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CAUTIVO por Butterflyblue

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Notas del fanfic:

Hola!... yo por aqui de nuevo, como siempre aclaro que los personajes de Junjou Romantica no me pertenecen son de su creadora Shungiku Nakamura, los tomare prestados una vez mas para crear una historia.

 

Esta sera una historia corta, con todos los elementos que me gustan, mpreg,drama,romance,ooc,universo alterno, un poco de accion etc... espero verlas por aqui y contar con sus mensajes.

 

Un gran abrazo y muchos besitos... Gracias por leer...

 

Butterflyblue

Notas del capitulo:

Bueno aqui les dejo el primer capitulo espero lo disfruten, no olviden dejar sus comentarios.

 

Besitos y Gracias por leer

1- ¿Qué?

 

 

Él es una estrella, su nombre figura en todas las publicaciones mensuales, el reconocido actor, el joven mimado del cine y la televisión, una luz fulgurante, un talento innato, se roba las miradas en cada sitio donde está, es admirado y querido por todos sus admiradores.

 

Pero, solo sus admiradores desconocen el lado oscuro de aquel a quien tanto aman, su dulce carácter, su amorosa sonrisa, desaparecen una vez que se quita la máscara de actor y  vuelve a su Yo real.

 

Sus asistentes, su manager, e incluso los pocos amigos que aún conserva tienen que lidiar cada día con su insoportable carácter, con la amargura que corrompe su sangre, nadie sabe de dónde viene tanto rencor, nadie sabe cómo curar su alma, la esperanza de que el amor pudiera redimirlo se pierde cada día, cuando utiliza y desecha a cada uno de los amantes que visitan su cama, nadie sabe lo que busca, solo esperan que en algún momento lo consiga, antes de que se consuma en esa vida frívola y vacía que lleva.

 

— NO QUIERO ESTA PORQUERIA… ¿QUE ACASO SE LES OLVIDO COMO ME GUSTA MI COMIDA?... — Aikawa su fiel asistente y la única que había podido durar el tiempo suficiente como para llegar a conocerle, miro con desdén el desastre de platos y comida regados en el suelo del camerino, con calma ordeno a uno de los ayudante de limpieza que recogiera el desorden. — Ten paciencia por favor, el chico de la comida es nuevo, los de la producción hacen lo mejor que pueden…—

 

— Eso es basura Aikawa, los términos  y las condiciones para que yo estuviera en esta maldita película estaban en el contrato, si no tenían intensiones de cumplirlo debieron haberlo dicho…—

 

Aikawa miro aturdida como el joven se vestía para salir, — ¿Vas a algún lado?... —

 

— Me voy de esta basura de estudio, tengo hambre y así no puedo trabajar, cancela todo, vendré mañana… ¡ah! Y has que arreglen lo de la comida o cancelare el contrato, me importan muy poco las demandas…— Aikawa sabía que intentar detenerlo era imposible, el simplemente no la escucharía, aun así temió las represalias por parte de estudio y del director de la película, ya estaban bastante molestas por las actitudes del joven, con un poco de esperanza intento hacerlo entrar en razón. — Te puedo mandar a pedir algo de ese restaurant griego que tanto te gusta…— nada sucedió, solo el silencio, el joven tomando sus llaves y el portazo a su salida, Aikawa suspiro cansada, sabía lo que le vendría ahora, los gritos del director, todos lo pagarían con ella. — ¿Hasta cuándo Hiroki?...-.

 

— Hey sexi…— un fulgurante mustang rojo se detuvo frente a él, sonrió con un dejo de desdén, “¿Cuál es su nombre?” se preguntó mientras subía al auto, “! Bah! que carajos me importa cómo se llama” pensó mientras el atractivo hombre besaba golosamente su labios. — No pensé que me llamarías. ¿Quieres ir a cenar?, hay un restaurant nuevo que esta de lujo, muchas estrellas van allí…—

 

“bla… bla…bla…bla… ¿podrías ser más insulso?, ya entiendo porque no recuerdo tu nombre, debí irme a casa y no llamar a este… a este imbécil” el pensamiento lo estremeció, ¿para que ir a su casa?, nadie le esperaba allí, solo la soledad y el no deseaba estar solo, volteo hacia su parlanchín acompañante, sonrío con cierta amargura, acaricio su rostro diciéndole con decadente sensualidad  — ¿Por qué no me llevas a tu casa y me haces el amor toda la noche?... ¿acaso no es eso lo que querías?...—

 

Una noche más, se levanta sigilosamente para no despertar al que hasta hace poco gritaba y gemía como poseso, sonrió con sarcasmo    — Ni que hubieses sido tan bueno, pesado y pedante imbécil — susurra con molestia, se toma unos segundos para mirar a su alrededor, su ropa esparcida por el suelo, las sabanas desparramadas en la cama, mira con desprecio el condón tirado a un lado del imbécil que dormía, recoge sus cosas y sale de la habitación, no quiere permanecer un segundo más allí.

 

Son las dos de la mañana, pero a él no le importa, nadie lo reconocerá de todas formas, a esa hora es solo un anónimo más recorriendo las solitarias calles, muchas veces ha vivido esa escena, muchas veces para su gusto, saciar su cuerpo no es suficiente, si no hay nada en su corazón, camina sin rumbo, mientras las lágrimas cubren su mejillas.       — Querida mama que estás en el cielo, no llores por lo que he hecho de mi… — el celular suena interrumpiendo su íntima charla, cuando ve quien osa molestarlo, sonríe con amargura, la luz del teléfono brilla insistentemente la melancólica melodía suena una y otra vez, el mira el nombre con rabia, con nostalgia. — lo que no puede ser… no puede ser y punto, por más que ruegues, por más que llores, por más que sueñes, si el corazón de ese alguien no te pertenece jamás lo obtendrás, porque no se puede obligar al amor, porque la esperanza muere cuando te dicen un sincero no…—

 

El teléfono deja de sonar cuando el termina sus tristes palabras, retoma su camino pero la melancólica melodía vuelve a sonar. “¿Por qué insistes en hacer que me duela?...” piensa entre sollozos  increpando al que interrumpe su agonía. — ¿No deberías estar entre las piernas de Misaki?... interrumpes mi desenfrenada noche de sexo Akihiko, deja de molestar…—.

 

— No se oye como si tuvieras a alguien entre tus piernas.— la desenfadada y sensual voz de Akihiko estremece cada nervio de Hiroki, se detiene un segundo para recobrar el aliento, con rabia replica           — Sera porque aún no llegamos a eso y mi amante tiene su boca ocupada en otras cosas,  deberías ir a hacerle el amor a Misaki y dejarme continuar en mi fiesta privada.— Akihiko suspira con molestia, está cansado de los arranques de Hiroki, de sus continuas pataletas, de su irresponsabilidad, de su divismo, está cansado de tapar los huecos que el castaño deja, de protegerlo, pero le ama, no como Hiroki desea, le ama como un hermano, cuida de él como su amigo, si tan solo se hubiese tomado el tiempo de mirar a través de Hiroki entendería la amargura de su corazón. — Iré mañana al estudio, Aikawa me llamo y estas en problemas por abandonar las escenas, llega temprano por favor…—

 

— Si mi caballero de brillante armadura, allí estaré…— Akihiko no nota la ironía y el dolor impresos en la frase, no oye la silenciosa suplica, la angustiosa solicitud de auxilio que hay en el interior de las palabras. 

     — ¿Hablaste con él?...— pregunta un pequeño castaño, Akihiko lo envuelve entre sus brazos y lo besa dulcemente hasta que lo vuelve a dormir, Hiroki aun con el celular en su mano imagina esa escena, suspira con dolor y se permite volver a llorar, aquello jamás podrá ser, porque Akihiko no siente nada por él, y fuera de todo pronóstico, Hiroki siente un especial cariño por Misaki, el chico logro ganárselo a pulso, y aunque en un principio lo odiaba por haberle arrebatado el amor de Akihiko, el pequeño poco a poco se metió en su corazón,  con su dulzura y amabilidad, y ahora era de sus pocos amigos y cómplices.

 

Sacude la cabeza intentando detener las lágrimas, de nada sirve llorar, lleva años llorando y nada ha conseguido. — Amarte en silencio, esa siempre será mi condena, ver como eres feliz a su lado, como le regalas a él las sonrisas que yo desearía para mí, consumirme en la decadencia de mi vacía vida, cerrar los ojos y centrarme en las brillantes luces del escenario, el único lugar donde logró escapar del dolor, el lugar donde me trasformo en otro, y dejo por un momento de sufrir, entregarle mi cuerpo a todo aquel que quiera amarlo, pero no entregar nunca mi corazón, porque solo a ti te pertenece, solo a ti Akihiko, hasta el día en que deje de latir…—

 

Ya no sabe cuántas veces se ha repetido aquellas palabras, cuando finalmente toma un taxi, se deja llevar por el dolor y vuelve a llorar, la soledad lo espera en su casa, el alcohol donde casi siempre ahoga sus penas, la cama donde se recostara a pensar en él una vez más hasta quedarse dormido por el efecto de esas pastillas que poco a poco le roban la conciencia, cuánto tiempo más podrá soportar así, cuanto más  antes de derrumbarse definitivamente.

 

— ¿Sabes que me debes una por esto?, si se hubiese decidido a demandarte tendrías que pagar una considerable suma,  por favor Hiroki toma las cosas con seriedad por una vez en tu vida, falta poco para que termine la película y después te tomaras unos meses para descansar…— El tercer cigarro del día se movía con gracia en su perfecta boca, el fastidio y la apatía se podía apreciar en su rostro, las palabras de Akihiko chocaban contra su enorme indiferencia. — Esta bien “Papa” hare lo que tú digas. —

 

Akihiko obvio el sarcasmo, con cansancio se puso de pie había tenido una mañana muy ocupada, tratando de evitar que demandaran a Hiroki, la mano del castaño sostuvo la suya por un segundo. — No te vayas, almuerza conmigo…— había suplica en su voz, eran preciosos los pocos momentos que pasaban juntos, eran los únicos momentos donde se sentía real, donde lograba respirar sin sentir dolor en su pecho, Akihiko lo miro con cariño, pero lo que le dijo termino de destrozar su corazón. — No puedo Hiroki le prometí a Misaki que lo acompañaría al médico…—

 

— ¿Al médico?... ¿Misaki está enfermo?...— Hiroki se sobresaltó mirando a su amigo interrogante, Akihiko le sonrió con una emoción increíble en su rostro. — Ah es cierto no te hemos dicho, no está enfermo Hiroki, Misaki está esperando un bebe, vamos a ser padres. — ¿de donde saco las fuerzas para sonreír?, no lo supo, le abrazo felicitándolo con voz trémula que Akihiko atribuyó a la emoción.

— Misaki quería darte el la noticia, pero lo supimos la semana pasada, tú estabas filmando en el desierto, y cuando regresaste pues no habíamos tenido tiempo para hablarte de eso, llámalo estoy seguro que él quiere contarte, estamos muy felices ambos, ha estado un poco achacoso con las náuseas y por eso lo llevo al médico hoy. —

 

— Le… le llamare más tarde… felicitaciones de nuevo…— Logro contenerse hasta que Akihiko salió del departamento, se recostó de la puerta y se dejó caer en el suelo, no sintió en que momento las lágrimas comenzaron a caer, — Un… un hijo…no…no…no…— de pronto todo cayó sobre él, comenzó a gritar con verdadera ira, nada en la sala quedo en pie, todo su dolor fue saciado en la destrucción —Te odio… te odio… ojalá te mueras… tú y ese bebe… ojala se mueran…¿ por qué?… ¿por qué?... ¿por qué no pude ser yo?...¿por qué no es mi vientre el que alberga a tu hijo?... ¿por qué la maldita vida se ensaña conmigo?, ¿ es que acaso no es suficiente con que no me ames?, ahora… ahora tendrán un hijo…—  era demasiada su rabia, su impotencia, su dolor,  pero cuando se dio cuenta de lo que había dicho le dolió aún más el corazón, recordó la brillante sonrisa de Misaki, su dulzura , el cómo lo trataba con tanto cariño. — Perdón… perdóname Misaki… perdón… yo no deseo que te pase nada malo, perdóname, lo siento de veras… tú y tu bebe no tienen la culpa, perdóname…—  lloro por largo rato, hasta que la tristeza se apagó, volviendo a su escondite en un recóndito lugar dentro del corazón del castaño.

 

Estaba sobre la alfombra, abrazando su cuerpo, mirando al vacío, sintiéndose miserable, cuando el teléfono sonó, una y otra y otra vez, finalmente salió de su apatía y se arrastró hasta el aparato que yacía tirado en la alfombra no muy lejos de el. — ¿Que carajos quieres?...—

 

Tsumori sonrió con malicia, era compañero de juergas de Hiroki desde hacía mucho tiempo, ya estaba acostumbrado a su mal humor             — Tengo un exquisito mar de sensuales y sudorosos cuerpos frente a mí, pensé que querrías venir y ver si pescas algún pececito sexi…— Hiroki se incorporo sentándose en el sofá o lo que quedaba de él, de pronto la idea de sumergirse en unos brazos que lo hicieran olvidar no le pareció tan mal, después de todo ¿que era otra noche más de sexo y alcohol?, ¿que era otra noche más de miseria?. — Dime donde estas voy para allá…—

— Ah! Sabía que te llamaría la atención, estoy en el club Hell, tú sabes el que abrió hace unos meses… te espero, le diré al portero que te deje pasar…—

 

Hiroki terminaba de vestirse mientras saboreaba el vino directo de la botella, se miró en el espejo, sus estilizadas piernas cubiertas con un ajustado pantalón de cuero negro que no dejaba nada a la imaginación, una delgada camiseta del mismo color cubría a duras penas su delgado torso, la larga chaqueta que lo protegería del frio, y una hermosa bufanda que circundaba su fino cuello. — Una noche más, un cuerpo más… un día más para morir— le dijo a su imagen mientras se tragaba una de aquellas pastillas que adormecían sus sentidos y apagaban su dolor.

 

Tsumori lo vio llegar y le hizo señas,  — Hey pensé que no vendrías…—

— Y perderme todo esto…— Hiroki miro a su  alrededor, una multitud de hombres y mujeres se movían cadenciosamente al ritmo de la ensordecedora música, fusionándose entre sí, como si fueran una masa que se abrazaba al unísono. — Oye ya atrapaste a uno…— Tsumori señalo con su cabeza hacia la barra donde un impresionante joven miraba fijamente a Hiroki, el castaño lo miro de arriba abajo con total descaro, llevaba unos jeans y una botas desgastadas, con una franela sencilla y una muy grande chaqueta de jean, una totalmente sencilla vestimenta, pero que a él le lucia como si tuviera puesto un Armani, la cabellera del joven se movió con su cabeza cuando este levanto su trago saludando a Hiroki, el castaño sonrió y saludo con su cabeza muy sensualmente.

 

— Guaooo es… es un modelo…— dijo el acompañante de Nowaki, pero el joven no lo escucho, estaba hipnotizado por aquella belleza que le había cautivado nada más verlo entrar, de pronto agradeció la insistencia de sus amigos para llevarlo allí, se podía decir que casi la mitad de sus compañeros estaban en ese local, acababan de graduarse de médicos, eso era algo para celebrar, pero él era un joven algo tímido y poco dado a ese tipo de salidas, finalmente cedió ante las suplicas y allí estaba viendo al que probablemente sería el amor de su vida.

 

— Se está acercando… diablos me voy eres un suertudo amigo…— el chico dejo a Nowaki solo justo al momento en el que Hiroki llego.            — Hola— Hiroki coloco su trago en el bar sentándose al lado de Nowaki, por un momento el joven no supo cómo reaccionar, si de lejos era hermoso, de frente era impresionante, por fin consiguió su voz  — Hola… soy Nowaki… Kusama Nowaki…—

— Y yo soy tu cita de esta noche…— le respondió Hiroki, ¿para qué decir nombres? ¿ si solo sería un revolcón más.

— ¿No estas con nadie?... ¿o sí?...— Nowaki lo miro emocionado, y sacudió la cabeza antes de responder — No… si bueno mis amigos y yo vinimos aquí… nos estamos graduando ¿sabes? Y bueno yo no quería venir pero ellos me convencieron… este lugar es  muy alegre y bueno ellos andan por allí…— el torrente de palabras fue detenido por unos suaves labios que se apoderaron de los suyos, antes lo habían besado ciertamente, pero ese beso era diferente a todo lo que había experimentado alguna vez, Hiroki recorrió con su lengua el interior de esa boca, quería contaminar con su amargura  aquellos labios, pero se encontró con una increíble dulzura, de pronto se vio atrapado por unos fuertes brazos que lo envolvieron en un caliente abrazo, era una sensación diferente a las que había sentido antes, Nowaki lo besaba con delicadeza y lo acariciaba con suavidad, aparto los pensamientos de su mente y se separó del chico que lo estaba confundiendo, él no quería sentir nada de eso, el solo quería un desahogo, algo con que aplacar la rabia que tenía en su corazón. — No… no… me equivoque… tu… tú no eres lo que busco…— lo aparto bruscamente de su lado y se fue.

 

Por unas horas olvido al dulce muchacho, bebió hasta casi quedar inconsciente, se metió en el mar de cuerpos y bailo y se besó con todos los que se le atravesaron, sus sentidos estaban adormecidos, ya no escuchaba ni el ritmo palpitante de la música, Nowaki había quedado frio  por su reacción, lo vio bailar y emborracharse, lo vio pasar de brazo en brazo, algo le detenía de marcharse, algo le tenía totalmente prendado de él,  vio como un hombre lo tomaba del brazo y salía con el del local preocupado se dispuso a seguirlo.

 

— Te dije… imbécil… que yo no quiero nada contigo…— Hiroki arrastraba las palabras debido a su embriaguez, trataba  en vano de liberarse del idiota que lo tenía fuertemente agarrado y lo besaba con demasiada brusquedad. — Por eso te me estabas ofreciendo como una puta en el local ¿no?, deja de hacerte el inocente que esto es lo que quieres, sube al auto…— Hiroki intento forcejear pero su cuerpo no le respondía, cuando el tipo lo zarandeó obligándolo a entrar una voz lo detuvo. — Te dijo que no quería ir así que porque no lo sueltas…— el idiota se volteo dispuesto a golpear a quien lo interrumpía, cuando se encontró con un joven alto, bien formado y muy molesto que lo miraba con una rabia inmensa, al ver que no tenía opción de salir bien librado le tiro a Hiroki a sus brazos diciéndole con rabia mientras subía a su automóvil  — ¡Bah! Quédatelo imbécil… de todos modos no vale la pena…—

 

Hiroki gimió por el brusco movimiento, frotaba su brazo en el lugar donde lo tenia fuertemente sujeto el imbécil que acababa de irse, Nowaki lo abrazo con cuidado preguntándole. — ¿Estas bien?— el castaño asintió sin emitir palabra alguna. — Dime dónde vives para llevarte a tu casa—

 

— No quiero ir a casa…—

 

Nowaki miro a todos lados no quería volver al club, no sabía dónde vivía el joven y en vista de que este al parecer no quería volver a su hogar decidió llevarlo a su casa, lo alzo sin ninguna dificultad y camino hasta su auto, después de dejarlo acomodado noto que estaba dormido, camino a su casa lo miro muchas veces, pensando si era correcto lo que hacía, pero, ¿Qué más podía hacer?, ¿no iba a dejarlo solo y en ese estado en aquel lugar?, algún otro idiota intentaría propasarse, no, él lo llevaría a su casa donde estaría seguro.

Finalmente llego a su casa,  lo recostó en el mueble de su pequeña sala, Hiroki comenzaba a despertar. — Hola te traje a mi casa, voy a prepararte un café — Hiroki envolvió sus brazos alrededor del cuello y le dijo con un tono suplicante — bésame — Nowaki lo miro por unos segundos, el castaño entreabrió sus labios incitándolo y lo logro pues el joven médico lo beso dulcemente.

 

Hiroki olvido la extraña sensación que sentía por aquellos besos, decidió dejar que el instinto y su borrachera marcaran el camino, profundizo el beso y se decidió a seducir a Nowaki, coló sus manos por entre la camisa del joven acariciando la suave piel, el joven medico quiso apartarse, después de todo no era para eso que lo había llevado a su casa, pero la voz de Hiroki su sensual suplica lo hizo olvidar esa idea.     — No te alejes por favor… hazme tuyo, hazme el amor Kusama Nowaki…— ambos se sorprendieron de que el castaño recordara el nombre del médico, Hiroki que nunca había recordado el nombre de ninguno de los que habían compartido su cama,  recito ese nombre con tal emoción que el mismo quedo atónito, pero no tuvo tiempo de pensar cuando de nuevo Nowaki lo beso haciéndolo olvidar todo lo demás.

 

Nunca pensó Hiroki que pudiera sentirse así, aun en la niebla de su embriaguez, pudo apreciar la gentileza y la pasión con la que Nowaki le estaba haciendo el amor, el medico lo despojo de su ropa con graciosa rapidez, cuando desnudos yacían en la cama se dedicaron a explorarse, las manos de Nowaki recorrieron silenciosas cada palmo de su  piel, sus labios le besaban por los más recónditos lugares haciéndolo gemir de placer, eran dos amantes anónimos que de pronto se conocían a la perfección.

 

Hiroki miro con deseo como Nowaki tomaba su pene y lo metía en su boca dando placenteras y perturbadoras lamidas que arrancaron largos gemidos de su garganta, Nowaki sonrió cuando vio la mirada cargada de deseo del castaño, con increíble suavidad metió uno de sus dedos en su boca humedeciéndole para luego circundar el expuesto agujero de Hiroki y penetrarlo lentamente , el castaño se estremeció lleno de placer, Nowaki lo chupaba y penetraba al mismo tiempo haciendo que el castaño casi se corriera por la doble sensación.

De pronto la urgencia de llevar aquello mas allá, los presiono, con candentes besos se provocaron mutuamente,  hasta que el pene de Nowaki se abrió camino en el interior de Hiroki y toda razón se perdió, los dedos del medico se aferraban con fuerza a las caderas de Hiroki mientras se empujaba en su interior, el castaño gemía y se retorcía consumiéndose por las intensas penetraciones, Nowaki sintió cerca su orgasmo y comenzó a masajearle el pene a su amante , empujándose más duro mientras lo masturbaba con fuerza, con un gutural gemido se corrió en su interior mientras Hiroki bañaba su mano y pecho con su semen.

 

La mañana lo sorprendió y un enorme dolor de cabeza le impidió mantener los ojos abiertos, se sentó como pudo en la cama, respirando trato de enfocar la vista, ¿Dónde estaba?, ¿Qué había pasado anoche? un conocido dolor se instaló de nuevo en su corazón cuando recordó el porqué de todo aquello  —Misaki va a tener un bebe — murmuro, suspiro con cansancio, volteo a mirar al joven que dormía a su lado, despacio separo un mechón de cabello que cubría su rostro, era muy atractivo, y lo poco que podía recordar era agradable, incluso aun podía recordar su nombre, cuando se puso de pie noto como un hilo de semen caía por su trasero.

 — Maldita sea no usamos condón, ahora tendré que ir al médico y tomarme la odiosa pastilla esa…— respiro tratando de aliviar el dolor de cabeza, se vistió silenciosamente,  antes de irse le dijo al que dormía tan plácidamente — Adiós Kusama Nowaki gracias por una excelente cogida— volvió a ser el cínico de siempre pues aunque el joven médico había sido muy dulce y amable, él no tenía nada que darle, su corazón estaba vacío y ahora volvería a su realidad, una donde estaba solo , donde amaba a su mejor amigo y donde este esperaba un bebe con su verdadero amor.

 

Tres meses después estaba en el consultorio de su médico de toda la vida, tenía semanas aquejado por unos extraños malestares, aprovecho que había terminado de filmar la película y ahora disfrutaba unos merecidos días libres, había visto a Akihiko muy poco esos meses, sabía que él estaba feliz con Misaki y su bebe,  no quería atormentarse con esa realidad, incluso había evadido a Misaki en muchas oportunidades alegando tener mucho trabajo, le resultaba muy doloroso escuchar su felicidad, esa felicidad que lo enterraba a él en un hoyo muy profundo.

 

Finalmente el medico entro y la cara que traía no era de buenas noticias, Hiroki se sentó en el borde de la silla y pregunto con nerviosismo. — ¿Que tengo Doctor Hayato?... es… ¿es algo grave?...—

 

— Estas embarazado Hiroki,  tu dime que tan grave es…—

 

Hiroki no proceso las palabras al principio, se quedó mudo, las palabras bailaron en su mente hasta que finalmente hicieron click en su cerebro. — Yo… yo no puedo…—

 

— Repetí lo exámenes dos veces no estoy equivocado, déjame hacer una ecografía para ver cuánto tiempo tienes…-

 

Se dejó llevar como sonámbulo, no presto atención a nada de lo que le hicieron, no escuchaba la voz del medico ni respondió sus insistentes preguntas, el maduro hombre lo conocía desde niño, había sido amigo de su madre y desde esa época era el medico de la pequeña familia, comprendió el shock que tenia el castaño, sabia cada una de las andanzas de Hiroki, lo examinaba periódicamente, el sabia que el joven era un maniático para cuidarse, nunca habían tenido problema alguno por sus aventuras sexuales, hasta ese día.

 

Casi una hora después de nuevo frente al médico este le dijo  — Bien el feto tiene aproximadamente doce semanas…—

Miro al doctor sin verlo y recordó, doce semanas, tres meses, ese era el tiempo, era el tiempo que tenía de haber estado con aquel joven, no se había cuidado con él, nunca lo había hecho antes y esa vez se descuidó.— Pero yo… yo tome… tome la maldita pastilla…—

 

— Eso no siempre resulta Hiroki… y menos en varones fértiles, los ciclos hormonales son diferentes y la probabilidad de que falle es muy alta, eso te lo aclare ese día…  ahora tengo que hablarte claro, tenemos poco tiempo para decidir, si no quieres tenerlo, debes decidirlo ahora… después es peligroso.—

 

Hiroki tomo su morral y salió del consultorio sin decir nada,  las ideas escaparon de su mente, caminaba sin rumbo por el hospital y una sola palabra estaba en su mente… ¿Qué?

Notas finales:

En el proximo capitulo:

 

Buscar consuelo en lo barzos de quien no se debe.
Por otro lado alguien se enterara de una realidad que no se esperaba, ¿sera correcto lo que piensa hacer?


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