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Deceitful Fate por carina_mew12

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Notas del fanfic:

One Piece y Todos sus personajes pertenecen a Eiichiro Oda-sama

Este fanfic sólo puedes encontrarlo por esta cuenta y publicado en esta página, si lo ves en otro lado, DENUNCIA

Este fanfic no tiene otro motivo más que entretener

De fan para fans

Notas del capitulo:

Hola queridos lectores!!!

y ahí viene Alessa con otro fic ^^U bueno, no crean q m olvidé de los otros, pro cuando m emociono con una idea no puedo dejar d escribirla xD

bueno, antes de leer quiero que tomen en cuenta que este fanfic es la continuación de otro fic mío, Mercyful Fate, así que es necesario q lean ese primero para q puedan etender éste....

creo q es todo por ahora, q disfruten este primer capi!!! nos vemos abajo owo

Deceitful Fate

 

1. Mensaje

Sus pasos hacían eco por el largo y oscuro corredor. Las personas que se topaban con él hacían una ligera reverencia mientras, en sus rostros, se reflejaba el temor mezclado con el respeto… un verdadero deleite para sus ojos. Con prepotencia y una extraña sonrisa en sus labios, siguió caminando por el lugar hasta encontrarse con un espejo a la mitad del corredor, colocado sobre una mesa de caoba adornada con flores. Se detuvo unos instantes a admirar su apariencia; llevaba un traje negro combinado con una camisa lavanda y una corbata del mismo color del traje. Se acomodó el cuello de la camisa y se puso unas gafas violetas lo suficientemente oscuras para ocultar el gris de sus ojos, y siguió caminando hasta encontrarse con la habitación que buscaba; estiró la mano para llamar a la puerta, pero un extraño sonido proveniente de adentro le hizo detenerse. Se quedó unos segundos con la mano pendiendo en el aire hasta que decidió abrir la puerta sin anunciarse…

- oh, vaya- contuvo su risa al ver a aquel hombre con el rostro enfurecido, pasando su habano de un lado a otro entre sus labios mientras arrojaba pequeñas dagas a una diana de dardos en la pared, en cuyo centro tenía pegado una fotografía de un rubio que, desde hace un tiempo, se había vuelvo su principal objetivo- ¿el tirarle dardos y cuchillos a la foto de tu enemigo no te parece un poco trillado, Crocodile?- dijo con sorna el recién llegado.

- tks…- Crocodile dejó caer el cuchillo e introdujo su mano en su abrigo, sacando un revólver que no tardó en descargar contra la pared, haciendo añicos la foto junto con el tablero- ¿mejor?

- por supuesto- con pasos calmados, se acercó al escritorio de su jefe y se sentó en la silla frente a él- ¿para qué quería verme?

- tengo un trabajo para ti, Trafalgar- el de la cicatriz giró sobre su asiento y apoyó los codos sobre el escritorio a la vez que sus manos se entrelazaban y sus ojos miraban fijamente al moreno- necesito que le lleves un mensaje a esa sabandija…

- ¿mensaje?- Law enarcó una ceja- ¿qué tipo de mensaje?

- sólo tres palabras “Te estoy vigilando”- pronunció con una aterradora sonrisa- y quisiera que le entregaras el mensaje como la última vez- golpeó la mesa con sus puños y se puso de pie, acercándose al otro tanto como se lo permitió el mueble- síguelo de cerca, encuentra algo o alguien que le importe y destrúyelo

- ¿de nuevo con amenazas?- el moreno chasqueó la lengua- no creo que Kuroashi haya tenido el ánimo de buscar pareja después del último mensaje que le mandaste con esa tal Vivi…- Law subió las piernas sobre el escritorio, meciendo la silla de atrás para adelante mientras hablaba- si lo quieres muerto, deja ya tus estúpidos jueguecitos y córtale la garganta de una vez…

- yo tengo formas para hacer las cosas, Trafalgar. Tú sólo limítate a obedecer…

- bien, como digas- bajó las piernas y se puso de pie- te debo una después de todo. Sólo una pregunta más- el mayor se limitó a escucharle- ¿puedo enviar tu mensaje de una forma más… creativa?

- eres un maldito sádico- Crocodile sacó el puro casi extinguido de su boca y lo apagó contra el cenicero- haz lo que te venga en gana. Pero recuerda, quiero a ese hombre derrotado antes de que yo mismo acabe con su vida…- el moreno asintió levemente tras recibir la orden y salió de la oficina tan silenciosamente como entró.

Un par de lujosos autos le esperaba a la entrada del edificio, y junto a éstos, dos de sus más fieles subordinados le dieron la bienvenida con una reverencia; uno de ellos vestía de traje negro, camisa amarilla y una curiosa gorra verde que cubría su extravagante cabellera naranja; el otro igualmente vestía de negro, sólo que su camisa era azul claro, su cabello era azabache y el gorro que llevaba era azul con la palabra “Penguin” en él. Ambos llevaban gafas oscuras y estaban armados, el primero ocultaba un par de cuchillas de cada lado de su abrigo, y el otro portaba un rifle de francotirador que reposaba en uno de sus hombros.

- ¿cómo le fue con Crocodile, jefe?- preguntó el de cabello naranja, colocando una gabardina negra sobre los hombros de Law

- una reunión de rutina- dijo sin importancia mientras se acomodaba la gabardina- Shachi, Penguin, necesito que sigan de cerca a Kuroashi Sanji

- ¿de nuevo?- cuestionó el otro

- Crocodile está obsesionado con ese hombre, démosle el gusto de divertirse. Regresando a Kuroashi, quiero que busquen a cualquier persona cercana a él; familia, amigos, pareja… les dejaré escoger uno de ellos para que le lleve un mensaje de parte de Crocodile…

- como ordene- dijeron los dos al unísono.

- por cierto, jefe- interrumpió el de la gorra azul- su… espécimen…. Está en la cajuela

- veamos…- el pelinegro caminó hasta el auto y abrió la puerta del portamaletas; dentro, una chica pelirroja de unos 16 años atada y amordazada se retorcía mientras su silencioso llanto caía por sus sonrosadas mejillas- se ve saludable, será buen material. Sólo hay que cortar aquí… aquí y aquí- señaló su cuello, pecho y vientre, causando terror en la bella muchacha

- señor, ¿está seguro de querer usarla para sus negocios?- preguntó Shachi- hace apenas unas semanas era su pareja…

- las personas que generan algún sentimiento en ti sólo sirven para que otros te apuñalen por la espalda- respondió tajante el pelinegro mientras cerraba la cajuela de un portazo- no necesito tener ese tipo de debilidades- subió tranquilamente a la parte trasera de uno de los autos y abrió la ventanilla para darle las últimas indicaciones a sus subordinados- inicien la investigación inmediatamente. Ah, también necesito que llamen a Eustass, lo necesitaré- tras decir aquello, la ventanilla se levantó y el auto se puso en marcha…

****************************

Varios días más tarde…

Whiskey Peak, 10.47pm

Tan sólo había salido a alimentar a los gatitos que vivían en el callejón como lo hacía todas las noches, pero no esteraba que aquel travieso felino apareciera. Sólo bastó un par de caricias para que, nuevamente, terminara retorciéndose de placer entre los brazos de aquel hombre, dejando que le devorase lentamente. Jamás pensó que terminaría enamorado de otro hombre, mucho menos de uno como Roronoa Zoro, pero ahora el marimo era tan necesario para él como el aire que respiraba, el mismo que, lentamente, el peliverde se encargaba de robarle con sus apasionados besos.

Un pequeño suspiro escapó de sus labios cuando Zoro le abrazó con más fuerza mientras le hacía retroceder hasta que su espalda chocó contra la pared, todo esto sin separar sus labios. Tímidamente, sus manos subieron por los morenos y fornidos brazos del otro hasta llegar a su cuello, pues sentía que sus piernas cederían en cualquier momento. Sus ojos se abrieron ligeramente, notando, no muy lejos de ellos, un par de ojos brillantes atentos a cada movimiento suyo. Trató de ignorar aquella mirada, pero a cada segundo que pasaba, se ponía más nervioso, por lo que se separó de su amante, deshaciendo el beso

- ¿qué sucede?- le preguntó el peliverde sin soltarle

- el gato nos está mirando- expresó el rubio receloso. Zoro se giró un poco, viendo un pequeño felino de pelaje negro y ojos marrones meneando su cola mientras les contemplaba.

- es sólo un gato- trató de calmarle el otro y retomó sus besos, pero el cocinero parecía distraído- deja de mirarlo, concéntrate sólo en mí- tomó el rostro de Sanji entre sus manos, obligándole a cruzar miradas con él antes de besarlo. En cuanto sintió que la atención del rubio se centraba en él nuevamente, recorrió el cuerpo ajeno con sus toscas manos, bajando lentamente hasta llegar a su cintura. Colocó una de sus piernas entre las piernas del rubio y bajó las manos un poco más, apretando salvajemente su trasero a la vez que su rodilla rozaba contra su entrepierna

- ¡¿qué intentas hacer maldito marimo pervertido?!- gritó de pronto el rubio, apartándose violentamente

- ummm… creo que es muy obvio lo que quiero- y de nuevo volvió a acorralarle- te quiero…

- ¡cierra la boca!- reclamó Sanji mientras intentaba soltarse- ¡no voy a hacerlo en un callejón! ¡No soy una…!- pero calló de inmediato, pues estuvo a punto de blasfemar contra una dama

- no seas tacaño, cocinero- le susurró el espadachín al oído- hace semanas que no me dejas tocarte… tengo hambre de Sanji…- dijo sensualmente para luego pasear su lengua por la nívea piel de su cuello, haciéndole estremecer. Por un momento creyó que el otro sedería, pero volvió a apartarle, esta vez más suavemente

- ya te dije que no lo haré en un callejón- un tenue color carmín adornó sus mejillas mientras su vista se concentraba en algún punto del suelo- vayamos a mi apartamento…- el peliverde le miró incrédulo unos segundos antes de sonreír ligeramente- aun… aun tengo cosas que hacer en el restaurante… en cuanto termine…- un efímero beso sobre sus labios le hizo guardar silencio instantáneamente, al mismo tiempo que su sonrojo se hacía más notorio

- esperaré en el auto- el peliverde soltó a Sanji con lentitud, dejando que regresara al Baratie. Sacó un juego de llaves de la bolsa de su pantalón y caminó un par de cuadras hasta llegar a su auto. Entró en éste y cerró la puerta para luego encender el radio; movió una palanca a un costado del asiento y se reclinó en él, durmiéndose casi al instante. Pasó cerca de media hora antes de que alguien golpeara el cristal de la ventana, despertando al espadachín.

- lamento la tardanza- dijo el rubio mientras subía al asiento del copiloto

- no hubieras tardado tanto si me dejaras acercarme más al Baratie- habló Zoro con cierto enojo- ¿a caso te avergüenzas de mí?- desde hace un tiempo que esa duda le carcomía por dentro; además de unos cuantos dentro del departamento de policía, nadie sabía de su relación, y cuando quería verle tenía que ser a escondidas, pues el rubio le había prohibido entrar por la puerta principal del restaurante.

- no, no es eso- el moreno le sujetó por el mentón para mirarle frente a frente- es… que… he tenido un sueño…

- ¿un sueño?

- no importa realmente. Vámonos- Sanji le dedicó una entristecida sonrisa y miró hacia enfrente, dándole entender al espadachín que no diría más, al menos por ahora. Tras un suspiro, Zoro puso en marcha el auto con rumbo al edificio donde vivía el rubio…

***********************

Las prendas habían comenzado a desaparecer en cuanto entraron al departamento, dejando un camino de ropa que llegaba hasta la alcoba. Sobre la cama, los cuerpos sudorosos del par de amantes se mecían y acariciaban mientras sus bocas se fundían desesperadamente. El rubio era quien se mantenía arriba, moviendo sus caderas para que sus hombrías se rozaran entre ellas. Zoro se encargaba de penetrarle con tres de sus dígitos, lográndole robar más de un suspiro.

Sanji se deshizo de la mano invasora y se deslizó ágilmente hacia abajo, paseando su lengua por la morena piel, saboreando cada desnivel, cada cicatriz marcada en su pecho, incluyendo la más prominente de ellas. En cuanto estuvo frente a la erección del peliverde, tragó saliva y la sujetó entre sus temblorosas manos a la vez que su sonrojo se hacía más evidente.

- no tienes que hacerlo- le dijo Zoro al ver un rastro de duda en su mirada

- cállate- reclamó el rubio y volvió su vista hacia abajo. Se acercó lentamente a la entrepierna del otro y comenzó a recorrerla con la lengua antes de introducirla por completo en su boca, o al menos hasta donde su garganta se lo permitió. Empezó con movimientos lentos, dejando que el miembro del peliverde entrara y saliera libremente por su cavidad; más de una vez sintió que se ahogaba, pero no le importó, pues lo único que quería era complacer a su amante, y por los gemidos de éste, parecía que lo estaba logrando.

- agh… demonios…- la respiración del espadachín se volvía más violenta conforme el otro aumentaba el ritmo, haciendo todo lo humanamente posible por no embestir contra la boca del rubio- Sanji… voy a…- el aludido le miró sin dejar su labor y se burló silenciosamente del otro- pervertido…- sujetó la cabellera del rubio y la sostuvo contra su entrepierna, dejando que su semilla fluyera en su cavidad. Al ver que el otro no podía tragar más, lo soltó y dejó que se levantara para tomar un poco de aire.

- aun está duro…- comentó Sanji al ver la erección del peliverde casi intacta. Se relamió los labios, recogiendo lo que quedaba de los fluidos ajenos y propios, y se levantó ligeramente a la vez que una de sus manos sujetaba el miembro del otro, dirigiéndolo a su palpitante entrada.

- ¿q…?- esta vez era el espadachín quien se sonrojaba, pues era muy rara la vez que Sanji tomaba la iniciativa. Miró sus gestos de dolor y placer dibujados en su rostro mientras introducía su miembro poco a poco, demasiado lento para su gusto. Dio una potente embestida, introduciéndose completamente en él

- ¡no te muevas idiota!- le gritó el adolorido cocinero. Permanecieron inmóviles unos momentos, mirándose a los ojos, dejando que ambos cuerpos se acostumbraran a la posición, hasta que Sanji comenzó a moverse, colocando sus manos sobre el pecho del otro para sostener su peso- ahhh….- levantaba lo suficiente sus caderas como para sacar casi por completo la hombría de Zoro para luego volver a bajar de golpe, provocándose a sí mismo arcadas de verdadero goce acompañadas de fuertes gemidos que no hicieron más que provocar al otro. El peliverde sujetó las manos del contrario y las apartó de su pecho para poderse sentar sobre la cama- te dije que… ahhh… te mantuvieras quieto…- habló el rubio sin detener el vaivén

- no puedo quedarme quieto cuando te veo así- soltó los brazos del cocinero y rodeó su cintura, marcándole el ritmo a seguir mientras sus labios se encargaban de succionar sus pezones y pasearse por cada centímetro de piel que tenía a su alcance, marcándola con ligeras mordidas

- mnn… Zoro… Zoro…- el escuchar su nombre pronunciado tan seductoramente aumentó su lujuria. Sus caderas comenzaron a moverse en sentido opuesto a las de Sanji, entrando aun más profundo- ahhh… ahhh… Zo… ahhh… más… AHHH…- al fin logró llegar al punto débil del cocinero, ese que le hacía enloquecer, por lo que concentró sus fuerzas en ese punto- ahhh... ya… ya no…- el rubio se sujetó desesperadamente  la espalda del peliverde, encajando sus uñas en la morena piel de su amante. Su pene vibró antes de correrse en el vientre de Zoro, justo cuando éste llegaba al orgasmo en su interior tras un profundo suspiro.

Sanji cayó exhausto sobre los hombros del espadachín, tratando de recobrar el aliento; pero no había pasado ni medio minuto cuando el peliverde lo tiró sobre la cama y volvió a adentrarse a él de golpe, haciéndole gritar. Estaba a punto de quejarse  algo cuando Zoro le cayó con un apasionado beso mientras profanaba su cuerpo una vez más…

- aun tengo hambre…

****************************

A la mañana siguiente…

El sonido del despertador le obligó a abrir los ojos. Se estiró perezosamente sobre la cama y alargó su brazo hacia el mueble donde estaba el despertador, miró la hora y apagó la alarma. Se quedó unos momentos sentado en su sitio con los ojos cerrados, como no queriendo despertar, pero tenía obligaciones que atender en el Baratie, así que se quitó las sábanas de encima y salió de la cama.

- mira cómo me dejaste, estúpido marimo- se quejó al ver las marcas rojizas sobre su pecho. El rubio regresó su mirada hacia la cama, y al ver al otro dormir plácidamente, sonrió y besó su frente, deseándole buenos días, antes de introducirse a la ducha.

El agua golpeando el mosaico del piso hizo despertar a Zoro, quien, sin abrir los ojos, buscó el cuerpo de su amante sobre la cama, pero no lo encontró, por lo que se levantó completamente y bostezó antes de tallarse los párpados y abrir los ojos.

- oi, cocinero- le llamó mientras se giraba a ver la puerta de la ducha y estiraba sus brazos en el aire- regresa a la cama, quiero dormir

- duerme tu solo- respondió el rubio molesto- yo tengo que trabajar. Te prepararé el desayuno antes de irme si quieres

- gracias- se puso de pie y comenzó a levantar su ropa del piso- por cierto, sobre ese sueño que mencionaste…

- ah, eso- su voz se escuchaba un tanto desanimada, por lo que el peliverde dejó lo que estaba haciendo y miró el cuarto de baño, como si pudiera ver a Sanji a través de ella- bueno… es sobre Crocodile…

- ¿aun te preocupa ese sujeto?- arrojó la ropa sobre la cama y se sentó a la orilla de ésta mientras apoyaba sus brazos en el colchón- desde que dimos su rostro a conocer hace siete meses, las autoridades de todo el país comenzaron a perseguirle. La única razón por la que no lo han atrapado es porque esa maldita rata sabe esconderse muy bien

- no creo que se quede de brazos cruzados… estoy seguro que trama algo en mi contra…

- nadie te pondrá un dedo encima. Yo voy a protegerte

- no soy yo quien me preocupa- se quedó callado unos momentos antes de proseguir- ese sueño que he tenido se ha repetido por varias noches, es como un presentimiento…

- ¿presentimiento sobre qué?

- se ve tan real que incluso me asusta. Zoro, yo…

- ¡¡SANJI!!- se escuchó un fuerte grito desde afuera seguido del incesante sonido del timbre- ¡¡SANJI, COMIDA!!- aquella estruendosa e infantil voz…

- ¿Luffy?- el peliverde enarcó una ceja, confundido. Sabía que el menor de los hermanos D. se había mudado junto con Ace a un departamento no muy lejos del hogar del rubio, pero…- ¿qué hace aquí?- preguntó en voz alta para que Sanji pudiese escucharlo

- Luffy a veces viene a desayunar conmigo, ¿puedes abrirle la puerta y decirle que espere? No tardo

- tks…- Zoro se puso su ropa interior y sus pantalones y fue hasta la entrada principal para abrir la puerta

- ¡Zoro! ¡Hace mucho que no te veía, shishishi!- dijo sonriente el pelinegro mientras le abrazaba- ¿también viniste a desayunar con Sanji?

- algo así…

- tu cuerpo está pegajoso- comentó el pequeño y se apartó ligeramente

- [[mejor que no se entere]]- pensó el sonrojado espadachín- pasa, Sanji está vistiéndose. Vendrá en un rato más- Luffy entró corriendo al apartamento, yendo directamente hacia la cocina. Se sentó frente a la mesa y esperó lo más paciente que pudo mientras sonreía- ¿y hay algún motivo en especial para que vengas a casa del cejillas?- preguntó sentándose frente al pelinegro, escudriñándole con la mirada

- ¡porque Sanji cocina delicioso!- respondió con simpleza- ¡me gusta!- y comenzó a reír tontamente, sin darse cuenta de la ira que provocaba en el mayor

- ¿a Ace no le molesta que vengas?

- no lo sabe- admitió el pequeño- cuando vengo a visitar a Sanji es porque Ace no está en casa… últimamente no está mucho conmigo- dijo molesto mientras hacía un puchero y cruzaba sus brazos- él dijo que cuando viviéramos juntos pasaría más tiempo conmigo, pero ahora no hace más que estar con Smoker…

- ¿con Smoker?- el peliverde lo meditó unos momentos- supongo que ser el vice comandante no es sencillo. Tashigi también parecía muy ocupada cuando estaba aquí…

- no me gusta. Quiero a Ace de regreso

- Ace no se ha ido a ningún lado. Sólo está haciendo su trabajo, Luffy- mas el pequeño no parecía satisfecho con esa explicación.

- buenos días- el rubio apareció en la cocina en ese momento, pero por alguna razón que desconocía, el ambiente se sentía tenso- ummm… ¿sucede algo?

- no, nada- Zoro se levantó de su sitio y caminó hasta donde estaba el cocinero- voy a usar tu ducha. Ustedes comiencen con el desayuno- tomó el hombro del rubio y se acercó a su oído- trata de animarlo un poco- le murmuró antes de dejar la cocina.

Sin hacer preguntas, Sanji comenzó a preparar el desayuno mientras hablaba con el más joven hasta que éste olvidó el asunto de su hermano y volvió a sonreír; no había nada que le alegrase más que comer, sobre todo si se trataba de una comida preparada por el rubio. Al regresar Zoro, los tres empezaron a desayunar amenamente, hablando una que otra tontería hasta que terminaron. Después de que el rubio lavara los trastos del desayuno, todos abandonaron el departamento; Zoro llevaría a Sanji al Baratie y Luffy le acompañaría al departamento de policía para que pudiera ver a su hermano.

- ¿falta mucho?- preguntó el inquieto pelinegro, quien rodaba de un lado a otro sobre el asiento de atrás

- ya te dije que no- le respondió el peliverde, tratando de conservar su calma- sólo dejamos a Sanji y…- un sonido chirriante interrumpió su conversación

“¡Llamando a todas las unidades!”- se escuchó por el radio que tenía integrado el auto del peliverde- “¡Tenemos un código 245* en el Banco Nacional de Whiskey Peak. Todas las unidades disponibles, solicitamos apoyo!”

- no está muy lejos de aquí- habló el peliverde al ver el letrero del nombre de la calle por la cual transitaban

- haz tu trabajo, yo puedo seguir caminando desde aquí- el rubio abrió la puerta y se preparó para salir- vamos Luffy

- pero quiero ver a Ace- reclamó el pelinegro

- será después. Vamos, el marimo tiene que trabajar- el menor dio un suspiro y bajó del auto junto con el rubio- ten cuidado- le dijo el rubio por la ventanilla. Zoro simplemente asintió y puso el auto en marcha mientras la sirena de su auto comenzaba a sonar- el Banco Nacional… está para el otro lado…- se dijo a sí mismo con una gota de sudor resbalando por su frente. Vio el auto detenerse, darse la vuelta y tomar el rumbo contrario; al parecer, el peliverde se había dado cuenta de que no había tomado el camino correcto.

El rubio rio por lo bajo antes de caminar hacia el Baratie. Luffy lo siguió por inercia, después de todo, no tenía nada mejor que hacer, y con algo de suerte, podría comer un poco más de la comida de Sanji. No muy lejos de ellos, y sin que se percatasen, un par de sujetos les miraban atentos

- el rubio no está nada mal- habló para sí uno de ellos, recibiendo un golpe de su compañero- ¡eso dolió Penguin!- se quejó el pelirrojo

- idiota- sin apartar la vista de Sanji, el pelinegro sacó su celular y marcó un número. Segundos más tarde, escuchó que alguien respondía su llamada- jefe, soy Penguin. Creo que ya encontramos a la persona perfecta para darle el mensaje de Mr. 0 a Kuroashi Sanji…

Continued…

___________________________

* En el lenguaje policiaco, un 245 significa “robo a mano armada”

Notas finales:

-w- dejaremos este capi hasta aquí

bueno, espero q les esté gustando, no olviden dejarme su opinión xD

ah, s m olvidaba, este fic comencé a escribirlo como celebración del aniversario de Una Deliciosa Tortura ¬w¬ q espero q también lean... por cierto, en cuanto termine mis exámenes comienzo a escribir el siguiente capi d ese xD

en fin, me retiro por ahora ^^

nos vemos, si uds quieren, en el siguiente capitulo

matta ne~


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