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Los Desmaravilladores por Amani

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Notas del fanfic:

Es fanfic de varios capítulos autoconclusivos, tiene a exo como personajes principales y las parejas son haren. Tambien aparecen como personajes Jaejoong, Nana y Sooyoung. En cada capítulo hay como personajes especial que solo estan por ese capítulo que son lo encargados de narrar la historia. 

Es un fanfic de misterio y horror, tambien angustia y tragedia. Ojala les guste :)

Trailer http://www.youtube.com/watch?v=-JHnpbVzuEU

Notas del capitulo:

En este capítulo los personajes especiales son Kwang Min y Young Min de Boyfriend

Los desmaravilladores

 

Sentí mucho frío de repente, fue como si estuviese  a la intemperie. Caminando semidesnudo sobre las nieves en esos meses de invierno. Era como si lo pudiera ver… el bosque nevado a través del cual caminaba. Un lugar que yo conocía, no lejos de casa, frente al lago, el bosque que rodeaba mi pueblo. Pero en ese momento sabía que soñaba y mis ansias de despertar me exasperaban. No entendía porque sentía tanto frío, porque sentía mies pies congelados caminando descalzo sobre la nieve y el gélido viento rozando mi torso desnudo.

Ahí donde estaba… ¿Dónde estaba? Ya no lo sabía, me convulsione con fuerza para despertar y finalmente lo logre, pero seguía haciendo mucho frío incluso si estaba dentro de mi cama.

Mire alrededor y Young Min no estaba.

 

Abre el telón

Tuve todo el tiempo mi mirada puesta en la puerta mientras tomaba mi leche caliente para ver si entraba, pero los minutos pasaban y no lo hacía. Mama había servido solo un jarro para mí y pensé que no lo esperaba.

_ ¿Young Min?- pregunté.

_ Salió temprano- respondió mamá- le pedí que llevara unas cartas al correo. Hoy llega el tren y debía apresurarse si quería que fueran entregadas.

_ Lo iré a encontrar- dije levantándome estrepitosamente.

Debía verle, no tenía nada realmente para decirle pero solo verlo me haría sentir más tranquilo. Él era mi hermano gemelo, solo seis minutos mayor que yo. Era como mi otro mitad y cuando me sentía perdido necesitaba verle para saber que estaba ahí.

El pueblo donde vivíamos era bastante pequeño, no tenía nada realmente. Eran un par de casas aglomeradas en el medio del bosque, la gente de aquí vivía de la recolección de hongos que luego vendía a la ciudad. Era realmente una actividad aburrida, la fiesta que se hacía todos lo años por la colecta de hongos era más aburrida aún. Nos reuníamos en la plaza a comer pasteles que las mujeres hacían, luego de eso volvíamos a nuestras casa. Era el único acontecimiento en el año aparte de navidad y año nuevo. Todos nos conocíamos muy bien y no tenía gracia reunirnos a charlar sobre las novedades porque nunca había novedades y todos estábamos muy acostumbrados los unos de los otros.

Todos los lunes pasaba el tren a las nueve en punto de la mañana, era lo único que movilizaba un poco a la gente de aquí. Aunque rara vez bajaba alguien o subía alguien al tren. Este venía con el correo, el diario con las noticias de la ciudad, traía mercadería para el único almacén del pueblo y por supuesto llevaba nuestros hongos a la ciudad.

Las señoras se vestían con sus mejores ropas para ir a la estación el lunes por la mañana. Paseaban por el andén, charlaban entre ellas y algunas más mayores se sentaban a tejer ahí. Algunos hombres también iban, llevaban un tablero de ajedrez o damas y se sentaban ahí a jugar. Algunos, apenas tenían el periódico es sus manos se quedaban a leerlo ahí.

El tren era lo único que daba distracción en nuestro pueblo y no era de extrañar que Young Min hubiera ido en tan buena calidad a llevar las cartas de mama y que todavía no hubiese vuelto.

En cinco minutos a pie llegue a la estación, no era muy lejos de casa, nada en el pueblo era lejos realmente. La estación, era un edificio pequeño de una planta con varios compartimientos donde funcionaba el correo y el telégrafo. Estaba justo detrás del único almacén del pueblo, el cual estaba en frente de la plaza que alrededor tenía una serie de treinta casas y eso era todo el pueblo.

La estación estaba llena de gente, la mitad del pueblo estaba ahí, todos vestidos de manera muy elegante yendo y viniendo porque ya se hacía la hora de la arribada del tren. Fui de un lado a otro tratando de hallarlo pero no podía divisar su rostro en la multitud. Mire el reloj de agujas que colgaba del techo y este dio las nueve.

El silbido del tren se oyó y todos se asomaron para verle aparecer entre los árboles. Mal disimulando su interés continuaron yendo y viniendo por la acera del andén. Yo me quede parado ahí esperando que Young Min apareciera.

El tren se detuvo en la estación y abrió sus puertas. Bajaron varios hombres con cajas; algunas de mercadería para el almacén, otras más pequeñas era el correo. A su vez, otros hombres cargaron las cajas con los hongos. El maquinista bajo para estirar un poco las piernas mientras fumaba un cigarrillo. Luego bajaron las pilas de periódicos y la gente se amontono para comprarlo. Esa era la rutina de todos los lunes por la cual la gente de aquí se entusiasmaba tanto.

Entonces dos figuras aparecieron en la puerta del tren. Al principio nadie presto mucha atención, porque era normal que los pasajeros bajaran a estirar los pies o a ir al baño. Pero tan pronto la puerta se abrió y ellas dieron un paso afuera todos pegaron sus ojos en las dos extraordinariamente hermosas mujeres.

Una era rubia y la otra de pelo castaño, ambas eran altas y tenían una fina figura. La rubia vestía de pantalones blancos con botas negras altas, un saco largo hasta las rodillas abrochado con un botón dorado a la cintura, una camisa blanca de bolados y una galera negra con tun tul que cubría su rostro. La otra usaba una falda roja de varias capas y corte irregular que dejaba ver una de sus piernas que llevaban medias negras y botas de media caña. Hacia arriba tenía un saco corto muy entallado con un detalle de plumas negras y rojas en un costado, y un tocado de flores en el pelo que llevaba suelto.

Todos quedaron sin habla al verlas, no se había visto jamás criaturas tan bellas en nuestro humilde pueblo. Y a medida que salieron de la estación en dirección al almacén todos las siguieron. Yo también lo hice, quería saber a que venían tan extravagantes damas.

La rubia llevaba en sus manos una particular caja de cedro roja muy finamente tallada. Pasaron por la estación ignorando el público que las admiraba y fueron hasta el almacén donde la impresión que causaron no fue menor.

Cuando entraron al almacén fuero directamente hacia la pizarra de anuncios y recortes de diario. Se pararon en frente y abrieron la caja de madera, de allí tomaron un papel que colocaron en la pizarra sujetos con clavos dorados.

Entonces ambas cerraron la caja y se dieron vuelta hacia la gente que las miraba pasmada.

_ Nana…- dijo la rubia.

_ Sooyoung…- continuó la otra.

_ Anunciamos la visita del circo Exo- dijeron al unísono, ambas hicieron una reverencia y partieron así como llegaron.

Algunos se pararon fuera del almacén para verlas irse, los demás se amotinaron junto a la pizarra para ver que decía el papel.

 

Circus exo

Desde el Fin del Mundo llega, el circo más extraordinario jamás imaginado.

Con las fabulosas presentaciones del Mago Kai,

El gran domador de Leones Kris,

El trío de Arlequines Luhan, Chen y Xiumin,

El malabarista Lay

El gran acróbata y lanzador de cuchillas Tao

El increíble escapista Suho

Chanyeol el controlador del fuego

Y los trapecistas Sehun, D.O. y Baekhyun

Presentados por el gran caballero Jaejoong y asistidos por las hermosas Nana y Sooyoung

 

El próximo domingo en el tren de medianoche. Única presentación.

 

No hay palabras para describir la euforia que la noticia causo en todos. Muchos de lo que estábamos aquí jamás habíamos ido a un circo, solo teníamos noticias de ello por los periódicos de la ciudad. Además, jamás había habido semejante acontecimiento en nuestro pueblo. La emoción sacudió al pueblo y pronto la noticia se desparramó en todas partes.

Sin embargo, yo continuaba sin hallar a Young Min. Pensé que tal vez había vuelto a casa y decidí volver.

Mama estaba preparando el almuerzo, sentí el aroma al cruzar la puerta, y le hablaba a Young Min que estaba parado junto a ella en la cocina dándome la espalda.

_ Se nos esta por acabar la leña- le decía- ¿puedes ir por mas?

_ Si- asintió.

_ Oh mira- dijo viendo donde yo estaba- Kwang Min ya esta aquí, vayan juntos.

_ Si- se dio vuelta y fue hasta mí. Me pareció que su sonrisa era más de la que ameritaba la situación- vamos- me dijo llevándome de la mano.

_ ¿Dónde estuviste?- le pregunte cuando salimos de la casa.

_ En la estación- respondió desenfadado.

_ Entonces las viste.

Me miro.

_ ¿Viste a las dos damas que llegaron?

_ No ¿Cuáles?

_ Las que llegaron anunciando el circo.

_ ¿Viene un circo? Eso suena emocionante- sonrió.

_ ¿Cómo pudiste no verlas? Todo el mundo se reunió alrededor de ellas.

_ Deje las cartas y luego fui por champiñones al bosque, de ahí volví a casa.

_ Ah…- me le quede mirando un momento, se veía distraído.

Era la hora cena y nos habíamos reunido a comer en la cocina. Mama nos reparo una sopa de verduras que comí con gusto esperando hallar los champiñones que mi hermano había recolectado para la comida. Pero ni en el almuerzo ni en la cena aparecieron, tampoco al día siguiente.

Aquel sábado pareció como un lunes, todo el pueblo rondaba la estación del tren. A las doce de la noche arribaría el tren que traería por primera vez al circo Exo. Todos estaban muy emocionados, habían cortado todas sus actividades para poder asistir. Realmente era un evento histórico para nuestro humilde pueblo.

_ ¿Ya estas listo?- me pregunto Young Min al entrar.

_ Si- respondí, se veía bastante emocionado. Pero había algo distinto en él, como si tuviera en mente algo.

Era la primera vez que había tanta gente despierta y rondando por el pueblo a tan altas horas de la noche. Incluso le habían puesto guirnaldas a la estación y nuestro alcalde estaba ahí.

Con mi hermano nos sentamos en un costado a esperar con los ojos puestos en el reloj de agujas de la estación. Mis padres estaban parados a unos pasos de nosotros, éramos una familia humilde y nunca habíamos salido del pueblo. Debo admitir que yo también estaba emocionado al respecto.

Faltaban solo segundos para los doce, el minutero marcaba cincuenta y nueve minutos y en un par de segundos sonaría la hora. Todo el mundo puso sus ojos en el reloj cuando este alcanzó las doce, entonces el silbido del tren se hoyó y el tren se deslumbro entre los árboles. Yo fui el único que continuó mirando el reloj para darme cuenta que este no avanzaba, se había detenido.

El tren se detuvo en nuestra estación, era bastante elegante; color negro con cortinas de terciopelo púrpura. Pensé que debía ser muy elegante por dentro.

Mire hacia la cabina del maquinista para ver a la persona que manejaba el tren, pero no vi a nadie. Estaba todo oscuro y las luces de la estación se reflejaban en el vidrio lo que no me dejaba ver bien. Supuse que las sombras lo ocultaban de mis ojos.

Las puertas se abrieron dejando salir una pequeña neblina, seguramente era el humo del motor. Una persona apareció ahí, era un hombre joven de piel blanca y cabellos castaños cobrizo. Tenía un pequeño sombrero de piel de oso negro en la nuca, estaba vestido con un gran saco que llegaba hasta sus tobillos de botones negro, debajo tenía una polera de rayas blancas y negras, pantalones negros y botas negras. Sus mirada era vivaz ligeramente escondida detrás de gafas negra redondas. A su lado aparecieron las dos damas una de cada lado.

_ Muy buenas noches a todos- saludó carismáticamente el hombre- soy el Sir Kim Jaejoong, el presentador del fantástico circo Exo y les saludos a todos, queridos vecinos.

_ Bienvenido a nuestro humilde pueblo- respondió el alcalde mientras todos miraban pasmados- nos sentimos honrados que hayan decidido parar aquí.

_ Oh no, por favor, el gusto es todo nuestro- dijo entre un gran sonrisa.

_ Por favor, díganos como podemos hacerle su estancia más cómoda.

_ Estaremos aquí por un día exactamente- extendió su mano en la dirección de la chica morena, que según recuerdo se llamaba Sooyoung.

Ella saco de adentro una bandeja de plata con un reloj de arena que ya había sido echado a correr, aparentemente desde hace unos instantes.

_ Mañana a medianoche- continuó- nos iremos.

_ Entonces pasaran esta noche aquí, permítanme ofrecerles hospedaje en mi humilde morada.

_ Muchas gracias, pero no hace falta. Tenemos todo lo que necesitamos aquí adentro. Solo les pediré algunos voluntarios para armar la carpa y el escenario.

La gente se miro entre sí asintiendo con la cabeza. Young Min también asintió.

_ ¿Cuánto costara la entrada?- pregunto uno.

En el pueblo no había gente acomodada, la familia con más dinero era la del alcalde que también eran dueños del almacén.

_ ¡Será totalmente gratis!- exclamó alzando sus brazos.

_ ¿Gratis?- repuso la gente.

_ ¡Gratis! Somos artistas impulsados por el amor al arte no por el lucro.

_ ¡Gratis!- replicó Young Min- vamos a poder ir sin problemas- dijo con una gran sonrisa.

Era genial que fuese gratis, nuestra familia hacía un gran esfuerzo por pagar las entradas y solo podía permitirse unas de bajo costo. Por lo cual nos preocupaba el precio que fueran a tener. Que fuera gratis solucionaba todo, pero me parecía inverosímil que fueran de pueblo en pueblo sin cobrar ¿de donde sacaban dinero para sus gastos entonces?

_ Entonces, a todos los voluntarios, mañana a las ocho comienzan los trabajos. Muchas gracias- torció para entrar en el tren, pero se detuvo un segundo. Cualquiera no lo hubiese percibido pero yo lo note; se detuvo un segundo a sonreírle a Young Min.

Por la mañana ambos nos levantamos temprano para ir a colaborar con el armado de la carpa. Yo no tenía intenciones de hacerlo en un principio pero luego de ver como le había mirado tenía que ir.

Estábamos reunidos tomando el desayuno, cuando mi papá tosió un par de veces.

_ ¿Estas bien querido?- pregunto mamá.

_ Sí, solo es un resfriado. Estaré bien.

_ Kwang Min, ve con tu padre a ayudarle.

_ Si- asentí. Aunque no quería dejar a mi hermano solo, pero papá se veía cansado. Se dedicaba a la pesca y  vendía lo que obtenía en el almacén. Pasando toda la mañana en el lago soportando el frío, fácilmente podría enfermar.

Durante toda la mañana no pude evitar pensar en mi hermano. Las preguntas me iban y venían. A veces llegaba a desesperar, luego me calmaba y pensaba que solo exageraba. Lo cierto es que hubo una razón para aquella sonrisa, no pudo ser una coincidencia o solo mi imaginación.

_ Ya casi hemos terminado hijo- me dijo- si quieres puedes ir a casa para ayudar a mama, yo terminaré aquí.

_ Si- respondí y me fui lo más rápido que pude. Estaba ansioso por ver a mi hermano, por saber si estaba bien. Podía pasar por la plaza a verle y luego continuar hacia mi casa.

Me fui corriendo todo el trayecto del lago hasta la plaza, no tarde más  de diez minutos no era un trayecto muy largo. Cuando llegue pude ver que la carpa estaba casi lista, había muchas personas ahí, rondando alrededor. Lo que me llamo la atención fue ver gitanos entre la muchedumbre. Estaban en los trabajos de armado, supuse que era el equipo que el circo traía consigo.

Comencé a recorrer la plaza para tratar de divisar a mi hermano, pero había mucha gente que iba y venía. Entonces me detuve y le pregunte a Sam, el hijo mayor del alcalde que también estaba ahí.

_ ¿Has visto a Young Min?

_ Lo vi entrar a la carpa- respondió.

_ Gracias.

Me enfile para entrar pero un grupo de tres gitanos se pararon en la entrada y comenzaron a hablar entre ellos en su idioma mirando en mi dirección.

Me atemorizó un poco la forma en que me veían así que decidí entrar por otro lado y fingí irme. Di la vuelta para encontrar un rincón donde no hubiera nadie y cuando tuve la oportunidad entre levantando la tela.

Creo que la parte en donde entre eran los vestidores, había varias pequeñas carpas una al lado de la otra dejando un pasillo a largo entre medio. Detrás había una gran tela que separaba este sector del resto. El lugar estaba vacío así que empecé a pasar por entre las carpas para llegar al otro lado. Cuando oí susurros en una carpa.

Me acerque a ella tratando de no hacer ruidos y escuche risas por lo bajo, pude reconocer una de las voces, era mi hermano.

Levante ligeramente la cortina de entrada para mirar por la rendija y los vi, a él y al presentador. Young Min estaba sentado arriba de un gran cofre con la camisa desabotonada, entre sus piernas estaba parado el presentador que hacía desfilar su dedo índice desde su mejilla, por el torso desnudo hasta el botón de su pantalón.

Me quede congelado cuando los vi, quería dejar de ver pero no me podía mover. Realmente no los quería ver, no quería saber que hacían o que pretendían hacer. Pero mi cuerpo se rehusó a moverse y mis ojos a cerrarse, y los vi besándose debajo de la débil luz de las velas. Escuchando sus respiraciones agitadas y los gemidos que soltaba Young Min cuando el presentador lo tocaba para quitarle el pantalón y cuando le besaba el cuello.

Sentí algo pasar por mi nuca, el aire que corto rozó mi cuello. Mire hacia un costado y vi un cuchillo ensartado en la tela de la carpa que se agitaba levemente. Mire estrepitosamente hacia el lado contrario para ver de donde había venido y vi a un joven de cabello negro con mirada penetrante parado ahí.

Su expresión era muy severa y me miraba a mí. En su mano izquierda tenía otros cinco cuchillos.

Se disponía a lanzar otro, yo estaba paralizado por el miedo, intente huir y me caí hacia atrás. Entonces alguien me atrapo sosteniéndome por la espalda. Levante la mirada hacia el chico de cabello negro y a su lado había otro rubio, algo más alto tomándole de la mano.

_ No te preocupes- susurro aquella persona en mi oído.

Me aparte estrepitosamente y me di vuelta a verle. Era un joven de cabellos rojizo que miraba hacia mí con una sonrisa.

_ No te pasara nada- agregó.

_ ¿Quién eres?- dije con la voz tiritante.

_ Suho, el escapista. Aquel era Tao que practicaba puntería. No te asustes, es solo que a veces no se da cuenta donde lo hace. Kris le hará saber que estuvo mal. Por lo pronto tú no puedes estar aquí.

_ Vamos- dijo una voz femenina.

Torcí y vi a la rubia Nana parada detrás de mí.

_ Te conduciré hacia afuera para que no te pierdas- continuó.

_ No me iré sin mi hermano- dije con voz segura.

_ Sooyoung ya lo sacó de aquí, debe estar camino a tu casa.

Dude un instante, torcí a ver a Suho pero cuando lo hice ya no estaba ahí ¿Cómo era posible que entraran y salieran de esa forma? Estaba confundido y solo quería irme así que decidí hacer lo que me decía.

Ella me saco de la carpa que por dentro parece mucho mas grande que por fuera. Luego continúe camino  a casa por mi cuenta, ella se quedo diciéndole algo a los gitanos de la entrada que no pude entender.

Al llegar a casa lo primero que hice fue preguntarle a mama por mi hermano.

_ Sí que tardaste- me dijo- tu papa ya esta aquí, ya vamos a comer.

Me había parecido que solo habían sido algunos minutos, pero lo deje pasar.

_ ¿Mi hermano?

_ Dijo que estaba cansado y pidió permiso para ir a dormir sin comer.

_ ¿Esta bien?

_ Sí, esta durmiendo. Ve a lavarte que ya voy a servir la comida, luego le llevare algo a Young Min.

Fui a la habitación y le mire desde la puerta. Se había cubierto con la frazada y estaba abollonado en dirección a la pared. Parecía dormir, pero yo sabía que algo había ocurrido.

Pensé en decirles a mis padres, pero no era algo que le agradaría oír. Tenía miedo de su reacción y lo que pudiera suceder. Por lo que decidí guardar silencio.

La noche llegó y también la hora de ir al circo. Yo no quería ir, tenía miedo de esa gente pero no podía decir porque. Podía decir que me sentía enfermo y quedarme, pero ellos tres irían seguramente. Era mejor si iba y estaba atento a lo que pudiera ocurrir.

Young Min se despertó sobre la hora, por lo que no tuve tiempo de hablar con él debido a que mis padres estuvieron presentes todo el tiempo.

Todo el pueblo estaba ahí ansiosos de ver el espectáculo. Yo me senté junto a él y sostuve su mano con fuerza.

El torció a mirarme como si no entendiera la repentina muestra de afecto.

Yo solo me quede así, no podía ir a ningún lado sin que me diera cuenta. Si se apagaban las luces sabría que estaba ahí. No lo iba a soltar.

Uno tras uno los espectáculos pasaron; el mago, los payasos, el escapista, el domador de leones. Solo faltaban los trapecistas y el lanzador de cuchillos. Dejando para el final a los trapecistas se anunció al acróbata lanzador de cuchillas.

Este era el joven que me había lanzado el cuchillo. Salió con una gran sonrisa acompañado de las dos damas que eran las asistentes de todos los actos.

Saludo y miro al público, luego levanto el dedo señalando uno.

_ El increíble Tao desea un voluntario- anunció el presentador- veamos quien se ofrece a este extraordinario acto- torció a mirar al publico.

Entonces él señalo hacia nosotros, más precisamente hacia Young Min.

El presentador lo vio y su sonrisa se desdibujo ligeramente.

_ Parece que ha elegido a alguien- dijo menos expresivo.

Young Min se levanto entusiasmado pero yo le retuve jalando de su mano.

_ ¡No vayas!- le dije.

_ ¿Por qué no? Parece divertido.

_ Es peligroso.

_ Es solo un acto, es falso, lo tienen todo arreglado.

_ No vayas.

_ Kwang Min, deja que vaya tu hermano- dijo mama.

_ No pasara un circo en mucho tiempo, déjalo que se divierta- agregó papa.

Young Min sonrió satisfecho, se zafó de mi mano y bajo al escenario.

Lo ataron de pies y manos a una tabla vertical. Tao se posiciono enfrente de él, de espalda al público y lanzó la primera cuchilla. Una tras una se clavaron alrededor de él formando su silueta. Una vez terminado, Sooyoung le trajo seis cuchillas más largas y finas.

Él las mostro al publico y corto papel para que veamos que eran reales. Todos estábamos en silencio y expectante, mis padres aterrados y yo al borde de la desesperación.

La tomó a las seis como si fueran un abanico y las fue tirando una detrás de la otra con tal velocidad que parecía como si hubiese lanzado todas al mismo tiempo.

Cuando nuestra mirada pasó de él a Young Min lo vimos con las cuchillas clavadas en su cuerpo. Dos en los pies, dos en las manos, una en la frente y la última en el corazón. El grito de horror de mi mama y otras señoras sacudió el lugar.

Pero Young Min nos miraba todavía como si nada sucediese. Las damas dieron vuelta la tabla para que viéramos como las cuchillas sobresalían por detrás sin una gota de sangre.

_ Estoy vivo- decía Young Min para calmar el horro de las personas y sobre todo el de su familia.

Las señoritas quitaron una por una las chichillas que salían sin sangre y sin dejar herida. Finalmente soltaron a mi hermano y él saludo al público entre los aplausos y la euforia de la gente.

El show terminó luego de dos horas y los preparativos para desmontar la carpa comenzaron de inmediato.

_ ¿Qué horas tiene señor alcalde?- escuche a alguien preguntar detrás de mí.

_ Mi reloj no esta funcionando, tendré que enviarlo a relojero en el próximo tren- respondió.

_ Él mío tampoco funciona.

Mire a mis padres que reían hablando con mi hermano.

_ ¿Estas bien?

_ Si- sonrió- fue increíble ¿no?

_ No lo vuelvas a hacer- le mire con seriedad.

Él torció su sonrisa.

_ Que rápido lo hacen- exclamó papá- parece que tardaron más en levantarla.

En la plaza solo quedaba un par de cajas que los gitanos acarreaban hacia el tren. La gente espero para despedirlos y se amontono en la estación. Nosotros también fuimos y vimos como la última caja era cargada y el presentador salía a despedirse.

_ Oh querido pueblo. Gracias por esta maravillosa noche, han sido un público estupendo- dijo.

_ Agradecemos su visita y esperamos la puedan repetir pronto- dijo el alcalde.

_ Ha sido una experiencia inolvidable pero ha llegado a su fin. Adiós a todos- torció para entrar y miro un instante a Young Min, esta vez con una expresión seria, luego entro.

El tren lanzó el silbido de partida y yo me sentí mas aliviado de que todo haya acabado. Entonces se puso en marcha y desapareció en la oscuridad del bosque, tanto su silueta como su sonido, ni siquiera se avistaba el humo que debería ir dejando.

Mire hacia el reloj y vi que este estaba en marcha de nuevo y marcaba las doce pasada por segundos.

El gemido de dolor de Young Min me despabiló. Torcí a verle, papa le sostenía de los brazos y mama intentaba socorrerle. La gente de inmediato se reunió alrededor para no creer lo que veían. De sus manos, piernas, frente y pecho un río de sangre fluía. Desde todos los lugares donde el lanzador de cuchillos había encestado su golpe.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

No olviden visitar mi blog para mas info sobre los fic y más proyectos.

Gracias por leer, espero sus comentarios! :)♥


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