi cara bajara- Dice Tea que ya pueden venirse a comer- sonrió tan dulce y tiernamente que no pude negarme- tú también Bakura- Este se limitó a sentarse y voltear la mirada para otro lado, parecía molesto con él


- Tu Hikari te esta hablando- Le dije apretando los dientes, odiaba que Bakura tratara mal a Ryou- él se levanto y del mismo modo me respondió


- Metete en tus asuntos faraón- Luego se fue caminando más para allá y se recargo en un árbol cruzando piernas y brazos


- Yo me hago cargo Yami, no te preocupes- Me sonrió y se fue tras su oscuridad, yo no tuve más remedio que irme a sentar, al poco rato Ryou fue por dos platos y se regreso con Bakura, lo detestaba tanto por robarse toda la atención de él.


- Joey, si sigues comiendo así te vas enfermar- Decía Tea, yo volteé a verlos y efectivamente, nuestro amigo comía como cerdo, apenas se tragaba un emparedado cuando ya tenía otro en la mano, al menos su compañía y la charla de Yugi apartaban mi mente de Ryou y del molesto ladrón. Yo detestaba a Bakura no sólo por ser una persona despreciable y de aspecto terrible, si no por el trato que siempre había tenido con Ryou, de no ser por él, nada malo le hubiera pasado en todo este tiempo, sin contar con todos los maltratos por los que pasaba día con día… aunque misteriosamente parecían estar desapareciendo, ¿Acaso el ladrón estaba enamorado de su hikari? Ante tal pensamiento no pude evitar sentirme mal, porque según parecía y por lo que mis ojos veían (una escena donde Ryou le daba de comer en la boca a su Yami mientras se sonrojaba y sonreía) él era correspondido y se amaban; entonces esa nueva sensación apareció en mi estomago… creo que tendré que ir al medico.


- Bien, ya terminé, creo que iré a dar un paseo- Dije levantándome


- ¿Estarás bien Yami?- Me preguntó Yugi, no le respondí y me fui caminando por la orilla del río hasta dar la vuelta con una pequeña colina, el lago se veía tan claro que pude ver las piedras de colores que en el fondo de este, me acerqué y levanté una de color azul claro, un azul tan limpio y tan hermoso que quise llevármela; pero en ese momento al voltear la cabeza, venía hacia mi Bakura, con ademán de desprecio la arrojé hacia atrás como deseando que le partiera la cabeza al ladrón; luego yo seguí caminando, unos pasos más allá me detuve y me senté un poco alejado del lago mirándolo


- ¿Contemplando el paisaje faraón?- Dijo entre risas raras mi enemigo


- No te importa basura, ¿Por qué mejor no te largas?- Le respondí a la defensiva, la sonrisa del portador de la sortija del milenio se disolvió en el aire, cerró los puños, dio un suspiro de resignación como si hubiera estado apunto de decirme algo y luego se alejó dando enormes zancadas; la sensación en mi estomago se sintió de nuevo pero mezclándose con un sentimiento de culpa que no comprendí. Una idea pasó por mi cabeza, le preguntaría a Bakura si él amaba a Ryou y si no, haría un trato con él para que me echara una mano y su hikari pudiera amarme; emocionado ante esta idea, me levanté rápidamente sonriendo y fui detrás del ladrón- ¡oye Bakura!- le gritaba caminado lo más rápido posible para alcanzarlo- ¡Espera! ¡Quiero preguntarte algo!


- No molestes- Me respondió en un tono bastante frió y legumbre sin dejar de caminar


- Necesito preguntarte algo- Le dije de malas al ver su reacción, viendo que ya no me respondió y que ni siquiera volteó a verme lo aventé- Te estoy hablando…


- No me empujes- Me dijo y también me aventó


- Tú no me toques- Le respondí empujándolo de nuevo; entonces comenzamos a agredirnos, él me aventaba y yo le respondía de igual manera, entonces me aventó de tal manera que me caí de sentón en el pasto, me levanté de malas y tacleo a mi rival, este perdió el equilibrio y cayó al río; pero antes de eso me jaló a mi de la mano y caímos- ¡Mira lo que hiciste!- le reclamé mientras nadaba sin darme cuenta de que la corriente nos jalaba


- ¿Lo qué hice yo faraón? Discúlpeme ni sama por ponerme en su camino para que pudiera tirarme al río- Dijo sarcásticamente


- ¡Cierra la boca!- Le grité furioso


- ¡Cierra la tú!- Me respondió y se lanzó sobre mi, comenzamos a forcejear mientras éramos arrastrados por el agua, de pronto la fuerza del río fue en aumento y dejamos de pelear, traté de nadar en dirección opuesta o hacia algún lugar cercano para saber lo que ocurría; pero sentía como mi cuerpo era atraído hacia un destino incierto; pude ver como cerca de mi, el ladrón también luchaba por nadar y luego gritó:


- ¡Yami! ¡Adelante una…!- Sentí un golpe que me dejó mareado y sin fuerzas, luego una pared de agua… sentí un brazo de Bakura en mi cintura… la luz del sol… la pared de agua… el sol de nuevo y después todo el cuerpo del profana tumbas alrededor del mío... Todo se volvió oscuridad mientras mi cuerpo caía en el vacío; pero no comprendía esta sensación… ¿Acaso estaría muriendo?


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