la noche era bastante oscura, sin luna ni estrellas, además de eso la tormenta que acababa de estallar terminaba de convertir aquella noche en una de las mas aterradoras de la historia y en medio de esa tormenta un joven de cruzaba la puerta de una mansión, amparado por la noche nadie sabría jamás cual seria su futuro.
-“esta vez te equivocaste Orochimaru, nadie juega conmigo, si quieres guerra la tendrás, la diferencia entre tú y yo, es que mientras tú tienes enemigos yo no tanto alguien puede hacer mi venganza realidad, hay demasiadas bellezas sobre esta tierra y yo sigo siendo uno de los mas deseados del reino”
Así amparado por la noche madara uchicha desapareció, planeando una venganza que habría de dejar sangre, dolor, lagrimas y amor a su paso.
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Cuando kabuto nació, su madre había muerto en el parto y su padre era desconocido, razón por la cual termino en un orfanato, a los diez años su tutela fue entregada a un perfecto desconocido y desde entonces vivía en la mansión de la dona, como la llamaban los del lugar porque esa casa había pertenecido a una dama italiana antes de ser adquirida por un caballero del cual no se sabía nada.
Kabuto tenía desde entonces una vida bastante monótona, pues todo estaba perfecto en esa casa, los sirvientes se encargaban de todo, y el solo debía tener las mejores calificaciones de su curso en la academia real konoha (cosa casi imposible), (la academia real konoha era el lugar donde todos los hijos de nobles estudiaban y hacían vida social )y un aspecto perfecto para todas las veces que su tutor venia a verlo, su tutor, era madara uchicha un de los hombres más poderosos del reino, uno de los más importantes hombres de la corte de su majestad. Kabuto sabía que Madara lo educaba para un plan bastante peligroso, sabía que para Madara él valía su peso en oro, pero nunca se había interesado realmente cual era el plan, ahora con 16 años parecía que madara se lo iba decir al fin, fueron directo al despacho del mayor en aquella mansión.
-kabuto, como abras escuchado después de la muerte de mi esposa no me he casado y ella no me dejo descendencia, por lo cual me fije en ti, con 10 años para convertirte en el heredero de mi fortuna pero por cosas del destino mi hermano fugaku no acepta la idea del todo, considera que la fortuna debe mantenerse en posesión de los uchicha.
-pero usted tiene un plan para evitar que los planes de su hermano no se puedan hacer-dijo kabuto al cual todo aquello le importaba bien poco pues se sentía atrapado, como una paloma en jaula de oro.
-tú eres un doncel kabuto-dijo madara mirándolo de un modo casi paternal-y mi hermano desea que todo este en posesión del clan, por lo tanto lo normal sería que tú te casases con mi sobrino uchicha sasuke, que es un año mayor que tu, ambos ganan-termino mirándolo esperando su respuesta.
-entonces me casare con uchicha sasuke?
-sí, ¿entonces aceptas?- pregunto Madara como si realmente le interesara su opinión…como si tuviera opción, pensó el peli plata.
-Si-dijo el joven mientras se acomodaba los carísimos lentes-¿debo saber algo más?
-sí, de ahora en adelante tendrás un maestro privado que te explicara acerca de las costumbres uchicha y te advertirá de los personajes que debes evitar-dijo él mayor mientras se levantaba-puedes retirarte.
-con su permiso.
Kabuto salió y se dirigió a su habitación algo dentro suyo le decía que lo que madara tenía planeado no era precisamente lo que decía planear, no madara quería otra cosa pero ¿Qué?, sus ojos se toparon con el espejo de plata de su habitación y se encontró a sí mismo, pero si lo que madara tenía planeado era casarlo con sasuke, entonces sería el lo suficientemente hermoso como para atrapar al uchicha? A pesar de todo sabía que era un don nadie, de no ser por madara quien sabe dónde estaría en ese momento, no lo mejor sería hacer lo que el mayor le fuese ordenando mientras tanto.