1.- UN DÍA NORMAL.
- Hola Hiro - saludo un pelirrosa al entrar al estudio con apenas 5 minutos antes de iniciar su trabajo, saludando a la única persona presente.
- Vaya, que ganas Shu – le dijo sarcástico un pelirrojo de cabellera larga, sus ojos tenían un tono gris que le quedaba bien, era más alto que el pelirrosa.
- Vaya que ganas Shu “que entusiasmo”– le dijo sarcástico un alto pelirrojo de cabellera larga y de grises orbes.
- Lo sé Hiro, no es un buen día – suspiro cabizbajo.
– “El escritor de nuevo”– pensó su amigo.
Shuichi Shindou era el vocalista de BadLuck, una de las bandas más famosas de Japón, la cual llevaba ya tres años en el medio artístico, partiendo al mismo tiempo con la relación que mantiene con uno de los escritores más reconocidos, Yuki Eiri. Al mismo tiempo era él la principal fuente de depresión del pelirrosa, notándose en sus ojitos que pronto soltarían lágrimas.
- Cuéntame ¿qué paso ahora con ese amargado de tu pareja? – pegunto algo molesto.
Hiroshi Nakano era el mejor amigo del pelirrosa desde primaria, él era el guitarrista de la banda y el paño de lágrimas de Shu. No es que le molestara serlo es solo que lo que le molestaba era el ver a su mejor amigo sufrir tanto.
- Bueno…Hiro…ahhh… - suspiro pesadamente dejándose caer en el sofá – la verdad estoy preocupado, nuestra situación no ha cambiado mucho, el sigue enojándose conmigo por cualquier cosa, me corre cada vez que quiere estar solo, sabes lo fácil que seria que me dijera “lo siento Shu, pero tengo mucho trabajo, me gustaría estar solo y después te atiendo”, aunque sea mentira y después siga sin pelarme, eso sería menos doloroso que lo mismo de siempre, malos tratos y palabras frías e hirientes para que le deje.
- ¿Volvieron a pelear esta mañana?
- No, pero le prepare el desayuno y fui a decirle a su estudio, le dije que estaba en la mesa por si tenía hambre, no sé porque comenzó a gritarme y me dijo que me perdiera y dejara de molestarlo, que estaba ocupado, yo solo le prepare el desayuno y estoy seguro que ni siquiera lo probara, aun sigue con la idea de que cocino pésimo – dijo frustrado el menor.
-¿No le has comentado que te metiste a las clases de cocina?
- Sí, pero no creo que lo recuerde, nunca me pone atención…
El pelirrojo lo miro con pena, de verdad que quería lo mejor para su amigo pero sabía que ese rubio no se daría cuenta de lo que tiene hasta que algo pasara, algo que le hiciera abrir los ojos para definir de una buena vez que es lo que siente por el pelirrosa, este volteo para todos lados y vio que aun faltaban otros miembros de la banda, extrañándose porque hacía más de diez minutos que pasaba de la hora y siempre llegaban antes que él.
- ¿Donde están Suguru y los demás?– pregunto confuso.
- Recuerda que Suguru pidió permiso para llegar tarde, ya que le tocaba consulta con el médico por su resfrió, K llego y se fue con Seguchi, y Sakano está en la cafetería.
- No me digas que llegue a tiempo inútilmente – dijo haciendo un puchero.
- Pues en cierta forma sí, pero puedes avanzar con las canciones del próximo disco, recuerda que siempre estas lloriqueando porque salimos muy tarde cuando tenemos el tiempo sobre nosotros – le dijo divertido el pelirrojo.
- Ehmm... Bueno, y dime Hiro, ¿cómo vas con K?
- Aaah… - suspiro esta vez el pelirrojo Hiro y K, su manager, tenían una relación no mayor a un año –ya sabes que recién terminamos el disco y pues, no hemos tenido tiempo para nosotros… - dijo un poco desanimado, pero –pronto recobro el ánimo – pero dijo que hoy se pasara por el departamento para ver una película y el llevara la comida, pasaremos juntos la tarde y la noche – le dijo feliz, el pelirrosa se había preocupado, pero ahora que el pelirrojo sonreía de esa manera, estaba muy feliz.
- Me alegro por ustedes –rio.
- Sí, espero que Suguru regrese pronto para tener más tiempo juntos.
- Oh, es verdad, ¿como estará?
- Pues… se veía muy resfriado, me pregunto si el doctor le ordenara reposo.
- Espero que sí, así podre estar más días con mi ¡Yuki! – gritaba de lo más feliz, Hiro no pudo evitar reírse.
- Que rápido cambias de humor Shu.
- Bueno… - saco la lengua divertido – ¡nada cambia el hecho de que lo amo!
- Supongo que tienes razón – -sonrió, pero el sonido de la puerta interrumpió la conversación – adelante.
Pronto se abrió esta y dejo paso a Thoma Seguchi, presidente de la compañía en la cual trabajaban. Era rubio de ojos esmeraldas, y al igual que su primo Suguru, era tecladista. Seguido de el entro otro rubio, siendo este mas alto, con cabellera mas larga y de ojos azules.
- ¡Hello boys! – saludo el manager.
- Hola K, Seguchi-san – saludaron ambos chicos
- Que tal chicos, les traigo noticias – comento el presidente caminando hacia ellos.
- ¿De qué se trata Seguchi-san? – pregunto Shu.
- Bueno, lo que sucede es que Suguru estará internado tres días en el hospital.
- ¿¡Qué!? ¿Porque? ¿Qué le paso? – se paró de un salto el pelirrosa preocupado por Suguru, el empresario sonrió y le puso la mano en el hombro para tranquilizarlo.
- No se preocupe, el cansancio hizo estragos en el, por lo que el resfriado se agravo y lo dejaran tres días en el hospital y después de eso será necesario dejarlo descansar un poco más, por lo que decidí darles dos semanas de vacaciones, es bueno que todos vengan descansados, después de todo recién sacaron un disco, así que será lo mejor, aparte quiero que K los lleve al hospital…
- ¡Siii! ¡Visitaremos a Suguru! -dijo muy feliz el pelirrosa.
- No pink boy, bueno, pueden aprovechar, pero por lo que realmente irán será para hacerse estudios, no queremos que de repente ustedes también enfermen de algún resfriado, así que ¡vamos! – dijo el manager apuntándolo con su magnum.
- Pe-pero yo…
- Pink boy, si no tendrás que ir de todas maneras por un agujero en la cabeza – le dijo el manager con una sonrisa siniestra, Hiro y Seguchi pusieron una sonrisa algo nerviosa.
Una media hora después se podía ver a un pelirrosa patalear por ser llevado con un doctor, otra hora después se veía al mismo pelirrosa salir del consultorio con una sonrisa de oreja a oreja y una paleta en mano, Hiro, que ya había sido atendido por otro doctor, lo veía con una sonrisa y negando con la cabeza, Shuichi era como un niño pequeño y estaba feliz de que fuera de esa manera.
- Shuichi, ¿quieres ir a ver a Suguru antes de irnos?
- ¡Claro!
- Bien, vamos – los dos se encaminaron a la habitación de Suguru, -encontrándolo plácidamente dormido en su cama.
- Vaya Hiro… - le dijo en un susurro – creo que será mejor venir en otro momento.
- No… Shindou… no estaba dormido en realidad – el peliverde abrió sus ojos muy apenas, Shuichi se acerco a él, le toco la frente y le miro preocupado, ya que tenia temperatura – no te acerques tanto o te contagiare…aparte no me mires así, siento que moriré si lo haces.
- ¡No digas tonterías Suguru! – Le recrimino el pelirrosa – es solo que…
- No te preocupes, es solo un resfriado, todo está bien, la fiebre pasara – le dijo el chico en cama.
- Shuichi será mejor que lo dejemos descansar – dijo Hiro acercándose al pelirrosa – ya vendremos mañana para que mejore un poco.
- Muchas gracias por venir…
- Bueno, el plan principal de Shu era venir a visitarte solamente, pero Seguchi dijo que viniéramos también a hacernos estudios por si las dudas, hubiéramos venido más temprano pero Shu no se dejo hasta pasando un tiempo, ya sabes cómo es…
- Jeje me lo imagino, ¿cuánto duro el doctor?
- Pues una hora para atraparlo y una media para la consulta.
- Jaja nunca cambiara Shindou-san.
- Mooo es que a mí no me gustan los doctores – decía el pelirrosa haciendo puchero.
- Lo bueno es que el doctor te conocía, si no, creo que se hubiera molestado – comento Hiro.
- ¿Ah sí? ¿Quién es? – pregunto Suguru.
- Es el doctor privado de Yuki, él es quien lo atiende cuando se enferma de la presión y el estrés, creo que si no fuera por él, Yuki ya hubiera tenido que dejar la cerveza, supongo que por eso no lo deja de consultar – comento el pelirrosa.
- Vaya, entonces es un buen doctor.
-El mejor si logra controlar a este – comento Hiro señalando al pelirrosa, este le saco la lengua – jeje lo malo es que se va a ir de vacaciones hoy, tiene un mes de vacaciones y según lo que me comento se irá después otros dos meses a un hospital en Estados Unidos para suplir a otro medico en uno de los mejores hospitales, después de eso regresara.
- ¿En serio? ¿Entonces quien me atenderá en su lugar? – pregunto Shu.
- Un doctor de confianza de Seguchi, bueno, eso me dijo K – respondió Hiro.
- ya veo…cof…cof… mmm, creo que mejor dormiré un rato, lo siento – decía muy apenas Suguru.
- No te preocupes Suguru, vendremos mañana para ver como sigues – le dijo Hiro mientras se dirija a la puerta.
-…- Shuichi se acercó hasta Suguru y entre una de sus manos dejo la paleta de miel que le había dado el doctor – dicen que son buenas para la garganta, recupérate Suguru, te estaremos esperando – le dijo con una sonrisa el pelirrosa, el peliverde se sorprendió pero correspondió la sonrisa y asintió, eso había sido un lindo gesto del pelirrosa.
Cuando salió Hiro se le quedo mirando y le dijo – nunca creí verte regalando uno de tus dulces, con ellos siempre eres muy egoísta.
- No es verdad, lo que pasa es que la necesita ahora más que yo – dijo el pelirrosa.
- Lo que necesita es descansar Shu, pero fue un lindo gesto de tu parte – le dijo Hiro rodeando los hombros del pelirrosa con su brazo – vamos Shu, te invito a un helado y luego te llevo a casa, aun es temprano para mi cita con K.
El pelirrosa asintió y sonrió de oreja a oreja, los dos pasaron unas dos horas juntos, comiendo helado y platicando de puras tonterías y recuerdos de cuando eran jóvenes, hubieran seguido si no fuera porque K llamo hablo diciéndole que en media hora estaría en casa de Hiro, los dos llegaron al complejo departamental donde el pelirrosa vivía con el escritor.
- Bueno Shuichi, tengo que irme, te dejo, pero… - el pelirrosa lo volteo a ver intrigado por lo que le diría Hiro – hoy que recordamos todas esas cosas de cuando fuimos más jóvenes, me di cuenta de que pase lo que pase, tu eres y serás mi mejor amigo Shu, quiero que sepas de que si algo malo pasa, si ese tonto – refiriéndose al escritor – te hace algo, se molesta por alguna tontería como siempre, o cualquier cosa, puedes ir a mi casa, siempre serás bienvenido.
El pelirrosa sonrió y le abraso – gracias Hiro, solo espero no hartarte algún día.
- Jajaja dudo mucho que algo como eso pueda pasar – dijo al corresponder el abrazo.
- Bueno vete ya o K llegara antes que tu – le sonrió,
- Bien, cuídate Shu – -se despidió el pelirrojo, alejándose en motocicleta.
Shuichi suspiro pesadamente y miro hacia el edificio al cual entro a paso lento, aun era temprano por lo que lo más seguro es que su escritor estuviera escribiendo. Yuki Eiri era un rubio alto y muy guapo, sus ojos dorados eran tan enigmáticos y fríos que lo hacían ser único. Se encamino hasta el departamento, entro e iba a saludar como siempre pero se lo cayo, fue hasta el estudio del rubio, notando la puerta cerrada a pesar de que supuestamente él no estaba en casa, sabía que estaba dentro por el teclear de la computadora, rápido, firme y seguro de lo que escribía, siempre ha querido ser como él, pero no tenía tanto talento, o eso pensaba por culpa de las malas críticas que le daba el rubio. Fue a sentarse frente al televisor sin prenderlo, se quedo pensando unos momentos en que hacer, estaba demasiado confundido e inseguro.
Después de una hora en completo silencio, pensando en que hacer recordó que el escritor no hacía mucho que había entregado su novela, por lo que entonces se le ocurrió pedirle un poco de su tiempo, platicar con él aunque sea, ni siquiera pedía que le respondiera, solo quería estar con él en la misma habitación, nunca pedía nada para sí mismo, siempre esperaba a que el escritor quisiera compartir un poco de su tiempo con él, regularmente era para dormir juntos o tener una que otra cena, también platicaban pero era solo cuando así lo quería el escritor, respiro hondamente y se armo de valor, fue directo hacia el estudio y entro sin hacer mucho ruido.
Ahí estaba el rubio, escribiendo como poseso, muy apenas lo miro de reojo, dejo de escribir y lo miro bien, hizo un gesto de extrañeza pero de nueva cuenta volteo a su portátil y siguió escribiendo, el pelirrosa se trago un suspiro de decepción, creyó que por lo menos le preguntaría porque estaba tan temprano en casa, camino hasta donde estaba el rubio y se sentó en la silla frente al escritor, se le quedo mirando un rato, sabía que a lo mejor se iba a ganar una fuerte discusión pero no le quedaba más, él quería pasar un rato con su amor, en el mismo lugar, en la misma habitación.
- ¡Hola Yuki! ¿Qué crees? hoy nos dieron el día porque Suguru está muy enfermo, tendrá que estar hospitalizado dos semanas.
- … - el rubio no comento nada, ni siquiera al saludo inicial.
- Por lo que fuimos al hospital para ver como se encontraba, aparte de que también nos obligaron a que nos hicieran análisis para ver que nosotros estemos en buen estado y no nos enfermemos.
- … - seguía escribiendo, solo que empezó a equivocarse en lo que estaba escribiendo, por lo que estaba comenzando a molestarse.
- Sabes, por Suguru nos dieron dos semanas de vacaciones, así que estaré aquí contigo Yuki…y me gustaría que pasáramos por lo menos unos días juntos ya sabes…compartir.
- Shuichi… - el rubio ya se estaba exasperando y mas al escuchar que el pelirrosa tendría dos semanas de vacaciones.
- Ya sabes, no pido todos los días, se que tienes que seguir escribiendo, pero podríamos, no se, ir a cenar o al cine de vez en cuando en estas dos semanas a que suena bien.
- Shuichi…
- O no séqué te parece si vamos a la playa, unos días es lo único que te pido, yo…
- ¡Ya basta Shuichi! – lo callo elevando la voz, el pelirrosa se mordió el labio por el susto y se le quedo mirado al rubio – no tengo tiempo para esas estupideces, es mas no tengo tiempo ni para correrte del departamento, tengo que entregar esto antes del martes de la semana que entra, ya que es un guion para una película que he ido rezagando por la recién novela terminada y ya no me quieren esperar más, si no lo termino perderé esta oportunidad.
- yo…no sabía… -la verdad es que no lo sabía, pensó que solo estaba escribiendo una nueva novela y que tenía tiempo, lo que si sabía era que escribir guiones para películas era uno de sus sueños y mas porque el empezar a escribir para películas japonesas le podría abrir posibilidades de escribir para extranjeros y estaba muy feliz de que el escritor por fin empezara con ello, le iba a decir eso y que no se preocupara,que él entendía y que lo dejaría solo, pero entonces el escritor abrió su boca para lo que mejor sabia, echar abajo su autoestima y hacerlo sentir peor que basura.
- Claro que no lo sabes, solo te interesas por ti mismo y piensas que todos estamos a tu disposición, Shuichi – le dijo de forma cortante y fría, estaba molesto porque la idea de la historia se le fue cuando estaba más que inspirado, por parte del pelirrosa esas palabras habían sido demasiado duras – dime Shuichi que es lo que quieres, sexo, pues te esperas hasta la noche si quieres porque ahora estoy escribiendo y necesito terminar esto.
- Yo… piensas que solo quiero sexo… ¿Yuki? – le pregunto un poco dolido.
- Pues es para lo único que más o menos sirves – le dijo frustrado por las estupideces que estaba diciendo pero estaba demasiado molesto con el pelirrosa por interrumpirlo – y por favor ya déjame, que en realidad no tengo tiempo.
- … - el pelirrosa había dejado de verlo ya que sus ojos se le estaban llenando de lagrimas – si Yuki… - se encamino a la puerta pero antes de salir le dijo – te felicito por tu oportunidad para escribir guiones, no te molestare y espero que termines, sé que es tu sueño, así que esfuérzate – el rubio se quedo pasmado por las palabras del pelirrosa, pero no dijo nada, no sabía que decir.
Shuichi salió del estudio, con dirección a la cocina, las lágrimas ya salían de sus hermosos ojos amatistas, y al levantar la mirada, pudo ver sobre la mesa el almuerzo que le había preparado al rubio.
- Ni siquiera lo probo – volteo hacia la basura y se percato que había platos desechables de comida china – comió otra cosa… - se dio la vuelta y salió del departamento, no sin antes agarrar su cartera y teléfono.
El escritor salió del estudio al oír como la puerta principal se cerraba, suspiro pesadamente, ya no podía seguir escribiendo por el odio a sí mismo, no quería decir esas cosas pero en realidad estaba tan inspirado, y que se le fuera por los gritos de atención de Shuichi, lo habían puesto muy molesto, no con el pelirrosa, si no que con el mismo por no poder dársela.
- Demonios Shuichi, lo siento – era más que nadie consciente de que Shuichi siempre lo ponía primero a él antes que a nadie y que por lo mismo Shuichi siempre se conformaba cuando él tuviera tiempo.
Fue a la cocina a tomar una cerveza, vio en la mesa el desayuno que el pelirrosa le había preparado y fue a probarlo, era un omelet, se veía muy bien y sabia mejor, sorprendiéndolo, si estuviera caliente no cabria duda que sería delicioso, se maldijo de nuevo al recordar que Shu había tomado clases de cocina para poder prepararle algo decente a él, Yuki ni siquiera le reconoció el esfuerzo.
Metió la comida al microondas y cuando estuvo lista la llevo a la mesa y comenzó a comer, seguía pensando en los problemas que tenia con su bola rosa y todo era por sus miedo e inseguridades con respecto a los sentimientos de Shu, cosa que eran completamente infundados porque el menor siempre le demostraba cuanto lo amaba y ese era uno de los problemas porque él nunca había hecho ni dicho algo que demostrara que el también lo amaba, es solo que temía de que si lo decía, Shu desaparecería como un efímero sueño, pero se estaba dando cuenta de que de no decir o demostrar nada Shuichi se iría de su lado, la muestra está en que no hubo pataletas, solo palabras adoloridas y lagrimas silenciosas, era verdad que escribir guiones era uno de sus sueños, pero todo eso paso a segundos términos cuando se dio cuenta de que amaba al pelirrosa, pero tenía que demostrarlo.
En el hospital se podía ver a un peliverde abrir sus ojos poco a poco, había dormido demasiado por la medicina, y al despertar completamente se dio cuenta de que no estaba solo.
- ¿Sakano-san?
- Hola Suguru, ¿cómo te sientes? – dijo el pelinegro sentándose a un lado de la cama donde descansaba el peliverde.
- Mejor, gracias, me enteré por mi primo que usted ha estado al pendiente de mi, se lo agradezco.
- Es solo que no quiero que algo malo te pase. –sonrió tiernamente.
No se supo si el peliverde estaba rojo por la fiebre o por lo que dijo el pelinegro – estoy a cargo de un medico de confianza de mi primo.
- Lo sé, pero aun así hay algunos rumores sobre los doctores, supongo que tienes razón y que debería de calmarme, pero… - se acerco a la cama y acaricio los cabellos del menor – de todas formas estaré al pendiente.
Mientras, un pelirrosa caminaba hacia la casa de su mejor amigo, antes de tocar escucho las risas de su amigo y de otra persona imagino que era K, se asomo por la ventana, los dos estaban en el piso jugueteando y riendo, besándose, mirándose con amor.
- no es justo que yo le quite este momento, Yuki tiene razón no puedo seguir pensando que todos tienen tiempo para mí – el pelirrosa se fue de la casa de su amigo y siguió caminando.
Después de una hora más de vagar por las calles, se fijo que estaba en la zona de bares de Japón, se dijo que hacía mucho que no tomaba nada y no tenía nada mejor que hacer, no quería regresar a casa así que entro en un bar, lamentablemente no se percato que unos tipos lo habían visto y que lo habían reconocido.
Tomo poco porque no estaba del todo animado y ahogar sus penas en alcohol no iba con él, suspiro pesadamente y salió del local, ya eran pasadas las doce de la noche y era mejor volver a casa. Empezó a caminar y cuando iba a pasar por uno de los callejones fue jalado hacia dentro fuertemente y su peor pesadilla comenzó con el primer golpe que recibió en su cuerpo.