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Cuando te conocí por A Neko chan

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Notas del fanfic:

Jeje bueno, escribí esto en inglés pero como necesito más fanfics de Kpop en mi livejournal decidí hacerlo también en español xP

 

Estuve algo deprimida la semana pasada y bueno, de pronto surgió la idea para este fic (además de que últimamente soy incapaz de escribir algo que incluya a Taemin T-T). Espero que les guste ^^

Ir a la escuela en el autobús de la mañana no era inusual para el pequeño Choi Minho de siete años.

Cada mañana su madre lo despertaba, lo hacía vestirse y que desayunara antes de las 7:20. Entonces, después de despedirse de su abuela, ambos caminaban a la parada de autobús.

Ese día, como cualquier otro día, Minho saludó a la ancianita que siempre estaba esperando ahí cuando llegaba. La mujer le dio una cálida sonrisa y un chocolate, como siempre, y entonces Minho se sentó a su lado a ver a las mismas personas que siempre veía en su camino a la escuela.

Alguien llamó su atención. Era un chico junto al hombre de negocios que siempre usaba un traje azul. Parecía tener la edad de Minho, su cabello era de un tono obscuro de café al igual que sus ojos. Minho notó que el chico estaba haciendo pucheros, viéndose molesto por algo.

Para Kim Kibum era absolutamente inusual usar el autobús. Su padre siempre lo llevaba a la escuela en su magnífico Mercedes negro, después de que Kibum se había vestido y comido el delicioso desayuno que su cocinero había hecho para él.

“Umma, no quiero ir” se quejó Kibum mirando a su madre.

“Escucha Kibum, tu padre no puede llevarte a la escuela hoy” dijo la mujer “Tienes que ser un buen niño y tomar el autobús conmigo. ¿De acuerdo?”

“Pero no quiero. Esta sucio” dijo Kibum haciendo pucheros.

Una suave risa se escuchó, haciendo que Kibum volteara y encontrara a Minho intentando esconder su risa. Kibum frunció el ceño y le sacó la lengua.

“Kibum, por favor compórtate” lo regañó su madre.

El autobús número 16 llegó a las 7:45 y la ancianita, el hombre de negocios, Kibum y Minho con sus madres, subieron a él.

Los ojos de Minho siguieron a Kibum hasta que el otro chico se sentó al fondo del autobús, junto a la ventana.

Kibum pronto se distrajo con el paisaje que veía por la ventana. Era un poco diferente al que solía ver en el auto de su padre.

“¡Umma, mira!” dijo emocionado. “Hay un graaaaan árbol ahí”

“Si cariño, es hermoso”

Minho sonrió ante la emoción de Kibum.

“¿Cual es su nombre, umma?”

“¿Su nombre?” la mujer preguntó, confundida. Kibum la miró enojado.

“El nombre del árbol

“Oh… No lo sé, Kibum” Kibum frunció el ceño y miró hacia otro lado.

“Arce floreado”

Kibum miró a Minho, quien lo veía nervioso.

“¿Qué?”

“El nombre del árbol” dijo Minho lentamente. “Es un árbol floreado de arce”

Kibum parpadeó, sorprendido, y volteó a ver por la ventana. Entonces, apuntando a otro árbol, preguntó:

“¿Y ese de allá?”

Minho miró tímidamente a su madre. La mujer asintió, animando al chico.

“Es un arce manchuriano”

Las mujeres miraron a sus hijos sonriendo a medida que Kibum seguía apuntando a los arboles y Minho seguía diciendo sus nombres.

Debería haber sido un viaje tranquilo; se suponía que debía ser un viaje tranquilo.

De pronto Kibum escuchó rechinar los frenos del autobús y sintió que lo empujaban hacia atrás. Las ventanas del lado derecho del autobús se estrellaron y el muro se acercó a Kibum.

Antes de que pudiera preguntar qué estaba pasando, un dolor agudo cruzó su mejilla izquierda y su cuello. Asustado, volteó a mirar a su madre pero la mujer lo atrajo a su pecho y lo sostuvo fuerte.

Y tan pronto como había comenzado, todo se detuvo. Nadie habló, nadie se movió y el hermoso paisaje que Kibum había estado admirando había desaparecido.

La vista de Kibum se volvió negra por un momento y sintió ganas de vomitar. Los brazos de su madre aun estaban a su alrededor pero él podía sentir que algo no estaba bien.

“¿Umma?” la llamó Kibum con voz débil. La mujer no respondió. Kibum miró el hermoso cabello castaño de su madre solo para encontrar un líquido rojo y pegajoso saliendo de su cabeza.

“¡Umma! ¡Por favor, despierta!” Kibum dijo mientras la sacudía un poco. Escuchó un leve gruñido y los parpados de su mamá se movieron un poco. “¡Traeré ayuda! ¡No te preocupes!”

El autobús estaba de lado. Kibum vio a la ancianita en el asiento delantero yaciendo inconsciente.

“¡Ayuda! ¡Por favor!” gritaba el hombre de negocios. “¡Mi pierna!”

Kibum caminaba a través del cristal roto a donde recordaba que estaba la puerta cuando escuchó un sonido.

Minho estaba sentado en lo que ahora era el piso, su rostro escondido entre sus rodillas. Tenía algunos cortes en sus brazos y rostro pero por todo lo demás parecía ileso, pero su madre no había corrido la misma suerte. El brazo de la mujer estaba doblado en un ángulo extraño y su rostro estaba totalmente cubierto de sangre.

A medida que Kibum se acercaba, podía escuchar a Minho sollozar en voz baja.

“¡¿Estás bien?!” la voz de Kibum tembló ligeramente. Minho no lo miró.

“No se mueve” murmuró. “Ella no se está moviendo”

Kibum lo miró, sin saber qué hacer. De pronto se encontró a si mismo abrazando a un devastado Minho.

 “Todo va a estar bien” murmuró, intentando confortar al chico.

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El conductor de un camión de mudanzas había perdido el control del vehículo y había terminado colisionando con el lado derecho del autobús número 16. Después de algunas semanas la policía determinaría que había habido una falla mecánica en los frenos del camión y clasificaría el incidente como un accidente.

Los paramédicos habían declarado a la madre de Minho muerta en la escena. Minho no pudo apartar sus ojos del cadáver mientras se lo llevaban en una camilla. La madre de Kibum había estado viva el momento en que los rescatistas pudieron sacarla del autobús, sin embargo no sobrevivió una vez que llegaron al hospital.

Ellos estaban prácticamente ilesos. Los cortes de Minho eran superficiales pero tenía una contusión en la cabeza. Kibum tenía una gran herida abierta que pasaba por su mejilla y su cuello. Ambos fueron llevados al hospital también. Kibum no pudo evitar llorar y gritar cuando le dijeron acerca de su madre pero sus ojos permanecieron secos mientras curaban su herida.

El mundo había cambiado totalmente para ambos.

Minho no tenía a nadie más que a su abuela, así que tuvo que mudarse a su casa. Eso quería decir cambiarse a una nueva escuela, dejando a sus viejos amigos atrás. Su abuela era una mujer realmente dulce, que intentaba realmente duro ayudar a Minho cada vez que lo necesitaba, sin embargo no podía evitar extrañar a su madre.

Las cosas para Kibum no eran mejores. Tenía a su padre,  pero el hombre nunca estaba en casa y Kibum pasaba todo su tiempo libre en la cocina con el cocinero. A pesar de que de vez en cuando Kibum tenía ganas de llorar, la mayoría del tiempo había una gran sonrisa en su rostro. Y nadie podía entenderlo.

Ellos no se vieron en más de un año.

En el primer aniversario de la muerte de su madre, Minho se escapó de la escuela y caminó al sitio de la colisión. Esperó a que su abuela diera vuelta en la esquina y entonces comenzó a correr.

Kibum ya estaba ahí, una gran cicatriz rosa claramente visible en su mejilla. Para él había sido bastante difícil escapar de la escuela. Su maestra había salido de la habitación por algunos minutos, los suficientes para que él saliera del salón. La parte difícil había sido atravesar las grandes rejas que rodeaban la escuela. Finalmente había descubierto una barra floja en la puerta trasera.

“Tú…” murmuró Minho, haciendo que Kibum lo mirara. Él parecía sorprendido de encontrarlo ahí, pero su sonrisa usual apareció en su rostro después de un tiempo.

“¿También escapaste de la escuela?” preguntó acercándose a Minho. El chico asintió.

“Tú también extrañas a tu mamá” fue su respuesta. Kibum asintió. “Sin embargo estas sonriendo…”

“A mi mamá siempre le gustó mi sonrisa” dijo Kibum. “’Me gustaría que nunca dejaras de sonreír.’ Eso fue lo último que me dijo…”

Minho miró fijamente a Kibum, incapaz de comprenderlo completamente. Era cierto que Kibum tenía una sonrisa bonita pero Minho no podía siquiera pensar en sonreír el día que su madre murió.

Los niños se sentaron en la acera sin hablar. Ellos estuvieron ahí, solo mirando a los autos pasar y de vez en cuando se miraban. Ellos volvieron a casa después del medio día.

Al siguiente año Minho escapó de la escuela de nuevo, al igual que el año anterior, y Kibum ya estaba ahí. Minho no pudo evitar que sus ojos viajaran a través de la cicatriz del otro chico.

“Te he estado esperando” dijo Kibum. Su cabello estaba un poco más largo y su enorme sonrisa seguía igual.

“Mi abuela ha estado enferma” fue lo primero que dijo Minho cuando se sentaron.

“¿Y dónde está tu papá?” preguntó Kibum.

“Umma dijo que tiene una nueva familia” dijo Minho. “No lo recuerdo”

Después de eso no volvieron a hablar, pero cuando el sol se estaba poniendo Kibum evitó que Minho caminara a casa.

“Ven conmigo” el chico dijo. “Appa no está en casa así que estaré solo…”

Minho sonrió un poco, pero negó con la cabeza.

“Mi abuela está enferma” dijo y entonces se alejó.

Se encontraron al año siguiente.

Kibum sonrió ante los ligeros rizos que rebotaban en la cabeza de Minho. Kibum aún tenía esa hermosa sonrisa en su rostro y su cicatriz se estiró mientras sonreía.

“¿Cómo está tu abuela?” preguntó Kibum mientras se sentaban en la acera. Minho suspiró.

“Ha estado bien” dijo “pero pasamos mi cumpleaños en el hospital”

Kibum no dijo nada. Ellos se quedaron ahí, como lo habían estado haciendo desde hacía años.

“Mi cumpleaños es mañana” dijo Kibum, pensativo. “Appa se enojó el año pasado porque descubrió que había escapado de la escuela, así que no me dio regalo de cumpleaños.”

“Mi abuela estaba muy asustada cuando le dijeron que había desaparecido” dijo Minho. “He estado intentando no darle problemas pero no puedo evitar pensar en mi mamá…”

“Yo tampoco”

Otro momento de silencio fue roto por el grito de una mujer.

“¡Minho! ¡Minho!”

Minho levantó la mirada y vio a su abuela caminando rápidamente hacia él.

“¡Halmeoni!” Minho se puso de pie de inmediato.”¡Deberías estar en casa!”

Una bofetada cruzó la mejilla de Minho.

“Detente, ¡no puedes traerla de vuelta!” le gritó la mujer, sus ojos llenándose de lágrimas ante el recuerdo de su hija muerta.

Kibum miró a Minho alejarse. Rápidamente se puso de pie y corrió tras él.

“Vivo en la calle junto a la parada de autobús” dijo sin aliento. “Camina por la calle y encontraras una casa con rejas verdes. Ven cuando quieras.”

Minho fue a casa de Kibum una semana después. Estaba completamente sorprendido ante el enorme tamaño del edificio a medida que el mayordomo lo llevaba a la habitación de Kibum.

“Hola” murmuró Minho. Kibum levantó la mirada del libro que había estado leyendo y le sonrió a Minho.

“Hola,” dijo, bajando de la cama “pensé que no vendrías.”

“Mi abuela estaba realmente molesta” le explicó Minho. “Además, tenía que encontrarte un regalo.”

“¿Qué?” Kibum estaba sorprendido. Minho sacó un pequeño paquete de sus pantalones y se lo dio a Kibum.

Era una pequeña caja de madera con un moño y una tarjeta en ella, pero cuanto Kibum intentó leerla descubrió que estaba en blanco.

“Me he dado cuenta de que nos conocemos desde hace tres años y aún no se tu nombre.” dijo Minho incómodo.

Kibum lo miró y rió.

“Kim Kibum”

“Choi Minho”

Kibum sonrió y abrió la caja en sus manos. Dentro había un pequeño collar con un corazón con alas. Tenía grabada la inscripción “La sonrisa de un ángel”

“Sé que es cursi pero pensé que haría que tu mama estuviera cerca de ti” murmuró Minho, avergonzado. De pronto un par de brazos rodearon su cuello.

“Sonará extraño, Minho-shi” dijo Kibum “pero realmente estoy feliz de haberte conocido.”

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“Key, ¿estás seguro de que quieres hacer esto?”

“Si, sigue caminando.”

Minho suspiró. Sabía que si Kibum quería hacer algo terminaría arrastrándolo con él.

“Tengo que verla” agregó Kibum. “No es justo que no visites a tu mamá el día de las madres.”

“Pero yo…”

“El hecho de que este muerta no quiere decir que ya no es tu madre.”

“Eres cruel, ¿sabes?” Minho frunció el ceño. “Usas la mista excusa tonta siempre que quieres que vaya contigo a ver a tu madre.

“Esto no es acerca de mi” dijo Key, caminando un poco más rápido. “Si no fuera por mí, tú nunca irías a verla.”

“¡No tengo que ir a visitarla cada cinco segundos!” Minho puso los ojos en blanco.

“Minho, han pasado diez años” dijo Kibum mirándolo a los ojos. “No puedes evitar el hecho de que nuestras madres murieron.”

Minho miró fijamente a su amigo, intentando con todas sus fuerzas no golpearlo en la cara.

Desde los días cuando iban al sitio del choque y pasaban horas simplemente sentados ahí, Kibum y Minho se habían vuelto amigos cercanos. Era probablemente porque nadie más podía entender sus sentimientos al respecto sin importar cuanto lo intentaran.

Kibum aun tenía esos fieros ojos cafés, pero a sus diecisiete años había experimentado un poco con su cabello que ahora era rubio y corto. A pesar de que la cicatriz rosa aun era visible en su mejilla y cuello, Kibum parecía ser realmente popular entre las mujeres. Muchas de ellas se enamoraban de él por esa brillante y hermosa sonrisa que tenía, la cual se había vuelto más hermosa conforme pasaba el tiempo (eso pensaba Minho).

Minho de alguna forma también era popular, pero él creía que tenía más que ver con el hecho de que era el capitán del equipo de futbol que con su apariencia física. Él no hablaba mucho y cuando lo hacía eran frases cortas. Kibum era el único que podía obtener más de 3 palabras de su parte, y eso era más que nada porque le gustaba molestar a Minho.

“¡Hola! Adivina quien no quería venir este año tampoco” dijo Kibum mirando a la tumba lisa en el suelo. Minho puso los ojos en blanco. “Pero ahora que está aquí, Minho irá a visitar a su madre…”

“Key, ya te dije que yo…”

“Necesito hablar con mi madre en privado” Key comenzó a empujar a Minho “Así que mejor te vas antes de que le pida que te asuste en sueños.”

Minho puso los ojos en blanco, rindiéndose y caminando a través de las numerosas líneas de tumbas hasta que encontró la de su madre. La tumba no estaba muy lejos de la de la madre de Kibum. La única razón por la que a Minho no le gustaba ir era porque sentía que no podía hacer lo mismo que Kibum y comenzar a hablarle. Para Minho, él solo les estaba hablando a una piedra.

Minho se sentó frente a ella sin siquiera mirarla. Apenas podía escuchar la voz de Kibum desde su lugar pero esta le hizo sonreír.

“Kibum le habla como si ella aún estuviera aquí, pero no puedo evitar pensar que tú no estás escuchándome.” murmuró Minho. “Perdóname… pero duele estar aquí… Aún duele.”

Algunas lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.

“Feliz día de las madres” dijo. “Te extraño.”

Desde su lugar frente a la tumba de su madre, Kibum observaba la escena con los ojos llenos de lágrimas.

“Umma…” su voz se rompió. “Él ni siquiera lo nota.”

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La práctica de futbol tomó más tiempo de lo que Minho había pensado. Esperaba que Kibum aún no se hubiese ido.

“Minho” escuchó a alguien gritar a sus espaldas mientras unos brazos lo rodeaban.

“¡Hola, Key!” dijo Minho sonriendo. “Lo siento, pensé que yo…”

“¡Tengo novio!”  dijo Key prácticamente saltando de la emoción.

“Perdón, ¿qué?” preguntó confundido Minho.

“Le pregunté y él dijo que si…”

“No sabía que te gustaban los hombres.” Key puso los ojos en blanco.

“Eso solo demuestra lo poco que sabes de mi” dijo haciendo pucheros, mientras comenzaba a caminar hacia la salida. “Te he dicho un millón de veces lo lindo que es el chico de la cafetería…”

“Pensé que estabas bromeando.” Minho comenzó a caminar tras él.

“Vamos, Minho. Sabes que nunca jugaría con esto.”

Lo sé…

“Lo siento” dijo Minho. “Entonces… ¿cuándo lo conoceré?”

“Esta esperándome. ¡Ahí!” dijo Key, señalando a la puerta. Minho pudo ver una figura recargada contra la puerta y de pronto Kibum desapareció de su lado.

“Jonghyun!”

Y mientras el rubio abrazaba a su nuevo novio, Minho sintió a su corazón hundirse lentamente.

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12:30 AM

Minho se preguntó quién podría querer verlo a las 12:30 de la madrugada. Él abrió la puerta, listo para gritarle a quien fuera que estuviera afuera, solo para encontrarse cara a cara con Kibum.

“¿Qué estás haciendo aquí?” preguntó sorprendido.

“¿Puedo pasar?” dijo Kibum, ignorando su pregunta. Minho se hizo a un lado y mientras Kibum se sentaba en el sillón, él fue a la cocina a traerle algo de beber.

“Sé que no hemos hablado en más de un año” dijo Kibum cuando Minho entró de nuevo a la habitación “pero realmente no sabía a dónde más ir.”

“¿Qué pasó, Key?”

Kibum miró a su amigo, repentinamente asustado.

“Él cambió” susurró Kibum “Aun no puedo creer que no lo haya visto venir…”

En ese momento fue cuando Minho notó el moretón en su mejilla izquierda. Minho acarició suavemente esa parte.

“Voy a matarlo” dijo Minho con voz amenazante, listo para cumplir su amenaza, pero la brillante y hermosa sonrisa en el rostro de Kibum le hizo volverlo a pensar.

“Sé que lo harás” Kibum rió levemente “pero no quiero que lo hagas…”

“Pero él…”

“Sé que esto estuvo mal, pero lo soporté un año y he tenido suficiente…” dijo Kibum. “No voy a volver.”

Minho asintió.

“¿Por qué no me dijiste?”

“Pensé que lo amaba” Minho pudo  ver lágrimas en los ojos de Kibum. “Pensé que él me amaba.”

Todo lo que Minho pudo hacer fue abrazar a Kibum mientras el mayor comenzaba a llorar. Ambos se quedaron dormidos en el sillón.

El reloj marcaba la 1:30 AM.

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“Realmente no sé si sea buena idea” murmuró Kibum.

“¿Por qué no?” Minho frunció el ceño. “Necesitas un lugar donde quedarte y yo tengo mucho espacio. Así que solo quédate.”

Kibum miró a Minho con un sentimiento que no podía describir.

“Gracias Minho.”

Minho sonrió y alborotó su cabello, haciendo que la sonrisa de Kibum apareciera de nuevo.

“Iremos a verlas mañana” dijo Minho.

“¿Verlas?”

“A nuestras madres, Kibum. Iremos a verlas.”

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Minho sostuvo la mano de Kibum con fuerza a medida que se acercaban a la tumba de la madre de Minho.

“Hola. Ahora yo fui quien tuvo que forzar a venir a Kibum.” dijo Minho, mirando a su amigo.

Kibum rió.

“Iré a ver a mi umma” dijo, soltando la mano de Minho.

“Salúdala de mi parte” respondió él.

Kibum colocó una rosa roja encima de la tumba.

“He tomado algunas malas decisiones” susurró. “Lo amo, ahora más que nunca…”

Los ojos de Minho permanecieron fijos en la figura del rubio.

“Te habría encantado conocer a Key.”

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Minho y Kibum estaban sentados en la acera donde se encontraron por primera vez.

“Quince años” murmuró Minho.

“Deberías dejar de contar” dijo Kibum.

“¿Puedes imaginar que habría pasado si el accidente nunca hubiese ocurrido?”

Kibum suspiró.

“Yo habría seguido preguntándote acerca de los arboles, tú los habrías nombrado todos” dijo. “Umma y yo habríamos llegado a la parada de la escuela y habríamos bajado del autobús. Umma me habría llevado a la escuela y después habría regresado a casa a comenzar a pensar acerca de la cena de esa noche. Y nosotros nunca nos habríamos visto de nuevo.”

Minho miró a Key, sorprendido de que su amigo hubiese pensado en ello. Entonces sonrió.

“¿Sabes por qué sigo contando los años?” preguntó  Minho. Kibum lo miró y negó con la cabeza. “Porque si eso no hubiese ocurrido, yo nunca me habría enamorado de ti.”

 Kibum miró a Minho con la boca abierta mientras la sonrisa de Minho se ensanchaba. Los ojos de Kibum se llenaron de lágrimas y sus mejillas se pusieron rojas.

“¿Por qué no me dijiste antes?” susurró. Minho suspiró.

“No lo sé… Yo se que tu también me quieres, ¿por qué tu no dijiste nada?”

“Todos te querían, todo lo que yo podía hacer era sonreír y dejar que intentaran tenerte.” Kibum se pegó más a Minho. Pronto los fuertes brazos del menor lo rodearon. “Todo porque nunca imagine esto.”

Minho rió levemente y besó la cicatriz rosada en la mejilla de Kibum.

“Tu sonrisa… También me gusta” dijo Minho, haciendo reír a Kibum. “Vamos a casa.”

“Quiero decirles” murmuró Kibum.

“Sabes que eso es algo tétrico, ¿cierto?” respondió Minho.

“No me importa.”

Lo notó, umma. Minho sabía.

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Se besaron fieramente, la rodilla de Minho separó las piernas de Kibum y lo hizo gemir cuando tocó su entrepierna. Minho intentó torpemente de desabotonar la camisa del mayor mientras Kibum frotaba su miembro sobre los pantalones.

Los labios de Minho viajaron por el cuello de su amante y siguió yendo más y más abajo.

“Minho” gimió Key. “Hazlo, ahora.”

“¿Cuál es la prisa?” preguntó Minho, sus labios rozando ligeramente el vientre de Kibum.

Le tomó un minuto hacer que el resto de sus ropas desaparecieran y entonces sus labios besaron la hombría de Kibum, haciéndolo gemir.

“Eres una molestia” gruñó Kibum, haciendo reír a Minho.

“Y me amas por eso” dijo Minho, robándole un beso.

Pronto un par de dedos se insertaron en la entrada de Kibum, haciéndolo torcer el gesto. Después de todo ese tiempo juntos aun era un poco doloroso para él. Minho siguió besándolo mientras movía sus dedos en su interior, intentando hacer que su amante estuviera cómodo.

Habían estado separados mucho tiempo, el trabajo interponiéndose en su relación por los últimos meses y ahora que lo tenían, ninguno de los dos podía sentirse mejor.

Minho abrió el paquete del condón con los dientes mientras la mano de Kibum jugaba con su miembro. Después de colocar el condón en su lugar, Minho lo cubrió con un poco de lubricante.

Kibum sintió a Minho entrar en él y la sensación lo hizo poner los ojos en blanco y morder su labio inferior.

“Muévete” fue lo único que Kibum pudo decir antes de comenzar a gemir sin control. No pudo contenerse a sí mismo y su hermosa voz tuvo un resultado realmente interesante en la entrepierna de Minho.

Sus movimientos estaban perfectamente sincronizados y la cama golpeaba la pared a medida que Minho aumentaba la velocidad de sus movimientos.

“¡Ahí! ¡Hazlo de nuevo!” gimió Kibum cuando Minho dio con el punto que lo hacía sentirse incoherente.

No pasó mucho antes de que se corrieran y Minho colapsara sobre Kibum.

“Minho, ¡estas aplastándome!” se quejó Kibum. Minho puso los ojos en blanco y se colocó a un lado de Kibum.

“Estaba esperando que dijeras ‘Feliz cumpleaños’” dijo.

“Ya te di tu regalo de cumpleaños, no puedo decirlo ahora.” dijo Kibum, burlándose de él. Minho frunció el ceño y su novio rió.

Kibum se acurrucó a su lado y le dio un beso rápido.

“Quiero verlas en Navidad” dijo, sus parpados comenzaron a pesarle cada vez más. Minho besó su mejilla izquierda, la que tenía esa cicatriz rosa que tanto le gustaba.

Le había tomado algo de tiempo, pero ahora Minho era capaz de pensar en la muerte de su madre sin sentirse molesto. Minho también había sido capaz de dejar ir a su abuela cuando ella murió hacia cuatro años, y todo era gracias a Kibum y a su sonrisa.

Minho no lo sabía, pero él también había curado el corazón de Kibum. La muerte de su madre y la negligencia de su padre habían sido realmente duros para él. La época en que su ex-novio solía golpearlo había causado que Kibum no dejara que nadie se les acercara. Nadie más que Minho. Él le había devuelto su confianza.

Habían estado juntos por los últimos veinte años y ambos sabían que su relación había comenzado el día en que sus madres habían muerto.

Ahora Minho nunca se rehusaba a visitar la tumba de su madre. Él aun pensaba que a ella le habría encantado conocer a Kibum pero ahora entiende que esa era la forma en que debían ocurrir las cosas.

Minho abrazó el cuerpo desnudo de Kibum fuertemente contra el suyo. Los ojos de Kibum estaban cerrados pero sus labios se curvaron en una hermosa y feliz sonrisa.

“Iremos a verlas cuando tú quieras” susurró Kibum, besando la frente de Kibum.

En una caja que Kibum guarda en el cajón izquierdo de la mesa de noche, está el collar que Minho le dio cuando tenía nueve.  Él lo puso ahí cuando se mudó al apartamento de Minho y él no sabe que Kibum aun lo tiene.

En una pequeña caja negra que Minho guardó la semana pasada en el cajón de la derecha en la mesa de noche, hay un hermoso anillo de diamantes. Kibum no lo sabe, pero Minho está planeando pedirle matrimonio en la fiesta de Navidad que sus amigos organizaron.

Y ninguno de ellos querría que sus vidas hubiesen sido diferentes, porque si perdieron algo aquel terrible día ahora lo tienen.

Ellos están juntos y no podría haber ocurrido de otra forma.

Notas finales:

Nee... que opinan? Espero poder recuperar mi inspiración y terminar el fic OnTae en el que he estado trabajando... Creo que veré a Taemin mover esas hermosas caderas que Dios le dio para inspirarme xDD


Nos vemos!


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