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En busca del remitente y atentamente tu admirador secreto por kenni love

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Notas del fanfic:

bueno, este es mi primer fic de Harry Potter, y como amo  a los merodeadores ( y pienso que la reina J.K Rowling deberia de hacer un libro de ellos) hice este fic. me encanta el james x severus y el sirius x remus y disfrute escribiendo este fic y espero que ustedes tambien los disfruten ^^

Mi inspiración  se debe al fic de irati, Marauder! Crack. Siento que es el mejor fic escrito en la historia de los merodeadores y es mi biblia. Si tienen la oportunidad de leero, haganlo. Valdra la pena.

Segunda parte: http://www.amor-yaoi.com/viewstory.php?sid=182534

Notas del capitulo:

ejem, ejem.. pues esto..espero que les guste y dejen r.r y por favor diganme en que estoy mal o que le podria poner o que le podria quitar, ustedes saben algo como criticas constructivas y sean crueles y sinceros, vale?? gracias  y disfruten de este cap ^^

La pluma rasgaba el papel. Un movimiento rápido y sin interrupciones. La mano empezaba a dolerle, pero no se detenía. No lo hacia por que sabia que si se detenía, no podría continuar. Nunca más.

Termino y enrollo la carta de manera rápida. Sin leerla. Por que sabia que si lo hacia, no la podría enviar.

Tomo la lechuza, maldiciendo por lo bajo por tener que estar en una mazmorra, y ato la carta rápidamente en la pata del animal.

Sentía como su corazón latía acelerado ¿Cuánto tiempo llevaba con esto? No quería recordarlo. No quería recordar nada. Le avergonzaba esta situación. Una persona como el no debería estar asi por una estupidez como esa.

 

 

 

Sintió su pulso correr rápidamente en cuanto vio la lechuza en el alfeizar. Abrió la ventana sin pensarlo y dejo entrar al animal. Por suerte sus compañeros de habitación no estaban. Desato la carta con cuidado pensando en la respuesta que había en ella;  y, como siempre, se dio cuenta que no se había acercado ni un poco en adivinarla.  La leyó. Dándose tiempo. Algo dentro de el se agito. Siempre pasaba lo mismo. Siempre que veía la lechuza en el alfeizar; siempre, desde que este juego tonto comenzó,  algo dentro de el se agitaba cuando leía la carta de el o ella. La puerta se abrió. Guardo la carta y espero a que todos estuvieran durmiendo, y respondió.

Y asi siguió este juego. Toda la noche. Corazones acelerados y pulsos corriendo como caballos desenfrenados por esperar la respuesta de el o ella.

Estaban condenados. Condenados desde el momento en que se dieron cuenta que un sentimiento se agitaba dentro de ellos cuando veían una carta. Condenados, por que ninguno de los dos sabía o se imaginaba que habían caído en un juego del que se es muy difícil escapar. Un juego que empezó como una broma, un error. Ahora, ese juego los había capturado, los había hecho meter la mano en el calzoncillo mientras esperaban o leían la respuesta de el o ella.

 

 

 -Severus… ¡Severus! ¡Despierta!- el viento silbo ligeramente atreves de las ventanas semi abiertas. Los cabellos pelirrojos de la chica que movía desesperadamente a Severus, se revolvieron alrededor de su cara.

-¿Qué…Qué pasa Lily?-cuestiono somnoliento mientras se apartaba el cabello del rostro. Su amiga los miro desaprobatoriamente con un deje de preocupación.

-¿otra vez te has estado durmiendo tarde?-Severus miro los penetrantes ojos verde intenso de Lily y se sintió cohibido.

-solo estudiaba-aparto la mirada de esos ojos acusadores y la puso en una pluma que se encontraba en la mesa.

-Severus,  no me hace falta estar en Slytherin para saber que no te dormiste tarde por estudiar- bajo el tono de su voz y se acerco lo más que puedo a Severus. Este no pudo evitar verla y puso todas sus fuerzas por reprimir un suspiro- acaso…las cartas…siguen- no término la frase. La mirada de Severus basto para saber la respuesta-¡me dijiste que lo ibas a parar!

-si, pero…

-¡Lily!- Severus sintió como su cuerpo ardía de enojo. No tenia que voltear para saber de quien se trataba. Aunque hubiera tenido los oídos tapados, hubiera sabido de quien se trataba  por esa aura de superioridad, arrogancia, y estupidez que desprendía.

 Cada vez que Severus oía hablar de ese, podría jurar que la bilis se le subía a la garganta y, cuando lo tenia cerca, no solo sentía la bilis, si no, todo el estomago.

Siempre creyéndose mejor, siempre mirándolo como si no valiera nada, como si Severus fuera una cucaracha molestosa a la cual disfrutaba molestar y acorralar. Siempre haciéndolo a un lado, siempre haciéndolo menos, siempre mas estúpido que todos. Lo odiaba. Alguien como ese no debería de existir. Ese no debería de existir. Solo con estar a su lado, era suficiente tortura para Severus.

-Evans-. Lo único bueno era que, al parecer, el no era el único que aborrecía su presencia. A Lily tampoco le caía muy bien- te he dicho, Potter, que me digas Evans.-se acerca. Oh, no. Se sitúa cerca de Severus y le sonríe a Lily estúpidamente.

-no puedo decirte Evans, cuando tienes un hermoso nombre como Lily- ahí esta de nuevo. Su arrogancia. Su egocentrismo. Su estupidez. Daban ganas de vomitar.

-largo- Potter  volvió la cabeza lentamente y miro a Severus con desdén. De nuevo, como si fuera una mosca que revoloteaba alrededor de el y lo molestara.

-¿tienes la tarde libre?- Lily frunció el ceño y empezó a recoger sus cosas. Severus miro a su amiga. A ella no le agradaba Potter, no lo odiaba como lo hacia el, pero si le molestaba que fuera asi. A veces, incluso, Lily le decía que si Potter no fuera tan el, pensaría en darle una oportunidad. En cambio, Severus, pensaba en la manera de hacerlo desaparecer por siempre.

-vámonos, Severus- Potter lo miro. Recogía sus cosas cuando algo hiso que  la mesa se volteara, la ventana se abriera completamente y todos sus pergaminos salieran volando por esta.

-¡Quejicus!- otra voz desagradable, otra aura inconfundible.

La verdad, Severus no sabia quien era peor. Potter o su estúpido amigo, Black. Ambos eran idiotas, arrogantes presumidos y narcisistas. Tal para cual. La diferencia era, aunque esto no hacia a Potter en alguien mejor, que no se la pasaba tirándose a todas las chicas del colegio como lo hacia Black.

Solo por que eran jugadores de quidditch. Solo por que sus estúpidas travesuras los hacían famosos. Solo por eso se sentían lo mas guay  de todo el colegio. Severus los odiaba. A ese cuarteto; aunque el idiota de los libros no le hacia, no evitaba que lo molestaran. O esa rata de Pettigrew que se la pasaba de lame botas con Potter. Siempre viéndolo como un Dios. Le daban asco.

-cuanto lo siento por tus cosas- una sonrisa socarrona se asomo en los labios de Black. Severus apretó los puños. Estaba harto, harto de que todos en la escuela los vieran como dioses, como si fuera… ¡lo que no son! El lo sabía. Si, Severus sabía lo que eran. Un insulto para la magia.

-vamos Severus, hay que ir a recoger tus cosas- Lily paso junto a Potter sin hacerle caso, y junto a Black empujándolo ligeramente por el hombro.

El castillo estaba lleno de bullicio. Era un dia ventoso y la mayoría de los estudiantes preferían estar a salvo dentro de las diferentes aulas o platicar por los pasillos.

-déjalo Lily, es inútil.- a lo lejos, Lily parecía una maraña de pelo rojo que negaba energéticamente. Llevaban  una hora en el patio, y solamente habían encontrado un par de plumas enterradas en la tierra.

-esta vez se pasaron- murmuraba Lily molesta mientras se dirigían al castillo. Su cabello, que normalmente era rizado, ahora se encontraba revuelto y esponjado con algunas hojitas que habían sido arrancadas de los arboles por el viento.

Severus miro a su amiga y sonrió internamente. Ella siempre era amable, se preocupaba por el y era muy bonita. No. No era bonita. Era hermosa y no solo físicamente, era tan brillante que no podía creer que fuera hija de muggles. Era imposible. Lily iba a ser a única persona hija de muggles con quien iba a tener una amistad o relación.

Incluso, pensaba Severus, creía estar enamorado de ella. Pero no. Ella era su amiga. Era imposible que Lily fuera la que escribiera esas cartas. Llego a pensarlo, si. Lo admite. Llego a pensar que tal vez, solo tal vez, Lily sentía lo mismo por el. Pero Lily era alguien decente. Alguien decente que ya quería a alguien. Aunque ella no lo admitiera.

Una razón mas para odiar a Potter.

 

 

Su respiración se corto. Tardo varios segundos para recuperar su habitual mirada. Indiferencia y aburrimiento. Pero uno no tiene cara de indiferencia y aburrimiento cuando una preciosidad de chica se le acaba de declarar a uno de tus mejores amigos.

Ese momento hiso que, en el interior de Sirius Black, un click hiciera eco por todo su cuerpo.

-Remus…- como se atreve…. ¿Como esa chica se atreve a llamarle por su nombre como si fueran los mas viejos amigos? Como si fueran algo más que amigos… Sirius no lo permitiría. No sabia por que, no. Si sabía por que. Por que, para el, Remus era algo mas que un simple amigo.

Su amistad era diferente. Ninguna amistad podía ser igual a otra. Su relación con James era de hermandad. Más que amigo, James era su hermano. Peter era... Peter era Peter. Pero Remus…. El siempre había sido diferente. Y gracias a esa Ravenclaw de ojos grandes y amables, Sirius se dio cuenta que sentía hacia Remus algo mucho mas que amistad.

-yo…-dudo. Pero Sirius no lo hiso. Tenia que actuar. Si no, cinco años de amistad/amor ser irían al caño.

-no tienes por que responder ahora-Sirius cerro la boca y frunció el ceño. La Ravenclaw miraba a Remus de una manera un tanto posesiva. Sirius apretó los puños. Solo el. Solo el podía mirarlo asi. Y eso se declaró desde el momento en que se conocieron. Cuando Sirius, un enclenque de 11 años, caminaba en busca de vagones vacios se dio cuenta de que estaban molestando a alguien. Observo por un momento y, cuando sus ojos grises se encontraron con unos ojos de parpados caídos color avellana, supo que hacer. Se acerco y se interpuso entre los dos bravucones y el chico de parpados caídos. Este se sorprendió y le agradeció en cuanto esos dos se hubieran marchado. Sirius no dejo de mirarle de manera posesiva. Ni antes, ni ahora, ni nunca.

-entonces…

-una semana- Sirius noto que temblaba. La Ravenclaw temblaba. Temblaba por Remus. Sus puños estaban tan apretados que sus nudillos comenzaban a palidecer-puedes tomarte una semana para pensarlo. Te espero el próximo jueves en el lago.- después de decir todo eso muy rápido, sonrió tímidamente y se fue caminando muy rápido. Remus observo, sorprendido, como se alejaba y una sonrisa comenzó a aparecer en su rostro.

-¿te gusta esa chica lunático?-retomaron la marcha. Remus pareció un poco mas emocionado, lo cual, era inusual en el.

-bueno…-Sirius espero impaciente-no me desagrada.- su tono de voz fue mas que suficiente para saber que lo que sentía por esa chica era algo mas que simpatía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

-¡James!- su amigo, al ver que la puerta se abría salvajemente y Sirius entraba hecho un manojo de nerviosa la habitación, pego un brinco y arrugo el pedazo de pergamino que tenia en la mano.

James lo miro asustado.

-carajo, Sirius. Vas a hacer que me de un ataque al corazón.

-necesito tu ayuda.- James levanto las cejas, un poco incrédulo. Muchas veces, o la mayoría, Sirius necesitaba su ayuda para una travesura por la cual siempre terminaba castigado; pero ahora, el brillo en los ojos de Sirius no era de “vamos, güey. Hagamos una travesura” si no, era de “necesito tu ayuda güey. Para algo serio”. El problema era que las cosas que Sirius llamaba serias no podían darse el lujo de serlo. No si se trataba de Sirius, claro.

-si necesitas mi ayuda para decidir que colonia usar, ahí esta Remus. Yo tengo cosas que hacer- Sirius ser revolvió las manos.

-no. Es sobre… una chica- James, que había vuelto a abrir el pequeño pedazo de pergamino y lo leía detenidamente, levanto la vista, abrió la boca y volvió a arrugar el papel.

-déjame asimilarlo. El Casanova  Sirius Black quiere ayuda de, según el, un inexperto como yo. Interesante. A ver, desembucha.

-bueno, imagina que… esto es hipotéticamente hablando, claro. Asi que…imagina que te gusta mucho una chica…

-ajá

- y que… esa chica es mmm es… lista…

-¿lista?

-si, lista…bueno, ella es mmm como….

-¿Cómo?

-como…¡Remus! O… ¡Evans!

-¿Remus?

-si. Una chica como Remus y Evans… ¿lo captas?

-si, continua.

-bueno, pues esa chica es una de tus mejoras amigas y ella es… lesbiana

-¿lesbiana?

-si, lesbiana

-vale, lesbiana. Continua

-pero, te das cuenta que te gusta cuando una chica, muy bonita, se le declara y a ella parece gustarle…

-¿y?

-y pues…que podría hacer

-¿esto es hipotéticamente hablando?

-si, claro. Hipotéticamente hablando, ¿Qué harías para que esa chica se enamore de ti en el transcurso de una semana?

-podrías cogértela a la fuerza, siempre funciona

.¡Potter! si quisiera cogérmelo, ya lo hubiera hecho.

-entonces, ¿esa chica es un chico?

-¿Qué? ¡No! Es una chica, C-H-I-C-A- James miro a su amigo e hiso todos lo posible para no reírse. Verlo tan preocupado y nervioso era algo nuevo, pero lo mas divertido era ver como trataba de parecer despreocupado e indiferente. Esto hacia que sus cejas se juntaras y unas pequeñas arrugas, que jamás le había visto, aparecieran en su cara.

-entonces, ¿esta chica si te importa?- Sirius pareció pensarlo. Asintió lentamente-vale, pues… podrías…

-¿si?-Sirius miro a su amigo desesperado. Este le devolvió la mirada estresado. No se le ocurría nada bueno, asi que decidió abrir el pedazo de pergamino que tenia en la mano y comenzó a leerlo, con la esperanza de que algo útil se encontrara en el.

-pues…-continua leyendo.

-¡cornamenta! Carajos, ¡di algo!

-pues… ¿Qué quieres que te diga? No se me ocurre nada

-¿sabes que? ¡Debí  haberle preguntado a colagusano! ¡El es mas útil que tu y no se la pasa leyendo cartas mamonas que…!- de repente, el enojo desapareció de la cara  de Sirius y una expresión de victoria se quedo en su lugar. Miro a James y este observo que un plan se creaba rápidamente dentro de su cabeza. Lo veía en sus ojos. Poco a poco una gran sonrisa comenzó a aparecer en el rostro de su amigo.

-caramba, cornamenta, si pudiera te cogería ahorita mismo.

- lo lamento, pero si hacer eso terminaras perdidamente enamorado de mi.-Sirius sonrió de manera cómplice, James lo secundo confundido.

-te lo agradezco güey. Si necesitas o quieres una cita, no dudes en pedírmela. Tal vez llegues a ser tan guay como yo.

-pero yo no hice…-Sirius había salido de la habitación rápidamente y con una sonrisa de satisfacción bien formada. James parpadeo incrédulo varias veces. Había momentos en los que Sirius era realmente impredecible.

Volvió a abrir el pedazo de pergamino arrugado, lo aliso y se dio tiempo para leerlo.

Su respiración comenzó a acelerarse. Ahí estaba de nuevo, jadeando y con una incomodidad debajo del estomago. No podía creer que el, el famoso James Potter, estuviera en ese estado por la carta de una persona cuyo rostro no conocía. Ni con Lily le pasaba eso. Aunque, se podría decir, que Lily ya no le gustaba. Solo aparentaba para molestar a quejicus. Era divertido hacerlo y Lily lo sabía. El no se lo había dicho, pero la chica era lista.

Lentamente, su mano comenzó a deslizarse pro su cuerpo y se detuvo en su parte baja. Miles de pensamientos pasaron por su mente en ese momento. Pendo en dejarlo, dejar de mover la mano, dejar de sentir esa incontenible sensación de deseo, pero no pudo. Imaginaba. Se imaginaba que alguien más lo tocaba. Que alguien más jugaba con su miembro  de arriba abajo.  Que alguien más lo masajeaba cerca de la entrada del culo. Imaginaba que susurraban su nombre. “James” decía una voz conocida y unos ojos negro penetrantes lo miraban.

-James-susurraba en su oreja.

Se sentía cerca del orgasmo; solo un poco mas de concentración y reconocería el rostro de la persona que le daba ese placer. Sentía en la mano las pequeñas gotas de semen que salían de su miembro. Solo un poco mas… esos ojos lo volvían loco; los conocía. Los veía todos los días.

-Potter- abrió los ojos de golpe en cuanto sintió el orgasmo. Un gemido se quedo ahogado en su garganta y su mano se cerro, sintiendo la viscosidad entre sus dedos.

Se removió en la cama y, tratando de no ensuciar nada, se acerco a la mesita en la que se encontraba su varita y, mientras pronunciaba el conjuro limpiador en voz baja, el recuerdo lo volvió a asaltar.

¿Por qué, entre tantas personas, tenia que ser el? ¿Por qué un chico? En realidad, eso era lo de menos. Lo importante era que era  el. El chico que se pasa toda su tarde con la cara pegada a los libros, revolviendo su caldero constantemente, repasando todos los hechizos de las artes obscuras. El chico que su expresión es siempre de odio y desprecio, pera esta vez no. En su mente (y aun no podía creerlo) su expresión era de lujuria. Sus ojos penetrantes lo atravesaron, lo dejaron indefenso. Quería más. Su respiración se volvió a agitar y tanteo para buscar la carta entre las sabanas. La observo por un rato. Lo que mas quería en ese momento era hablar con el o ella y olvidar y sacar el rostro de Severus Snape de su mente.

Notas finales:

bueno espero que les haya gustado y repito, por favor, dejen una critica constructia sobre el fic, gracias y nos leeremos luego ^^


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