Mi historia comienza desde una edad muy temprana, para este entonces, tenía algo más de trece años y mi “novio” tenía 16. Nuestra “relación” era lo más bonito que tenía, más que novios éramos amigos, luego de 3 meses de noviazgo el me convenció para que tuviéramos relaciones por primer vez, al menos esa era mi primera relación y yo con lo ilusionado que estaba (porque era eso, ilusión. No podía llamarlo amor porque no lo era) dejándome llevar por él, acepte luego de que el tanto me insistiera. Cuando llego el día pactado para hacerlo, el me llevo a su casa (que se encontraba sola) y me preparo cuidadosamente para tal acto, introduciendo su lengua y sus dedos poco a poco pero con gran insistencia, yo realmente no estaba completamente seguro pues creía (y aun lo hago) que la primera vez debe ser especial, con ese alguien especial. Pero lo veía como una forma de pagarle el buen trato y su cariño hacia mí.
Durante todo el acto me sentía poco más que incomodo, sinceramente no disfrute nada, aunque al principio comenzó a hacerlo pausadamente y con tacto intentando no hacerme daño, después poco o nada le importe, estaba interesado solo y únicamente en el disfrute de sí mismo, ese día lo hicimos dos veces o tal vez más, no lo recuerdo con claridad ya que de poco o nada sirvió que le dijera que me dolía, lo deje pasar luego de ver una sonrisa en su cara y pensé que por lo menos el si estaba feliz.
Al día siguiente no hablamos ni por teléfono ni en persona, y por eso al siguiente día fui a su casa, su mama me dijo: -“hola Sasuke, ¿Cómo estás? Me imagino estas buscando a Nenji, pero él no está según me dijo se fue al cine con su novia y algunos amigos”…- ¿Novia?, ¿¡novia!? ¿Nenji, una novia? Antes de derrumbarme justo ahí, me despedí de la señora lo más rápido que pude y Salí justamente antes de comenzar a llorar… ¿Nenji tiene… una novia? ¿Qué fue lo que había ocurrido? Me preguntaba a mí mismo entre lágrimas intentando conseguir una respuesta.
Ahora ya entendía la razón por la cual en estos 2 días no contesto mis llamadas y ninguno de los tantos mensajes de texto que le envié…. Hasta que al día siguiente me envió un texto como respuesta a mi insistencia para hablar con él: “déjame en paz, olvídate de mí, déjanos a mí y a mi novia, tu nunca fuiste o significaste nada para mí, entiéndelo de una buena vez”.
La tristeza, rabia, e impotencia que sentía en esos momentos es indescriptible, lo que quería era encontraba la cámara oculta para que me revelaran que todo era una broma, un simple chiste cruel, pero no, todo lo que me pasaba era la cruda realidad.
Los días pasaban y mi frustración por no poder hacer nada iba en aumento, como era épocas de vacaciones me la estaba casi todo el día en mi cuarto, durmiendo, escuchando música y amargado… mi única ventana al mundo era mi computadora. No tenía a nadie con quien hablar, mi mamá y mi hermano por muy mente abierta que fueran jamás me perdonarían haber estado con alguien a tan corta edad y mi padre, bueno mi padre es un Homofóbico de primera y por últimos mis amigos si bien tenía bastantes ninguno con la suficiente confianza como para contarle. La desesperación era tan grande que en unos de mis tantos días de encierro perdí mi primer teléfono celular, el cual estrelle contra la pared en un arranque de ira.