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Un verano inolvidable por koru-chan

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Notas del fanfic:

Un verano inolvidable

REITUKI

by:koru:

 

 

 

                               

–Asique este es el famoso “campo” – se quitó sus lentes de sol para mirar al rededor de aquel árido lugar.

– no puedo creer que esos seres llamados “padres” ¡me hagan esto! ¡Una persona como yo no puede estar en un miserable lugar como este! – aventó su bolso de mano con frustración haciendo que este callera en la suelta tierra dejándolo empolvado.

– y  ¿ahora qué?  Se supone que me vendrían a buscar. No supondrán que yo voy a llegar a su casa cargando solo con estas maletas…– miró a su alrededor fijando su vista en tres bolsos gigantes repletos a no más poder.

–Creo que traje demasiadas cosas… – pensó rascándose la nuca.

–no, no son demasiadas cosas, todas y cada una de ellas son importantes para mantenerme bello. – se agachó mientras buscaba algo con insistencia en su bolso. – ¡Lo encontré!– sacó un pequeño espejo de mano, se acomodó su ondulada cabellera de un color castaño intenso y luego miró su rostro encontrando a este perfecto. Sonrió a su reflejo volviendo a incorporarse mientras marcaba una serie de números en su moderno celular. – ¡mierda! ¡¿Por qué no funciona esta porquería?! – hablaba ya colmado de rabia e impaciencia.

Mientras se movía buscando aunque sea un poco de señal. No se dio cuenta que una gigantesca tormenta de polvo se expandía por aquella pequeña localidad llenando todo de arenilla. – ah!!! ¡Esto no podría ser peor! ¡Mi pelo! ¡Mierda! – se intentaba cubrir de aquella polvacera lo cual era inútil.

– ¿Tú eres Matsumoto?– escucho una voz ronca y masculina con un deje de cansancio.

– ¿eh? Si. –   se destapó sus ojos poco a poco viendo que la tormenta ya había culminado dejando todo en calma.

El dueño de aquella voz comenzó a tomar las valijas del citadino chico llevándoselas sin decir nada. – ¡hey! ¡Hey! ¡Espera dejas mis cosas en su lugar! ¡Aah! ¡Eres un ladón! ¡Ayuda! ¡¡¡Me roban!!! – el muchacho tiró los bolsos otra vez al suelo girándose inmediatamente intimidando solo con la mirada al pequeño muchacho. –en primer lugar ¡cállate! ¡Chillas como una niñita pequeña!– hablaba harto, estaba bastante enojado de la actitud del castaño. –segundo, tu abuelo me dijo que te recogiera, si hubiera sabido que eras ten escandaloso, ni loco te hubiera venido a buscar. – se cruzó de brazos mirándolo fríamente. – a-ah, lo siento. No sabía quién eras, además me hubieras dicho eso de un principio… que mal educado, ni siquiera te presentaste– lo miró arrogante el más bajo.

Él rubio no dijo nada, solo lo miró con el seño fruncido y continuo “escoltándolo” hacia la casa del abuelo.

Takanori caminaba a paso lento detrás del chico “mal educado”. Él joven se notaba unos años mayor que él castaño, tenía el cabello rubio un tanto desordenado, piel banca y una extraña banda cubría su nariz. Se notaba un chico que ha trabajado toda su vida. Vestía unos pantalones anchos, zapatillas un tanto sucias y una polera blanca un poco rasgada.

Pasaron por un angosto senderos el cual era cubierto por arboles y pastizales de un verde muy intenso, el solo pasar por ahí se sentía fresco y agradable. Continuaron adentrándose hasta que tuvieron que subir un empinado sendero, de inmediato se comenzaron a ver casas.

– ¡oye! ¿Cuanto falta para llegar a la casa de mi abuelo? – se detuvo mientras bebía un poco de agua.

– Se nota que nunca has venido a este lugar, falta bastante no llevamos ni la mitad. –el rubio chico de ojos azulado se detuvo al igual que el pequeño. Descansar un poco era bueno y mas con esa calor que sofocaba a cualquiera. –una persona como tu… ¿a qué viene al campo? Es más que obvio que no vas sobrevivir ni un día, ¡solo mírate!– se atrevió a decir mientras miraba al castaño de pies a cabeza, mantenía una ceja alzada, arrogante intentando intimidarlo.

Taka solo lo miró con el seño fruncido, bueno estaba claro que lo habían obligado a ir, pero tan inútil no era, además, ¿qué cosas tan difícil se pueden hacer en aquel lugar? No hay nada, solo iba a disfrutar de sus vacaciones, descansaría mientras leería una de sus revistas de maquillaje y belleza. – Vengo de vacaciones, solo eso, tampoco me vengo a vivir o a trabajar– lo miró de reojo altivo.

El muchacho de la bandita solo bufó y continuo con su andar. –Ni sabes lo que te espera en la casa de ese señor–habló por lo bajo. – ¿Qué dijiste?–caminó rápido el pequeño para poner mayor atención de lo que decía aquel muchacho de carácter arisco. –no dije nada, ¡solo apresúrate!–

A Taka le molestaba notoriamente ese chico, tenía una mala actitud más encima pensaba que era poca cosa y que no hacia ni sabía hacer nada, bueno, en parte tenía razón pero al parecer el castaño y bajito chico no se lo iba hacer saber, no señor, jamás se iba a presentar como alguien débil delante de un sabelotodo, un chico pobre sin estudios ni educación no se la iba a ganar.

Después de una ardua caminata de unos 45 minutos, ya habían llegado a la casa de su abuelo, la entrada era amplia, tenía un portón hecho de leños muy rustico, el camino de entrada era de tierra a lo lejos de veía la pequeña casa, también había animales revoloteando libres por doquier, habían árboles frutales cargados de todas las delicateses que la naturaleza y el arduo trabajo les daba.

Anonadado el castaño miraba a su alrededor, la verdad que no era como él pensaba, era bastante lindo.

–pero miren nada mas quien está aquí. – habló un hombre canoso mientras salía de la casa a recibir a su nuevo huésped.

– hola, abuelo. – saludó el pequeño con una tímida sonrisa por el recibimiento del mayor. – pero… yo que pensaba que teníamos un nieto, ¿era niña? – el castaño frunció el seño enojado mientras se quitaba las gafas de sol. Él rubio se reía por lo bajo. Hasta su abuelo bromeaba con él, que desagradable.

– viejo, no molestes al pequeño Ru-chan. ¿Cómo has estado? Tanto tiempo que no nos venias a visitar. Uy, solo mírate Ya te está volviendo en todo un hombre. –la anciana se acerco a su nieto regalándole un gran abrazo el cual él menor lo recibió sorprendido pero lo correspondió tenuemente.

El abuelo le pagó al Rubio, Taka  miraba atento, al parecer aquel joven trabajaba para su abuelo porque vio que luego de esta acción se iba al corral de los animales.

La abuela entro con Ru-chan, así le llamaba Cuando pequeño ya que sus primos le decían Ruki ella al verlo tan pequeñito le comenzó a decir Ru-chan, era perfecto para él, tan indefenso y chiquito que era, ahora estaba muy cambiado un joven bien parecido y de rasgos delicados. – ¿y Shima, abuela? Mi madre dijo que estaría por aquí. – habló mientras tomaba un poco de jugo que su abuela le había servido. – Está viviendo en el pueblo, hace un mes más o menos– le sonrió aquella dulce mujer –Aaah…– pronunció el menor un tanto decepcionado.

 Continuaron hablando de cosas triviales, sobre la familia, sobre él o sobre cualquier cosa, hasta que Ruki le peguntó en que habitación se quedaría, deseaba cambiarse de ropa y descansar un poco, el viaje había sido agotador.

–bueno mi niño, te vas a quedar en esta habitación, la ordené y limpie, esta perfecta, acomódate mientras termino de hacer el almuerzo. – el pequeño asintió y entro al lugar  era grande pero aunque la mujer había dicho que estaba limpio podía ver alguno que otro bichito invadiendo su, ahora, nuevo cuarto.

Miró con un poco de asco pero por suerte había traído una serie de repelentes, no iba a morir en ese árido lugar y menos mordido por un extraño bicho. Se puso a ordenar y guardar sus cosa, rápidamente tenía todo listo asique se tiró  en la cama para descansar, miraba detenido algún punto fijo en el techo hasta que un fuerte ruido lo hizo mirar por el gran ventanal de su habitación.

– ¡aah! – gritó mientras se cubría la cara con una almohada. – ¡demonios! ¡Maldita oveja! Casi me mata de un susto. – una oveja de mullido pelaje blanco miraba al chico con curiosidad como si supiera que él era nuevo en el lugar. El animal estaba muy pegado al ventanal y más ovejas se les unían haciendo una escena cómica y extraña. – ¡Ya! fuera de aquí almohadas con patas, ¡fuera!– se acercó a la ventana  y la abrió,  las ovejas se comenzaron a dispersar lentamente.

Ruki contempló el paisaje desde su ventana, ya que se había levantado aprovecho aquel impulso para observar el lugar, pero en algo su mirada se posó. Aquel rubio chico de la bandita en su nariz se estaba mojando en una especie de pozo, se mojaba su rubia cabellera y el agua recorría todo su dorso empándalo por completo, el chico se quitó su polera dejando su bien marcado dorso al descubierto, continuaba mojándose. Los rayos de sol se posaban en su piel haciendo que esta brillara, se veía hermoso.

– ¡Taka! ¡A comer!–

Él menor perdió el equilibrio, estaba tan perdido mirando al rubio que se terminó cayendo hacia tras pegándose fuerte en su cabeza. – ¡itai!, ¡eso dolió! – se sobó la zona afectada mientras se incorporaba para posar su vista por última vez en el cuerpo del muchacho.

La cara se le puso fuertemente roja cuando se dio cuenta que el rubio chico lo estaba mirando, al parecer se había dado cuenta que se estaba deleitando con su cuerpo.

Rojo como tomate cerró la ventana y caminó hacia la cocina donde suspiró largamente aliviado. Comenzó a comer aquella humeante comida hasta que algo le llamó la atención. – ¿abuela? ¿Quien más va a venir a comer con nosotros? –preguntó con la boca llena como un niño pequeño y curioso viendo que en la mesa habían 4 puestos y ellos solamente eran tres.

– Pensé que las persona de “ciudad “eran más educadas. – se sonrojo a más no poder mientras tragaba con dificultad lo que estaba comiendo, nada podía ser peor, el rubio campesino y mal educado almorzaría con ellos. – ¡no soy mal educado! – dijo entre dientes.

–si, como digas. – se sentó al frente del castaño mirándolo con una ceja alzada.

– ¿t-te podrías cubrir con algo?, estamos comiendo… – dijo el menor mirando hacía otro lado avergonzado. – para que, si a ti te gusta lo que ves. – el mayor respondió divertido viendo como el pequeño chico se le teñían las mejillas de un rosado fuerte.

El almuerzo pasó lleno de indirectas, las cuales sus abuelos no entendían y así era mejor, solo esperaba que esos dos venditos meses pasaran lo más rápido posible.

 

 


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