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Jealous por mOny-san

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Notas del fanfic:

Personajes y bla bla bla~

La historia 100% mia XD

Notas del capitulo:

Yaaa~ aqui me tienen otra vez, no se, talvez tenga nuevas lectoras ya que esta pareja es taaan nueva para mi y realmente no conosco a muchas que le gusten, en fin..

100% dedicada a la Katy, que me jode que le escriba y yo le cumplo caprichos escribiendo...

No me quejare aqui, asi que nos vemos abajo.

Muere Katy (?) -huye-

 

Capitulo unico -Jealous-

 

Cada momento desperdiciado junto a él, cada segundo sintiendo que algo hacía faltaba junto a mi cama. ¿La edad? Por favor, tenía la edad suficiente para pensar maduramente, para “aclarar” sus sentimientos desde la primera vez que me beso, ¿Qué ya no había amor? Tal vez y eso era lo que sucedía, desde el momento en que habíamos comenzado a discutir…

 

Que era lo que había visto de su persona, ¿Su manera de vestir? ¿Su manera divertida de joderle a cada momento? O tal vez aquella manera de hablarle. Que era lo que tenía que hacer desde ahora para hacerle entender que realmente le necesitaba, que le quería y que a pesar de todo, necesitaba tenerle cerca como la primera vez que lo habían estado.

 

Que era lo que tenía que hacer para entender que simplemente ya no era lo mismo, que el ya no le amaba como la primera vez.

 

El simple hecho de mirarle hablar con los demás le provocaba un enojo interminable. Porque con ellos si convivía, si les hablaba, si les hacía todo el caso que ellos querían. Porque no simplemente le decía un “terminamos” y hasta ahí la dejaban.

 

No lo soportaba.

 

- Bien, vayamos a casa, estoy cansado…

 

- Vaya, como si tú pusieras dar las órdenes aquí, señor líder…

 

Aquel sarcasmo del verdadero líder provoco un bufido del vocalista. Para el baterista ya no era gracioso el verles discutir con sus sarcasmo o siquiera escuchar las pláticas que los demás hacían como verdaderas viejas metiches.

 

- Todos sabemos que quieres irte ya, Kaoru. – dijo el segundo guitarrista riendo ante la seña que el otro le hacía.

 

- Váyanse al demonio, en fin, si Kyo se quiere largar no le hare trabajar más.

 

Shinya solo recibió una mirada algo ida y un movimiento de cabeza por parte de “su pareja”. Desde hacía días que aquella sonrisa que le regalaba a los demás simplemente a él ya no se las mostraba. El baterista tuvo que apresurarse a guardar sus cosas, a hacer que el más alto le esperara en la puerta solo observando el reloj de su muñeca como si le tomase el tiempo.

 

Si hubiesen estado en otras circunstancias Shinya estaría seguro que el otro le estaría a punto de hacer una travesura o que incluso le diría unas cuantas palabras amenazantes para salir cuanto antes de ahí, pero nada. Solo se dispuso a seguirle unos cuantos pasos atrás, a agachar su mirada al suelo y caminar lentamente ante el silencio que les inundaban los pasillos.

 

Y no era para menos, aquella mirada de fastidio en Die le decía al castaño que no debía de decir ninguna palabra o el otro se enojaría.

 

- ¿D-Die…? – pronuncio lento, con un volumen bajo, pero nada, el otro solo movió su rostro para que le dijera lo que tenía que decirle – Daisuke… -

 

- Qué es lo que quieres, Shinya.

 

Hay estaba esa maldita facetas fría del otro, odiaba cuando le hablaba de esa manera, cuando su voz salía más a fuerzas que de ganas, cuando decía su nombre como si al pronunciarlo su esófago quemara. Trago saliva, si, evidentemente todo esto le dolía, cada trato “especial” que el otro le daba provocaba que su garganta se encogiera en un nudo que prácticamente le asfixiaba.

 

Incluso no había insistido a hablarle una vez que Shinya se había quedado callado.

 

La ida a casa era prácticamente un martirio, siempre tan callados, sin hacerle el más mínimo caso, incluso ni una mirada por el retrovisor. Que es lo que necesitaba el batero hacer para volver a llamar su atención, para volverle a provocar aquello que tal vez alguna vez le había provocado. Trato de tomar su mano una vez tenerla cerca, para ser repelida en un movimiento rápido por parte de Die.

 

- Supongo es mejor si me voy por mi cuenta…

 

- ¡O-Oye Shinya!

 

Sin creerlo Die solo vio como el otro abría la puerta sin siquiera importarle que estuviera en medio de la calle parados a causa de la luz rojiza del semáforo, chasqueando los dientes una vez que el otro bajaba del coche, hacia la parada a un taxi, subía y se alejaba al doblar la calle siguiente.

 

- ¿Se encuentra bien, joven?

 

Como podía ser posible que su bienestar si le importara a un desconocido, que a aquel taxista le importara como se sentía o el porqué de aquellas lagrimas ligeras que corrían por sus mejillas.

 

- Estoy bien, gracias…

 

Solo se dispuso a esperar a donde era necesario ir, no sabía si era el momento indicado para llegar o si encontraría al otro de mal humor, pero, ya no aguantaba, desde el momento que el otro repelía el contacto de sus manos se había dado cuenta que todo se había perdido, que aquellos años se habían ido a la basura, que sinceramente ya no quería ser una carga para el pelilargo.

 

No tardó en llegar a la casa de su vocal, en tocar el timbre y esperar esos dos minutos que el más bajo les dejaba esperando siempre en la puerta.

 

- ¿Shinya? – Le miro algo sorprendido - ¿Qué haces aquí? Espera, porque tienes esa cara. –

 

- ¿Puedo pedirte un solo favor?

 

- Si, pero, pasa, no te quedes ahí pedazo de imbécil.

 

Kyo por supuesto que le miro entre sorprendido y alterado. Era tan raro ver a su amigo baterista solo, sin que el guitarrista le anduviese cuidando como siempre lo hacía. Pero lo que puso al vocal algo más que alterado fue ver como el otro completamente cohibido, entraba a la casa, tomaba asiento en el sillón, juntaba sus manos entre sus piernas y agachaba la mirada. Sin duda le conocía y sabía que aquellas ganas de llorar en el otro no eran por la felicidad misma que sentía. Y sabía que sin duda alguna, y apostaba la entrada al infierno mismo, que aquel comportamiento había sido causado por cualquier estupidez que Die le hubiese dicho

 

- Que es lo que pasa entre ustedes dos… - pregunto de repente el vocalista - ¿acaso crees que no me doy cuenta que las cosas entre ustedes van mal? -

 

- Porque eres tan directo conmigo…

 

- Porque soy tu amigo e incluso apuesto a que soy el único que te conoce realmente.

 

La sonrisa triste de Shinya provoco un estremecimiento en el vocal. Odiaba que las cosas terminaran de esta manera, que todo lo que le doliera a su amigo también él lo sintiera. Y Shinya no dejaba de morder su labio, de mirar fijamente aquellas líneas que se formaban en el azulejo blanco de la casa.

 

Kyo había estado seguro anteriormente que aquel dramita no eran más que puras pendejadas de los otros dos, pero ahora se daba cuenta que aquello iba más allá de sus simples peleas. El distanciamiento, las charlas necesarias de trabajo, e incluso ya no les había visto de un tiempo para acá con aquellos cariños que demostraban ante toda la maldita compañía.

 

Y no era que el vocal le fuese a preguntar absolutamente todo lo que le pasaba al otro, no, esas eran para personas chismosas, para gente que realmente no tenía nada más que hacer que contarse sus historias dulces de la vida. Solo se dispuso a aclarar su garganta.

 

- Sé que no te importa lo que pase con nosotros…

 

- Me alegra que lo tengas muy presente, Shinya.

 

- ¿Pero podría por lo menos quedarme un tiempo aquí mientras saco mis cosas de la casa y las llevo a mi departamento?

 

Kyo trago saliva suavemente, vaya, esto le asustaba y le agradaba a la vez. ¿Shinya regresando solo a su departamento después de haber tenido hecha una vida con el otro? Sin duda era sorprendente que el baterista estuviera echando los pocos o muchos años que había vivido con el guitarrista.

 

- No seas tan formal conmigo. – Hablo rudamente el vocalista – puedes quedarte el tiempo que sea necesario, sabes dónde está el cuarto, el baño, la cocina, así que simplemente siéntete como en tu casa… -

 

- Gracias…

 

- Estupideces.

 

Aquella risita que había echado el vocalista ciertamente le había sacado la primera sonrisa después de varios días. Sabía que Kyo era una persona reservada, más que reservada, pero se conocían desde incluso niños, sabía que en cualquier momento al estar aburridos Kyo le interrogaría, le pegaría unas cuantas patadas y el terminaría diciéndoselo todo, aunque realmente ni el mismo sabía que era ese “todo” solo se dispuso a tomar su celular, mandar un mensaje que no debía de mandar pero que a pesar de la costumbre no pudo evitar. “iré a por mis cosas” tan simple y tan raro a la ves leer y re-leer las mismas letras.

 

- ¿A dónde vas? – pregunto esta vez el vocal, observando detalladamente como era que el baterista se disponía a salir de la casa – Ya decía yo que te arrepentirías de abandonar a tu amorcito. –

 

- Iré a por algo  de ropa. – susurro.

 

- Ha, vaya, bueno… si quieres puedo llevarte.

 

No discutió, simplemente asintió al ver que el otro no le pediría permiso de llevarle. Quedándose parado una vez que veía como el más bajo regresaba rápidamente dentro de la casa, entraba a tal vez la recamara y al minuto regresaba arrojándole una de las tantas chamarras que le pudieran quedar al batero.

 

Shinya sonrió ante esto. Recordaba que cuando eran más jóvenes, Kyo siempre cuidaba de su salud, siempre le daba sudaderas para que se abrigara según el al no tener un cuerpo bastante resistente por lo delgado que era. Escucho un chasqueo que le advirtió que si seguía pensando el otro se largaría o le dejaría parado ahí mismo.

 

El recorrido fue bastante silencioso pero cómodo y confortable para ambos. Kyo no recordaba realmente cuando había sido el día en que Shinya estaba tan callado si sinceramente hacia unos pocos días no podía callarle.

 

- Nunca me casare… - dijo de repente el más bajo.

 

- ¿Perdón?

 

- Eso, que nunca me casare – repitió – mírate, estas tan amargado. –

 

- ¡Idiota! ¡¿Q-Quien dijo que estaba casado?!

 

El vocal no pudo evitar reír ante el sonrojo inmenso del otro. Amaba molestarlo y esa era una pequeña prueba de ello. Solo le acaricio el cabello castaño, despeinándolo mientras no dejaba de reír.  No entendía como era que Die, a su parecer, se había hartado de él.

 

- Bien hemos llegado. – el camino había sido tan corto para ambos, Shinya cuando menos lo esperaba, ya se encontraba fuera de su casa. Pudieron visualizar el coche del guitarrista estacionado de mala manera. – Vayamos entonces. –

 

- Puedo ir solo.

 

- Si, no es necesario que me lo pidas, te acompañare.

 

-¡Kyo!

 

- Si, sabes que no te dejare solo Shinya – se burlaba.

 

Como pelear con el maldito de su amigo vocalista, sabía que llevaba las de perder. Solo suspiro y bajo del vehículo junto al otro.

 

No iba mentir diciendo que todo estaba bien. Sus manos sudaban, si, tenía esa necesidad de por lo menos contemplar las facciones del otro, de escuchar su voz, de perderse completamente en su oscura mirada. Kyo solo pudo escuchar cómo era que tragaba saliva y sin que el otro se diera cuenta le arrebato las llaves habiendo y entrando como si fuera su casa.

 

Les sorprendió a ambos el ver el interior completamente oscuro, en silencio, los dos miraron hacia todos lados. Shinya odiaba ya esta situación. ¿Cuántos habían sido los días que él tenía que estar en la habitación y Die solo en la sala sin hacer absolutamente nada? Solo, sin siquiera la televisión o luces prendidas.

 

El batero lo visualizo como siempre, sentado, con la botella de cerveza en la mano, con la cabeza gacha como si estuviese dormido. Y su necesidad regreso. Como siempre se acercó a él, como siempre el olor a licor inundo sus sentidos, como siempre acaricio su cabello con el simple hecho de apartarlo de su rostro.

 

- Vaya, hasta que te apareces… - Su voz completamente ronca y sarcástica descoloco a los otros dos, y aunque Die no se había dado cuenta de la “pequeña” presencia ni siquiera le importo mirar a su alrededor - supongo te divertiste mucho estando fuera de casa… - dijo venenoso.

 

- ¿Qué estas tratando de decirme? – Frunció el ceño alejándose al sentir la presión de la mano del más alto apretando su muñeca – Daisuke. –

 

- Si estabas mejor fuera, a qué diablos has venido.

 

- solo vine por mis cosas… - su paciencia había llegado a su límite, Die estaba a la defensiva y él no se iba a dejar intimidar, solo rogaba porque no hiciera un drama y Kyo lo presenciara – Si tanto te repugna verme, si tanto quieres que me largue déjame decirte que sí, que ya no te molestare y desde mañana me iré a mi departamento. –

 

- No quiero ni imaginarme para que putas quieres estar solo. – Bufo – Tal vez te iras haya y meterás a alguien sin que nadie se dé cuenta. -

 

- ¿Quién putas te crees para insinuar tales pendejadas, Die?

 

El mencionado giro su cuerpo por completo, se había sorprendido al escuchar la voz de la persona que no quería ni ver en estos momentos. El simple hecho de verle ahí, dentro de su casa, mirándole con enojo provoco que enfureciera.

 

- Ya veo… - rio – ahora tienen el descaro de venía a recalcármelo en la cara. –

 

- ¿De que estas hablando? – pregunto confuso el baterista.

 

- Vamos, ya no lo nieguen, ¿acaso creen que no me doy cuenta que ustedes han estado bastante juntos últimamente? ¡¿Qué me están viendo la cara de estúpido?! –

 

- Que estas insinuando… - susurro Shinya.

 

- ¡Por favor! ¿Acaso creen que nunca me iba a dar cuenta que ustedes tiene algo que ver a mis espaldas?

 

- ¡¡No digas estupideces, Daisuke!! – Grito el vocal – Primero tu mujercita va a llorarme porque tú ya no lo quieres ¿y ahora me sales con la pendejada de celos porque yo tengo que ver algo con ese? – Apunto al castaño.

 

- ¡¿Y tú acaso piensas que voy a cree..?!

 

- Puedo aguantarte todo lo que quieras – interrumpió una vez más el vocal - incluso el que me golpees, pero, no puedo aguantar el que desconfíes así de él estúpido que tienes como novio, gritarle y compararle con esa clase de personas, no lo entiendo, de verdad que no se si tú eres el pendejo o lo soy yo por estar aquí hablándolo contigo… -

 

Die se quedó completamente callado, podía escuchar como el otro tumbado en el sillón sollozaba, como la respiración de Kyo aumentaba con el paso de los segundos y como es que en cuestión de segundos Shinya entraba al cuarto que ambos compartían y se encerraba de un portazo.

 

- Razónalo y date la oportunidad de comprender que por nada del mundo Shinya se fijaría en alguien que no sea tu puta cara… - el vocal no dijo nada más, solo se dispuso a salir y dejarles completamente solos. Escucho como arrancaba al instante y como las llantas rechinaban en el asfalto al girar la cuadra.

 

Su respiración se entre corto, dios, había estado a un cien por ciento seguro que Shinya le había sido infiel aquella vez con Kyo. Que ese maldito enano le había tomado hasta el cansancio. Dios, aquella vez todo el cuerpo y ropa del batero olía a la maldita y asquerosa colonia del vocalista, aquella vez había llegado a casa cansado y se había negado a que le tocase. ¿Y ahora tenía que creer tales cosas?

 

- Sal de ahí Shinya. – pateo la puerta – ¡Si no sales juro que tumbare la puerta y te matare! -

 

No escucho ningún reclamo por parte del otro, incluso solo lo único que se podía oír eran como se arrastraban algunas cosas y a los segundos como había el sonido de un cierre cerrando. Se quitó de la puerta al escuchar como la perilla giraba, se hizo a un lado completamente sorprendido al ver a Shinya, con los ojos completamente rojos, enojado y con una maleta en mano.

 

- ¿A dónde piensas ir?  - pregunto colérico - ¡¡Shinya maldición, te estoy hablando!! –

 

- ¿A dónde? – Hecho una risita sarcástica – A donde no pueda verte Daisuke, a donde ya pueda estar en paz sin tus malditos rechazos. –

 

- ¿Y esas es tu excusa para largarte con Kyo?

 

Die le miraba restante y a pesar de que el baterista no tenía la intención de dejarse intimidar, no podía evitarlo. Apretó fuertemente la maleta, arrastrándola, no hasta que sintió como de un jalón fuerte el otro se la quitaba y la arrojaba al suelo. Shinya le miro enojado.

 

- ¡¿Qué es lo que te pasa?! – Grito – Primero no me quieres cerca de ti, me tratas como si yo no te importara. Me hablas como te da la maldita gana, ¿y ahora no quieres que me vaya? Dime quien fue el que provocó todo esto… -

 

- ¡Tú lo provocaste todo, tú tienes la culpa de todo!

 

- ¡Yo no he hecho nada! – dijo exasperado, completamente rendido.

 

- ¡Tú fuiste el que me engaño con él! el que llego oliendo a él, el que venía cansado porque habías estado revolcándote a mis espaldas.

 

Shinya dejó escapar una lágrima de completo coraje. Como era posible que el otro pensara eso de él, como era posible que desconfiara después de tantos años juntos. Dios, no creía el hecho de que lo emparejara con Kyo, con la persona más heterosexual de todo el puto mundo. Sin siquiera pensarlo o dudarlo, estampo su mano en la mejilla del otro girándole el rostro por la fuerza ejercida.

 

- No soy una cualquiera… - dijo entre dientes – no me tomes como a una… -

 

Die escucho el primer sollozo, se sintió tan mierda al hablarle y tratarle de aquella manera, pero no podía evitarlo, no sabía cómo confiar en sus palabras, como escucharle sin que su sentir saliera a la luz. Chasqueo los dientes sobándose la parte afectada de su mejilla, corriendo a la puerta al ver como el otro tenía intenciones de salir.

 

- No iras a ningún lado… - se aferró tomándole por la muñeca y quitándole la maleta se dispuso a abrazarle por la espalda.

 

- No te entiendo…

 

Die se aferró fuertemente en el abrazado, apretándole a su cuerpo, escondiendo su rostro entre su cabello. Cuantos días que había tenido la necesidad de hacerlo, de abrazarle, de sentir su aroma aun impregnado en sus finos cabellos. Por supuesto que sabía que aquella prenda que cubría parte de su pecho no era suya, por supuesto que aquello olía diferente, pero, que más daba, que podía importar si ahora le tenía así, con él y no con nadie más.

 

- No puedo más…

 

- ¿Die?

 

- Me rindo… - susurro – Te extraño tanto como no tienes idea… -

 

Shinya giro su cuerpo aligerando el abrazo del otro. Le miro, perdió su mirada en la cristalina del otro, podía oler aun aquel alcohol que invadía el cuerpo del pelilargo sin aun emborracharle. Sintió tanta necesidad, quería probar sus labios, necesitaba darse cuenta que aún no todo estaba perdido. Pero cuando lo intento, cuando sus labios rosaron los del otro este se apartó desviando su rostro.

 

- Porque te rindes ahora… - suspiro el castaño – Dime porque Die… -

 

- Porque no puedo ganarle a aquel con quien estés ahora.

 

- ¿Cuantas veces tengo que repetirte que tú eres el único…?

 

Shinya tenía las intenciones de decirle más de aquellas palabras hasta que las manos del otro le jalaron más hacia sí, le tomaron de las mejillas y unía sus labios en uno de aquellos besos que a ambos asfixiaba. El castaño tuvo que esperar a que el otro bajara sus manos y le abrazara como era debido para colgarse a su cuello y así corresponder con hambre su beso.

 

Shinya jadeaba, sentía que se derretiría a cada contacto que el otro comenzaba a hacer. Die había adentrado sus manos bajo la camisa del castaño, a acariciar su espalda y cintura, besándole mientras que con la otra bajaba su mano a desabrochar su pantalón.

 

Shinya sintió aquellos intrusos dedos masajeando su miembro dentro de su pantalón, por sobre su ropa interior. Se retorció ante aquella manera de apretarle, de acariciarle, gimió ante la mordida que el otro le daba en su labio inferior jalándole y volviéndole a besar. Había necesitado tanto de aquellas caricias, de aquella manera de provocarle y Die, había necesitado tanto de ese cuerpo que prácticamente tenía a su merced. El castaño tuvo que recargarse en la puerta al sentir los labios del otro sobre su oído.

 

- Dime que no te toca como yo… - susurro – dime que no te besa como yo… -

 

Shinya negaba entre jadeos, gemidos ahogados. La lengua de Die jugaba en su oreja y una de sus manos ya se encargaba de bajarle el bóxer.  Movió sus caderas hacia adelante haciendo lo mismo que el otro, rozando su sexo descubierto con el pantalón del otro, sintiendo aquella dura erección completamente asfixiada por la mezclilla.

 

Die se estaba volviendo loco, los celos y sus mismas palabras le cegaban. ¿Y si así le tocaban? Y si alguien más le hacia el amor justo como él tenía planeado hacerlo. Cerró los ojos apretando las nalgas fuertemente del castaño al imaginarse que aquella manera de gemir en Shinya alguien más ya la había escuchado.

 

No espero nada para quitarle completamente el pantalón al otro, para bajarse el suyo mismo y ayudándose de la puerta, pegando mucho más a castaño, le elevo un poco levantando una de sus piernas. Sin quererlo Shinya le miro completamente aterrorizado.

 

- ¿D-Die…?

 

- Dímelo Shinya, dime que soy el único.

 

El mencionado tuvo que morderse el labio ante el grito que había estado a punto de escapársele. La mirada de Die fue de completo horror. Pudo sentir el cuerpo de Shinya más que tenso, dios, había metido por completo su glande a su interior. Estaba tan apretado, estaba casi asfixiándole por la presión de las paredes internas. Die, jadeo de miedo, tratando de salir rápidamente de su cuerpo.

 

- S-Shinya…

 

- Estoy bien… - gimoteo de dolor – solo no te muevas ahora… -

 

El pelilargo se mordió fuertemente el labio, se odiaba completamente, había sido un estúpido al pensar aquellas estupideces sobre el otro, se había dado cuenta que el castaño no se acostaba con nadie, que incluso su entrada estaba más apretada de lo normal. Sintió morir cuando el otro escondía su rostro en su cuello, cuando comenzaba a repartir pequeños y lentos besos en él.

 

- Perdóname, yo… - Die le abrazo más fuerte logrando sacarle una sonrisa al otro – De verdad que no sé porque dude de ti… perdóname amor, perdóname por favor… -

 

Die elevo un poco al otro saliendo de su interior abrazándole fuertemente. Escucho un doloroso gemido por parte del otro al estar completamente de pie. ¿Qué había hecho? Sin duda sabía que le había lastimado, ¡dios! Había sido tan brusco entrando en el de aquella manera. Le abrazo fuerte cargándole un poco, llevándolo a la habitación ante las protestas del castaño.

 

- No me importa lo que has hecho… - dijo de repente el batero – te perdono lo que sea Die, pero, por favor demuéstrame que aún me quieres… - sintió las manos del otro abrazarle rápidamente.

 

- Te amo.

 

- No quiero tus palabras. – Negó con la cabeza apartando un poco el cuerpo del otro, tomando sus mejillas y besándole lentamente – Te necesito como no tienes idea. Quiero que me hagas el amor ahora mismo… -

 

- Pero yo, mira lo que he hecho. – apunto sus piernas.

 

- He dicho ahora, Daisuke…

 

No era una sorpresa que Shinya tuviera una fuerza admirable en sus brazos a pesar de ser tan delgado. Esa era una de las cosas que el otro más amaba. Shinya le había jalado a un lado dejándolo completamente recostado, aprovechando para subirse a horcajadas a besar parte de su abdomen.

 

Su lengua recorrió todo su vientre con lentitud bajando hasta rosar parte de su pelvis. Se ayudó con sus propias manos levantando las caderas del pelilargo, logrando sacarle un glorioso gemido al dar un largo lametón en su sexo. Tan duro, palpitante y húmedo, Shinya se excitó de solo pensar que aquellas reacciones en el otro él las provocaba,  que aquellos gemidos graves y sensuales eran gracias a sus labios.

 

Se atraganto de succionar, de tallar sus dientes en aquella dureza dentro de su boca. Sentía que el en cualquier momento se vendría de solo seguir escuchando al otro, se solo sentir como era que jalaba sus cabellos para que siguiera con su tarea. Pero un jalón fuerte le detuvo provocando que la succión hiciera un ruido chasqueante, que de solo eso el pelilargo se arquera.

 

- No quiero terminar en tu boca. – Dijo Die – necesito terminar dentro de ti, marcarte como mío una vez más…

 

Shinya se recostó sobre la cama abriendo las piernas dejando completamente embobado al otro. Trago saliva antes de arrojarse como verdadera fiera, antes de comenzar a embestirle sin siquiera aun entrar en él.

 

- M-Me vengo… ahh Die, por favor…

 

- Aun no empezamos.

 

Die se apoyó en el colchón adentrándose lentamente en su interior, logrando sacarle unos gemidos audibles y entre cortados al no haberle “preparado”. No esperaron siquiera unos segundos para cuando Shinya se movía desesperadamente.

 

- Mas… ahh mas rápido…

 

Que le rogase era una de las cosas que más amaba Die cuando tenían sexo. Que le gritara que le necesitaba y que le partiera en cuanto si es que fuera posible. Amaba esa manera de entregarse en el otro, de besarle torpemente cuando le envestía con fuerza.

 

Shinya se retorcía entre las sabanas, distendiendo aquella cama que tal vez permaneció tendida por días. Aquella manera de sentir al otro le volvía completamente loco. ¿Cuánto hacia que no había tenido un momento como este? Realmente Shinya no lo recordaba solo disfrutaba de la delicia que le regalaban.

 

Die cada vez aumentaba más la velocidad de sus estocadas, cada vez llegaba hasta el fondo donde sabia provocaría un éxtasis extremo en ambos.

 

- Dime que soy el único… - rogo dando una envestida gloriosa logrando levantar al otro un poco del colchón.

 

- Dios… Die, te amo tanto… ahhh, eres el único amor, ¡¡el único!!

 

- Repítelo maldición, dilo a cada segundo.

 

Como dejarle o permitirle hablar. Shinya sabía que ahora no era posible, que todas aquellas maneras de moverse en Die no le permitirían más que gemir. Aquella mano traviesa del más alto le comenzó a bombear logrando que se corriera casi al instante.

 

Die no dejaba de moverse, no dejaba de sacar su frustración y felicidad a cada envestida que le daba, arremetiendo su cuerpo lo más dura y rudamente como fuera posible. Se saboreaba, relamía sus labios de manera libidinosa. Apretaba con sus mismos labios aquellos que solamente dejaban escapar melodiosos sonidos. No tardó en adentrase cada vez más reteniendo su orgasmo dentro por solo unos segundos, llegando al final corriéndose de manera deliciosa en el interior del otro antes de caer completamente rendidos sobre la cama…

 

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La luz entraba extrañamente de vez en cuando dentro de aquella habitación. Comenzaba a removerse sobre las sabanas, palmeando su con su mano la parte junto a él. De un brinco salió de la cama viendo a su alrededor. ¿Había sido un sueño? ¿Acaso la noche anterior solo había sido uno de los tantos sueños húmedos que en veces tenia? Pero sentía su cuerpo tan liviano como si en realidad todo aquello hubiese pasado, sentía su entrepierna aun lo bastantemente húmeda y despierta para pensar que realmente lo había soñado.

 

Miro el lugar en la cama que se suponía pertenecía a su pareja, dándose cuenta que el lugar estaba completamente intacto. Se atemorizo al verse con un pijama, al darse cuenta que había despertado completamente solo.

 

Estuvo a punto de maldecir fuertemente al aire, a las paredes, reclamar porque era que el otro aun no llegaba de su “salida” del día anterior hasta que un ruidito extraño le alarmo. Tal fue su sorpresa al salir de la habitación y ver a su pareja entretenida en la cocina preparando lo que tal vez era el desayuno para ambos.

 

El alma literalmente le volvió al cuerpo, casi corriendo a abrazarse al otro. Shinya solo sintió como era que Die completamente desesperado llegaba por la espalda y se aferraba a su cintura, comenzando a repartir besos por su nuca.

 

- Pensé que te habías ido – dijo nervioso – que lo que pasó anoche en realidad había sido un sueño y que tú ya no estabas aquí… -

 

- Me dejaste muy en claro que no debo de irme y que debo de quedarme aquí contigo. – rio

 

Shinya giro abrazándose al otro, recibiendo el efusivo beso que se le daba.

 

- Sé que ya no somos unos niños, y que mis palabras deben de ser lo más maduramente posible, que mi comportamiento debe de ser igual y que debo razonar todo lo que pienso pero, estaba tan celoso de que pasaras tanto tiempo en la compañía con el enano, de que solo me pusieras atención cuando llegábamos a casa.

 

- Die…

 

- Quiero que tengas muy presente que no estoy harto de ti, que al contrario, cada día me enamoras más, que quiero pasar el resto de mi vida contigo, que te amo más que a nada…

 

El baterista se lanzó a besarle, a casi llorar como si la vida dependiera de ello. “ya no somos unos niños” aquellas palabras resonaban en su cabeza, ahora sabía que lo que en realidad tenían era algo fuerte, algo que estaban dispuestos a compartir uno con el otro.

 

Die no supo nada más que abrazar al otro esconder su vergüenza ante lo que había dicho. Si, había estado que moría y mataba a todos por los celos, si, sintió aquellas ganas de matar a Shinya al pensar que le era infiel. Si, ahora se daba cuenta que habían sido puras tonterías.

 

- Deberías disculparte con Kyo. – dijo de repente el castaño.

 

- No, debería agradecerle por hacerme entrar en razón…

 

Ambos rieron entre besos, Shinya estaba tan seguro como Die, que al ambos disculparse y el guitarrista al agradecerle al más bajo, sabían que iba a haber burlas por semanas, que muchos “te lo dije” saldrían de sus labios.  Aun así, no podían negar que gracias a Kyo y lo celos se habían dado cuenta que se querían tanto o mucho más de lo que necesitaban…

- F I N -

 

Notas finales:

Bien...

¡¡Primera y ultima vez que escribo sobre ellos!!

Si vieran lo dificil que se me hizo, realmente no veo a los Diru de esta manera, señoritas, estos señores son tan asdhgfsgdhfjyh que simplemente no los podia ver juntos.

Perdon si el lemon corto fue un asco pero espero comprendan mi bella frustracion. Ame escribirlo, lo ame de verdad pero simplemente algunas miles de neuronas murieron...

Ok, Katyha, espero que haya cumplido tu capricho y asi, y que te haya gustado y si no te gusto pues me valee~!! (?)

Gracias por leer, espero sus reviews -si es que los hay- ;;


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