Jack se revolvió adolorido en el piso de aquel sucio lugar. Frunció el ceño y trató de acostumbrar su visión a la penumbra, aquella habitación estaba a penas iluminada por la luz de la luna que entraba por los vidrios rotos y sucios del ventanal que había delante de él.
No sabía donde estaba, pero tenía la certeza de como había llegado allí.
Otro cliente que lo follaba, le daba una paliza y se iba sin pagar. Para colmo, ese tipo había tenido la osadía de desnudarle y robarle su ropa. Por suerte, le había dejado su percudido sobretodo.
_ Maldito hijo de puta _ masculló
Se puso de pie a duras cuestas y sus huesos crujieron dolorosamente, dandole la sensación de que muy pronto dejarían de sostenerle.
Su cuerpo estaba inmundo, olía a semen, orines y su cabello era un amasijo entre esas sustancias y sangre seca.
Se llevó una mano a la cabeza cuando sintió un pinchazo agudo en la frente y se descubrió allí una herida. A penas, la tocó con los dedos, cuando el ardor le hizo gemir. A pesar de ello, no parecía ser profunda.
Colocandose su abrigo se dispuso a salir de esa casa, que parecía deshabitada hacía bastante.
Al saltar las rejas no pudo evitar cortarse la pierna.
¡Genial!, Otra cicatriz para sumarse a las demás.
Avanzó entremedio de la gente que iba y venía por las calles de la ciudad. Nadíe disimulaba al mirarle y odiaba eso, porque sabía que no era solamente por la suciedad que tenía,- de ser por esa causa, había muchos más indigentes en igual o en peor condición que él y a nadie le resultaría sorprendente- era tambien por las notorias cicatrices en su rostro; las que le habían valido el apodo de aquel villano demente, enemigo de un hombre murcielago, mucho más desquiciado -en su opinion- que él.
"The joker", era así como todos le llamaban; porque dos horribles marcas salían de ambas comisuras de sus labios, hasta casi llegar a sus pomulos. Lo que nadie sabía, era la historia de las mismas, pero él tampoco la recordaba del todo.
Le habían contado que cuando era pequeño, su padrastro y otros hombres habían abusado sexualmente de él. Las cicatrices se las ocasionaron ese día, pero él no tenía idea de como se las habían hecho. Un cuchillo, tal vez, y él se vería en la obligación de cargar con ese fatidico suceso para siempre, sin la posibilidad de llegar a olvidar, a pesar de que los detalles, se hubiesen disipado de su mente.
Siguió su camino hasta que se encontró con Marcus, su amigo de la infancia, quien junto a él, había sufrido la perversión de su padrastro y de muchos otros hombres más.
Según lo que el joven travesti le había comentado llevaba varios años en ese prostibulo para menores, antes de conocerle.
A Jack, su padrastro le había llevado durante un atardecer, a ese sitio con intenciones de dejarlo allí. Gracias a la buena acción de uno turistas que se habían perdido, sus planes se habían visto truncados, y fue detenido.
_ ¡Marcus! _ le llamó para que le viera y se acercó a él
_ Cariño, ya te he dicho que no me llames así... Mi nombre es Hilari, Jack... ¿Dónde estan tus pantalones? ¿Y tus zapatillas? _
_ Y mi remera... El hijo de puta que se fué conmigo, me dió una paliza y me robó la ropa _
_ Y ¿Para que querría tu ropa? _
_ Que sé yo... Quizas sea un fetichista _ respondió disgustado.
Marcus se acercó un poco, a él.
_ Amigo ¡hueles terrible!, deberías ir a casa y pegarte una ducha _
_ Antes convidame un papel,* el mio estaba dentro del pantalon _
_ No me quedó ninguno. Busca en casa. Tal vez, encuentres _
Caminaron un poco para que Marcus fuese en busqueda de algun cliente. Mucho no podía alejarse de de esa cuadra. Así que se mantuvieron cerca de allí, para no meterse en problemas.
Un muchacho muy hermoso, de cabellos oscuros y ojos azules, que pasaba por ahí, junto a dos chicos de su misma edad, fijó la mirada en Jack, descaradamente.
The joker bufó sumamente enojado y le enseñó los dientes para rugirle como su fuese un animal. Quería espantarle, estaba harto de que lo miraran de esa forma.
Lejos de asustarse el joven incluso se volteó a verle, cosa que le exasperó más, si era posible.
Escuchó los murmullos, la risa de esos chicos y sintió arderle un fuego en su interior que lo consumía todo dentro de él. Pero, trató de calmarse.
_ ¡Oye! ¡No espantes a los clientes!... Se ve, que tenía ganas de follarte _
_ Deja de decir estupideces... Un tipo como ese.... La única razón para que esté en esta zona, es que se haya perdido _ esbozó una expresión de asco al decir esas palabras. No le gustaban esos niños bonitos, que lo tenían todo fácil en la vida.
_ Y tu ¿Qué sabes?... A lo mejor tenía ganas de ponerla y quería probar contigo _
_ Primero y principal... ¿Has visto mi cara ultimamente?... Segundo, si ese tipo tiene ganas de follar, no creo que le haga falta pagar...Debe de tener miles a sus pies _ escupió el suelo.
_ En eso tienes razón... Y no empieces con lo de tu cara... Tienes muchos clientes_ le reprochó.
_ Eso debe ser poque cobro barato... y porque la chupo bien _ rió groseramente
Marcus suspiró resignado
_ Eres un cabeza hueca, cariño... Pero, igual te quiero._
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Billie se preparó para juntarse con sus amigos.
Sabía que por salir sin permiso de sus padres, se llevaría un fuerte castigo, pero no le importó. Esa noche, tenía demasiados deseos de divertirse.
Se puso sus jeans negros ajustados, que eran sus favoritos, una camisa blanca y una chaqueta azul marino. Quería resaltar su piel bronceada y el azul de sus ojos ¿Qué mejor que el oscuro para lograr su objetivo?.
Lern, Pearl y Jonh, llegaron a buscarle en el auto del padre de este ultimo. Le esperaron a la vuelta de la esquina, para no levantar sospechas, aúnque tenía presente que sus progenitores pronto se darían cuenta de su ausencia y que le esperaba un gran sermón, cuando regresase.
_ Me parece que no voy a ser el único castigado, después de esto _ dijo refiriendose al vehiculo que había tomado "prestado" su amigo.
Fueron a diferentes bares y se emborracharon por completo.
Todos rieron cuando Pearl, vomitó su cena y se manchó los zapatos que trató de limpiar el el pasto largo del jardín de alguien.
Con botellas de cerveza y uno que otro licor barato, subierón al auto y continuaron su marcha.
No tenían ni idea de donde ir, hasta que uno de ellos confesó que siempre había querido visitar un lugar que se llamaba "Hypnosis" y que quedaba en los barrios más bajos de la ciudad. Por mayoría o tal vez, por gran borrachera, decidieron ir ahí.
Al llegar a un semaforo, el conductor de otro auto, les propuso jugar a los arrancones; cosa que aceptaron hacer, por supuesto. Aceleraron y llevaron al maximo la capacidad del pobre motor, y rieron muchisimo cuando dejaron atrás al otro vehiculo. Pero, cuando bajaron la velocidad a causa de haberse terminado el juego, sintieron un ruido extraño y el auto se detuvo por completo.
_ ¡Mierda! _ masculló Jonh _ tendré que llamar a mi padre _ se lamentó
_ No te preocupes, amigo... igual en algún momento se iba a enterar _ dijo Lern
_ Lo sé, pero no quería que fuera tan pronto _ dijo Jonh afligido. Su padre era muy extricto.
_ Nos quedaremos contigo hasta que venga _ propuso Billie
El señor Arthur Miller, era un hombre muy serio y hasta podría decirse que su presencia daba miedo. Llegó en su auto importado, junto a una grua, luego de varias horas en las que habían tenido que esperarle.
Miró a su hijo reprobadoramente y, ni siquiera, le dirigió palabra.
Jonh subió al auto en el que había llegado su padre, luego de saludar timidmente a sus amigos.
_ Nos veremos mañana en la escuela, Jonh _ dijo Billie a modo de despedida y todos observaron,- sin atreverse a decir más-, como esos tres vehiculos, desaparecían a lo lejos.
_ Ese hombre me da escalofrios _ dijo Pearl y sus amigos asintieron, para confirmar su concordancia con él.
Caminaron muchísimo por la carretera, con dirección a ese lugar al que Lern quería ir.
Estaban agotados, pero no deseaban regresar a sus hogares.
La noche aún era joven.
El barrio, sinceramente, era horrible. Había varios vagabundos en la calle y las prostitutas proliferaban en las esquinas, como si se tratase de un nido de hormigas. A pesar de ello; había muchos transeuntes, incluidos niños que iban y venían por todos lados.
Ellos no estaban acostumbrados a los lugares asi, ya que podría decirse que eran de clase alta y los sitios donde concurrían, no se parecían a este en nada; pero no les molestaba ese hecho; se sentían como niños que acababan de descubrir un mundo nuevo y lleno de aventuras, fuera de sus respectivas casas.
Avanzando por las calles como si las hubiesen transitado desde siempre, se llevaron por delante a varías personas y rieron estruendosamente.
Fue en un momento de distracción, en el que Billie lo vio y todo a su alrededor perdió sentido.
El chico más hermoso que sus ojos hubiesen tenido la posibilidad de observar, a pesar del deplorable estado en el que se encontraba. Sus cabellos rojos, eran una bola pegajosa enredada en su cabeza, sus grandes ojos verdes, parecían estar sumidos en una profunda tristeza, su piel tan blanca y aparentemente tersa como el marfil, le invitaba a desear con todas sus fuerzas el poder acariciarla y sus labios ¿Qué decir de ellos? Eran pequeños, muy rojos y muy carnosos. Nunca antes había sentido tanta necesidad de besar, como en ese momento.
El muchacho llevaba puesto un sobretodo gris muy maltradado, largo hasta las rodillas, dejando a la vista sus torneadas pantorrillas y sus pies descalzos.
Iba caminando junto a un travestí, que le sacaba una cabeza de altura a causa de los tacos de sus botas, de cabellos oscuros, enrulados y ojos marrones, que lucia unas vestimentas muy apretadas, dejando nada a la imaginación. Sin embargo, su atención, por supuesto no estaba con él, sino con el precioso pelirrojo, al cual pudo observar mucho mejor gracias a que al pasar por su lado, lo hicieron debajo de una farola que estaba intermitente, pero, que permaneció prendida unos instantes como si fuese su complice, en aquella descarada inspección al desconocido.
Su rostro estaba magullado y su boca tenía un poco de sangre seca. De la comisura de esta, dos cicatrices salian hasta llegar casi a los pomulos, cosa que de inmediato le hizo acordar a The Joker.
Debió admitir que olía horrible, pero esos detalles no le importaban. No importaba sus golpes, ni su marca, no importaba su suciedad, ni su aroma, ni que le hubiese gruñido de manera salvaje, eso lo volvía más adorable, confirmando más, sus pensamientos: era bellisimo. La criatura más hermosa que había tenido el placer de observar y no pudo evitar girarse para seguir viendole. No quería perderle de vista, pero la noche los alejaba y tenía que volver a la realidad. Ese muchacho era un extraño -que encima resultaba ser de su mismo sexo- en un barrio desconocido y jamás volveria a verle.
_ ¡Hey! ¡Amigo! ¡Despierta! _ dijo Pearl y rió _ Te has quedado atontado _
_ ¿Lo viste? _
_ ¿A quién? _ preguntó con curiosidad Lern _ ¿Al travestí o a la representación apestosa del Joker? _
_ Era precioso _
_ Amigo... has bebido demasiado _ dijo Pearl y junto con Lern rieron.
Sin embargo, Billie no podía sacarse de la cabeza, la hermosa imagen de aquel muchacho de ojos tristes.
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Papel* se le llama asi a las pequeñas dosis de cocaina que por lo general estan envueltas en ese material para no despertar sospechas.