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¿Por qué tan solo? por Bloody Pain

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Notas del fanfic:

LOL conmigo, me desconozco (?) XDDD Vale, también escucho k-pop y quise intentar escribir un poquitín de esto ;_;

Pero si alguien de por aquí me recuerda juro por lo que sea que actualizaré el resto de fics pendientes dskfjbds XD.

 

Por ahora les dejo con este YeMin (YeSung x SungMin) de SuJu.

Notas del capitulo:

Ya lo dije, espero que sea de su agrado. Saben que yo estaré muy contenta si recibo sus críticas y consejos para poder mejorar, llevaba tanto tiempo sin escribir que creo que perdí el toque LOL

 

¿Motivos? Realmente no tengo motivos para este escrito, llegó a mi cabeza cuando quería escribir sobre una pareja amorfa para el cumple de Minnie xD. La fecha no fue mi culpa, es que para cuando terminé el one-shot ya había pasado el 1 de enero LOL

{YeMin} ¿Por qué tan solo?

Aquella noche se encontraban en el nuevo hotel, todos reunidos en la habitación de Sungmin repartiendo regalos por el día de San Valentín. Como ninguno tenía pareja para darle un obsequio se lo repartían entre ellos como premio de consolación. Todos estaban sentados en círculo sobre la cama del conejo.

—¡Y este es para… Ryeowook! —comentó Kyuhyun alegremente. El Eternal Maknae tomó la pequeña cajita entre sus manos con una enorme sonrisa dibujada en su rostro. ¿Qué sería? Sin embargo, al abrirla, la sonrisa se borró y su rostro se volvió todo rojo.

—¿Qué ocurre, Wookie? —preguntó Donghae acercándose a la cajita. En cuanto vio el contenido se echó a reír siendo seguido por la curiosa mirada de los demás.

—¡Kyuhyun! ¿Es en serio?, ¿me ves cara de usar tanga narizona? —preguntó haciendo puchero. ¡Era tan vergonzoso! El menor de todos se aguantó la risa y respondió con la mayor seriedad de todas.

—Bueno… en realidad te la di para que la uses tú, pero creo que el regalo completo va dirigido a Yesung. ¿Crees que le guste? —¡¿A qué se refería con “el regalo completo”?! Oh, cuando se trataba de malvado ese Kyuhyun era el rey de todos.

—Pervertido —respondió Wookie. Todos se echaron a reír.

En aquel momento Sungmin pasó su mirada por cada uno de los miembros, alguien le faltaba.

—Oigan, ¿dónde está Yesung? —cuestionó curioso. Aunque su relación con él era más bien incómoda él seguía siendo un miembro de Super Junior y era bueno que estuviese participando de aquel momento. Aunque claro, cuando estaba con él a solas el ambiente no se ponía incómodo porque se llevaran mal o algo parecido, el conejo sabía muy bien aquello.

—Oh, ahora que lo dices dijo que después de ducharse vendría, hyung —respondió Wookie—. Debe seguir en su habitación.

—Entonces iré a buscarlo. —El rubio se puso de pie y salió de la habitación. Desde hacía mucho tiempo no hacía aquello por algún motivo distinto a trabajo.

Caminó por los pasillos del enorme hotel hasta llegar al ascensor; mientras subía dos pisos más pensaba en cómo le diría que  bajara para reunirse con los demás. Parecía algo muy sencillo, pero era lógico, siempre que estaban solos las cosas entre ellos se ponían incómodas y hasta insoportables. Cada vez que uno intentaba decirle algo al otro simplemente no podían, el silencio les ganaba y entonces no se dirigían una palabra más allá de las necesarias. ¿Por qué tenía que ser tan complicado?

Finalmente llegó. Tocó la puerta del moreno y, luego de dos minutos –los contó con su reloj– la puerta se abrió. La mirada de sorpresa que puso el mayor al ver a Sungmin fue épica, jamás esperó que quien le llamara fuese precisamente ese conejo.

—¿Qué ocurre? —preguntó.

—Vine porque… —¿Por qué fue que vino?—… ah, sí, porque todos te esperamos abajo para jugar a repartir regalos. —Forzó una sonrisa que, en respuesta, sólo recibió la mirada seria del moreno. Vaya hombre.

—No tengo ganas de ir, Lee. —Iba a cerrar la puerta pero se vio detenido por la mano del rubio.

—¿Puedo pasar?

 

 

 

Habían bebido refresco durante al menos siete u ocho minutos, estaban de pie en el balcón de la habitación observando la maravillosa vista hacia la ciudad. Ninguno decía nada. Después de un tiempo Sungmin se armó de valor, ya era hora de que, luego de tanto tiempo, intentara mantener una conversación con él.

—¿Por qué no quieres bajar, hyung? —preguntó terminándose la bebida. El moreno respiró hondo pensando en si responderle o no. ¿Por qué debía importarle?

—Sólo… no es mi ambiente. No hoy. —Distante como siempre. Sungmin quiso seguir indagando más allá, tratar de alcanzar su corazón como lo hacía al inicio de todo. ¿Qué perdía con intentarlo?

—¿Puedo saber qué te ocurre, Yesung? Puedes confiar en mí —suscitó dedicándole una mirada. El aludido no le volteó a ver, seguía perdido observando al mundo. ¿Confiar en Sungmin? La última vez que lo hizo no sólo terminó herido, sino también humillado.

—¿Lo olvidaste ya, Dongsaeng? Era una noche idéntica a esta.

—¿D-de qué… hablas? —Mentira, Sungmin sabía muy bien a qué se refería Yesung. ¿Estaba bien sacar a flote esos temas otra vez?  Hacía años que se habían guardado y encadenado muy dentro de cada uno.

—De esa noche… hace seis  años. ¿En serio lo olvidas tan fácil? Para mí es imposible no recordarla cada año que pasa, pero por lo visto a ti no te cuesta tanto.  —Rio sarcásticamente. Qué estupidez aquella—. Aunque claro, era a mí al que realmente le importaba, en aquel entonces y ahora.

—Yesung no quise-

—Lo sé, Sungmin. —Se acercó y le acarició los cabellos con melancolía. Se estaba metiendo con algo muy delicado, algo que podría costarle su sano corazón… de nuevo—. Nunca tuviste intenciones de herir mis sentimientos, pero no puedes corresponderme porque no soy tu tipo. La tengo muy clara desde entonces.

Sungmin guardó silencio. Había sido muy idiota, la vez que Yesung se le confesó él le rechazó de la manera más vil y dolorosa posible, pero en ese tiempo él nunca tuvo intenciones de enamorarse de un hombre. En ese tiempo. Ahora le era imposible no mirar con envidia a Ryeowook, era tan íntimo con Yesung que el pequeño se encargó de recoger el desastre que el rubio causó años atrás. Se enojaba al pensar que el error ya estaba cometido y que su orgullo jamás le permitiría decirle la verdad, que jamás podría decirle a Yesung cómo se ponía su corazón cuando le hablaba o tan sólo le miraba.

Entonces sólo dejó que le acariciara el cabello, suave y sedoso. Se sentía bien el contacto, simplemente le gustaba el moreno desde no sabía cuándo. ¡El destino se la estaba devolviendo! Oh, y con todas sus malditas ganas.

—¿No deberías volver? —preguntó Yesung rompiendo con el momento. Su mano se alejó del más joven.

—Claro, pero… antes quisiera que me respondieras algo. —¿Debía decirlo o no? De cualquier forma en cuanto cruzara la puerta seguramente jamás podría volver a tener tanta intimidad con él.

—¿El qué? —La pregunta de Sungmin tardó en llegar pero, luego de un momento escuchando la brisa nocturna, decidió comentarlo.

—¿Por qué tan solo? —Hecho. Curiosidad o necesidad el rubio no lo supo en aquel momento, aunque sintió cómo su corazón estuvo a punto de estallar al ver al moreno acercándose a su cuerpo. Cuando estuvo a una distancia menos que prudente le miró directo a los ojos. Su mirada era penetrante, Sungmin quedó estático de inmediato.

—¿Por qué lo notas hasta ahora? —Le tomó del mentón, inclinando su cabeza hacia arriba y, sin titubear –increíblemente– le besó.

Porque lo deseaba, porque venía añorando saber cómo se sentía la boquita del rubio al ser poseída por la suya. Porque desde hacía seis años se reprimía aquellas insoportables ganas.

Sungmin sólo se quedó en shock, no podía creer lo que estaba ocurriendo. “Aléjate, Lee Sungmin, sal de aquí ahora mismo” se repetía dentro de sí, pero la verdad era que no le incomodaba. Él también lo quería, ¿no? Aunque afirmara su heterosexualidad, aunque hace seis años le haya dicho a Yesung que jamás sería capaz de enamorarse de un hombre, que la simple idea le asqueaba, ahí  estaba: sintiendo un placer infinito causado por el mismo chico al que rechazó.

¿Qué debía hacer? Su mente no lo supo, pero su corazón sí. Cerró los ojos y abrió su boca, dándole espacio a Jong Woon para que aprovechara lo que el rubio le estaba dando. Metió su lengua en la estrecha cavidad, aquello era mejor que como lo soñó tantas noches, en especial con ese sabor a dulce que poseía el menor de ellos.

Las manos de Sungmin alcanzaron el rostro de Yesung, acariciando aquella piel que, involuntariamente, tantas fantasías le hizo imaginar. Lo quería, lo deseaba, lo necesitaba. El mayor pasó sus manos por las caderas del rubio, uniendo más sus cuerpos. La velocidad del beso comenzó a aumentar mientras el silencio del sitio era roto por el sonido que hacían sus labios al separarse para buscar aire. Inmediatamente se volvían a unir.

Pero estaba mal…

Sungmin se separó y le miró bastante apenado. Sin embargo, no se alejó más, deseaba sentir esos brazos rodeándole.

—Pero creí que tú…

—¿Salía con Ryeowook? —Sungmin le respondió con la mirada—. Sólo somos amigos, Min.

¿Min? Años sin escuchar esos provocativos labios soltar aquel sonido. Se escuchó tan sexy viniendo de Yesung que de repente comenzó a hacer calor para el rubio.

Sungmin sonrió tímidamente, ya había escuchado lo que quería. Volvió a inclinar su cabeza y cerró sus ojos, para luego recibir gustoso la boca del mayor besando, chupando, mordiendo…

Feliz día de San Valentín, conejo.

Notas finales:

¿Y? sdjfnsa XD Y sí, sé que antes promocioné otro blog, pero recientemente abrí uno nuevo porque así soy yo, medio chiflis T-T

 

www.minkiescritora.blogspot.com

 

De verdad, agradeceré de tooodo corazón que me dén sus opiniones *O*


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