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"Beso a una rosa blanca..." por Cachorra

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Notas del fanfic:

Jejeje, pues aquí les dejo este oneshot, que ojalá sea de su agrado, y que se me ocurrió en cinco minutos, jijiji

BANZAI!!!!! (^n_n^)

Notas del capitulo:

Ji, pues he aquí un oneshot que se me ocurrió en un lapso de cinco minutos, y que me decidóa publicar.

Ojalá las entretenga en lo que publico en "Ayudame a encontrarme", aunque este no tiene nada que ver con el ff.

No sé que piensen, se me hizo original.

A leer!!!

En una de las calles de Londres se podía ver gran cantidad de gente que se dirigía al teatro más importante.

 

Hombres, mujeres, niños y ancianos caminaban alegremente, mientras comentaban acerca del motivo de tal reacción:

 

Uno de los magos más famosos iría a Londres. Se trataba de nada más y de nada menos que de Inu no Taisho, gran mago e ilusionista, famoso en todo Londres.

 

Sus actos iban más allá de lo que la gente llegaba a imaginarse, desde aparecer objetos en la ropas de los expectadores, hasta hacer levitar a las personas y levitar él mismo. Incluso podía leer la mente de los demás.

 

Risas, aplausos, flores, paluelos, colores, aromas, tantas cosas inundaban el escenario cuando él ejecutaba su acto, y también ante su sola prescencia.

 

Y claro está que ante tanta fama y popularidad, no Taisho gozaba de una vida para nada despreciable, llendo a comer a finos y lujosos restaurantes, siendo propietario de una gran manisón y terrenos, viajando en lujosas carrozas, y permitiendose los lujos dignos de la aristocrácia.

 

 

No era para menos que tantas personas fueran a precenciar su acto.

 

Entre la multitud se destacaba una familia, una pequeña familia para ser exactos.

 

La madre, de largos cabellos negros que enmarcaban su rostro, usando un fino vestido de color de rosa pálido, con un corsé que enmarcaba su delicada cintura, anudado a la espalda elegantemente con cintas blancas de seda cruzadas. La amplia falda de su vestido se movía con elegancia confome a su andar, calzada con finas zapatillas a juego con el vestido.

 

De la mano lleva a un chico de diez años, vestido elegantemente de color negro, con camisa blanca y al cuello un moño rojo, calza unos zapatos oscuros perfectamente boleados.

 

Su cabello blanco se ondea con la brisa del ambiente, mientras va de la mano de su madre, sonriendo.

 

-¡Okasama!-le dice-. ¡¿En verdad puede aparecer cosas dela nada?!

 

-Claro cariño-le dijo su madre-. Y desaparecerlas también.

 

-¡¿y puede levitar?!

 

-Por supuesto.

 

-¡¡Rápido madre, ya quiero llegar al teatro,quiero ver al ilusionista!!-la jaló el alegre chico.

 

Su madre rió.

 

-Tranquilo hijo, tranquilo.

 

La gente entró al teatro, eran bastantes personas.

 

Se fueron acomodando en su lugares, unos en palcos, otros en las filas del frente,otros en las de atrás. Todos querían ver el espectáculo.

 

Sobre todo los niños ansiaban ver al gran no Taisho, observar su impresionantes trucos, ser impactados por sus asombrosos actos, y con suerte, ser elegidos como voluntarios para alguno.

 

-¡Madre, ya quiero que empieze, madre!-decía el peliblanco, que a petición de su madre, se habían sentado en las filas cercanas al medio, pero un poco más al frente.

 

-Tranquilo, tranquilo-sonrió su madre, acariciando sus largos cabellos. Sonrió al ver ese brillo de alegría en ese par de bellos ojos dorados-. Deben arreglar los últimos detalles.

 

Todos anciban que se abriera el telón.

 

 

><><><><><><

 

 

En un camerino, un alto hombre de largos cabellos hasta la cadera del color de las hebras de plata atado en una alta coleta, se encontraba terminando de arreglar los últimos detalles de su ropa.

 

Iba ataviado con un pantalón negro, zaptos del mismo color, un chaleco oscuro y una camisa blanca como la nieve, y llevando a los hombros una gran capa negra de forro color vino a la espalda.

 

Se terminaba de ajustar un fino antifáz de color azul oscuro que le cubría hasta parte de las mejillas, con una franja de color azul ultramar de cada lado de su mejilla. Todo estaba delineado de plata, cubierto de arriba por su fleco que le cubría las cejas

 

-Sesshoumaru, ven-llamó.

 

-Me llamabas, padre-dijo una voz a sus espaldas.

 

Volteó.

 

Frente a él vió a un chico, de al menos doce años, que lo miraba fijamente a los ojos, dorado contra dorado.

 

El chico iba vestido parecido a su padre, pero al cuello llevaba un moño de color violeta, el forro de su capa era violeta más oscuro, su cabello lo llevaba suelto, y su antifaz era negro, con un par de franjas en las mejillas, ambas violetas, y con una luna azul violacea a media frente. Ambos personajes usaba guantes de blanca y fina seda.

 

-¿Está preparado?

 

-Sabes que siempre lo estoy,  otousama-dijo el muchacho. A su corta edad, su voz tenía un timbre profundo que tanto podía provocar una fuerte atracción...como un miedo y terror sorprendente.

 

-Así me gusta. Ahora vayamos, es hora-dijo su padre, poiendole una mano en el hombro-. Ya sabes cuándo salir.

 

Y saliendo del camerino, se encaminaron al escenario.

 

 

><><><><><><

 

 

Las luces del teatro se apagaron casi por completo, al tempo que el escenario era ilminado en su totalidad, y un presentador subía, para decir con grave voz:

 

-Damas y caballeros,  y niños de todas la edades. El día de hoy se presentaa un espectaculo tan asombros que ni la mente humana es capaz de imaginar. Los actos que rompen con las leyes de la naturaleza,  que los asombrarán, cautivarán y capturarán su atención. Sucesos que los dejarán congelados en sus asientos.

 

-Damas y caballeros...les presento...¡¡al magnífico Inu no Taisho!!-exclamó, señalando con un gesto de su mano al centro del telón por donde salió, con aire orgulloso, el peliplateado.

 

Todos los presentes lo recibieron con efusivos aplausos, pues en verdad era una persona sumamente famosa.

 

Inu no Taisho hizo una leve reverencia, como agradeciendo los aplausos.

 

Finalmente callaron todos, decididos a precenciar el espectáculo.

 

Era un gran ilusionista, y sus trucos eran para nada comunes.

 

Primero aumento la luz de una de las velas que había en el escenario, volviendola del tamaño de una pelota de tennis, para luego hacerla levitar por encima dl público, que asombrado no alejaba la vista de la luminosa esfera. Luego la atrajo a su mano, y colocandola sobre su palma, cerró esta, y la esfera se desvaneció, como absorvida por su mano.

 

Todos le aplaudieron, maravillados.

 

Lo siguiente que realizó fué una ilusión. Se quitó su capa con un amplio y elegante movimiento, arrancado de los labios de la damas presentes unos suspiros, con los ojos fijos en él, y provocando la risa de todos los caballeros y los niños.

 

Después, con agilidad y maestría, la arrojó al aire, y desenvainando de su espalda una katana oculta, dió varios cortes a la prenda mientras esta caía, cortandola limpiamente para después atraparla, habiendo enfundado ya su katana.

 

La lanzó a una dama de la tercera fila, ante el asombro (y celos) de varias de las mujeres y chicas presentes.

 

Ella, sorprendida, la atrapó de inmediato, para después extenderla.

 

Todos prorrumpieron en exclamaciones de asombro, maravillados al ver la prenda: estaba intacta, como si jamás hubiera sido cortada. La fina seda estaba como nueva.

 

-Está...intacta...-dijo la mujer, mirando a Inu no Taisho. Este sonrió y le lanzó un fugaz beso, divertido ante su reacción.

 

Todos rieron al ver a la dama, que turbada y ruborizada, solo atinaba a desviar la mirada.

 

Otro sorprendente truco fué el siguiente:

 

Nuevamente tomó su capa, y se cubrió con ella.

 

Entonces todos vieron como el bulto cubierto se encongía hasta casi el ras de suelo. Todos esperaban, ansiosos a ver qué sucedía.

 

Pero a los pocos momentos, unos cuantos segundos, la capa volvió a levantarse, y al caer al suelo, dejó al descubierto a un gran y hermoso perro blanco, con largo y sedoso pelo, un par de franjas azules a los lados de su hocico y una penetrante mirada dorada.

 

Todos quedaron maravillados, viendo al precioso animal, que observaba a todos fijamente, disfrutando de su aplausos.

 

Entonces, tomando con el hocico la capa, volvió a cubrirse, para tras otro par de segundos, ser removida la prenda, dejando a la vista al gran Inu no Taisho.

 

Los aplausos fueron atronadores.

 

Los trucos y actos siguieron, siendo aclamados por todos. Hombre y mujeres por igual estaban aónitos ante sus actos.

 

Sobre todo los niños se quedaban maravillados ante tal muestra de magia.

 

El chiquillo peliblanco miraba estupefacto cada acto del gran ilusionista, totalmente ajeno a todo lo que no fuera lo que sucedía en el escenario.

 

Sus ojitos dorados brillaban de felicidad, disfrutando todo.

 

Su madre sonrió al verlo.

 

Ya cercano el final, Inu no Taisho pidió silencio, y acto seguido habló:

 

-Mucho me halagan sus aplausos, y es en verdad una dicha el tener a tanta gente presente. Lo que verána continuación es una actuación de otro mago e ilusionista de mismo talento inigualable. Os aseguro que, si dejais llevar por su apariencia, podrías perderos en tod él...y será peligroso entonces-sonrió.

 

Todos apludieron.

 

Inu no Taisho entonces extendió un brazo, tomando el extremo de su capa, y para el asombro de todos los presentes, de atrás de él salió un chico de doce años, de cabellos peliplata y  masacara negra, que salió a la luz con los ojos cerrados, para detenerse en medio del escenario y abrir sus ojos, que eran del mismo color de los de Inu no Taisho. Dorados como el oro.

 

Todos aplaudieron.

 

-¿Quién es él madre?-inquirió el chico de cabellos blancos, mirando al joven.

 

-Ese, pequeño, es nada más y nada menos que Sesshoumaru, el hijo de Inu no Taisho-le dijo su madre.

 

El pequeño seguía viendo atónito al chico peliplata.

 

Se quedó contemplando desde su lugar en la cuarta fila al muchachito: de alguna manera...le atraía.

 

Entonces, mientras lo contemplaba, el joven -sesshoumaru dirigió su mirada a él, dejandola fija en esos ojos de dorado caramelo, con una intensidad que le quito el aliento al muchacho.

 

En los ojos de ambos pareció brillar una especie de chispa, una pequeña llama que pasó desapercibida para todos los demás, además de verse una ligera sorpresa.

 

Entonces apartaron sus miradas, uno concentrado en su trabajo, el otro ruborizado, tratando de poner en orden sus pensamientos.

 

Ese chico le parecía...atractivo, muy atractivo.

 

Inu no Taisho dejó a Sesshpumaru en el escenario, solo, cómo era el acto.

 

Sesshoumaru entonces caminó nos pasos por el escenario.

 

Se detuvo y mirando a los expectadores, anunció:

 

-He de necesitar un voluntario. ¿Alguién de los presentes se ofrece a acompañarme?

 

De inmediato varias personas, sobre todo mujeres y niños, pidieron ser ellos los elegidos, ansiendo participar en la actuación.

 

Sesshoumaru paseó la mirada por todo el público un par de veces. finalmente clavó su mirada en una de las personas presnetes.

 

-Tú-dijo, señalandolo.

 

Todos voltearon, viendo a quién había elegido.

 

Era el chico de cabellos blancos, quien parecía sorprendido de ser el elegido, aún cuando no había alzado la mano como todos los demás. Se ruborizó.

 

-¿Y...yo?...-inquirió, cohibido y soprendido.

 

-Claro, es a tí a quién he llamado-dijo el joven mago, para después agregar con una divertida sonrisa-. ¿O acaso en la sala he de encontrar a alguien más de nombre...Inuyasha no Haku?

 

El chico se quedó atónito al oírlo, puesto que no sabía como era que conocía su nombre.

 

Todos quedaron muy sorprendidos, y aplaudieron.

 

-I...iie-musitó, turbado, perdido en esa dorada mirada.

 

-Vamos, ven entonces-lo llamó Sesshoumaru.

 

Inuyasha se puso en pie y con pasos cautelosos subió al escenario, para detenerse a un lado de Sesshoumaru.

 

Este caminó a su alrededor, dando vueltas como inspeccionandolo minuciosamente.

 

-Bien, veo que eres el indicado para esto-dijo, viendolo a los ojos.

 

Estando tan cerca, ambos podían verse con más atención y fijarse en los detalles:

 

El cabello de ambos brillaba con la luz que iluminaba el escenario, y sus ojos parecían brillar doradamente como rayos de Sol. Las blancas pieles de los muchachos se veían sumamente interesantes, sobre todo contrastadas con sus largos cabellos y sus ropas negras y blancas.

 

Sesshoumaru se veía enigmático con ese oscuro antifáz, e Inuyasha mostraba un precioso y delicado brillo en su mirada, llena de inocencia, que atraía mucho a Sesshoumaru.

 

Se detuvo a un lado él, y acto seguido dijo:

 

-Bien, Inuyasha. Ahora necesito una rosa blanca, y has de darmela tú.

 

-Pero...no sé donde conseguirla...

 

-Vamos, la tienes contigo-dijo Sesshoumaru, extendiendo una mano hacia el cabello del chico.

 

Este sintió un estremecimiento al percibir esos elegantes dedos rozar su cuello, pasando a través de sus cabellos, casi acariciandolo.

 

Entonces Sesshoumaru apartó su mano de él, pasandola por entre las hebras de su blanco cabello.

 

-¿Lo ves? tú tenías mi rosa blanca-le dijo, mostrando una bella y hermosa rosa blanca que tenía en la mano. Todos apaludieron nuevamente.

 

-Muy bien-dijo Sesshoumaru-. Ahora te pediré que tomesla rosa, aspires su aroma y le des un beso.

 

Le extendió la bella flor, e Inuyasha la tomó entre sus dedos. La contempló unos momentos, admirando su belleza, y acto seguido cerró los ojos, aspirando su delicioso aroma.

 

Luego, casi como un suave roze, la besó con calidez. La suavidad de los pétalos en sus labios lo ruborizó.

 

Sesshoumaru sonrió, y pidió la rosa de regreso.

 

Entonces él hizo lo mismo que hiciera el menor, aspirando primero la suave fragancia de la flor, para después darleun beso lleno de sentimientos y calidez, aunque antes de esto último, clavara su dorada mirada en Inuyasha, sonrojandolo.

 

Todos miraban, expectantes.

 

-De acuerdo-dijo Sesshoumaru, tomando la rosa con suavidad-. Y ahora, damas y caballeros, lo que la rosa sienta...nuestros joven chico lo sentirá por igual. Observen.

 

Con un suave tacto, pasó la yema de su dedo por una de las hojas verdes.

 

Al momento, Inuyasha sintió como si un par de delicados dedos recorrieran sus brazos. Ses llevó al mano al hombro, por donde sentía el tacto. Sesshoumaru, a su vez, recorría ya la hoja, acercandose a la unión con el tallo.

 

Se detuvo y miró a Inuyasha.

 

-Lo has sentido, ¿no es verdad?

 

Este asintió, atónito.

 

-Ha...hai...

 

Todos hicieron exclamaciones de asombro.

 

Sesshoumaru entonces recorrió suavemente la corola de la rosa, casi como una cálida caricia.

 

Inuyasha percibió la sensación de un suave tacto acariciar su cuello, poniendole la carne de gallina y sonrojandolo.

 

Todos estaba estúpefactos, maravillados por el acto.

 

-Nuevamente lo has percibido-dijo Sesshoumaru, mirandolo fijamente-. Solo una prueba más.

 

Y tomando la rosa con suavidad, casi casi con cariño, acarició sus pétalos, para después besarla dulcemente por un lado.

 

De inmediato Inuyasha sintió una dulces manos recorrer sus mejillas, acariciandolo, y luego unos suaves labios besar su mejilla.

 

Se llevó la mano al rostro, ruborizado.

 

Sesshoumaru sonrió, complacido al verlo, mirandose uno al otro directo a los ojos.

 

Todo el público prorrumpió en sonoros aplausos, maravillado ante tal muestra de magia, mientras tras una última mirada, Sesshoumaru indicaba a Inuyasha, pasara a su lugar.

 

 

><><><><><><

 

 

Atardecía ya, el espectáculo había terminado, y todos se dirigían ya a sus casas, comentando sobre la maravillosa actuación de los dos no Taishos.

 

Inuyasha no cabía en sí de gozo, aún rememorando todo, y su madre, quien no se había dado cuenta de o sucedido entre los dos chicos (el juego de miradas) platicaba con el alegre muchacho.

 

Se detuvo un momento a una tienda, decidida a comprarle unos chocolates a su hijo, y este aprovechó para ir a una fuente cercana, en la explanada a la que daba la calle, y el cual había una gran fuente.

 

Se sentó en la orilla y se puso a pensar:

 

¿Quién era Sesshoumaru, que lo había hecho sentir una sensación en su interior que antes fuera desconocida para él?, ¿de que manera le ahbía acelerado de ese modo su corazón? ¿cómo había provocado en él ese rubor y esa agitación?

 

Además, el truco de la rosa le había dejado turbado.

 

Se colocó la mano en la mejilla, recordando el roze.

 

Eran "sus" labios, estaba seguro.

 

Y le había gustado tanto...

 

Estaba confundido.

 

Miró su reflejo en la fuente, y contempló sus mejillas, que habían adquirido un encantador tono carmín. Clavó su mirada en los ojos de su reflejo, recordando ese par de ojos de oro, fijos en él.

 

Su corazón palpitó desbocado.

 

Y entonces, tomandolo por sorpresa, sintió un suave y delicado roce sobre sus labios, cálido y elegante, como un par de labios que lo besaran dulcemente, y saboreó en su boca un delicioso aliento ajeno, cálido, elegante, sensual...

 

Cerró los ojos.

 

La rosa, una rosa blanca...

 

Sonrió y abrió los ojos. Se había ruborizado.

 

Vió a su madre dirigirse a donde se encontraba y se quedó esperandola, tratando de recuperar su compostura y aparentar que nada había pasado...

 

Pero presintiendo en el fondo de su ser, que nuevamente se encontraría con aquellos ojos de oro, frente a frente.

 

 

 

 

 

¿continuará?...

Notas finales:

Ojalá les haya gustado, porque a mi en lo personal me encantó. No se muy bien que singifica "Chan" en las advertencisa, pero lo puse, porque sino no podía publicar, je. Se agradecerá si alguien m edice que es. n_n

Dejen reviews, es mi primer one shot, y ansío saber su opinión.

Bye bye!!!


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