-Tenías que dejar tu ratón.- La rubia observaba con enojo a la minina.
-Lo siento pero no podía dejarlo aquí.
-Apresúrate, no quiero que nos encuentre.
Cake removía abrigos y cajas con zapatos sin poder encontrar su juguete.
-Tiene que estar por aquí.
Fiona escuchó ruido y giró a ver a su hermana.
-Te dije que te apresuraras, creo que ya regresó.- Susurró y sacudió a la minina para que se fueran.
-No puedo dejarlo.- Movía más cajas y por fin lo encontró.- Aquí está.
-Bien, ahora vámonos.
Pero antes que lograran marcharse Marshall subió por la pequeña compuerta del suelo que daba hacia su habitación.
Fiona cerró la puerta del clóset antes de que pudiera verlas.
-Oh, oh.- Cake abrazaba a su ratón y se escondió detrás de Fiona.
-¿Por qué tenías que olvidar a tu ratón? Ahora volvemos a estar atrapadas aquí y tal vez no nos vuelva a perdonar como la última vez.
-No es para tanto.
Veían por las ranuras de la puerta en forma de persianas al vampiro, esperando alguna oportunidad para poder escapar.
Marshall leía un libro de magia antigua flotando sobre su cama, hurgándose la nariz repetidas veces.
-Eso es asqueroso.- Fiona se cubría los ojos.
Después de unos momentos el teléfono comenzó a sonar junto a su cama y lo levantó para contestarlo.
-¿Diga?... Oh si, puedes venir… no… hoy no vendrán a ensayar… ¿y por qué no podemos ahí?.... bueno… nos vemos en media hora, adiós.
Colgó y soltó su libro, buscó entre el cajón de su buró y sacó una pequeña botella. Lo colocó sobre este y fue hacia el baño.
-¿Qué es eso de ahí?
-No lo sé, pero alguien va a venir. Cuando llegue su visita, mientras esté distraído podremos salir de aquí.- Cake asintió y siguieron observando.
Salió del baño y se dispuso a escuchar música con unos grandes audífonos de color negro. Tarareaba y flotaba alrededor de la habitación con los ojos cerrados.
-Creo que mejor nos vamos ahora. –Cake minimizó su tamaño.- Bajaré y saldré. Tocaré la puerta para que puedas ir a la cocina y esconderte. Abrirá y no verá a nadie. Cuando él vuelva a subir podrás salir.-
Se escabulló por una de las rendijas. Fiona guardó el ratón de la gata en su mochila para que no volviera a abandonarlo ahí.
Logró ver como esta corría hasta casi llegar a la salida. Se escuchó cómo sonaba el timbre de la puerta y Marshall se quitó sus audífonos para bajar a abrir. Cake se había escondido debajo de un sillón y al ver que su plan ya no funcionaría, regresó a donde se encontraba Fiona.
Ambas se sentaron en una esquina a esperar a que algo sucediera.
Se escucharon risas y algunos pasos acercándose.
-Creí que tardarías más.
-Yo también pero Lunes estaba disponible y vine en él.
-Deberías conseguirme un halcón como ese.
-Claro que no, oye no pensé que este lugar fuera tan ordenado.- Alguien subía por las escaleras y las chicas lograron ver una mancha de color rosa.
-¿Debería tomarlo como un alago o sentirme ofendido?
-Es sólo una broma, que delicado.
-Eres un idiota Bubba.
Los dos chicos estaban conversando en la pequeña sala de la habitación, Fiona se sorprendió al ver al príncipe y a Marshall parados casi frente a ella.
-¿Desde cuándo se llevan tan bien?- Cake miraba la atónita cara de la heroína.
-No lo sé, pero es bastante extraño.
Gumball se sentó sobre la cama con cobijas de color morado obscuro. –Es muy suave.
-Supongo, nunca la he usado.- El dulce príncipe río y Marshall sonrió ante esto.- Pero hoy podría averiguarlo.-Miró intensamente a Gumball, el cual se sonrojó y miró hacia el suelo.
-N-no era en serio lo de… -Marshall interrumpió al príncipe con sus labios, acarició sus mejillas y provocó que este se recostara en su propia cama. –M-marshall no debemos… -Volvió a callarlo con otro beso, pero ahora más profundo que el anterior.
-No hables.
Fiona miraba totalmente estupefacta la escena, mientras la cola de Cake se erizaba.
-Esto es malo, debemos irnos ya. –Cake jalaba del brazo a Fiona pero no respondía.
El vampiro acariciaba el pecho del príncipe por debajo de su camiseta, haciendo que soltara leves gemidos.
-¡Fiona vámonos!- Cake, por decirlo así, gritaba entre susurros.