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Syndrome of the lovely sick por SinnaeGrell

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, sino a Tsugumi Ōba. Otorgo derechos de autor a Takeshi Obata, de igual menera. 

Notas del capitulo:

Bueno, este es mi tercer fic, asi que espero que les guste ^^

   Estaba con los brazos cruzados; ya estaban cansados de estar moviéndose tanto, negando con ademanes. Mis ojos estaban fijos en los suyos. Él sólo mordía un pedazo de su chocolate, tragaba y volvía a insistir.
–Por enésima vez… No. –gruñí y lo escuché chasquear su lengua.
–¿Sabes? Misa no te va a violar –se burló y bufé, harto de sus expresiones.
–Mira, Mello… en primer lugar, no quiero ir porque, simple y sencillamente, no quiero –intenté que mi voz sonara tranquila, pero sólo hice sonreír a Mello.
–Vamos, hace unos días dijiste que estás muy estresado, ¿no es esta una buena oportunidad para des-estresarte? –Preguntó con su insinuante y molesta voz.
–El sexo no es bueno si es con mujeres como Misa o Takada. –le expliqué y su ceño se frunció, no comprendiendo lo que decía –Takada es una roca fría y dura, y Misa es demasiado ruidosa y obsesiva. 
–De acuerdo, sólo vamos esta vez y nunca más te insistiré para cualquier cosa –me propuso y, a decir verdad, me hizo considerarlo.
   Mello era muy molesto cuando insistía y volvía a insistir. Si iba ese día a ahí, estaría libre de esas irritantes conversaciones con él. Y, a pesar de mi orgullo, tuve que aceptar.
–De acuerdo, iré. –suspiré, cansado.
–Muy bien, entonces deberías ir comprando insecticida y una casa de acampar.  Nos vemos allá –sonrió, satisfecho y caminó hacia su auto.
–Sí, sí, claro… Adiós –acaricié mis sienes.
   El estrés me estaba matando; la universidad, el trabajo y la práctica de tenis me absorbían por completo y me daban apenas un rato libre al día. Sólo tenía disponible el domingo completo y la mitad del sábado.  No es que fuera algo que yo no pudiese sobrellevar, pero hacía tiempo que quería tomar un descanso. Y justo desde hacía una semana, varios compañeros de la universidad habían organizado un campamento en un parque nacional afuera de la ciudad. Tenían que estar locos para siquiera considerarlo; ahí habitaban osos… aunque últimamente llovía mucho; eso ayudaría a que no bajaran de las partes altas y alejadas para buscar alimento al área libre para los humanos. Aunque era casi imposible que ocurriese algo. Tenía dos opciones: aceptar y tratar de relajarme un poco, o negarme y dormir mis días libres. No perdía nada, después de todo.
  
  
   Llegué junto con Mello y su raro amigo Near; el chico era demasiado extraño, parecía un obsesivo compulsivo adicto a los puzzles. ¿Quién en su sano juicio se comportaría así? Pero lo mismo que tenía de extraño, lo tenía de inteligente. Quizá igual que yo… claro, dejo la modestia de lado.
   Caminé hacia una tienda de acampar amarilla, para poner algunas cosas mientras construía la mía. Pero jamás habría pensado que algo tan raro pudiese ocurrir en menos de tres segundos. Casi cuando estaba por llegar a la tienda de acampar, un chico se tropezó en su interior y, chocando con la entrada, el zipper se abrió y cayó fuera de la tienda de acampar. Terminó en el piso justo frente a mí, desnudo de su espalda... y creo que logré divisar algunas cicatrices. Alcancé a ver cómo me veía hacia arriba y emitía un sonido similar a un grito ahogado, completamente rojo y después volvía a meterse rápidamente a la tienda. Lo que había alcanzado a notar, eran sus destacadas ojeras, acunando sus grandes ojos… su cabello, aunque parecía estar despeinado, lucía acomodado de lado, negro por completo. Su piel también fue algo que había llamado mi atención; era de tez casi albina, además, su cuerpo era delgado, bastante. Sus mejillas se habían incendiado por una situación tan incómoda y repentina, pero debido a eso, su rostro tuvo un aire algo… llamativo.
   Me quedé ahí parado, absorto en mis pensamientos y, después de recapacitar que debía armar mi casa, caminé hacia un lado, después de dejar mis cosas en el piso, junto con las de Mello.
   Terminé de construir mi hogar temporal de dos días y una noche. Era algo muy pequeño, pero servía para dormir. Misa, Takada, Mello, Near, Matt, Leah y otra chica que no conocía ya estaban juntando algunas ramas. Misa me acosaba de nuevo, como siempre.
–Misa, ¿por qué no ayudas a Takada? Seguro que esas ramas están algo pesadas… sería un lindo gesto de tu parte –intenté sonar lo más gentil que pude y lo logré, pues ella sonrió, asintió y salió corriendo para demostrarme lo linda que era. Sí, claro.
   Me hartaba su comportamiento y su voz me estresaba. A veces pienso que sería mucho más atractiva si sus cuerdas vocales fueran extraídas. Logré ver al chico de hacía rato, caminando junto con Near. Él se hundía sobre sus propios hombros, como si estuviera preocupado por algo. Caminé hacia él, pues no lo conocía.
–Hey –los saludé y el chico, sin pensarlo, se fue sin decir una sola palabra –Eh… –y vi su espalda alejarse rápidamente. –¿Quién es ese? –le pregunté a Near.
–Se llama Elle… pero no te preocupes, él siempre es así con la mayoría de los hombres. –dijo, acariciando un mechón de su blanco cabello. Aún no entendía por qué lo tenía así, por lo que supuse que su color era artificial.
–¿Por qué?
–Él es mi primo y respeto sus problemas, no los divulgaré sólo porque me lo preguntas –sonrió y bufé.
–De acuerdo, entiendo… –y me alejé.
   No quise acercarme a él porque parecería un acosador, pero… realmente tenía mucha curiosidad de saber qué había detrás de esos ojos negros resguardados con unas misteriosas ojeras.
   En la noche, cuando encendieron la fogata, nos sentamos en algunos pedazos de troncos que encontramos por ahí, entre los árboles. Él se sentó lo más alejado posible de mí. No es que yo fuera muy paranoico, pero sentía que me estaba evitando. A la vez, Misa acariciaba mi brazo. La ignoraba por completo y pensaba en mis propios asuntos… aunque me taladraba el cerebro imaginando el por qué Elle me evitaba, pero no lograba encontrar una explicación. Es decir, ni siquiera me conocía. No tenía sentido que me evadiese con sólo haber visto un pequeño accidente.
   Cerca de las dos de la mañana, todos se durmieron, pero no podía dormir, por lo que salí de mi tienda y encontré a Elle comiendo algo de una bolsa blanca. Dulces, quizá.
–Hola, Elle –le saludé, sin acercarme mucho. Lo vi estremecerse.
–¿C-Cómo sabes mi nombre? –pareció alterado
–Near me lo dijo –le sonreí para relajarlo un poco y lo logré; bajó un poco sus hombros tensos.
–Oh…
   Y se mantuvo en silencio. Justo cuando avancé un paso, él se puso de pie y se excusó diciendo que tenía sueño y dormiría. Asentí y lo vi adentrarse a su tienda de acampar. Comenzaba a irritarme, de verdad parecía evitarme vilmente. Maldita sea, necesitaba saber por qué lo hacía. Sentía una enorme e incomprensible necesidad de saber más de él. Sobre todo, quería saber sobre las cicatrices de su espalda.

   Al amanecer, desperté con mi brazo entumido, por lo que volteé a verlo. La criatura más irritante del mundo se encontraba sobre mi brazo. Sentía mi cuerpo arder del enojo. Odiaba que Misa fuera tan escurridiza y molesta…
–Misa –la desperté con voz firme –¿Se puede saber qué haces aquí? –le pregunté al ver que abría sus ojos.
–Oh… Light, buenos días –me sonrió y, de nuevo, tuve ganas de gritarle, pero esperé a su respuesta –Bueno, sólo pensé que tendrías frío y quise hacerte compañía –sonrió “dulcemente” y tuve que soportar la molestia que sentí.
–Vete de aquí –le ordené y negó con la cabeza. Me estaba sacando de quicio –Me voy a cambiar –mentí y, sonrojada, asintió y salió corriendo.
   Misa era la única persona que lograba sacarme de mí mismo, me hastiaba su manera de ser, me irritaba de sobremanera… pero tenía que soportarla y lidiar con sus molestas escenas si no quería llegar a golpearla algún día. Yo odiaría ser un hombre que golpea a las mujeres, pero Misa… podría llegar a ser un caso especial si seguía de esa manera. Me daba asco ese pensamiento, pero sabía perfectamente que Misa podría lograr algo así.
   Salí de la tienda de acampar y vi a Elle y Near sentados sobre un tronco. Quizá aún era muy temprano. Suspiré. Quizá tendría que dejar  de intentar saber sobre Elle, pues parecía que me tenía miedo o algo por el estilo. Pero lo que había dicho Near, de que él era así con la mayoría de los hombres… me intrigaba demasiado. Cuando volteó a verme, sus ojos negros se afilaron, como si… como si me odiase. Volteó rápidamente la vista y se alejó, con la espalda recta, cosa diferente a como lo había visto caminar con anterioridad. Se escabulló hacia su tienda y se mantuvo ahí durante toda la conversación que tuve con Near. Era interesante poder hablar inteligentemente con alguien como Near, aunque fuera más joven que yo. Tenía una rara obsesión con el blanco y con los juegos de estrategia.
–Elle parece odiarme –fue un comentario que hice más para el aire que para alguien más.
–No te odia, sólo no te conoce. –sentenció, sin duda alguna en su voz.
   Suspiré pesadamente. ¿Cómo se suponía que me conocería si me evitaba cada vez que estaba cerca? Era muy molesto.

   Esos afilados ojos negros carcomieron todos mis pensamientos, sólo se encontraban ellos en mi cabeza. No podía dejar de pensar en esa mirada llena de odio que me dedicó. No podía pensar… más que en él. En su increíblemente blanca piel, en sus cicatrices, en sus ojeras que iban más allá de lo normal, en sus hombros hundidos, en el por qué me evitaba.
   Esa tarde nos fuimos todos. El “campamento” había terminado. No pude disfrutarlo, al contrario de los demás que todo el día estuvieron riendo y contando historias. Me daba igual saber esas cosas, pero, lo que más me estresaba, era saber que no podría ver a Elle de nuevo y, por consiguiente, no podría saber por qué sentía esa sensación de odio de él hacia mí. Odiaba tener ese vacío. Odiaba no poder lograr algo que quería, ese era el peor  vacío.



   A los tres días, después de la universidad, caminaba hacia la cafetería para comprar agua antes del entrenamiento de tenis a unas cuadras de la escuela. Antes de llegar, vi a un chico sentado, con los pies sobre la misma silla, leyendo un pequeño libro rojo. Cabello negro. Tez blanca. Ojos negros. Ojeras…
   ¿Qué se suponía que hacía él ahí? Me acerqué rápidamente y lo miré más de cerca y, cuando él se percató de mi presencia, dio un respingo e, instintivamente, se alejó unos centímetros.
–¿Elle? ¿Qué haces aquí? –le pregunté con una sonrisa
–Yo estudio aquí. –me dijo casi con un susurro. Eso me había sorprendido.
–Nunca antes te había visto por aquí –le dije, intentando sonar relajado.
–Acabo de entrar… Y de hecho, estaba por irme –dijo algo nervioso.
   ¡De acuerdo, a la mierda todo! Me evitaba, definitivamente. Elle se puso de pie y, justo antes de dar la vuelta, tomé su brazo y lo obligué a mirarme.
–¿Me odias? –le pregunté directamente. Abrió sus ojos, al igual que sus labios y creo que logré ver un sonrojo.
–No…
–¿Entonces por qué huyes de mí? –gruñí. No entendía por qué me molestaba tanto.
–Déjame ir…
–No, dime antes por qué me evitas.
–Suéltame… –lo escuché con algo de desesperación en su voz. Dejé libre su brazo inmediatamente. Lo que menos quería era que tuviera razones para no acercarse a mí de nuevo.
–L-Lo siento –dije sorprendido.
 –No me toques… –susurró y bajó la mirada. Dejó de respirar por unos segundos y me asusté. Luego, volvió a levantar su mirada, pero ahora con unos afilados ojos de odio. Me dieron escalofríos. Elle se puso de pie agresivamente y agarró mi camiseta en su puño, con el ceño fruncido. –La próxima vez que me toques, te arrancaré los ojos – me amenazó… muy convincentemente. Temblé de miedo, más por su fría, penetrante y adolorida mirada. Sus ojos eran cuchillas encendidas al rojo vivo que se adentraban a mí con tan sólo un segundo de sus ojos sobre los míos  consumían en llamas todo mi interior. No supe qué hacer; me había paralizado por completo… Luego, Elle gruñó y se fue, dejándome completamente confundido y… temblando.
   Vi su espalda, totalmente firme y sus manos formaban puños. ¿Qué se suponía que había pasado…? No entendía nada. No entendía por qué… su personalidad había cambiado de un extremo a otro. Era la primera amenaza que me hacían y nunca había esperado que fuera de Elle. ¿Quién demonios era él y por qué había cambiado tan drásticamente de actitud?

Notas finales:

QUe tal les ha parecido? 

Espero puedan mandar un comentario si les ha agradado ^^ 

Nos leemos al proximo capitulo!


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