Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Revelations por mOny-san

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Aoi y los personajes no me pertenecen... 

Y asi, bla, bla~

Notas del capitulo:

Esto es algo que tenia pensado desde hace mucho, pero que no me habia arriesgado a escribir. Acabo de terminarlo hace unas horitas y estoy orgullosa porque me quedo justo como queria.

Siento que hay algo raro en el, no termina como empieza, simplemente termina muy diferente.

Este fic esta dedicado integramente a Kate.

Corazon, espero que te guste, a ti que te gusta la pareja, tu quien me lees sin replicar. Te quiero.

Nos vemos abajo.

 

Capitulo Único. "Revelations"

 

Esto sonaría estúpido, incluso realmente torpe, pero, el ser sincero siempre había sido lo esencial. Recordaba como aquella vez había hablado de mas, como sin siquiera darme cuenta, mis palabras habían salido prácticamente solas, sin algún permiso a ser expresadas. Vi su cara completamente descompuesta cuando escucho lo que había mencionado, a los segundos, solo al pasar a mi lado sin siquiera mirarme había tratado de salir por la puerta.

 

Como hubiese querido reaccionar en ese momento cuando de un empujón me apartaba de su lado. Había salido, corriendo detrás para impedirle que se marchara e incluso para rogarle a que me diera el tiempo de explicarlo, pero todo había pasado tan rápido.

 

Sabía que la vida no era perfecta para nadie, y que incluso podía llegar a ser una molestia, pero, nunca había tenido el valor de hablarle con la verdad una vez más, nunca me hubiese imaginado que al verle u escucharle, mi enojo se desataría.

 

………………………………………………………………………………

 

La salida de la compañía había sido realmente rápida. Los ensayos habían terminado gracias al vocal quien tenía un compromiso por ser sábado. Y no es que no le importara, al contrario, eso le había caído de maravilla. No tenía ni dos días de haber comprado aquel aparatejo al que por supuesto le sabia, pero todo había sido “plan con maña”.

 

Le invitaría a jugar, le pediría que le enseñara y aprovecharía a estar por lo menos algunas horas a su lado.

 

Pero algo andaba mal. Hacía más de diez minutos que se lo había preguntado, y aun no le contestaba, sabía que no era importante, pero desde esos largos minutos el otro no había dejado de mandar tanto mensaje a un destinatario que el simplemente desconocía.

 

- Buenas, señores. – Dijo Kai con una sonrisa – disfruten su tarde y domingo, no me busquen iré a visitar a mi madre, asi que, nos vemos el lunes. –

 

- Adiós chicos. – Se despidió el castaño guitarrista - ¿Puedo ir contigo? –

 

Los tres restantes se miraron sin comprender nada. Uruha había salido detrás de Kai, después de solo despedirse y mover la mano en una rápida seña. Sin duda, pudieron escuchar como el más alto se salía con la suya al Kai haber dicho un rápido “Esta bien”.

 

- Supongo y nos vemos el lunes. – Comento el vocal – Adiós. –

 

Todo era tan raro a partir de ese momento en donde decían un “Hasta luego” o incluso un “Hasta mañana”. Eso se sentía a penitencia, se sentía tan raro quedarse solos en la sala sin siquiera decir alguna palabra solo escuchando sus propias respiraciones.

 

Reita no iba a mentir diciendo que esto de unos días, semanas o hasta meses atrás se había convertido en algo realmente raro. Nunca, desde conocerlo, había visto a Aoi tan ansioso, nervioso… mucho menos a diario.

 

Era de esas veces donde él tenía que tomar la iniciativa a platicarle, preguntarle, o simplemente despedirle, Aoi, este siempre contestaba con una sonrisa torpe y salía sin siquiera hablar.

 

“Akira” “Yuu” sus voces habían estado sincronizadas en un ligero tono, hablando al mismo tiempo solo lográndoles hacer sonreír.  ¿Qué era aquello? Porque desde hacía unos momento simplemente el pelinegro no le miraba. No se hizo esperar más, asi que se dejó caer justo a un lado del otro, quien sin siquiera pensarlo saco un cigarrillo prendiéndolo nerviosamente.

 

- No se tu… - hablo el bajista – pero yo te noto algo... ido. –

 

- Alucinas. – rio bajo.

 

- Te conozco.

 

¿Qué le conocía? Acaso Akira estaba en ese sentido en donde realmente podía expresarse con la verdad ante las personas. Aoi sonrió de solo escuchar aquello. Por supuesto que no, aquello de conocerle no era más que unas palabras simples para hacerle hablar. Mas sin en cambio el si le conocía, tanto, como para darse cuanta que su comportamiento había estado raro, que gracias a aquello él se había estado portando de una manera algo alejada al rubio.

 

- ¿Iras a conmigo?

 

- ¿Eh? – pregunto confundido, saliendo de sus pensamientos abruptamente.

 

- Shiroyama, hace rato te dije que me acompañaras a instalar ese play, y que me enseñaras bien a jugarlo.

 

- Tú sabes jugar, Akira.

 

- ¡Es mentira! Tengo años por el trabajo que no juego a algo como eso.

 

- No mientas.

 

- Nunca te he mentido a ti.

 

Y ese era su comportamiento. Ahí estaba el Akira que comenzaba a asustarle. Odiaba aquel tipo de palabras provenientes de él, odiaba cualquier buen trato hacia su persona. Pero, porque entonces eso le hacía tan feliz, porque si el no podía soportar aquello, sonreía como verdadero estúpido al escucharlo.

 

Y el bajista lo noto, noto por primera vez que sus palabras provocaban un tipo de incomodidad en el otro dejándolo completamente callado.

 

- Porque no mejor lo dejamos para otro momento, supongo tienes algo que hacer. – Dijo el rubio - digo, estas algo, como decirlo, desesperado. -

 

- N-No, yo, puedo acompañarte aunque sea un rato.

 

Aoi no lo había dudado, solo bastaron unos segundos para no permitirle levantarse de su asiento. Y Akira claro que se había sorprendido, aquel agarre del pelinegro, algo fuerte le había dejado completamente clavado en el silloncito. Sus miradas se cruzaron poniendo algo nervioso al guitarrista, obligándole abruptamente a separar su contacto.

 

¿Porque ahora se comportaba asi? Porque si ya todo estaba completamente claro, aún tenía ese miedo de poder expresarse. Desde aquella vez, justo en el momento cuando el bajista había hablado, tenía un sentimiento que inundaba su cuerpo por completo. Por supuesto que recordaba sus palabras, toda y cada una de sus muecas al expresarse, aquella sensación de miedo y repulsión que sintió al escucharle.

 

¿Pero porque había sido que desde aquella vez no podía dejar de pensarle? Porque diablos una noche al encontrarlo por casualidad fuera de la sala, haciendo una llamada telefónica a una mujer pensó que el rubio era de lo peor, porque esa vez sintió la necesidad de matarle, y lo más importante, porque se había sentido completamente engañado al escucharle.

 

Si, desde ese momento, hacía más de cuatro meses, se había dado cuenta que estaba completamente perdido por la persona que tenía al frente, que a su vez, también le quería.

 

- Aoi, de verdad tu comportamiento me asusta…                                                                                          

 

- Idiota.

 

El mencionado no hizo nada más que levantarse y jalar al rubio. Ese “idiota” no había sido para nadie más que para sí mismo. Su comportamiento asustaba, si y lo sabía, pero más le asustaba rendirse ante el otro, perderse completamente en el sin siquiera estar seguro si el bajista siguiera sintiendo lo mismo de antes. Aun asi, con miedo y todo, no podía decir no a cada pedimento o favor que le pidiera.

 

- Tengo que ir a con Byou, pronto es el cumpleaños de Kazuki y necesito tener una idea de que le regalare. ¿Nos vemos en una hora en tu casa?

 

- ¿Kazuki? – Pregunto el rubio con el ceño fruncido – ¿Te importa tanto ese guitarrista como para averiguar qué es lo que le gusta? –

 

Por supuesto que estaba celoso, por supuesto que se lo estaba demostrando. Aoi podía notarlo, con nervios, como era que el rubio le miraba. ¿Porque le pasaba esto? Porque era tan estúpido como para alegrarse e incluso sonreír al sentirse importante.

 

- Que es lo que tiene de malo ir a averiguar que le gusta a tu amigo. – rio.

 

- Si, tú amigo. – Contesto sarcástico – Si fuera tu amigo ya sabrías qué diablos regalarle. –

 

Esto se sentía tan maravilloso.

 

- Akira…

 

- No importa, ve a averiguar qué es lo que le gusta a tu súper amigo – rodo los ojos – te espero en casa, una hora Shiroyama.  –

 

Aoi tuvo que guardar compostura todo el eterno minuto donde Reita se disponía rápidamente a recoger sus pertenencias. Ahora que lo notaba mejor, se daba cuenta que le provocaba suspirar, algo realmente estúpido que inmediatamente le hizo desviar su mirada al Reita verle con los ojos entrecerrados aun enojado.

 

No hubo un nos vemos, o incluso un movimiento de mano, Reita tuvo que empujar la puerta de la sala con el pie, estampándola en la pared para salir fuera. ¿Quién diablos se creía Aoi para andarle dando regalitos al maldito guitarrista ese? Estaba enojado y aunque no se diera a notar, estaba que estallaba del coraje, sin duda, ese Kazuki se estaba metiendo mucho en esa estúpida cabecita de guitarrista pelinegro.

 

------------------------------------

 

Sus talones se movían interminables de veces, arriba, abajo, ¿Por qué se tardaba? ¿Acaso no había dicho que tenía una hora para llegar? Pero, momento, no es que Reita pudiera controlarle los horarios o salidas, ¡Por dios! Se estaba volviendo loco gracias a lo que sentía, y sabía que si el otro no llegaba en cinco minutos ya no le abriría la puerta de la casa, nunca.

 

Y justo cuando se levantó a ir a buscar alguna cerveza a su nevera, los toquidos en la puerta provocaran que su mirada se iluminara, que idiotamente su corazón latiera casi queriendo desprenderse de su pecho.

 

Miro su reloj, si, el muy estúpido se había demorado con dos horas, claro, juntando la hora que habían acordado.

 

- Lo siento… - sonrió Aoi al serle abierta la puerta, Reita solo se había recargado en el marco de ella observándole, enojado. – Byou se tardó y bueno, me acompaño a conse… -

 

- No me importa. – interrumpió.

 

- Solo estoy tratando de explicarte mi demora. – comento ofendido.

 

- Te he dicho millones de veces que lo que hagas con gente extraña para mí, no me importa.

 

Si bueno, no es que Aoi odiara esto, sino al contrario, era una manera graciosa con la que le provocaba algo de risa, pero, en veces no soportaba sus comportamientos, en veces, sentía que si seguía escuchando los insultos hacia sus amigos, terminaría matándole de un solo puñetazo.

 

Quiso irse, ¿Qué más daba si por hoy no le miraba? Trato de mirarle con rencor, entre cerrando los ojos, solo ganándose una mirada algo triste e ida. Trago saliva.

 

- ¿Akira?

 

- Me ayudaras a instalar las cosas ¿verdad? si quieres después de eso puedes ir a donde tengas que ir…

 

Su tono de voz le enterneció a un cien por ciento, ¡odiaba que hiciera eso! ¡Lo controlaba! Nunca se podía negar a cualquier cosa que le pidiera mientras le hablara o mirara como lo hacía. Chasqueo los dientes empujando dentro al otro para poder pasar.

 

- Yo sé que tú sabes instalarlo. Eres un vago, ven y ayúdame…

 

Reita estaba perdido. Cada movimiento del pelinegro le hechizaba, cada palabra susurrada hacia él, porque sabía que seguía regañándole en susurros, provocaban hacerle suspirar. ¿Cómo sería una vida junto a él? Porque no se animaba una vez más a preguntarle, a dañarse con un frio “no” que por supuesto le contestaría. Pero, no le importaba, el rubio solo quería que el otro supiera que aún seguía sintiendo lo mismo que hace tiempo, que incluso sus sentimientos a lo largo de los días se hacían cada vez más grandes, mas deseosos a él. Tanto, que comenzaba a doler.

 

Aoi movía cada mueble que se le atravesara, no iba a negar que le encantaba moverlos de lugar si al final los dejaría como le gustaba y nadie le diría nada, y no era que precisamente no le gustara como había remodelado hacía tiempo el bajista, al contrario, se veía tan espacioso pero solo.

 

Los cables pasaban detrás de los muebles, arrojándolos al piso importándole donde pegaran o que rompieran, movía el televisor hacia adelante, poniendo las entradas de cada color donde pertenecían.

 

- Listo. – suspiro con alegría palmeando su camisa, sacudiendo el poco polvo que tenía en ella.

 

- Has dejado la mesa como se te vino en gana. – bufo.

 

- Las mesas de centro son de centro –regaño – nadie las usa para subir sus pies en ellas. –

 

- Por supuesto que sí.

 

- ¡Claro que no! Si según tú las hay, nómbrame algunas. – entrecerró los ojos

 

- Yo y con eso basta.

 

Era tan tonto, diablos, quería reír, quería hacerlo, pero se suponía que estaba regañándolo. No se dispuso a hacer nada más que pedirle al rubio con la mirada a que se acercara y tomara el control que le extendía.

 

- A si tu esposa se cansara de ti. – bufo.

 

- ¿Mi esposa? quien dijo que tengo pensado casarme con una mujer. – elevo una ceja juguetonamente.

 

Desvió su mirada, porque precisamente ahora le provocaba con esa miradita, no entendía lo que pasaba, porque si hace un momento había estado de lo más enojado ahora precisamente salía insinuándosele con esas miraditas. Trato de hacerse el loco, tumbándose al sillón y prendiendo la consola. Reita le miraba recargándose en la pared, su cabello ligeramente arreglado, había extrañado ese color negro en él y aunque lo negara, estaba encantado con aquellas mechas moradas a un costado.

 

Aoi solo jugaba, había comenzado el primer juego y vaya que el bajista se había quedado mirando la pantalla por segundos. Aoi estaba embobado y a pensamientos del rubio, aquello tenía que estar bastante entretenido como para tener al guitarrista completamente ido.

 

- ¿Te diviertes? – pregunto Akira con una sonrisa, acercándose hasta quedar recargado en el sillón, dándole la espalda al frente, solo girando su rostro para ver de costado la pantalla.

 

- Cállate o perderé.

 

Akira sonrió, de verdad que le encantaba tenerlo así, pensando en nada ni en él mismo, se veía tan contento, moviendo el control de un lado a otro, moviendo su cuerpo y susurrando maldiciones cuando no lograba pasar lo que quería.

 

- Estaría encantado de tenerte así, todos los días…

 

Aoi tuvo que tomarse unos momentos para comprender muy bien aquellas palabras. Akira, este solo había sonreído ante el shock momentáneo del pelinegro, aquella mirada asustada. Giro el mueble posicionándose justo enfrente de su cuerpo, tapando el televisor, quitando el control de las manos del pelinegro fácilmente

 

- Oye, voy a perder hazte a un la…

 

Todo había pasado tan rápido para el pelinegro, Akira se había acercado a su rostro, mirándole fijamente. Por supuesto que le provocó un sonrojo inmenso, por supuesto que su cuerpo tembló de pies a cabeza. No hizo nada más que empujarle lentamente, levantarse y mirarle con algo de confusión.

 

- Y-Ya te ayude, yo… será mejor que me vaya, aún tengo que ir a ver sobre lo que encargue para Kazu y…

 

- Te he dicho millones de veces que no hables de nadie cuando estés conmigo.

 

El bajista le miro molesto, si, sabía que Aoi rechazaría su contacto, aquel beso que desde hacía mucho necesitaba obtener, pero ¿Por qué siempre la jodia con lo mismo? ¿Qué acaso Aoi aún no se daba cuenta que aquello lo odiaba? No hizo nada más que acercarse, viendo como el otro retrocedía despacio.

 

No era miedo, por supuesto que no lo era, solo que no aguantaba tenerlo tan cerca, solo no aguantaba aquellas ganas de lanzarse a él si se acercaba los suficientes centímetros.

 

- Creo pensar que puedo hablar de quien se me dé la gana, ¿no? – dijo Aoi despacio.

 

- No por lo menos cuando estés frente mío.

 

- ¿Cuál es tu problema?

 

- ¡¡Tú eres mi problema!! – grito el rubio, Aoi cada vez se alejaba más.

 

No lo soportaba, ya no, necesitaba decirlo, gritárselo si fuera posible. No le importa si el otro se molestaba o si le golpeaba por ser tan bruto, pero no le dejaría escapar. Le jalo por la muñeca provocándole chocar con la mesa, no le importó si el otro se lastimaba, no le importó incluso ver como tragaba saliva. Le acorralo entre ella y su cuerpo.

 

Lo tenía tan cerca, tanto que no aguantaba mantenerle la mirada. Aquel empujón no había dolido tanto como la sorpresa, y más sin saber porque estaba el rubio tan enojado se dispuso a tratar de alejarle, mas sin en cambio el otro no cedía, incluso se pegaba más a él.

 

- Ya no lo soporto Yuu… - susurro tan cerca, tanto que el otro solo trago saliva – Tu siempre hablando de Mizuki, del maldito de Kazuki ¿y yo que? –

 

- Ellos son…

 

- ¿Tus amigos? – Rio con sarcasmo – Tus amigos y su pu… - negó con enojo – Hasta aquí,  llegue a mi limite, ¿acaso no te das cuenta que cada que hablas de ellos o cada que sales con ellos me haces daño? -

 

- Pero…

 

- ¡Estoy que reviento por los celos que me provocas, Shiroyama!

 

¿Cuánto había esperado por esto? Porque ahora que Reita prácticamente se le confesaba una vez más, sentía que su mundo volvía a ser el que era antes, porque estaba tan feliz con aquello. Y Reita aun notaba la sorpresa del otro, sabía que en cualquier momento le empujaría y saldría huyendo como aquella vez, pero no se esperaría a que aquello pasara una vez más, a que aquella mirada reflejando un asco inmenso volviera a cruzarse con la suya.

 

Se alejó un poco bajando la mirada, jalando sus cabellos sin siquiera mirarle. Aoi no lo soportaba más.

 

- Akira.

 

El nombrado se quedó completamente estático. ¿Qué diablos pasaba? Aoi le había jalado aferrándose a su cabello, juntando sus labios mientras los devoraba. Y el rubio sentía que se desmayaba, que si por algún momento el otro le soltaba caería al suelo como un completo imbécil. Tardaron unos segundos para que Aoi se sobresaltara, para cuando sin siquiera pedir permiso a seguir Reita se apoderara de su boca por completo, de su lengua, incluso de sus caderas.

 

Sus ojos se cerraron regalándoles una sensación mucho más extaciante, llevándolos a un límite fuera de lo normal. Akira no soportaba que el otro siguiera aferrándose a su cabello como lo hacía y Aoi no soportaba tener al otro apoderado completamente de su cuerpo, tan pegado a sí mismo. Sin duda, sabían que si no se detenían algo se les saldría de las manos.

 

- Yuu…

 

Los ojos del mencionado se abrieron lentamente topándose de lleno con otro beso, ligero, cariñoso, pero algo rudo. Sus labios se movieron al compás que el otro le marcaba, y aunque esta vez no hubo necesidad de hacerlo más pasional, termino por dejarlos completamente cautivados.

 

Y el pelinegro no lo aguantaba mas, esto había sido mucho más de lo que se hubiese imaginado, incluso, nunca supo de donde había sacado tanta valentía como para el besarle, como para arrástrale así como justamente le tenía. Y comprendió todo después de unos segundos, alarmándose, se suponía que él no haría nada, se suponía que el esperaría a que el bajista tomara la iniciativa.

 

- M-Me voy. – anuncio alterado, completamente colorado.

 

- ¿Pero qué…? – Pregunto confuso al ver como el otro trataba de abrir la puerta – se suponía que tú y yo… -

 

- T-Tu, yo… - sus ojos se cerraron fuertemente – necesito pensarlo. –

 

A no, nada de “pensarlo”. Todo estaba tan aclarado, porque Aoi seguía reprimiéndose después de aquel maravilloso beso que el mismo había iniciado. Corrió rápidamente cerrando la puerta que el otro había abierto, abrazándole por la espalda. Estaría loco si pensaba le dejaría huir después de aquello, al contrario, desde ahora tenía que estar mentalmente preparado para sufrir las consecuencias.

 

- A-Akira, necesito irme... – dijo nervioso.

 

- ¿A dónde? – susurro a su oído.

 

Aoi sentía que se derretía, que aquella sensación en su vientre le provocaría un dolor de estómago. Estaba temblando y Reita lo notaba, estaba completamente nervioso ante el trato que el bajista le daba.

 

- Cuantas veces tengo que repetirte que no quiero que veas a nadie más si no es a mí.

 

- Porque eres así… - cerro sus ojos, tomando las manos del otro por sobre su vientre, y para sorpresa del rubio, entrelazándolas – ¿Sabes? Desde aquella vez, no pude dormir. Te odiaba, me daba asco el simple hecho de pensarte como mi pareja, tu, uno de mis mejores amigos… - Reita tuvo que estar preparado para mirarle de frente, con los ojos bien abiertos ante lo que decía, sintiendo como su mano acariciaba parte de su mejilla. – pero, todo paso tan rápido. Estabas haciendo una llamada con una chica. – Se alteró – ¡sé que no debía hacerlo! pero escuche como hablabas con ella tan alegre, no, no sabía que pensar ante lo que sentí esa vez, yo… -

 

- Estabas celoso… - susurro más bien para sí mismo.

 

- Lo estaba. – admitió.

 

Aoi dejo su contacto bajando la mirada, se sentía tan impotente, tan estúpido por haber dicho aquello en un momento como en el que se encontraba. Tan avergonzado de ver como el otro solo trataba de entender todo lo que había dicho.

 

- Tu…

 

- Yo no tengo nada que decir, Yuu. – Aoi trago dificultosamente – sabes absolutamente todo lo que siento por ti. –

 

Su corazón latió a tal término que una vez más, sintió querer salir de su pecho, se dejó hacer, se dejó llevar por aquel abrazo que el rubio le daba. Su calidez, aquella manera de mantenerle entre sus brazos. Le quería, tanto que era insoportable. Y el bajista no podía dejar de sonreír con mayor felicidad, abrazando y dejándose abrazar por el otro.

 

- Dime que es lo que sientes… - susurro con un suspiro, Aoi solo se escondió mas entre la curvatura de su cuello, aspirando su olor, suspirando repetidas de veces.

 

- Tú dime que aun puedes darme la oportunidad que perdí hace mucho.

 

Reita sonrió ante esto apartándole un poco de su cuerpo, tomándole por las caderas pegándolo hasta lograr que el pelinegro hiciera lo mismo. Le beso incluso mucho más pasional que la primera vez, sorprendiéndolo, dejándolo completamente sin aliento. ¿Por qué preguntaba aquello? Acaso no todo se lo había dejado claro ya, que le seguía queriendo, que incluso no había nadie más importante para él.

 

- Te quiero Akira… - dijo entre besos cortos, manteniendo sus ojos cerrados.

 

- No es lo que quiero escuchar. – Contesto – quiero que me digas que estarás aquí de ahora en adelante. Conmigo, con nadie más. –

 

- Te amo, entonces… - sonrió mordiendo su labio, ganado una risita y una misma acción.

 

- Asi está mejor.

 

Que decirse o que hacer, todo saldría de ellos tan espontáneamente, todo se acostumbraría mediante sus días pasasen. Solo se dispusieron a discutir algunos planes, algunas “condiciones” que el rubio, como su ahora pareja tenía el derecho de pedir o impedir. Aoi solo reía escuchándole atentamente, asintiendo a cada cosa tonta que el otro le decía. Acortando la distancia cuando tenía esa necesidad de besarle, siendo correspondido con una maravillosa intensidad.

 

…………………………………………………………………………

 

Preparaba su ropa mientras la mirada del otro se posaba a su cuerpo por largos minutos, con el ceño fruncido, cruzado de brazos. Por supuesto que esto le daba gracia, pero más que eso, le encantaba que lo hiciera. En la parte de su cama estaba acomodada esa ropa oscura que había preparado para la ocasión, pero, porque era tan maldito como para agarrarla, verla, bufar y arrojarla importándole si se arrugaba.

 

- No piensas ponerte eso ¿o sí? – le fulmino una vez más, arrojándole la camisa a la cara.

 

- ¡¿Qué diablos te pasa, Suzuki?!

 

- ¡¡No Shiroyama, que es lo que te pasa a ti!!

 

No era que estuvieran discutiendo, no, solo que en veces el bajista podía llegar a ser algo insoportable. Aoi se acercó mirándole con furia, arrebatándole aquellos jeans que el otro estrujaba con furia. Su distancia se acorto.

 

- No pienso discutir contigo por algo sin importancia. – susurro el pelinegro.

 

- Entonces solo no vayas.

 

- Akira, ya habíamos hablado sobre esto… - dijo con cansancio – Cuantas veces tengo que repetirte que solo iré, le felicitare y preguntare si le gusto el regalo. –

 

- Le iras a preguntar por el puto regalito, si claro.

 

El bajista salió de la recamara del otro completamente ofendido. ¿Quién diablos se creía? ¿Regalito? Dios, si el muy estúpido había gastado una buena cantidad en el anillo ese que le regalaría. Tan especial tenía que ser el screw como para recibir algo tan valioso y más si era dado por el pelinegro.

 

- Akira…

 

- ¿Qué es lo que quieres Shiroyama?

 

El guitarrista se acercó a jalarle para que le mirara, se abrazó a su cintura y como pudo, ante la terquedad del rubio, comenzó a delinear aquellos delgados labios con los suyos. Era de esos momentos donde el bajista no podía resistirse ante tanto mimo, y aunque aún seguía enojado no le negó aquel beso que el otro le pedía.

 

- Aun asi… - rompió el beso lentamente - no te perdonare si te largas y me dejas solo aquí. –

 

- Eres insoportable. – Le regaño aun sin dejarle de abrazar – ¿Que hago para poder irme ya, regresar rápido y pasar tiempo contigo? –

 

- Llévame contigo

 

- No, todo menos eso.

 

- Bien, entonces lárgate con tu amigo del alma, pregúntale por el puto anillo y déjame solo.

 

Jodidamente dramático que era ese hijo de… Aoi suspiro tratando de calmarse. Si se lo llevaba estaría jodiendole todo el rato y vaya que necesitaba ver a Kazuki para platicarle algunas cosas y por supuesto, para felicitarle y desearle un feliz cumpleaños. Pero tampoco quería escuchar los reclamos del otro, era lo más importante para si en estos momentos, y aunque lo pensó mucho, acepto su pedimento.

 

- Tú manejas, Akira…

 

Reita sonrió complacido. Solo tuvo que esperar en la sala a que su pelinegro terminara de arreglarse para salir lo más rápido posible. Pero, su mirada prácticamente se ilumino al verle salir por la puerta de la habitación. A pesar de todo lo que había dicho de las prendas, estas se le miraban maravillosas ya puesta. Aquellos lentes oscuros, y ese sombrerito negro. No iba a negar que se relamió del solo hecho de pensarse junto a él quitándole absolutamente todo.

 

- ¿Qué? – Pregunto observándose - ¿No va? –

 

- ¿Qué si no va? Diablos, eso va perfecto...

 

No pudo evitar sonrojarse, entender completamente sus palabras. Asi era Akira, tan estúpido como siempre. Tuvo que repeler aquel acercamiento que el rubio hizo con agilidad, tuvo que morder su labio ante aquel abrazo y caricias que daba a sus caderas.

 

- Se hará tarde, vámonos…  - pidió el pelinegro.

 

- No, tu solo quieres ir a ver a Kazuki y dejarme solo esperándote.

 

- Akira ya lo habi…

 

No pudo continuar, la lengua del bajista se había adentrado a su boca, delineando sus labios por momentos. Sintió aquellas manos adentrarse bajo su camisa. Tocándole con descaro, sintió una de ellas adentrarse a su pantalón por la parte trasera y a pesar de que le gustaba aquello, no podía permitir que Reita la quitara su tiempo impidiendo con “aquello” a que no fuera a su compromiso.

 

Tomo al rubio por el cabello, pegándolo fuertemente en una de las paredes, besándole con furia, jalándole y llevándoselo a la sala para tumbarlo en uno de los sillones, abrió sus piernas posicionándose sobre él, moviéndose hacia adelante logrando que el otro jadeara y le mordiera parte de su labio inferior.

 

- Si voy ahora, regresare pronto y haremos lo que quieras… - susurro en su oído, bajando para besar su cuello, tocando todo su pecho por sobre la ropa.

 

- Estas enfermo si crees que te dejare ir con tu puto amiguito.

 

Aoi chasqueo los dientes ante el movimiento posesivo del otro tratando de quitarle las manos de encima de sus piernas. Tratando de apartarse de aquellos besos asfixiantes que le daba. Reita había cambiado posiciones, dejando al otro recostado en el sillón, el encima, entre sus piernas, moviéndose hacia adelante logrando sacarle unos gemidos.

 

- A-Akira no… - jadeaba – necesito ir a… -

 

- No iras a ningún maldito lado, mucho menos vestido asi.

 

- Pe, pero…

 

- Que no, maldición.

 

Reita bajo su mano desde el pecho del otro hasta su pantalón, desabrochándolo y bajando el cierre. Aoi sintió como aquella mano se colaba dentro sus pantalones y como rápidamente comenzaba a masajearle. Akira no espero el momento, besando su cuello comenzó a bombear con su mano, a envestirle por sobre la ropa, logrando retorcerle, maldecirle por lo bien que se sentía.

 

Mordía su labio, no le daría el gusto de demostrarle su excitación, Reita era un completo animal cuando estaba celoso, porque sabía que lo estaba, porque a cada segundo le estaba reclamando. Tenía presente que estaba disfrutando de esto. Que incluso si Reita no le desvestía terminaría por correrse aun con la ropa puesta.  Pero amaba esa rudeza, aquella que al descubrirla la primera vez le provoco delirar, sentirse la persona más satisfecha de todo el maldito planeta.

 

Y Reita amaba ese movimiento de caderas que el otro comenzaba a hacer, danzando a sus mismos movimientos. Amaba como se entregaba, amaba por completo cada parte de él, su cuerpo, su personalidad, sus caprichos, dramas, pero más amaba someterlo.

 

- Yuu, dime que lo disfrutas, dime que solo yo puedo provocártelo…

 

Aoi solo se dejaba hacer, solo trataba de acallar sus jadeos con su muñeca, cubriendo su boca, mordiéndose cuando lo ameritaba. Sí, no lo negaba, solo Reita podía provocarle esto y mucho más, solo él había logrado, plenamente, “completarlo”.

 

- Te hare el amor hasta cansarme… - siguió el rubio – hasta que me digas que no veras a nadie más que a mí. -

 

Sin duda, Aoi estaba ansioso.

 

Sus movimientos se detuvieron dejando al pelinegro algo confundido, le ayudo a levantarse, arrastrándole prácticamente a la habitación, arrojándolo sobre la cama para subirse a gatas a su cuerpo. No permitiría que Aoi se le escapara, a que se fuera con alguien más teniéndole a él asi, justo como ahora le provocaba.

 

Incluso el mismo se deshizo de su propio pantalón, de su camisa ante la atenta mirada del otro, ante aquel reflejo lujurioso de Aoi. Bajo sus manos quitándole los zapatos, sus calcetines, el pantalón y sus bóxer de una sola vez. Subiendo por sus piernas delineándolas con su lengua. Era tan exquisito su sabor, tan embriagante su perfume, tan deliciosa su piel. Mordió sus hombros una vez quitada la camisa, llegando hasta incluso dejarle marcas en ellos.

 

Aoi por fin dejo salir ese gemido cuando el otro con jugueteos chupaba su miembro, cuando con su lengua bajaba y se adentraba más hacia sus piernas, levantando una de ellas para tener el camino libre. Sintió como aquella llegaba a su entrada y como le envestía.  Reita le seguía masturbando, le seguía haciendo sufrir hasta que el mismo le pidiera, no, le rogase por más.

 

Estaba en su límite, tanto que sentía que en cualquier momento que se tocara o le tocaran, explotaría. No espero a ser jalado por el otro, a besarle mientras que Aoi se aferraba a su espalda enterrando las uñas, en entrar sin siquiera prepararle a un cien por ciento.

 

Se detuvo, acostumbrándolo, mientras sus labios se movían al compás de los ajenos.

 

- Yuu… - susurro, moviéndose un poco hacia adelante, sintiendo el jadeo en su boca – Dime que me amas. –

 

- T-Te amo… - cerro los ojos fuertemente, bajando sus manos, rasguñando desde sus nalgas a su espalda – Tanto c-como no te imaginas… -

 

Y no es que aquellas palabras le encantasen, sino que más que eso, le provocaban una especie de estremecimiento en su pelvis, dejándole un hormigueo hasta su entre pierna, sentía su estómago retorcerse de maravilla haciéndolo sonreír.

 

El rubio se levantó un poco del cuerpo del otro, saliendo y entrando de manera ruda, haciéndole gritar, gimiendo con aquella fuerza dando a relucir su grave voz. Abrió más sus piernas acomodándose entre ellas, llegando hasta lo más profundo ante cada envestida que daba, ante cada movimiento que provocaba el rechinar de la cama.

 

- Mas Akira… mas…

 

Acallaba sus gemidos mordiendo sus labios. Solo podía pedirle, rogarle justo como al otro le gustaba. Sentía aquella hombría crecer cada vez más dentro de su cuerpo, llegar hasta aquel punto esplendido donde sin lugar a dudas le provocaba delirar. ¿Qué si le importaba ahora su compromiso con Kazuki? ¡Dios, que le dieran! No echaría a perder algo como lo que le estaba pasando ahora solo por ir a felicitarle.

 

El mismo movió sus caderas hacia adelante haciendo más profundo su contacto. Juntando más su cuerpo a aquel aperlado que se movía sosteniéndole de las caderas. Sus ojos entrecerrados prendían de sobremanera al rubio y ese relamido de labios al pelinegro. Reita tuvo que estar preparado mentalmente para cuando Aoi utilizando su fuerza cambiaba posiciones, dejando al rubio debajo sin dejarle que saliera de su interior.

 

- Vamos Yuu… - dijo el bajista con burla – muéstrame lo que puedes hacer –

 

El pelinegro sonrió regalándole un beso, delineando sus labios con la lengua. Elevo sus caderas dejándolas caer de manera brusca, mientras que el otro solo cerraba los ojos jadeando cada vez más fuerte y rápido. Aoi seguía moviéndose, cabalgando sobre su cuerpo rasguñado el pecho del otro al su sexo chocar con el vientre del rubio.

 

- Rápido amor…. Más rápido…

 

- Cui… cuidado con lo que pides Aoi…

 

Reita le tomo fuertemente, jalándole hacia abajo, moviendo sus caderas hacia arriba. Aoi sentía que desfallecía, que si seguía sintiendo todo aquello en tan poco tiempo moriría. Su erección comenzó a doler, cosa que el otro noto al instante. Un orgasmo maravilloso fue lo que dejo a Aoi más que satisfecho, en un abrazo que prácticamente le lleno de mucho más calor del que sentía, y aunque Reita seguía moviéndose, nunca conto cuantas habían sido las veces que le tomaba justo como lo hacía por segunda vez.

 

……………………………………………………………………..

 

Un día más, si bien, Aoi había despertado en una recamara que por costumbre se había convertido en la suya misma. Se remeció en ella, siendo detenido por unos fuertes brazos que le rodeaban. Si, llevaban un tiempo juntos, y el pelinegro no iba a negar que aquello de la noche o mejor dicho, horas anteriores le había maravillado. Nunca se hubiese imaginado que aquella persona quien le abrazaba, solo por celos, le había hecho el amor interminables de veces en una sola noche, y que sus palabras rudas le hubiesen prendido de sobremanera.

 

No iba a negar que de solo recordarlo sentía que su entrepierna explotaría una vez más, incluso el simple hecho de sentir la piel desnuda de su acompañante de cama, le provocaría un orgasmo.

 

Trato de girarse una vez más dándole la espalda al otro, ocultando aquel bulto que se había formado. Pero pensó que el otro no le abrasaría, o que incluso su mano no tocara aquello que en estos momentos le comenzaba a avergonzar.

 

- ¿Sigues duro, cariño?

 

¡Diablos! Porque tenía que pasarle esto a él. Porque no Akira se había quedado dormido hasta más tarde aunque llegaran fuera de hora a la compañía. Aoi solo pudo tragar saliva con dificultad.

 

- Que te parece si tomamos un baño y arreglamos tu problema.

 

- ¡Desde cuando estabas despierto! – regaño tratando de apartarle.

 

- Desde el momento en que te moviste y te me quedaste mirando. – elevo una ceja.

 

- Eres un maldi…

 

- Lo sé.

 

Aoi tuvo que girar su cuerpo completamente ante aquel que le besaba de manera delicada, quien metiendo sus manos bajo las cobijas comenzaba a tocarle desde su pecho a la parte más cercana de sus piernas. Aoi jadeaba, la lengua del otro jugaba con la suya, su mano se movía entre sus piernas... una vez más.

 

- ¿Quieres que comencemos bonito este día? – acaricio su entrepierna, elevando un poco una de ellas.

 

- Akira no…

 

- Demasiado tarde.

 

Aoi solo mordió su muñeca y parte de su labio. Reita ágilmente había quitado las sabanas de ambos cuerpos, había apretado su erección y se había acomodado entre sus piernas, adentrándose a su cuerpo importándole una mierda lo demás. Era tan animal, tan bruto, pero lo amaba, esa parte le encantaba. No dudo en seguirle la corriente, en moverse aunque sus piernas le dolieran. Sentía que en cualquier momento su cuerpo seria cortado en dos, que aquello que el otro le hacía le terminaría por dañar.

 

Pero Reita aún seguía dormido, joder. Entonces porque no le empujaba, le daba una patada y se largaba de una vez por todas de ahí. Y asi lo hizo, y aunque le dolió su propia intervención saco la glande del otro, salió rápidamente de la cama, se vistió ante la mirada confundida del rubio, solo se dispuso a besarle ligeramente, acariciar su rostro y besarle una vez más.

 

- Arregla solo tu pequeño problemita, cariño.

 

Y sin decir nada más, Aoi salió de la casa rápidamente con una espléndida sonrisa, colocándose los lentes oscuros y aquel sombrerito del día anterior, por supuesto que le dolía el cuerpo, pero si seguía con aquello Reita le terminaría dejando más que en una simple cama. Sonrió cuando al subir a su carro escuchaba un “Shiroyama” fuerte y claro por parte de Reita y antes de que saliera, solo pudo arrancar. Aunque lo negara, aunque dijera que todo era mentira, le amaba, realmente no sabia aun que hubiesen sido de sus dias si no estubiera a su lado.

 

Y a pesar de que su erección no se bajó ni con el enojo, Reita estaba más que feliz, aquella noche había sido maravillosa, aquella, una de las que no olvidaría después de haber obtenido ese “si” del que era, por supuesto, la persona que más quería. Por supuesto la que mas amaba...

 

F i n

Notas finales:

No se ustedes, pero como ya lo dije, estoy completamente satisfecha. Espero y hayan entendido bien cada "paso del tiempo" siempre trato de hacer esto en los Shot, ya que siempre que se da, se dicen "te quiero" y rápidamente se meten a la cama XDD

No es mi tipo, no ahora XDD solo si los personajes me dan esa impresion -ehahieseByouxJinqueescribiohacepoco- XDD

Kate~ espero te haya gustado, porque desde hacia mucho lo tenia planeado para ti. Por poco hace un rato y echaba a perder la "sorpresa" XDD

Si les gusto a las lectoras, me gustaría saber de su opinión. Es la primera vez que hago completamente de ellos, siempre hacia solo insinuaciones, así que me es muy importante sus comentarios.

Nos vemos en otra ocacion.

Besos


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).