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Tras las Cortinas Celestes II por CrawlingFiction

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Notas del fanfic:

No es precisamente una segunda parte. Es una continuación alternativa de su antecesora. (http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=82099

Notas del capitulo:

En fin, el Cap es muy aburrido en si xD

Soy mala con los 1eros caps...Después será mucho más entretenido.

Pero...¿Qué significará ese sueño?

(Yo y mis preguntas estilo telenovela barata)

Tras las Cortinas Celestes II

Capítulo I: Sueños dispersos.

“La silueta casi imperceptible tras la espesa niebla. Frío. La bruma empezaba a disiparse, escena de Armagedón u algo así se explayaba sobre el terreno yermo. Pradera decorada de minúsculas florecillas blancas y botones en flor entre la maleza, pequeña belleza sobre la monotonía. La silueta, revelación de una mujer, tez exótica de brillo ocre, cuan joya al pulirse, cabellos azabaches como la noche solitaria revoloteando a causa de la brisa contra su rostro. Mirada oscura; faroles de vida cegados por el temor y las dudas, características de la muerte reflejase en su mirada. Todo queda en nada, oscuridad abismal, total agonía. El eco de un grito desgarrado antes de despertar.”

—Hey Mike despierta.-Ordenó con voz suave el hombre delgado al pelinegro que, en la cama se retorcía como huyendo de la pesadilla.

— ¡Chester!-Exclamó aliviado el aludido frotándose las orbes como deseando eliminar los vestigios restantes del mal sueño.

—Viejo ¿Qué tienes? ¿El mismo sueño?-Preguntó preocupado Chester acariciándole el rostro.

—Si, no sé que hacer. ¡Ese maldito sueño no me deja en paz!-Exclamó angustiado para el Chaz, éste vestía una ligera camiseta corte en ‘V’ blanca, zapatillas negras y pantalones de brillante carmesí. Había ido a despertarle.

—Quizás te quiere dar algún mensaje esa pesadilla. Si quiere después de la Gira vamos con un Psíquico. Te acompaño.-Prometió Chester deslizando sus dedos entre los largos cabellos azabaches del Shinoda. Sabía que dicho gesto le tranquilizaba, cuan cachorro asustado por la tormenta que cae afuera.

—Yo no creo en esas cosas, pero, con tal de volver a dormir  estoy de acuerdo.-Acordó con una pequeña sonrisa.

—Vale. Arréglate, yo te prepararé el Desayuno. Serán tostadas con…-Parloteaba el hombre incorporándose.

—Chester.-Interrumpió Mike. — ¿Y sí mis sueños son por lo que hemos pasado tu y yo?

—No hay un nosotros ahora Mike. Yo intento cumplir con mi parte del trato.-Dijo cruel el tatuado—Es por el bien de todos.

— ¿El bien de todos? ¿Y el tuyo? ¿Y el mío? ¡No soy feliz así! ¡Ya no quiero fingir más! Fingir que nunca nos besamos, nunca nos enamoramos, que nunca te amé, que lo sucedido en ese mugroso hotel nunca fue así… ¡Esto me carcome!-Estalló el siempre tranquilo Shinoda. Lágrimas peleaban por brotar tras los muros de cristal de las gafas de Chester, y su propia coraza.

—Quiero creer que soy feliz así.

—Vives una mentira.

—Vivo en la realidad. ¿Eso no es lo que querías? ¿Ah Mike? ¿No eras tu quien pensaba en todos? Mi familia es real, mi trabajo, mis hijos. No les quiero hacer daño.

—Lo sé. Sé que…Maldición, no puedo. Tengamos una aventura. Una sola. Manda al carajo todo.-Dijo tomándole de las manos apenado.

—Estás demente. Piensa en todas esas cosas, como hace dos años cuando detuvimos esto.-Recordó rencoroso el tatuado.

—Me cansé de pensar.

—Ahora no tiene sentido.

—Nunca lo tuvo.

—Por eso no podemos.

—Me iré a duchar.-Despidió el pelinegro con los ojos enrojecidos. Chester, ahora a solas se encargó de maldecir.

            Esa mañana los únicos despiertos eran el dúo vocal y Richard quien comía pausado el desayuno que su representado preparó.

—Por tu culpa tuve que preparar más tostadas en este artefacto del demonio.-Refunfuñaba Bennington dándole golpecitos a la tostadora que le jugaba una mala pasada. —Este desayuno era para Mike, viejo aprovechado.-Mientras Chester y Richard “Discutían” como suelen hacerlo salió a encuentro Mike peinándose. Vestido de jeans claros, camisa celeste a botones arremangada y zapatillas.

—Hummm Chicos. ¿Qué tal luzco? No encontré más ropa.

—T-te ves elegante.-Elogió el de pantalones mágicos bajando la mirada escondiendo su notorio rubor.

— ¿No tienes más ropa? ¡Que demonios sucede con este hotel! ¡El servicio de Lavandería demora una eternidad!-Exclama disgustado el hombre de mostacho blancuzco.

—Siempre nos mandas a Hoteles de mala muerte Richard. ¡Para ahorrarte unos estúpidos billetes!-Exclamaba Chester haciendo puchero.

— ¿Y ese delantal Chaz?-Preguntó entre risitas Shinoda tomando asiento en la mesa del comedor. En efecto, el chico de tatuajes protegía su atuendo con un delantal de lino blanco con un encantador-por así decirlo- bordado celeste.

—No quiero ensuciarme la ropa.-Excusó colorado — T-ten tu desayuno.-Recitó fingiendo enfado.

—Te ves lindo. Pareces una pequeña repostera.-Bromeó el pelinegro sonriendo por la reacción del Bennington; más colorado que sus propios pantalones rojos. Riendo prueba bocado —Gracias Pequeña Repostera.-Dijo mirándole a los ojos, delatores de aquel brillo que sólo los dos reconocían.

—La entrevista será al mediodía.-Anunció Richard diluyendo el momento romántico secreto de sus dos representados. — ¿Tienen idea de que les preguntarán?

—Creo que si, Sabes, el disco, la gira…Lo mismo de siempre.-Respondió Charles desanudando el delantal.

—De acuerdo. Abajo a las once y cuarto les esperarán John y Phillips. Yo debo irme, tengo reunión con Adam. Dice que hay problemas con algunos paquetes y la distribución.-Despidió tomando su gabardina y dándole un último sorbo a su café.

—Bien, yo te ayudaré a limpiar.-Anunció Mike rompiendo el silencio que dejo la despedida de Richard. Se levantó y tomo los platos. Entretanto Mike enjabonaba la vajilla y la enjuagaba, Chester, a su lado la secaba y guardaba en la pequeña alacena. La actividad transcurría en calma. —Hey Chaz.-Dijo Mike mirando fijamente el agua que corría por el grifo y el movimiento de sus manos enjabonadas. —Así serían los domingo por la mañana si estuviéramos casados.-Chester sólo se limitó a sonreír ante la ocurrencia de su amigo. —Prepararías waffles, llevar a los chicos a sus clases de pintura, la primaria…

—Los fines de semana juegos de mesa y acampar en la sala de estar. Reprenderlos por saltar en la cama.-Añadió el de gafas a las divagaciones de Shinoda.

—Ver películas y las palomitas de maíz por todo el suelo.-Masculló el pelinegro riendo.

—La rebeldía de Jaime e Isaías, los dibujos en la puerta del refrigerador, las mascotas. Santa Claus, cumpleaños…Sería perfecto. Una familia de diez, sin contar las mascotas.

— ¿Diez?

—Talinda espera mellizas.

— ¿Es idea mía o tienes muchos hijos?- Preguntó Mike con expresión de sorpresa, para luego añadir. —Te imaginas… ¿Poder concebir hijos?

— ¡Mike! ¡Estás delirando!-Exclamó Chester dando un pequeño salto. — ¿¡Tener hijos!? ¿Tú y yo?

—Sería bizarro… ¿Cómo sería el bebé?

—Sería un hermoso bebé. Sólo pido que no herede mi nariz ni tus orejas.-Advirtió Chester haciendo ademanes. Mike reía divertido.

—Estoy de acuerdo con eso. Hey chaz, ¿Cómo haces para no sufrir con esto?-Preguntó el pelinegro disipando la sonrisa que esbozaban sus labios.

—Lo hago. Yo también me siento mal a causa de toda esta mierda.-Aseguró. —Sólo. Olvídate de lo que sientes, y haz como si nada. Con el pasar del maldito tiempo ni recordarás que sucedía.

— ¿Te ha sido efectivo?

—No.

El ruido del crujir de la puerta de la habitación contigua hizo virar la dirección a la pareja. Un Rob adormilado sale en escena rascando su nunca perezoso.

—Buenos días Mike, Buenos días Chaz.-Saludó entre bostezos el baterista. — ¿Qué horas son?

—Son las ocho de la mañana Rob. Hoy tienes el día libre, mejor utilízalo para dormir viejo, luces terrible.-Aconsejó el paternal Shinoda dirigiendo al hombre de nuevo a su recamara que compartía con Brad, éste todavía sumergido en un sueño profundo.

—Si, creo que tienes razón. Una hora extra no me hará mal.-Despidió Bourdon. Chaz le arroja una almohada contra la espalda y le cierra la puerta.

—La entrevista es al mediodía, hagamos algo.-Sugirió el de gafas a su compañero quien manipulaba absorto su teléfono celular. Evidentemente siendo ignorado. Aunque en las ultimas pláticas se mantenía sereno la situación que transcurría entre ambos-que arreciaba por siempre salir a flote- le dejaba en un estado de irritabilidad. Chester necesitaba de atención por más que rechazase a Mike. — ¡No me ignores por tu maldito aparato Mike!-Gruñó Bennington arrebatándole el teléfono al pelinegro. El mencionado le miraba extrañado.

— ¡Y luego dices que quien complica las cosas soy yo!-Exclamó con sonrisa de buen perdedor el medio japonés.

—Ten tu pedazo de mierda.-Masculló el tatuado entregándole con rudeza el teléfono. Acto seguido, se encierra en la recamara de Mike-La única vacía, pues él la compartió con Richard-. Mike divertido por los tontos pucheros de Chester ansioso de atención le sigue.


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