Pienso que me lo merezco, merezco todo lo que me pueda suceder de ahora en adelante. No creí pasar por esto, que el amor me dañara de esta manera. ¿Acaso es el karma? Recuerdo cuando ella confesó lo que sentía por mí, siempre velaba por mí y yo como un estúpido nunca lo había notado. Incluso tú, todas tus indirectas disfrazadas de indiferencia y hasta odio. Las dos personas que más quería en este mundo. ¿Por qué nunca lo vi? Y yo que siempre presumía de enorme intelecto, tan equivocado.
Ojalá algún día me perdonen. Si sólo hubiese sido menos egoísta, si sólo no hubiese sido tan ciego, pero ahora es demasiado tarde. No sabes el dolor que sentí al verte con ella, al abrazarla como alguna vez quise que hicieras conmigo. Esa sonrisa jamás podré borrarla de mi mente, estás mejor así. Lamento no haber sido sincero con ella, lamento no haberle dicho que la única razón por la que la rechacé fue por la pequeña esperanza de poder estar a tu lado. Lamento tanto haberle destrozado el corazón, pero no me arrepiento de sacrificar mi felicidad por la tuya y remendar mi error. Aquella noche te llevaba fresas, la fruta que más te gusta, quería limar asperezas contigo y averiguar si al menos podría gozar un poco de tu compañía. Que ingenuo fui. ¿Pero, cómo no iba a terminar así?
No soy competencia, nunca podría serlo, su cabellera tan larga y sedosa cual rayo de sol, su piel blanca y ojos zafiro como el mar. Y yo… simplemente un chico del cual suelen mofarse por algunos rasgos femeninos. ¿Cómo pude caer tan bajo? Ya no puedo cambiar nada, sólo intentar tolerarlo. Mi condena es verte reír con otra persona, intentaré ser fuerte una vez más. Este es un adiós en silencio. Lo único que no quisiera callar es este sentimiento que comprime mi ser, que no me deja respirar, si tan sólo pudiera decirte todo lo que he pasado por ti, decirte lo mucho que te amo y que hasta ahora no tenía siquiera el valor de admitirlo.
Contigo no pensaba claramente, mi mente se nublaba y mis acciones eran por impulso. Tal vez por eso yo mismo provoqué mi final. La idea de no tenerte me mata, me apuñala y deja una enorme herida que nunca cicatrizará. Siento rabia, quisiera arrancarte de sus brazos, de gritarle en el rostro que eres mío y de nadie más, pero no puedo, ella no se lo merece. Son cariños muy diferentes, pero también muy intensos, la quiero como a una hermana y a ti como mi tesoro.
Si tuviera que tomar una decisión, si tuviera que escoger entre ambos no podría, aunque eso ya lo unió el mismo destino. Intentaré recordar tu hermosa sonrisa y esa mirada que me hacía suspirar, soñaré contigo esta noche y mantendré esa imagen en mi mente. Perdona sino vuelvo a ser el mismo, pero no sé si podré verte con ella de la mano. Dejaré que estas palabras se las lleve el viento y las congele el tiempo.