Un chico, solo eso, no se necesita nada más para algo así. El era muy tímido, retraído y un poco extraño, siempre solo en su propio mundo. Su nombre era Takanori Matsumoto, un chico que estudiaba el tercer año de preparatoria. No tenia ningún amigo pues todos los chicos creían que era muy raro, y tenían razón.
Takanori disfrutaba de maltratar pequeños animales a los que sometía a dolorosos “experimentos” para después matarlos y enterrarlos en su patio trasero.
Su madre, una alcohólica, rara vez le ponía atención y su padre lo humillaba de formas violentas y aterradoras, incluso llego a hacer que bebiera su propia orina. Su infancia fue culminada con la muerte de su padre y el suicidio de su madre cuando el solo tenía diez años. El abandono y rechazo de la sociedad hicieron de él una bomba de tiempo.
Un determinado día llego al colegio y se sentó en el lugar de siempre, todo parecía normal hasta que… un chico nuevo. Un rubio alto de piel tostada y con una especie de vendaje en la nariz dándole un aspecto misterioso y rudo. Takanori jamás había sentido nada igual, el solo hecho de ver a aquel individuo le hacía pensar en tantas cosas. Sin duda, estaba enamorado.
Pero al ser un rechazado social no tenía ni la más mínima idea de cómo poder hablar o acercarse siquiera a aquel individuo.
Una semana paso, Takanori comenzó a seguir a el chico nuevo a todas partes, se podía decir que lo estaba acosando pero no a un nivel “normal” si no que cada vez que el rubio se sonaba la nariz y turaba el pañuelo, Takanori lo sacaba de la basura y lo guardaba y hacia lo mismo con la goma de mascar o cualquier objeto que hubiera estado en la boca de aquel muchacho.
Akira Suzuki, que era el nombre de aquel rubio tan apuesto comenzaba a notar las raras insinuaciones del más bajo y ya comenzaba a darle un poco de miedo pues sus demás compañeros le hablaban sobre lo extraño y trastornado que estaba aquel chico. Pero esto ya no podía seguir, debía ponerle un alto antes de que hiciera algo realmente aterrador.
Esa mañana, al salir de la escuela, Akira sintió nuevamente que alguien lo seguía asi que decidió acabar con aquella locura, giro sobre si y dio un gran suspiro.
-se que estas ahí- dijo el rubio abriendo los brazos-deja de esconderte- Takanori salió de detrás de un árbol, su apariencia de niño nerd era realmente tétrica, su mirada baja y sus manos sobre su pecho- escucha, no quiero problemas pero esto comienza a asustarme, si tienes algún problema con migo entonces dímelo.
-yo…- el pequeño estaba temblando, como si temiera que lo fuesen a golpear- no… no tengo nada contra ti.
-entones ¿Por qué me sigues?- dijo acercándose al rubio
-veras, es que, tú me gustas- cerro los ojos y se encogió como esperando un golpe pero en vez de eso Akira lanzo un gran suspiro.
-bueno, no es nada malo, no me molesta y además creo que eres adorable ¿Qué tal si vamos por algo de tomar?
El mundo de Takanori dio un giro inmenso pues jamás pensó que aquel individuo iba a corresponderle y fue entonces cuando ese par comenzó a salir juntos.
Todo era realmente maravilloso, Akira era un novio atento y protector y Takanori uno servicial y fiel, ambos estaban felices uno con el otro a pesar de las críticas de los demás pues los comentarios de advertencia para Akira no faltaban.
Las cosas marchaban muy bien hasta que un tiempo después Takanori comenzó a mostrar ese lado del que todos hablaban, comenzaba a torturar a esos animales en la presencia de Akira, también le contaba sus fantasías sadomasoquistas pero la peor parte eran los celos desmedidos del menor.
-es solo una amiga- dijo Akira sentándose en el mullido sofá de la sala de la casa de su pareja
-pero vi como la mirabas, además pasas mucho tiempo con ella.
-paso tiempo con ella porque es mi compañera de laboratorio, no es cosa mía, el profesor nos puso juntos
-entonces ven- Takanori le hizo una seña con su dedo índice para que lo siguiera, su rostro reflejaba claramente lo que iba a pasar y Akira no iba a negarse.
Ambos subieron al segundo piso de la casa que estaba ya algo deteriorada por el poco cuidado que le daba el adolescente, las escaleras de madera rechinaban un poco. Cuando llegaron al cuarto se besaron apasionadamente.
Akira comenzó a desvestir a su pareja quien dejo que el otro hiciera lo que el quisiera, cuando ya estuvo solo en ropa interior se acostó en la cama, Akira, al ver esto se desnudo en una fracción de segundo y siguió a su amante para besarlo una vez más, mudo sus labios al pecho del menor besando cada parte de piel que podía.
Con una de sus manos apretó uno de los pezones de Takanori arrancándole un gemido ronco, siguió hasta su abdomen y bajo más hasta su pelvis donde comenzó a morder levemente su piel mientras que dejaba el pezón ya rojo de su compañero y usaba esa mano para masturbarle.
Takanori estaba en el cielo, pero aun no estaba satisfecho, quería hacer sus fantasías reales y las fantasías de un psicópata como el no eran simplemente amarrarse a la cama, si no que sus perversiones iban más lejos y aquel chico que tenía entre sus piernas era el candidato perfecto para poder saciar su sed.
-espera- dijo Takanori entre jadeos- es mi turno- el más bajo empujo a su compañero para poder quedar en sus caderas, se movió un poco y comenzó a masturbar el miembro del más grande y enseguida lo metió a su boca engulléndolo completamente, metiendo y sacando el pedazo de carne de su boca, con sus manos estimulaba los testículos también, Akira estaba a punto de venirse cuando su novio saco su miembro de su boca y de un sentón metió el pene en su interior haciendo que ambos gimieran. Akira comenzó a moverse sosteniendo las caderas de Takanori con sus manos penetrándolo hasta que por fin ambos se vinieron, Akira dentro de Takanori y este en el vientre del primero.
-espera- le dijo el más bajo- aun no termino- se levanto y saco unas esposas que seguramente había robado de algún ligar y comenzó a esposar a Akira en la cama dejándolo abierto de piernas y brazos.
-¡espera! Taka, te dije que estas cosas no me parecían.
-voy a castigarte.
-¿Qué?
-voy a castigarte y a enseñarte que no debes serme infiel.
-con un demonio, ya te dije que no hay nada entre esa chica y yo.
-tranquilo, no te dolerá, además vas a hacerme muy feliz ¿recuerdas que no quisiste oír cual era mi mayor fantasía? Bueno, hoy la haré realidad.
Seguido de esto Takanori salió de la habitación dejando a Akira acostado en la cama muy preocupado pues al parecer todas aquellas cosas que le habían dicho acerca de ese sujeto eran reales. Comenzó a sudar frió, no tenía un buen presentimiento, cuando escucho al otro caminar hacia la habitación trago gordo.
-mira- dijo Takanori como un niño con un juguete nuevo pero en vez de eso tenía un pela papas en las manos, su rostro era tan tierno e infantil que jamás sospecharías de un niño tan adorable.
-¿Qué piensas hacer con eso?- Akira ya estaba muy nervioso, no podía imaginarse las atrocidades que el otro sería capaz de hacer.
-nada importante- se acerco a la cama y saco una mordaza de un cajón y se la coloco a Akira, aunque con un poco de dificultad ya que el otro se resistía.
-veras- dijo tomando nuevamente el pela papas- he soñado con tener un amante así de sumiso como tú para poder hacer cualquier cosa que me plazca y ya que tu no querías cooperar conmigo pues entonces me temo que deberé forzarte.
En ese momento Akira recordó todo lo que aquel chico le decía sobre fantasear con torturar personas y lastimarlas para poder obtener placer propio, estaba ya muy asustado.
Takanori se sentó en el espacio que había entre las piernas de Akira, metió su dedo índice a su boca y lo lubrico bien, acto seguido introdujo ese dedo en el ano del mayor provocándole una erección, al ver al miembro de Akira tan alegre dibujo una sonrisa que parecía la de un niño cuando le regalas algo. Sin decir cada tomo el pela papas y comenzó a despellejar el miembro del mayor.
Akira intentaba forcejear pero no podía, estaba bien atado y tampoco podía gritar. El colchón se había llenado de sangre pero Takanori siguió haciéndolo, el pobre de Akira había comenzado a llorar, el dolor era insoportable, ya no aguantaba, entonces paro. Akira pensó que el infierno ya había terminado pero en realidad ese fue el comienzo de todo.
Takanori sabía que si lo soltaba seria como con los pequeños animales y escaparía o si le quitaba la mordaza gritaría para que alguien viniese a ayudarlo así que lo que quería hacer debía hacerlo en ese mismo instante. Pensó un poco y fue a la que alguna vez fue la habitación de sus padres y busco entre las cosas y encontró un par de agujas para tejer, regreso a su cuarto con los dos objetos, cuando Akira lo vio su expresión fue de terror puro.
Takanori se acerco lentamente, en su rostro seguía esa amplia sonrisa, con una mano sostuvo el acabado miembro de Akira y con la otra alzo la aguja, Akira negaba con la cabeza, intentaba detenerlo, sus ojos estaban llenos de lágrimas, realmente se arrepentía de no haber hecho caso a las advertencias de sus compañeros pero era más que obvio que ya era muy tarde.
El más pequeño enterró con fuerza el puntiagudo objeto dentro del pene del mayor haciendo que este se retorciera del dolor.
-aun no acabo- dijo para enterrarle la segunda aguja, el cuero ya estaba casi desprendido, por todas partes habían manchas de sangre, incluso en el rostro de Takanori pero esto no era suficiente, quería mas y mas y no iba a parar hasta estar satisfecho.
Akira estaba realmente muriendo, se estaba desangrando y le dolía mucho, Takanori saco de golpe las agujas y las tiro al suelo, la hemorragia había aumentado, la sangre deslumbro al pequeño torturador, quería mas de ese liquido color rubí y sabía muy bien como tener más.
Fue a la cocina por un par de cuchillos y al llegar al cuarto Akira abrió bien los ojos, el miedo lo inundo y comenzó a pensar en tantas cosas como en que no podría graduarse ni tener ese lindo auto ni tampoco tocar en un escenario frente a miles de personas, en cambio estaba postrado en una cama con el pene destrozado y un psicópata con unos cuchillos en la mano.
El mas pequeño se acerco al cuerpo del mayor, lamió el miembro destrozado de este y se puso en posición y en ese momento comenzó a penetrarlo. Si, Takanori estaba penetrando a Akira quien rezaba porque todo eso terminara pronto.
Sus plegarias fueron escuchadas pues mientras Takanori lo penetraba alzo el gran cuchillo y lo clavo en el pecho del mayor con tanta fuerza que casi lo atravesó por completo, entonces fue cortando la piel desde su pecho hasta el abdomen, increíblemente Akira seguía consiente pero no por mucho tiempo, cerro sus ojos y muy pronto su vida se apago, estaba muerto. Takanori sabía perfectamente que el cuerpo de su amante ahora estaba sin vida, eso lo excito más.
Comenzó a penetrarlo con mas fuerza, el cuerpo muerto de aquel sujeto le brindaba tanto placer. Termino de abrir la rajada que estaba en el cuerpo de Akira y sin dejar de hacerse sexo anal al cadáver metió sus manos al interior del agujero comenzando a sacar viseras, no sabía mucho de anatomía pero al parecer lo que acababa de extraer era un pulmón. Termino de romper esos huesos y con una mano arranco el corazón del cuerpo sin vida, lo llevo a su boca y le dio un gran mordisco, su rostro lleno de sangre tenía una expresión de placer y felicidad como nunca, era la primera vez en su vida que se sentía tan bien. Fue entonces cuando eyaculo en el cuerpo sin vida de Akira, salió de sus adentros y se le quedo viendo al cuerpo. Si, lo había matado.
Takanori sabía que desde ese punto todo sería cuestión de tiempo, el cuerpo se descompondría o alguien notaria la ausencia de su compañero y es entonces que todas las pruebas apuntarían a él, no quería ir a prisión, debía deshacerse del cuerpo pero debía asegurarse de que nadie lo encontrara.
Comerlo.
Consumir su carne sería una gran manera de aprovechar aquella muerte pues se proveería de alimento y además se podría deshacer del cuerpo sin dejar rastro. Con el cuchillo corto un gran pedazo del muslo de Akira y bajo a la cocina, preparo la sartén y cocino el pedazo de carne humana ahí mismo.
Su sabor era inigualable. Cada bocado era lo gloria para aquel psicópata, era delicioso y quería mas y mas. Termino ese trozo de carne y regreso de inmediato a ver al cuerpo y recogió el corazón y ese pulmón que había sacado y también los consumió.
Tres días después la policía encontró la casa del chico, sus compañeros de clase y familiares de Akira habían denunciado la desaparición del rubio y las autoridades sospecharon inmediatamente de aquel individuo.
Encontraron a Takanori acostado durmiendo desnudo junto al cuerpo mutilado y destrozado del desaparecido, al parecer había seguido manteniendo relaciones sexuales con el cadáver y había comido parte de sus brazos, genitales y su nariz entera, a Takanori le encantaba la nariz de Akira.
Nada fue igual desde aquel dia, todos seguían teniendo miedo, aun después de la captura del asesino el cual juro que solo había hecho aquellos atroces actos por amor.