-Cake? GMO? – Fiona se encontraba aparentemente sola en la sala que compartía en la casa del árbol donde vivía con su hermana y una computadora. Al ver que no se encontraba nadie caminó hacia el sofá y debajo de uno de los cojines de este se encontraba su escondite secreto, en el cual guardaba una pequeña masa de color rosa. Se sentó para poder observar mejor el esponjoso objeto sin saber que detrás de ella unos ojos felinos la miraban y se lanzaban sobre ella para asustarla.
-¡Sorpresa! – Cake se dejó caer sobre Fiona asustándola de sobremanera. GMO también había salido de atrás del sillón pero sin hablar, solo levantando sus bracitos.
-¡Oye! –La rubia seguía sin soltar su preciado tesoro y miraba con enojo a la minina.
-¡Tranquila niña! No le diremos a nadie sobre el tiempo que pasas a solas adorando el mechón del dulce príncipe. –Cake intentaba no reír y golpeó con su codo el brazo de Fiona.
-¿Ustedes sabían? – Se encontraba totalmente nerviosa pero sin saber cómo negar lo obvio.
-Es más, voy a compartir mi secreto contigo. – Cake bajó del sillón y caminó hasta llegar a una tabla de madera suelta del piso, la levantó y sacó de ella una bola de estambre enorme de color lila que guardaba desde que era una gatita.
Pero antes de que pudiera terminar de mostrársela, una puerta de madera se desdobló en el aire frente a ellas, dejando salir a una criatura de color amarillento con una maleta deportiva a sus espaldas de color azul, y un gorro del mismo toco con una diminuta puerta sobre él. Agitó sus brazos antes de saltar y empujar a Cake, arrebatándole su bola de estambre y lanzando a la felina hasta caer al suelo. También quitó a Fiona la goma de mascar de las manos y a GMO su control favorito.
El ladrón arrojó una llave y antes de caer, una nueva puerta de madera se desdobló y entró a ella. Poco antes de que esta se cerrara las tres entraron, desapareciendo la puerta detrás de ellas. Reaparecieron en un gran campo amplio y verde donde se hallaba una bolita de chocolate jugando con un tren de juguete. El ladrón corrió y tomó también el tren. Fiona, Cake y GMO lo perseguían y la bolita de chocolate sólo se quedó llorando por la pérdida de su juguete.
El extraño ser amarillo lanzó otra llave pero ahora hacia arriba y entró por la puerta que se formaba, las otras lo siguieron encontrándose ahora dentro del dulce reino, específicamente en el castillo. Donde escucharon la voz del dulce príncipe gritando.
-¡Vuelve aquí portero ladrón! – Ahora el príncipe se unía a la persecución. –¡Eres un tarado! - Después de que el portero abriera otra puerta y lo siguieran se percataron de que ahora se encontraban en la casa de Marshall Lee. El rey vampiro gritó desde la sala y cuando los cuatro salieron de la cocina vieron como trataba de golpear al portero con su bajo-hacha. Pero este que de nuevo abrió una puerta, dejó entrar unos radiantes rayos solares que lograron hacer retroceder a Marshall, provocándole unos fuertes gritos de dolor por las quemaduras y ronchas en la pálida piel de su rostro. Fiona y Cake con GMO en su espalda fueron a auxiliarlo.
-¿Marshall estas bien? – Fiona quiso ayudarlo a levantarse mientras el vampiro sólo se cubría la cara.
Los primeros cuatro en ser robados salieron de la puerta intentando atrapar al portero, pero este convocó una última puerta, la cual se cerró frente al rostro de Fiona antes de que pudiera alcanzarlo. La puerta era de madera con marco de piedra. Fiona la golpeó intentando abrirla pero fue inútil. Sobre el marco de piedra aparecieron talladas unas letras con la respuesta para poder abrirla.
-“Esta puerta con ninguna orden se abrirá sino con una canción de una banda genuina lo hará.” – Leyó poco a poco mientras aparecían las palabras. Marshall Lee llegó con un amplio sombrero y unos guantes para poder protegerse del sol.
-Esa es la puerta del portero, solíamos tenerla cerrada pero ellos la abrieron, porque son porteros. - Intentó explicar el dulce príncipe, hasta que Marshall lo interrumpió.
-La abrieron porque los dejaste vivir príncipe. – Gumball bufó al escucharlo, él sabía que toda solución para Marshall era asesinar a quien causara problemas y eso le molestaba de sobremanera.
Mientras ellos discutían, Fiona se encontraba dubitativa, razonando lo que la frase en el marco significaba. – Dijo que se abriría con una banda genuina, abramos la puerta con música haciendo un quinteto. – Cake sacó de la mochila de Fiona su dulcémele.
-Yo sé cómo abrir esta puerta, vamos a cantar una gran canción. – Mencionó el azabache tocando algunas notas en su bajo. –¿Tú se cool, entiendes príncipe?- Señaló a Gumball, el cual sólo se limitó a fruncir el ceño.
Enojado, el dulce príncipe tomó a GMO levantándola y quitándole su tapa, dejando ver sus chips y cables, ignorando sus quejas y tocándola como si fuese un sintetizador, sentándose sobre una roca. A Cake, por la escena, se le esponjó la cola, pero comenzó a tocar su instrumento recordando que Gumball no lo había hecho con esa intención.
Fiona creó algo de ritmo haciendo Beat Box para acompañar a Marshall, quien comenzaba a tocar su bajo y a cantar lo primero que se le venía a la mente.
Sorry I don't treat you like a goddess, Is that what you want me to do?
Sorry I don't treat you like you're perfect,
Like all your little loyal subjects do.
Sorry I'm not made of sugar,
And I'm not sweet enough for you,
Is that why you always avoid me?
I must be such an inconvenience to you
Well, I'm just your problem.
I'm just your problem.
It's like I'm not even a person, am I?
I'm just your problem.
Well, I shouldn't have to justify what I do.
I shouldn't have to prove anything to you.
Sorry that I exist,
I forget what landed me on your blacklist.
But I shouldn't have to be the one that makes up with you.
Gumball había dejado de tocar a GMO desde hace mucho, desde las primeras estrofas se había dado cuenta que la canción era para él. Lo que Marshall le confesaba lo había puesto muy furioso pero su cuerpo no reaccionaba y no pudo hacer algo para detener el resto, sólo escuchar y ver el espectáculo. Mientras tanto Fiona, ajena a la letra del no muerto, observaba como de la puerta destellaba un brillo dorado, confirmándole que la melodía funcionaba.
So, why do I want to? Why do I want to?
Marshall hizo una pausa, miró el desconcertante rostro del dulce príncipe y titubeando un poco la letra.
To... bury you in the ground...and drink the blood from your...UGH!
La puerta dejó de brillar y Marshall paró de tocar. - ¡Deja de estarme viendo! ¡AY!, ¡Tú me distraes!
-Vamos chicos no paren ahora, la puerta respondía a nuestra música… -Fiona volvió a ver la puerta- Me gustaría saber qué perdimos. - La ojiazul se sentó sobre el estepario suelo y sacó de su mochila un trozo de sopa instantánea. – Quizá para ser una banda genuina debemos ser buenos unos con otros y ser como hermanos, hagamos una sopa. –El vampiro flotó hacia la puerta que aún seguía abierta y daba un portal a su hogar. Fiona al creer que se iría gritó para detenerlo.
-Sólo traeré algo para cocinarla.- Marshall entró por la puerta, dejando a Gumball y a Fiona conversando.