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ENAMORADO DE UN HETEROSEXUAL... OTRA VEZ por Charly D

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Notas del fanfic:

Es una historia de amor típica de muchos que somos gay y nos pasa tan seguido...

 

* Muerte de un personaje

Notas del capitulo:

Primer capítulo, espero que les guste y a ver qué opinan... saludos.

Una vez más suena el despertador, hoy es uno de esas mañanas en las que me fastidia tener que ir al colegio, ni modo, la universidad según mi madre es la base para un futuro exitoso, estiro el brazo para alcanzar el molesto aparato y apagarlo. Noto la hora 05:40 de la mañana, debo tomar un baño y arreglarme para no llegar tarde a clase.

Recuerdo que hoy es el día que mi amigo Tucker pasa por mí, eso me alegra, debo suponer porque me la paso bien con él, es amigable, me trata bien… a quién engaño… estoy hasta las manitas por él, lo quiero pero no como amigo… sin embargo ¿se lo puedo decir? Por supuesto que no, él es el sujeto más heterosexual que he conocido, muy probablemente me tacharía de degenerado o me regañaría por decírselo, por ello mejor no hablo y me mantengo a raya, para qué arriesgar una bonita amistad por algo que sé no tiene esperanzas.

 

Me asomo por mi ventana, vivimos en casas contiguas, su ventana está casi frente a la mía, es un poco más abajo que la de mi habitación, yo estoy hasta el tercer piso y él en el segundo, puedo notar muchas veces lo que hace… me agrada pero siento que en ocasiones invado su espacio.

 

Una hora más tarde, salgo corriendo de mi casa, Tucker ya me espera en su auto…

-¡como siempre! A las prisas Ken- sonríe, me gusta cuando lo hace.

-No tengo la culpa, mi cama reclamaba mi cuerpo, ¡es un crimen tener materias a las 7 de la mañana!-

-Lo sé, pero si no las tomo temprano no tengo tiempo para el entrenamiento- mi amigo es capitán de la selección de futbol de nuestra facultad, sinceramente es el mejor.

-Futbol… arrrggg…- hago un gesto de desagrado

-Ya lo sé, odias el futbol, pero a mí me fascina, creo que debí ser un futbolista profesional-

-¿Y crees que triunfarías? Un gran porcentaje de pamboleros nunca llegan a un mundial-

-Quizás sea el mismo porcentaje de escritores que no ganan un nobel de literatura- auch, me la devolvió.

-Ok, ok, no te enojes-

-Ya, olvídalo, por cierto… tengo que decirte algo- apretó las manos en el volante, la seriedad con la cual hablo me hizo sostener la respiración unos segundos antes de responderle. Aquí es donde imagino que voltea a verme y me dice que me ama tanto como yo a él, que seremos felices por el resto de nuestras vidas y comenzaremos a ser novios…

-Hoy le pediré a Emilia que sea mi novia- no puede ser, creo escuchar el sonido de mi corazón rasgándoze, ya sabía que no iba a suceder lo que imaginaba.

-Ah- digo en un tono ausente- pues… hacen una linda pareja- contengo las ganas de salir corriendo de ese vehículo, me siento terrible, desde hace seis años que lo conozco he estado presente en cada uno de sus romances, muchas veces envidiando a esas chicas con las cuales sale, las odio y quisiera estar en sus zapatos, quisiera ser yo a quien él abraza, besa y estruja con esos masculinos brazos, gran error… eso no pasará jamás.

-¿Eso es todo lo que me vas a decir?-

-No, este, por supuesto que no, ¿en qué te puedo ayudar? ¿Le llevamos flores, una serenata? Dime qué y lo hacemos- cada una de las palabras que digo me saben amargas, pero me aguanto, es mi amigo y su felicidad está primero que todo.

-No tienes idea de cómo me agrada que seamos amigos, sólo en ti puedo confiar todo esto, a los descerebrados del equipo ni de broma se los diría… ¿sabes? Ella me gusta para una relación seria, no para follarmela una noche y ya- sé que soy su amigo, pero me duele escuchar que desea a otra persona, me lastima saber que una vez más lo pierdo por  no usar faldas. 

-No te preocupes, puedes contar conmigo- es lo único que contesto, el resto del camino me mantengo callado, no hablo, no expreso nada más, noto que él se inquieta pero fue demasiada información y demasiado temprano, ya no quiero saber más, ya no puedo saber más.

Al llegar, estaciona su coche en uno de los lugares vacíos, aún está oscuro, es muy temprano, me bajo en completo silencio, me nota raro y por fin me pregunta…

-¿Te pasa algo Ken? Desde hace un rato veo que te quedaste serio-

-No, para nada, es que… no nada- miento, no puedo decirle que me ha roto el corazón de nuevo.

-Me estás mintiendo- ¡no por favor! Esos ojos no, es lo que menos necesito, no quiero mirarlo porque todo se va a la basura.

-Ya, que se hace tarde, me dieron ganas de ir al baño, adelántate y yo te alcanzo- me mira con incredulidad, pero gracias a mi poca buena suerte me hace caso.

-Bien, pero no tardes, sabes que si no llegas puntual te cerrarán la puerta-

-Sí, no te apures…. Anda vete- lo noto subir la escalera, es ahora cuando doy media vuelta y salgo corriendo a toda prisa, cómo quisiera que saliera a mi encuentro y me dijera que está enamorado de mi… ¡maldita sea! Ya debo dejar esas estúpidas cursilerías de lado, sé que nunca sucederá, es más hoy le declarará su amor a un mujer, una chica linda, educada, tierna y muy bonita, por supuesto que yo a su lado no soy nada, no detengo mis pasos, cada vez que pienso en cómo la tratará a la hora de pedirle que sea su novia acelero, voy a toda velocidad, solo quiero huir, quiero no saber nada de nadie por ahora.

 

Cansado llego hasta un enorme parque, creo que estoy bastante lejos de la escuela, los ojos los tengo hinchados por tanto llorar en el trayecto, miro el reloj, he corrido por cuarenta minutos, con razón estoy tan agotado, brinco una banca y caigo con el estomago por abajo en una de las jardineras, cubro mi rostro y sigo llorando, le deseo lo mejor, realmente quiero que sea feliz, y aunque sienta que el alma se me sale del cuerpo, ojalá y Emilia sepa apreciar al hombre que le regalará su corazón.

Me quedo quieto, no dejo de pensar en aquellas ocasiones en las cuales me platicó que se había enamorado, odié a cada una de esas chicas, pero más desprecié a aquella que se llevó la castidad del hombre que tanto amo, cuando me platicó de su primera vez fue equiparable a perder algo tan propio y tan valioso, yo perdí la oportunidad de ser el primero en su vida, me sentí terrible, sin embargo me disfracé frente a él, mostré interés, alegría y compañerismo, hubiera deseado tener más amigos o alguno en quien poder desahogar esa espantosa pena, no lo hubo, me la tuve que tragar completa.

Siento que algo en mi pantalón vibra, mi celular, lo saco y veo su nombre: Tucker L. la L es por love (amor). No contesto, lo engañé, le dije que iría detrás de él, pero no lo hice, no pude. Ignoré la llamada, en cuanto cesó la alerta vibratoria vi que ya tenía 8 llamadas perdidas, si tan solo me quisiera como yo quiero… pero no se puede, un heterosexual siéndolo realmente nunca se fijaría en un gay, es decir no tenía esperanza alguna.

Me mantuve tirado en el césped, miraba lo frondoso de los árboles que estaban cerca, me entretenía ver la naturaleza, y de vez en cuando a esas parejitas que caminaban alrededor tomadas de la mano, hasta entonces no había tenido pareja, nunca me animé porque no compartía con mis amores platónicos el sentimiento. Casualmente antes de Tucker me había enamorado de heteros, era un patrón a seguir, obviamente no lo contaba, y cada vez que ellos andaban detrás de una chica o ya era su novia lloraba por la rabia de haber depositado mi amor en alguien equivocado. Sin embargo con mi amigo actual era peor, manteníamos contacto de años, me enamoré sin saber cómo, se fue metiendo en mi corazón al grado que ya no lo podía sacar de ese lugar que cruelmente invadió.

Cansado de llorar y del pasto húmedo, me levanté, iba a seguir caminado cuando sentí un tremendo golpe en la cara, de inmediato caí.

 

No sé cuánto tiempo pasó, pero al recuperar mi vista miré una preciosa sonrisa combinada con un gesto de preocupación…

-¿Te encuentras bien amigo?- un joven de cabello esponjado por sus bucles naturales y ojos verdes me miraba.

-No… no lo sé- aún estaba confundido

-Perdón por el pelotazo, sé que no es bueno lanzar así el balón en un lugar tan concurrido como este parque- seguía sonriéndome, esa gesticulación era tan parecida a la de mi amado Tucker, no quería que dejara de hacerlo, anhelaba que continuara sonriéndome así, era como tenerlo a mi lado aunque fuera un sustituto de fantasía, muy probablemente ése muchacho era también heterosexual con una novia bonita…

Notas finales:

Díganme, ¿les gustó? ¿No les gustó? se acepta de todo un poco.


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